Mi nuevo objetivo estaba muy cerca de cumplirse...
Me acomodé muy rápidamente en mis aposentos, y salí a conocer el palacio. En realidad ya lo conocía, pero habían pasado tantos años que lo había olvidado. Subí a la azotea y caminé hasta un muro de piedra, desde donde había una vista preciosa. Estuve varios minutos recordando cosas de mi pasado, de mi pasado con él... Will. Negué con la cabeza y bajé las escaleras hasta llegar a un enorme jardín. Caminé varios metros, y divisé a lo lejos a una muchacha de cabellos muy largos y negros, sentada de espaldas a mi, parecía estar pintando algo...
-Hola.- dije interrumpiendo su labor.
-Ah, hola -dijo, tras mirarme durante unos instantes con unos inquietantes ojos rojizos.
-Tu debes ser... Vanilla.- comenté sonriente, apoyando mis manos sobre mis rodillas, para quedar a su altura.
-Una mujer que aspira a ser duquesa no debería adoptar posturas tan vulgares.- dijo a bocajarro.
Sonreí falsamente y me puse en cuclillas delante suya, adoptando según su forma de ver las cosas, una postura aún más vulgar.
-Pequeña... ¿quién te ha dicho que aspire a tal cosa? Y aún siendo cierto, deberías saber que ser duquesa no es lo mismo que ser una muñeca. Podemos adoptar las posturas que creamos oportunas, aún con mayor razón si es para hacerlo ante la hija de un duque.- expliqué con tono severo.
Vanilla me miró fijamente a los ojos. No parecía enfadada, ni ofendida, pero aun así si las miradas matasen...
-¿Quieres decir que adoptando posturas indecorosas te pones al nivel de la hija de un duque? ¿Quieres decir, entonces, que las infantas son indecorosas? Eso quiere decir que piensas que yo soy una niña mala. Una niña -recalcó la palabra- muy mala. -De pronto endureció el tono de voz y su mirada se transformó en una mirada adulta y severa- Si te atreves a castigarme entonces deberé castigarte yo a ti; tengo entendido que las mujeres sin cabeza no pueden aspirar a ser duquesas.
Tras decirme aquellas palabras, volvió al dibujo. Le repasaba el contorno a lo que parecía el intestino del pájaro.
-Creo que me has malentendido Vanilla. En ningún momento he querido decir que las hijas de un duque, que, tú Vanilla, seas una infanta indecorosa. ¿Por qué crees entonces, suponiendo que fuera verdad mi deseo de ser duquesa, que querría serlo? Ser la mujer del duque, está muy lejos de ser alguien indigno.
-¿Quién ha censurado tu deseo de serlo? Yo simplemente he aconsejado a mi nueva mamá, si es que realmente deseas conseguir ese puesto. Aún te veo un poco indecisa en ese aspecto ¿qué es lo que realmente quieres y por qué estás interrumpiendo mis labores?
-No pretendía molestarte, sólo quería conocerte. Te agradezco el consejo, eres una niña muy inteligente y perspicaz, eso me gusta. Estoy harta de tratar con gente incompetente y torpe.- dije suavizando mi tono de voz.
-Entonces estamos en las mismas -respondió Vanilla con un tono de voz que bien dejaba ver que, para ella, la conversación había terminado.
No entendí bien a qué se refería, pero no la soportaba ni un minuto más. Así que acaricié algunos de sus cabellos, y me fui dejándola continuar con su entretenida labor, un espantoso dibujo.
*OUT* Por fin posteo de nuevo! siento la tardanza, y también que el post sea un poco corto, pero quería postear cuanto antes. Muchas gracias a la pequeña Vanilla!! besos! *OUT*
Shana volvió al desierto a las 1:52 a. m.
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