viernes, septiembre 12

Estaba recostada en el sillón de la casa de Dizliz. Tenía la mirada fija en el techo pero, por mucho que lo intentase, no podía dormir. Así pues, me levanté, dejé una nota en el sofá diciendo que iba a dar una vuelta y me marché. Había algo que se me olvidaba. Estaba segura. Algo relacionado con la muerte de mis padres pero aún así… Tras un largo paseo, decidí regresar. Ya era muy de mañana cuando lo hice. Realmente conocía bien aquellas calles sin saberlo. Justo cuando me disponía a entrar en la casa, la puerta se abrió. Fue cuando vi a Dizliz.
-Dizliz.-dije, mirándola levemente.- ¿Vas a algún sitio?
-Nos vamos.-dijo ella sin mirarme.
-¿A donde?-pregunté, interesada.
-A la ciudad fremen.-dijo ella esta vez mirándome.-Tengo un mal presentimiento.
-¿Un mal presentimiento?-pregunté, luego asentí con la cabeza.- Vamos.

Pocos instantes después de llegar a la ciudad fremen gritos, explosiones y la lucha se desató en aquel lugar. De pronto, todo se hizo un caos. Corrí tras mi jefa y otros jinetes, hasta que llegamos hasta un tal Ghassan. Dizliz habló con él por un momento y poco después, comenzaron a luchar con los enemigos.
Yo me dispuse a atacar, pero vi entonces algo que no me esperaba. Clement, junto a un hombre de cabello negro. Clement empezó a luchar también, aunque parecía algo molesto por algo.
Su pie continuaba mal, pero no tanto como la última vez que lo ví. Aún así, estábamos en medio de una lucha y era mi primera misión con la brigada, no podía despistarme. Rápidamente, comencé a luchar contra aquellos extraños que estaban atacando el lugar. Tras derribar a varios, me giré y justo en ese momento Clement, que estaba a mi espalda, se giró, por lo que quedamos cara a cara.
-¿Nira-hina?- masculló confuso.
-S...sí.-asentí, mirándole con sorpresa.- ¿Qué haces tú... aquí?
-¿Yo? Pues... he venido a ayudar.-
-Ah...-susurré, uno de aquellos extraños fue hacia mi pero lo esquivé y le pateé en la espalda.- No deberías hacer esas cosas con el pie así.
-No puedo evitarlo, el deber es el deber. Además, ya lo tengo mucho mejor, y todo gracias a mi linda enfermera...- dijo picándome un ojo.

Me sonrojé un poco y no pude evitar sonreir, sin embargo luego fruncí el ceño. El hombre al que había golpeado se giró bruscamente, cabreado. Se lanzó de nuevo al ataque, pero de nuevo sólo iba a por mi. Al parecer, no quería atacar a Clement. Retrocedí y le pateé la cara, haciendo que cayese al suelo sin conocimiento.
-No digas tonterías, no fue nada.-respondí, sin mirarle.- Pero aunque el "deber sea el deber" ... bueno, deberías cuidarte un poco más.
-No te preocupes, estaré bien... ¡por cierto! peleas muy bien, has dejado al pobre tío tirado, sin apenas dejar que se defendiera, tienes una buena técnica...- comentó cambiando de tono a medida que hablaba.
-Ehm... gracias.-susurré.- Tú también peleas... muy bien...
-Argh...- susurró Clement levantando el pie dañado.
-¿De verdad que estás bien?-pregunté, aproximándome y luego le miré a la cara.- Deberías descansar un poco.
-Creo que esta vez te haré caso, me he lastimado.- farfulló. -Duele...-
-Pues vete a sentarte.-le dije, mientras miraba a nuestro alrededor en busca de más enemigos.
-¿Me... acompañas?-

Giré mis ojos para él y éste me miró fijamente. ¿Qué podía decirle? Asentí levemente, mientras le ofrecía mi brazo para que pudiese apoyase y, así, pudiese caminar mejor. Clement se apoyó sobre mi, y me miró detenidamente. Por alguna razón me incomodaba que lo hiciera, pero él no dejaba de observarme. Desvié la mirada y comenzamos a andar hacia algún lugar en el que pudiese descansar. Uno de los enemigos se lanzó hacia nosotros, llevé mi mano a mi espada y lo atravesé. Se quedó quieto, con los ojos muy abiertos y luego cayó al suelo, posiblemente muerto. Entrecerré los ojos y continué mirando hacia delante, volviendo a caminar con Clement. Llegamos a un lugar en el que estaban amontonadas algunas piedras, allí Clement podría sentarse y descansar. No me di cuenta hasta entonces, pero aquel lugar estaba algo apartado del resto de jinetes. Clement tomó asiento y levantó su pierna herida, evitando apoyarla para no hacerse más daño.
-Te agradezco que me hayas traído a este lugar, aquí podemos estar tranquilos y seguros.- musitó con una leve sonrisa.
-No es nada, pero yo debería volver.-respondí, girándo hacia donde se encontraban los otros.

Sentí de repente como me tomaba del brazo, y me halaba hacia él. Sin poder evitarlo, tropecé con sus piernas y quedé sentada a su lado. Se acercó más a mi, y me tomó por la barbilla. Su rostro había cambiado de expresión, ahora estaba serio, como ido.
-Nira...- susurró tomándome por la espalda, pegándome aún más.
-Clement...-musité, intentando retroceder un poco.

Ya sentía su respiración muy cerca de mi...
Sus labios rozaron los míos muy suavemente, luego más intesamente. Notaba como mientras me besaba, no dejaba de acariciarme el pelo, mientras yo... no podía evitar besarle también. Me abracé a él mientras le besaba, pero poco después reaccioné y le hice separarse de mi. Al principio no lo hizo, pero poco después se alejó solo unos milímetros y le miré fijamente a los ojos, aún así luego desvíe mi mirada.
-¿Por qué...? ¿Te ha molestado algo?- Clement parecía preocupado.
-N... no pero...-continuaba sin mirarle.- A penas nos conocemos...
-Lo sé... pero... no he podido evitarlo. Lo siento.- se disculpó mirando hacia el suelo, apoyando los codos sobre sus piernas, dejando caer su cabeza.
-Pero...-susurré, llevé la mano hacia su hombro pero al final decidí no tocarle.- ¿Por qué lo haces?
-Te sonará extraño... o hasta mal, pero... no lo sé...- contestó inseguro.
-Ya veo.-Entrecerré los ojos, luego miré al lado contrario en el que él estaba y me mantuve en silencio. "No lo sé" Era una respuesta que no me esperaba.
-¿Y tú?- preguntó sin más. Continué sin mirarle, no sabía qué quería que le dijera. -¿Tú por qué me correspondes?- continuó diciendo.

Recordé lo que había pensado anteriormente. Entrecerré los ojos, aún con la mirada a lo lejos. ¿Qué podía decirle? ¿Qué debía decirle? Posiblemente no había una respuesta adecuada, una respuesta correcta.
-... no lo...-susurré.- ... sé.

Escuché una leve carcajada y le miré, si, provenía de él.
-Supongo que... es el destino.-
-¿Destino?-pregunté, mirándolo fijamente.
-No me hagas mucho caso, este dolor creo que está haciendo que empiece a delirar.-
-¿Te duene mucho?-pregunté, acercandome un poco más con cuidado. Luego llevé mi mano a su frente.-¿Tendrás fiebre?
-Puede ser... tal vez sea éste el motivo de mi atrevimiento. Parece que cada vez que me acerco a ti, me da fiebre...- musitó con tono insinuante.
-Pues deberías controlarte un poquito.-Respondí, sonriendo. Sí, efectivamente tenía la temperatura algo subida.- No debiste venir, Clement.
-Tenía que hacerlo.- respondió como para sí mismo. -Además he vuelto a verte.-
-Pero tu salud está empeorando.-Dije, luego le miré severamente.- Y eso es lo más importante.
-Por eso te necesito conmigo.- murmuró tomándome una mano. -Tú eres mi enfermera.-
-Pero es que a mi no me gusta verte así.-respondí, luego miré su mano.- Quiero verte sano.
-No tienes remedio...- sonrió. Clement acarició mi rostro, y pegó su frente con la mía.
-Tú tampoco.-respondí, entrecerrando los ojos.- ¿Me harás caso? ¿Descansarás cuando regreses a tu hogar?

Asintió y volvió a darme un pequeño beso.
-Si no quieres que lo haga... sólo tienes que decirmelo.-

No es tan fácil decirle "no lo hagas". Porque realmente quiero que lo haga. Pero esto no está bien. No sé quien es, no sé nada de él y aún así... ¿Por que nubla mi mente cuando le veo? ¿Por qué ocupa mi mente la mayor parte del tiempo que paso despierta? Si realmente es... un tipo normal, algo orgulloso e impulsivo. Llevé mi mano a su rostro, lo acaricié suavemente mientras estabamos Separados por muy poca distancia.
-No creo que pueda decirlo.-respondí.
-Entonces... en cualquier caso... perdóname.-

Clement me tomó por la cintura, y me haló hacia él, besándome.
-Nirahina, no sé qué me pasa contigo pero... no puedo dejar de pensar en ti. Esto es una locura... no nos conocemos de nada...- comentó apartando la mirada de mi, aunque sin dejar de mantenerme cerca de él.
-A mi... me pasa igual...-me atreví a susurrar, yo también aparté la mirada de él.- ... no sé que me ocurre.
-Creo que esto tiene solución. Vendré a verte más a menudo. ¿Qué te parece?- propuso de repente.
-Ah...-Me tomó tanto por sorpresa que me sonrojé sólo un poco.- ... M... Me encantaría...
-¡Decidido! Vendré a verte... ¿todos los días? no... eso es demasiado... todas las semanas.- sentenció mirandome fijamente.
-Cuando te venga bien.-respondí, sonriendole. Sin duda, era impulsivo...
-Me encantará verte más a menudo.-Clement sonrió de forma extraña, y luego suspiró.

Me separé suavemente de él, puesto que aún me tenía sujeta y pegada a él. Me ponía muy nerviosa tenerlo así de cerca. Cuando ya estaba a una distancia considerable, le sonreí.
-A mi también.-respondí, luego le miré con curiosidad.- ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Adelante.- asintió.
-¿Qué significa esa sonrisa?-pregunté, mirándole a los ojos.- Te he visto sonreir de esa manera alguna vez que otra, y desconozco su significado. Es... una sonrisa extraña.
-No lo sé, es una sonrisa que suele mosquear bastante a la gente, pero para mi, es una sonrisa de lo más normal.-
-A mi me confunde.-respondí, tranquilamente. Cada vez los sonidos de lucha eran más y más lejanos.
-¿Ahora puedo hacerte yo a ti otra pregunta?-
-Claro.-respondí, luego me encogí de hombros.- Es lo justo, si yo pregunto tú también deberías poder hacerlo.
-Dime... ¿sientes mucho odio hacia los harkonnen?-

¿Por qué tan de repente...?
Esa pregunta... ¿Qué fremen no tendría odio hacia los Harkonnen? Durante mucho tiempo, antes de yo nacer, fuimos como esclavos para ellos. Y aún hoy, no han hecho otra cosa que perjudicarnos. A pesar de que a penas recuerdo lo ocurrido el día de la muerte de mis padres, sé que fueron Harkonnen. Y aunque mi madre siempre me dijo que el odio y la venganza no llevan a ninguna parte...
-... Mataron a mis padres.-respondí, seriamente mientras no le miraba.- Si bien es verdad que con la única que tenía una buena relación era con mi madre... mataron a mi familia. A todo mi refugio. Y me quedé sola. ¿Cómo no podría odiarles?
-Comprendo...- murmuró en voz baja.
-¿Por qué preguntas eso tan de repente?-musité, sin mirarle.
-¿Qué me dirías si te dijera que... quiero unirme a ellos?-

Aún tras oír aquello, me mantuve quieta. Creí haber oído mal, por lo que repasé cada una de sus palabras en mi cabeza. "Quiero-unirme-a-ellos". No, no me había equivocado. Me levanté bruscamente y clavé mis ojos en él, mi cuerpo se había puesto en tensión de golpe. ¿Que qué diría...?
-¿Quieres hacerlo?-pregunté, aún mirándolo.
-Vamos, tranquilízate, sólo es un supuesto.- dijo poniéndose también de pie, intentando no apoyar mucho el pie herido.
-Si fuera un supuesto, después de lo que he dicho, no hubieses preguntado.
-Contéstame.- insistió.
-Te preguntaría ¿Por qué?-respondí, mientras le encaraba.- Te preguntaría por qué querrías unirte a ellos. ¿Poder? ¿Dinero? Te preguntaría qué buscas. Y... ... .... no sabría que decir... ¡Ahora responde tú! No se trata de un supuesto. ¿verdad? Clement, dime la verdad.
-La verdad es que...- musitó a punto de revelarme la verdad. -Tengo que irme.-
-Ni se te ocurra.-respondí, tomándole de un brazo.- ¡Dime la verdad ahora!

Clement fijó sus ojos en mi, ahora me miraba de forma diferente...
Me sujetó el brazo con el que le había agarrado, y me besó intensamente. Acto seguido comenzó a alejarse de mi lo más rápido que podía, parecía no dolerle el pie.
-¡Clement!-Exclamé, cuando pude reaccionar y fui tras él.- ¡Dímelo, por favor!

Al escuchar mis palabras se detuvo en seco, noté cómo apretaba los puños con fuerza, y continuó caminando.
-Clement...-musité, justo detrás de él.

Quiere decir que tiene o tendrá relación con los Harkonnen. Entrecerré los ojos mientras continuaba caminando tras él.
Temía su respuesta. Temía que dijese "sí, quiero pertenecer a las filas de los harkonnen" o "Sí, trabajo para los Harkonnen". Pero era peor para mi sólo sospechar, de esa manera jamás podría fiarme de él. Poco a poco, fui alzando la mano hasta que le tomé del brazo, de nuevo.
-Nirahina...- susurró dándose la vuelta.
-Dime.-Musité, mirándole directamente a los ojos.

Clement se acercó a mi y me abrazó.
-Yo... soy Clement Harkonnen... el hijo de los barones.- musitó con dificultad.

No pude moverme, ni siquiera un poco. "El hijo de los barones". No, no puede ser verdad. Es una broma de mal gusto. ¿Clement Harkonnen? Noté que mi cuerpo temblaba y cerré los ojos, aún cuando me abrazaba. La cicatriz de mi rostro comenzó a doler más aún y agaché la cabeza. Noté como él se aferraba aún más a mi, mientras yo era incapaz de reaccionar.
De pronto alcé la cabeza, mirándole fijamente. No me había dado cuenta, pero habían salido unas pequeñas lágrimas de mi rostro. "Niñata estúpida, desperdiciando agua otra vez". Llevé mis manos a él, cerré los puños aferrando mis manos a su ropa y empujé, haciendo que me soltase. ¿Cómo quieres que reaccione? ¿Quieres que diga "no pasa nada porque seas el hijo de los barones"? Yo... Yo desearía hacer eso pero...
-Apartate.-Dije, casi sin voz.

Clement clavó la mirada en el suelo, incapaz de mirarme ahora.
-Lo siento, no quería engañarte...-
-Vete.-musité.- por favor... Vete...
-Supongo que esto es... un adiós definitivo.- concluyó. -Sólo quiero que pienses que nadie decide quién es su familia. A pesar de ello, estoy orgulloso de ser un Harkonnen. Espero que puedas perdonarme Nirahina, nunca quise hacerte daño.-
-Perdóname tú a mi.-musité, agachando la cabeza y echando a correr hacia donde estaban Dizliz y los otros. Sé que no es culpa tuya pertenecer a esa familia pero... ... ...


Out: Gracias a Clement. Perdonad el tamaño del post pero es que no podía dividirlo T_T espero que me perdoneis (además, los últimos post eran pequeñitos :3) Bueno, me disculpo de nuevo.




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