viernes, agosto 29

Nada más entrar me tiré en la cama, estaba agotado. Apoyé el pie de manera que no tuviera que moverlo ya que aún me dolía un poco, pero parecía que mejoraba.

Entrecerré los ojos, y recordé todo, yo... ¿con una fremen?
Azim tenía razón, no podía entusiasmarme demasiado, ella no sabía nada de mi, sólo había dejado arrastrarse por el deseo, al igual que yo. No podía dejar de pensar en ella, pero estaba seguro que desde que supiera que mi verdadera identidad... me despreciaría.

Alguien tocó en mi puerta, me pareció que lo había imaginado, pero volvieron a tocar insistentemente. Ordené que pasara, fuese quien fuese, y me incorporé, intentando ocultar un poco el pie vendado, por si se trataba de alguno de mis padres.
Sin embargo quien se adentró en mi cuarto fue Azim. Ahora vestía completamente de negro y por sus ropas se podría decir que no podía deducirse a que casa servía. Fijó sus ojos en mí, luego preguntó:
-¿Cómo va ese pie?
-Mejorando.- suspiré, aliviado de que no se tratara de quien me temía. -¿Y esa ropa? ¿Se presenta alguna ocasión especial?- pregunté curioso.
-El Barón me ha ordenado una nueva tarea.-explicó, luego se apoyó en la pared que estaba a su espalda.- Me dijo que esta vez sí que podías venir.
Al escuchar sus palabras me levanté de golpe, y dí un salto, me había olvidado completamente del pie. Sí, por fin había convencido a mis superiores, mis padres, para que contaran conmigo en las misiones de la casa, como un soldado más.
-¡Es la mejor noticia que me han dado en décadas!- dije pensando en lo que había dicho, sí, una tremenda burrada.
-Ya, pero... Podemos esperar hasta mañana temprano.-Respondió Azim, encogiendose de hombros.- Tendremos que partir primero a la ciudad... Para luego ir a otro sitio. Hasta entonces, descansa.
-De acuerdo, pero... ¿puedes decirme algo acerca de la misión?-
-Vamos a probar la fuerza de los fremen. Es algo importante para lo que se avecina.
-¿A probar dices?-
-Sí. Ha sido idea mía. ¿Ocurre algo?
Me quedé pensativo un momento, luego reaccioné.
-¿Qué pasa si me la encuentro? ¿Deberé matarla?- musité preocupado.
-En principio nosotros no debemos luchar. Sólo observar y ver cómo actúan los fremen. Además, vamos a atacar un lugar diferente al que te encontraste con ella. Y finalmente... haz lo que creas conveniente. No te voy a decir que la mates, pero tampoco que la protejas. Ya eres mayor.-respondió él.
Bajé la cabeza, confuso, y volví a levantar la mirada.
-Está bien, si esta vez no vamos allí, y tampoco vamos a matar a nadie, tendré tiempo para pensarlo, creo que me ha afectado más de lo que pensaba...- dije dejándome caer sobre la cama.
-Clement...-Musitó Azim, despegándose de la pared. Pero no se movió más y me miró levemente.- Siento no poder ayudarte.
-Dime Azim, ¿alguna vez... te has enamorado?- pregunté repentinamente.
-Ah....-Se quedó con la boca abierta, mientras me miraba. Luego giró sólo un poco la cabeza.- pu... pues... ... ... ... ... ...
Me levanté con rapidez de la cama, y comencé a incordiarle dándole con los pies para que continuara hablando.
-Te lo tenías calladito ¡eh! ¡cuenta cuenta!- insistí.
-D... de eso....-susurró.- De eso ya hace mucho y es algo que prefiero no contar.
-Vamos Azim, te he contado lo mío, no es justo que te lo calles. ¡Cuéntamelo!- dije casi ordenándoselo.
-He dicho que no. No fue algo agradable.
-Pero... ¿no se supone que el amor siempre es algo bonito?- le contradije.
-No, Clement.-él negó con la cabeza, ya aparentaba no afectarle aquel asunto.- Para muchos lo es, y realmente es una suerte que sea así. Pero otras veces... la mujer a la que amas se casa con otro y te dice que se ha cansado de ti. Que nunca te quiso realmente y que espera un hijo de otro.
Abrí los ojos sorprendido, y me mantuve unos minutos en silencio. Aquello debió de ser muy doloroso para él, jamás pensé que hubiera pasado por esa situación.
-¿Esa mujer es una harkonnen? ¿La conozco?-
-Es Harkonnen, pero dudo que la conozcas. Ni siquiera se si sigue con vida.
-Entiendo, y... ¿no te has interesado nunca en buscarla, pedirle una explicación? No sé... si conoces su nombre, puedes encontrarla si continúa cerca de ti.- aseguré.
-No. A pesar de todo, es su decisión. No la obligaría jamás a estar conmigo y... la explicación fue dada. Jamás me amó y estaba aburrida de mi.
Por alguna razón sentía curiosidad, deseos de conocer a aquella mujer.
-¿Cómo se llamaba, y cómo era ella?-
-¿Es necesario, Clement?-
Negué con la cabeza, no me había dado cuenta, pero estaba inmiscuyéndome demasiado.
-Es suficiente.- murmuré. -Será mejor que me duerma pronto, mañana tengo que estar despejado para la misión, y no quiero agobiarte más con mis preguntas.-
-Ese asunto ya no me afecta.-comentó, girándose hacia la puerta.- Casi ni recuerdo su rostro ya. Sólo sus ojos. Pero debes descansar, mañana tendremos un día duro. Hasta mañana.-
-Hasta mañana Azim.-
Tras despedirme de él, se marchó, cerrando la puerta tras su paso.
Me recosté en la cama, y empecé a darle vueltas otra vez a lo mismo, quedándome completamente dormido.

Apenas se vislumbraba la luz del sol cuando Azim y yo estuvimos preparados para salir. No había dormido mucho, pero mi emoción era tal que en aquel momento no me importaba.
-Tenemos que ir primero a Arrakis.-comentó Azim, comenzamos a andar solos por los pasillos. Al parecer, no iba nadie más.
-¿Por qué?- continué andando con su mismo paso.
-Porque no vamos a utilizar a soldados harkonnen en esta ocasión.-
-Entiendo, ya tengo ganas de entrar en acción.-
Comenzamos a desplazarnos hacia Arrakis, temía encontrarme con Nira pero tenía que estar tranquilo. Anduvimos en silencio durante un buen rato, Azim parecía tener un rumbo fijo.
-No entiendo muy bien por qué debemos ir a Arrakis primero...- pensé en voz alta.
-ah...-suspiró Azim.- No quiero que Sepan quienes atacan realmente.
-Pero... Arrakis no es nuestro objetivo, ¿o sí?-
-Baronesa...-masculló, quedando quieto mientas me miraba a los ojos.
-Ilysse...- corregí casi susurrándolo.
-Eso es un tema aparte. Lo que venimos a hacer aquí es... conseguir mercenarios para que hagan el trabajo sucio.
-Ajá, ahora lo entiendo todo.- dije llevándome una mano a la cabeza.
-Mira.-Dijo Azim, poco después. Señaló a un grupo de tipos que, fácilmente, podrían haber sido confundidos con los soldados Harkonnen del palacio.- Esos... serán de utilidad.
Caminamos hasta ellos y Azim se encargó de hablar, aceptaron más rápido de lo que pensé, y nos acompañaron de camino hacia la ciudad fremen.

¿Me encontraría con ella? ¿Qué haría si...? Negué con la cabeza, intentando olvidar... pero me era imposible...
Nirahina... ¿por qué no puedo sacarte de mis pensamientos?


*OUT* Aqui nuevo post de Clement! asias Azim! *OUT*




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