Nuevas cuestiones se presentan: El hijo de Mavra nos declara la guerra (Ahora, justo ahora… creo que ese muchacho no sabe muy bien lo que hace). Ilysse está agitada. La fiesta Corrino.
Creí que había dejado atrás mis años de hipocresía con la nobleza. Pero al parecer debía volver a hacerlo, una vez más. Al fin y al cabo no había perdido la práctica.
Tras haber recibido aquella visita de Ilysse, continué durmiendo durante unas horas. Sin embargo, poco después me levanté y, tras ponerme presentable, me marché al laboratorio de nuevo. No llevaba mucho tiempo allí, cuando en el transmisor apareció un aviso. Decidí recibir la llamada.
Vi la imagen de Rose. Sus cabellos rubios caían por el rostro, pero era capaz de ver los ojos rojos. Una sonrisa suave apareció en su rostro al verme.
-Rose.-Dije. Sin duda, me sorprendió verla.- ¿A qué se debe… esta llamada?
-Quería saber como te encontrabas, Johann.
Su gesto era amable, dulce. Expresaba preocupación.
-Bien.-Respondí.
-Te veo pálido. Pareces cansado.
-Soy pálido de naturaleza. Y no, no estoy cansado.
Pareció mirarme severamente, como a un niño pero yo clavé mis ojos en ella. Sin embargo, luego giré el rostro para mirar unos grandes montones de papeles. En todos ellos estaba la investigación de mi padre con Rose, los informes médicos del sanatorio y, también, mis propias teorías por lo sucedido.
-Johannn...-susurró, con voz agradable.- Mírame.
Levanté la cabeza, mirándole a los ojos. Estaba preocupada, sus ojos estaban muy brillantes. ¿Por qué se preocupaba por alguien a quien no conocía?
-Johann... te quiero mucho.-dijo, finalmente.
-Rose...-intenté decir, aún manteniendo la frialdad en mi rostro y en mi voz.
De repente escuché un portazo y pasos apresurados.
-¿¡Johann!?- chilló Ilysse caminando hacia mi.
Me giré levemente, observando como se acercaba. Luego miré de reojo al holograma de Rose, ella tenía una mirada confusa pero también asustada.
-¿A qué vienen esos gritos, Ilysse?-pregunté, tranquilamente.
-¿Quién es?- preguntó sin paciencia
-Es Rose.-Respondí, oí un ligero quejido y al mirar vi que Rose empezó a llorar.- Rose, no llores.
-¿Qué significa esto Johann? ¡¿Quién es ella?! ¡¿Por qué te ha dicho que te quiere!?- cuestionó atropelladamente.
Sabía que la había oído nada más entrar, sin embargo quería que me lo confirmase. Por culpa de los gritos de Ilysse, Rose empezó a llorar con más fuerza. Me giré hacia su holograma y dije:
-Rose, tranquila. No llores.-le sonreí levemente.- No pasa nada.
-Pero ella...-susurró Rose, aún llorando.
-No pasa nada.-repetí.
Ilysse me agarró por la chaqueta y me giró hacia ella, nada más verla, sentí un fuerte golpe en la cara que me obligó a girarla.
-Eres despreciable.- espetó.
-¡Johann!-Gritó Rose.- ¡No le pegues a Johann! ¡Por favor...! ¡No le hagas daño a Johann!
-Rose.-La miré fijamente, le volví a sonreir como si no hubiese pasado nada.-Creo que nuestra conversación tendrá que finalizar aquí. Otro día volvemos a hablar.
Me miró, asustada. Continuaba siendo muy sensible a todo, sin embargo parecía haber mejorado desde la última vez que la vi. Al final, apreté el botón que anulaba la conexión y giré mis ojos hacia Ilysse. Estaba alterada. Sus ojos brillaban y continuaba sujetándome con fuerza.
-¿A qué ha venido eso?-pregunté.
-¿Y todavía me lo preguntas? ¡Qué cínico eres!- gritó nuevamente.
Volvió a levantar la mano para golpearme, pero esta vez la detuve.
-Creo que me he perdido algo.-comenté, sin pretender soltarla.- Puesto que te has agitado demasiado.
-Esa mujer te ha dicho que te quiere, ¿qué más debería saber, Johann?-
-A parte del amor que tú has deducido, hay otros. ¿Lo sabias?-pregunté, luego sonreí y me quité las gafas para mirarla a los ojos.
-No sé qué amor puede sentir por ti una mujer que te mira de esa forma, que lo expresa de ese modo, además, no desconozco que tengas familia, ¿quién más podría ser?-
La solté y retrocedí, manteniéndome en silencio mientras caminaba hacia una mesa cercana. Estaba celosa... Ilysse estaba celosa. No pude evitar sonreír, sin embargo me mantuve serio de nuevo y tomé uno de los papeles que tenía sobre la mesa, mientras le echaba una ojeada. Ilysse se acercó, y me quitó el papel de las manos.
-Aún estoy aquí.- sentenció.
-Y muy alterada, me temo.-respondí, girándome hacia ella.- ¿Por qué estabas oyendo tras la puerta? No recordaba que fuera una de tus manías.
-No lo hacía, venía a buscarte, y lo escuché por casualidad.- explicó.
-Hmmm...-asentí levemente, sonriendo.
-Veo que no vas a darme explicaciones.- murmuró dándose la vuelta. -Bien, haz lo que quieras.- continuó diciendo mientras avanzaba hasta la puerta para salir.
-Pero es que no entiendo porqué te has puesto así.-respondí, encogiéndome de hombros mientras la veía alejarse.
Ilysse se paró en seco, dió media vuelta y comenzó a caminar hacia mi de nuevo.
-Porque tienes una amante.- musitó apoyando sus manos sobre la mesa.
-¿Una amante?-No pude evitar carcajearme.- No me digas Ilysse... que estás celosa.
-Indignada, decepcionada.- corrigió.
-Ce-lo-sa.-Repetí, continuaba sonriendo.
-Ca-pu-llo.- habló imitándome, parecía bastante afectada.
Me eché a reir. Hacía mucho que no me reía de aquella manera. Sin embargo, poco después me calmé y la miré, tranquilamente.
-Ella no era mi amante.-le aclaré.
-¿Entonces por qué te quiere tanto?-
-Ni yo lo sé.-respondí.- Pero no se trata de lo que tú crees.
-No te creo.-
-Que yo recuerde nunca te he mentido.-Recordé.- Pero aún así, no tengo porqué darte explicaciones. tú no me las das.
-Esta bien, puedes hacer lo que quieras con esa muchacha, pero no me pidas que te sea fiel...- comentó ya más calmada.
-Te he dicho que no tengo nada con ella. Es la pura verdad. ¿Cómo quieres que te lo explique?-Le miré a los ojos.- ¿Y me eres fiel?
-¿Crees que no?- ironizó.
-Nos conocemos.
-Estoy empezando a creer que yo a ti no.-
-¿Tú acaso me cuentas todo sobre tí? Creo recordar que no. Así que todo el mundo tiene sus secretos. Pero de lo que no cabe duda es de que... ella no es mi amante ni podria serlo jamás.
-No volveré a molestarte.- aclaró muy seria con su mirada fija en mi.
-No me molestas.-contesté, suspirando mientras me apoyaba en la pared y la miré fijamente.
Ilysse entrecerró los ojos.
-Confiaré en ti, ahora... me voy a elegir algo para ponerme en esa fiesta.-
-De acuerdo. Yo todavía no lo sé, pero no pensaré pronto.-Indiqué, sonriendo.
Me dedicó una última mirada, y retrocedió. Caminó hasta la puerta, y salió mucho más tranquila de lo que había entrado. Me senté en un sofá cercano y me volví a colocar las gafas, mientras miraba al techo. Poco después volví al trabajo.
Out: Gracias a Ilysse
Johann volvió al desierto a las 9:40 p. m.
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