Conseguí los soldados que requería. Pero aún así, quedaba una información por confirmar. La ciudad Fremen. Sin duda no iba a ser fácil de encontrar, por lo que tras un rato intentando recabar la información tuve que ser “duro” con un fremen. No quería hablar. A pesar de que podía verme como un compañero, finalmente el recelo típico de los fremen hizo que no quisiera hablar. Tuve que obligarle. No me gustaba hacer ese tipo de cosas, pero no pude hacer otra cosa.
Poco después, regresé donde estaban Clement y los mercenarios, empezando nuestro camino hacia nuestro destino.
-¿Queda mucho?- preguntó Clement impaciente.
-No, un poco más.-Respondí, señalando al frente.
-Espero que no demasiado.- dijo mirando su pie, mientras cojeaba ligeramente. -Aunque ya estoy mejor, aún me duele bastante.-
-Podrías haberte quedado si me lo hubieses dicho.-Comenté, ladeando un poco la cabeza.- ¿Te ayudo?
Negó con la cabeza.
-No te preocupes, puedo soportarlo.-Dijo después.
Me detuve de pronto, cuando calculé que me encontraba donde aquel fremen me había dicho. Clement se paró a mi lado, pero los soldados continuaron andando. De pronto, un chorro de arena y aire levantó a uno de ellos por los aires, dejándolo metros atrás. Gritaba, dolorido. La encontramos, finalmente la encontramos. Busqué con la mirada, mientras los mercenarios continuaban confusos. Encontré una de aquellas entradas ocultas y señalé hacia ella, mientras empecé a andar con cuidado.
Comenzamos a descender. Ahí estaba. No era como un refugio común. Realmente era una ciudad.
Les hice un gesto a los mercenarios y se dispersaron por aquel lugar. Pronto empezarían a atacar y nosotros sólo debíamos observar.
-Hay que estar atento y ver cómo actúan los fremen.-le comenté a Clement, mientras andabamos por allí.
-No perderé de vista la táctica de los fremen, me servirá de mucho cuando me toque a mi actuar.- comentó por lo bajo.
-Ajá.-Asentí con la cabeza.- Pero hasta entonces tendremos que actuar con normalidad. No pueden sospechar de nosotros bajo ningun concepto.
Clement me miró con seguridad, parecía haber comprendido nuestro objetivo.
Continuabamos caminando por aquel lugar. Los fremen actuaban con tranquilidad. Al parecer se sentían muy seguros en aquel lugar. Para cuando me di cuenta, una fremen se chocó contra mi cayó hacia atrás. Era una chica de cabello largo y rosado no muy alta y delgada, al caer al suelo me miró con los ojos fijos en los míos de un color azul claro muy intenso.
Ella me miró extrañada y tras pensárselo durante unos segundos murmuró.
-Chrystal... ¿y usted es..?
-Azim.-respondí, con tranquilidad.
la muchacha fremen clavó sus ojos en los míos durante un segundo.
-Mi tio también se llamaba así...
En ese momento se oyó una explosicón. Levanté un poco la cabeza y poco después se oyeron más. Lo siguiente que se pudo ir fueron gritos. Chrystal echó a correr.
-Ya empieza todo.-Comenté, mientras continuabamos caminando con tranquilidad Clement y yo.
-Qué niña más rara...- dijo él mirando al frente. -Qué casualidad que su tío se llamase igual... un fremen...-
-Mi nombre es común.-comenté.- Significa... "protector". Supongo que muchas madres fremen desean que sus hijos sean de esa manera.
Se oyó un sonido ensordecedor, además de los gritos y las explosiones. Al mirar de reojo, las puertas e habían cerrado. Entrecerré los ojos, con mueca tranquila y continué andando. Debíamos observarlo todo con sumo cuidado.
-Me aburro.- comentó Clement interrumpiendo el ruido exterior.
-Lo siento.-respondí, sonriendo.- Pero recuerda que no hemos venido a pelear esta vez.
-Lo sé, lo sé.- respondió resignado.
El caos se había apoderado de aquella ciudad bajo tierra. Pero, a diferencia del inicio del ataque, después los fremen atacaban y se ayudaban entre ellos. Rápidos, ágiles y letales. Había quien no se entreneía en jugar. Ahora, de todos los mercenarios que habían sido traidos hasta allí, sólo vivían la mitad. Los fremen sin duda son eficaces. Me estiré, mientras continuaba observándolos.
-¿Ves?-Le dije a Clement.- Los fremen no soy tan débiles. O eso, o contratamos a los tipos más inútiles de la ciudad.
-Parecen bastante fuertes...- murmuró observando el escenario.
De pronto, un cuerpo vino a parar rodando a nuestros pies. Reconocí a uno de mis mercenarios. Cuando alcé la vista, un fremen se mantenía en guardia, como esperando a que el hombre se levantase.
-Pues vaya.-comentó Clement.
Yo me quedé en silencio. Al final el mercenario se levantó, bruscamente y lanzandose al ataque. Estaba enfadado, ponía observarse en sus movimientos impulsivos. Arremetió contra aquel fremen, quien lo esquivó y finalmente volvió a hacerlo volar por los aires. Seguí la trayectoria de éste con los ojos. Quizá también había elegido a mercenarios débiles. Mis ojos volvieron al fremen.
Sin esperar ni a recuperar el aliento, el tipo comenzó a gritar órdenes.
-¡Cerrad la salida norte! ¡Más guerreros al centro de la ciudad! ¡Daos prisa!
Una mujer fremen de pelo largo rosado, muy parecido al de la muchacha con la que me habia topado un rato antes corrió hacia él y se puso a pelear a su lado.
-El líder.-me susurró Clement.
-Eso parece.-comenté, en el mismo tono.- Quizá sea uno a los que debamos prestar atención.
-Pues mira la mujer que leches da...-Dijo Clement, luego se rió.
-Ya ves... Todos los fremen son fuertes.-respondí.
-¿Has visto a Chrystal?-le preguntó de pronto el supuesto líder a la pelirrosa.
-No....-dijo la fremen aflijida.-Esta niña nunca hace caso, dijo que quería pelear...
-Ehm...-mascullé, Clement me miró extrañado puesto que sabía lo que iba a hacer.- Una muchacha llamada Chrystal estuvo por aquí hace un poco, antes de comenzar todo esto. Fue hacia dentro.
-¡Esa niña...!-suspiró el fremen-.Iré a buscarla...-de pronto, su mirada se detuvo sobre mí-¿Sois mercenarios?-dijo al final.
-No.-me limité a responder, Clement nos miró con curiosidad.
La mujer pelirrosa me miró un momento y se quedó parada, luego negó con la cabeza y puso una mano sobre uno de lso brazos del fremen.
-Iré yo Ghassan.
-Pero...-el líder suspiró y asintió-.Ten mucho cuidado
Luego, volvió a mirarme.
-¿Hm?-pregunté, mientras la mujer se iba corriendo.
-No me gusta como nos mira.-Refunfuñó Clement, en voz muy baja. Pero como sabía que no podíamos pelear, se limitó a cruzarse de brazos y mirar hacia otro lado.
-Aún así, si estáis sanos y dispuestos, ayudadnos contra esos demonios Harkonnen. Luego se os recompensará-pidió.
-¿Pero qué dice...?-se limitó Clement a protestar, pero se calló al ver mi mirada.
Esta era una misión de reconocimiento, por lo que no podíamos luchar contra los fremen aún. Si nos negasemos o hicieramos cualquier otra cosa, seríamos sospechosos y no podíamos entrar en conflicto con ellos. Entrecerré los ojos, un poco. Tampoco les habíamos pagado aún, por lo que daba igual un mercenario más o un mercenario menos. Aunque... finalmente morirían.
-Está bien.-respondí.
-¿Pero qué dices?-refunfuñó Clement, en voz baja.- ¿Ayudarles?
-Es una estrategia.-me limité a decir, a penas movimiento los labios para que el fremen no me viera.
Al fondo pude ver a un grupo de unos 20 fremen corriendo hacia donde estabamos y empezando a pelear, capitaneados por una mujer de pelo castaño y largo que se acercó hasta el líder del refugio.
-¡¡Ghassan!!
-Dizliz. Has llegado muy pronto, ¡gracias!-el fremen dejó de prestarme atención y se centró en quien le llamaba.
-Ojalá hubiese llegado antes. ¿Y Shalya y vuestra hija? ¿Estan bien?-preguntó la recién llegada.
-Eso espero...-murmuró Ghassan, mirando en la dirección por donde la mujer de pelo rosa se había marchando.
-Vámonos.-insistió Clement, en voz muy baja mientras aquellos permanecían distraídos.
-No.-Negué en el mismo tono. No hay que llamar la atención, aún.
La mujer de la coleta morena se giró no sin antes darle unas palmadas en el ombro al líder para que no se preocupara y comenzó a dar ordenes a todos los recién llegados. El otro, por su parte, siguió comandando al resto de fremen que pasaban por allí, indicándoles dónde más se les necesitaba.
-Vamos a ayudarles.-Le indiqué a Clement.
-Pero eso es... no tiene sentido.-susurró éste.- Hemos venido a probarles. No a ayudarles.
-¿Y qué mejor manera para observar que luchar cerca y sin que intenten atacarnos?-pregunté.- No podemos luchar aquí, ni ahora. Sería un suicidio. Sólo mirar. Y de esa manera no levantaríamos sospechas.
-Tú sabras...-masculló Clement.
Se lanzó hacia el primer mercenario que vio. A pesar de su pie herido, luchaba con casi la misma destreza de siempre. Yo me mantuve cerca, por si su pie se resentía. Tras un largo rato, el lugar se quedó en silencio. Ya no se oían armas chocando entre sí, ni gritos, solo un leve silencio. Los mercenarios murieron finalmente. Todo se había terminado y Clement se acercó a mi, gruñendo un poco por el pie.
Tras un rato, aquel lugar comenzó a volver a la normalidad. Por lo que tras algún rato, nos marchamos del lugar. Tenía la información que era necesaria, no teníamos porqué estar más tiempo allí.
Out: gracias a Bunny, Kao y Susy por su participación
Lau volvió al desierto a las 12:22 a. m.
~ Protagonistas ~








~ Contacto/Participar ~
¡Envía un
email!
~ Créditos ~
-
dafont.com
-
celestial-star.net
-
design-sensation
- Y a todos los que probaron, recomendaron, aconsejaron, observaron o
tuvieron que enviar sus fichas más de una vez por culpa de la webmisstress...Es
decir, a la totalidad de los participantes de este rpg,
¡Gracias!
~ Protagonistas ~




~ Tag Board ~