“Ésta es la situación hasta el momento: La Casa Corrino pasa por serias dificultades económicas, que afectan, o incluso incrementan, la delicada situación política.
Con la Princesa Imperial como única candidata al Trono, se han extremado las precauciones de todo a lo que la seguridad concierne.
Las esperanzas del pueblo también se centran en esperar un nuevo gobierno mejorado. Existe un cierto desencanto con los altos cargos, debido a la crisis, y a la falta de un Emperador fuerte y oficialmente coronado. La presencia de un regente no complace a la mayoría.
Los informes C, DX Y T-3 adjuntos confirman mis razonamientos.
Espero que esta información sea suficiente para servir a nuestra causa.
Por motivos de seguridad, este archivo se destruirá una vez sea visionado.
¡Gloria a la Casa Harkonnen por toda la eternidad! "
Una vez observada toda la información, quedó memorizada en mi cabeza y se destruyó. Mantuve en mi cabeza la última imagen, aquel muchacho con el brazo levantado y con la misma cara que tenían algunos de mis pacientes pasados.
Quizá debería ofrecerle mis servicios…
“Gloria a la Casa Harkonnen por toda la eternidad”
Esa frase volvió a mi cabeza y entrecerré los ojos. La información obtenida no era gran cosa, realmente alguien como el señor Idan hubiese deseado que me bastase con eso. Pero no. Me levanté del sillón negro en el que estaba sentado y caminé hacia la salida del laboratorio. Durante días no había salido. Entre la investigación acerca del estado Rose, los informes de Azim y demás no me fue posible. Incluso dudaba haber dormido en aquel tiempo.
El rostro de aquel muchacho, Idan, me recordaba al mio cuando era joven. Cualquier cosa vale para conseguir lo que uno desea. No importa lo que haya que hacer, a quien se haya de vender. El objetivo es el objetivo. Da igual el camino que uno tome.
Caminé pacientemente por los pasillos.
Recordé entonces el día en el que comencé a trabajar para el Barón Harkonnen, el padre de Ilysse. Por esa época vivía en un lugar pequeño y tomaba cualquier trabajo que se me ofrecía, además de que colaboraba con la Escuela Suk en algunos aspectos.
“-Serás el doctor de mi familia y trabajarás para el ejercito. A cambio de ello recibirás dinero, libertad en investigación cuando no te mande trabajo y me encargaré de que todos te contraten a ti y tu padre sea olvidado. Solamente deberás trabajar para mi hasta que yo lo desee.”
Hice un contrato con en diablo, del que me liberé el día de su muerte.
Pasado algún tiempo, el nombre de Frederick Harkonnen desapareció de la mente de todos. Sólo existía Johann Harkonnen.
Llegué a mi cuarto y me dejé caer sobre la cama. Sonreí suavemente mientras miraba al techo del cuarto. Yo mismo me encargué de destruir a mi padre, lo que él representaba y ser alguien completamente diferente a él.
Johann volvió al desierto a las 5:00 p. m.
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