-¿Lo has comprendido?-pregunté una vez más.
-Sí, mi señora-asintió el escuálido hombre que se situaba frente a mí.
Una vez más, mi habitación se convertía en el lugar donde se planeaba un asesinato. Y por primera vez, el asesinato de una víctima que había sobrevivido a un primer intento.
-Le pedirás que os encontréis para practicar esgrima en los jardines del norte, los que están siendo rehabilitados y que, por la misma razón, se encuentran desiertos-expliqué, incansable.
No dejaría de repetirlo hasta que cada una de mis palabras quedasen grabadas a fuego dentro de su pequeña cabecita.
"Al encuentro llevarás un estoque de entrenamiento. Probablemente, él haga lo mismo. Muévete al principio con mucha torpeza. Déjale que se confíe, después de todo, el piensa que no eres más que una niña que toma una espada entre sus manos por vez primera.
Cuando se confíe, utiliza tu cuchillo oculto y aséstale el golpe final"
-No lo olvidaré-y extendió la mano, a la vez que se inclinaba.
Los Danzarines Rostro podían copiar la apariencia, voz y casi esencia de una persona. Para ello, necesitaban, sin embargo, algo de su material genético. Era peligroso dejar ese tipo de información en manos de un asesino extraño...Pero si lograba deshacerme de mi persistente tutor, habría valido la pena.
Corté un mechón de mi pelo y lo puse sobre su mano, para retirarme casi al instante, sorprendida y asquedada, al ver como mi cabello se fundía con su carne hasta desaparecer por completo.
El Danzarín Rostro ahogó un grito dolorido y se dejó caer al suelo, de rodillas, mientras su físico comenzaba a alterarse. Observé anonadada como aquel hombre, anormalmente delgado y de piel grisácea, pasaba a transformarse en...mí.
Tuve un poco de miedo a que se le ocurriese incluso, suplantarme. Su farsa podría mantenerse al menos un par de días.
Me dirigí a mi armario y saqué uno de mis vestidos.
-Ven aquí-ordené.
Poco tiempo después, habíamos acabado. El peinado, las joyas y el vestido eran míos. Había memorizado mi forma de moverme, y también mis expresiones favoritas.
Un escalofrío recorrió mi espalda.
-Ahora largo, haz tu trabajo de asesino, mátalo-le espeté-.Y la paga será mejor de lo que nunca hubieras imaginado.
-A la orden-respondió mi copia con voz acaramelada, dirigiéndose a la puerta.
En ese momento, se detuvo, y se giró hacia mí, sonriendo de forma extraña.
-¿Mi señora?
Me preparé para lo peor y dirigí mi mano derecha al cuchillo oculto entre mis ropas.
-Habla-siseé.
-¿Soy...-se mordió un labio, divertido, y paso una mano por su (mí) cabello dorado-...hermosa?
Se reía de mí...
-¿Con estas ropas?¿Con este maquillaje? ¿Con estas joyas? -respondí de forma agria-¿Bromeas? Hasta un cerdo lo sería.
La sonrisa en el rostro del Danzarín se desvaneció, y abandonó mi habitación, murmurando.
Suspiré, y me dejé caer de rodillas al suelo.
n n n
Me asomé al balcón de mi habitación y miré a la lejanía. Las diferentes naves Atreides y Harkonnen ya habían llegado. Y yo aún no había preparado un discurso apropiado para la celebración...
-Su Majestad, si os complace, deberíamos empezar a arreglaros para la fiesta.
Me di la vuelta y observé a las diez serviciales criadas que esperaban, una al lado de la otra, sin apenas moverse. Sonreí.
-Por supuesto. Comencemos.
//Out// Okey, se que dije que Valeria daria comienzo a la fiesta...Pero preferi esperar a que fueseis llegando a Kaitan primero XD. Abrazoss~~ //Out//
Kaori volvió al desierto a las 1:36 a. m.
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