sábado, agosto 23

Mi corazón iba muy rápido y me dejé caer sobre la cama, quedando tendida boca arriba. Miré fijamente el techo, luego entrecerré los ojos y suspiré. Intenté poner mi mente en blanco, pero de nuevo él volvía a mi cabeza. Clement Caín.
Me levanté bruscamente, enfadada conmigo misma, y miré hacia una esquina de la habitación con el ceño fruncido. No podía evitar pensar en él, a pesar de acababa de irse hacía relativamente poco. Además, ni siquiera lo conocía. No como para dejarle… Llevé mis dedos a mis labios, sonrojándome. Me besó y finalmente yo también le besé. ¡Me he vuelto loca, definitivamente loca!

Me levanté bruscamente y anduve, hasta salir de la casa. Comencé a andar, hasta que me recorrí por completo la ciudad varias veces. El palacio Atreides era bastante impresionante, sin embargo, sólo me paré a mirarlo una vez. Tras haber pasado algunas horas, no sé cuantas, regresé a la casa de Dizliz. No había conseguido quitármelo de la cabeza, pero al menos había paseado un poco. Ya estaba bien. Vi a Dizliz a lo lejos, regresaba. Corrí hacia ella y la miré, mientras sonreía.
-Vaya veo que estas mucho mejor.-Me saludó con una sonrisa.
-Sí.-asentí con la cabeza, despreocupadamente.- Aún no me he quitado las vendas de la cara, pero no tengo prisa. ¿Has ido lejos?
-He ido a la ciudad fremen, fui a avisarles de lo que habia ocurrido en los sieth.-Me contestó sentándose mientras se secaba con la manda una gota de sudor.-Tienes hambre? ¿Has comido algo?
-No he comido, ¿y tú?-pregunté, luego le miré un poco.- Puedo hacerte algo, ya que acabas de llegar.
-No tranquila, yo prepararé algo para las dos.-Dijo levantándose y yendo hacia la cocina.-¿Te gusta la tortilla de especia?-preguntó desde allí.
-Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii...-asentí, mientras la seguía.
-Estupendo.-dijo con una risa.
-¿Sabes?-pregunté, apoyándome en la pared.- Nunca he estado en la ciudad fremen. No he tenido la oportunidad.
-¿No?-preguntó sorprendida.-Es maravillosa. La proxima vez que vaya, si quieres, podemos ir juntas ¿te parece?-dijo sonriendo.
-¡Claro!-Asentí con la cabeza, luego sonreí.- Debe ser magniiiiifica. Mi padre fue una vez.

Clavé mis ojos en el suelo, por un momento. Luego llevé mis ojos a ella, manteniendo la sonrisa y toqué las vendas de mi lado izquierdo del rostro.
-Sería genial ir.-terminé de decir.
-Iremos entonces.-dijo ella centrándose en la comida.-Después de comer te quitare las vendas ¿vale?.
-Está bien.-asentí, mientras me sentaba en una silla cercana a la mesa.- El ataque a los refugios... fue muy grave, ¿verdad? Atacaron a varios.. ¿no es cierto?
-Atacaron mas de diez.-dijo ella.-Apenas.. hay supervivientes.-comentó apenada.
-... a penas recuerdo lo que pasó.-Musité, intentando recordar pero la cabeza me dolió.- Sé que... vi el rostro del Harkonnen que mató a mis padres. Pero no puedo recordarlo del todo... creo que él era algo como... "un jefe"... iba diferente del resto.
-Los Harkonnen son todos iguales...-dijo ella mientras ponia dos platos en la mesa.-Jefes, barones, soldados.. todos son unos asesinos.
-Pero aún asi...-clavé mis ojos en ella.- Recuerdo que me dio una sensación extraña. Era como si... no sé explicarlo.

Suspiré, resignada y tomé el tenedor mientras esperaba a que ella se sentase.
-No pienses en ello.-Sonrió.-Ahora estas a salvo.
-.... gracias.-susurré, mientras ella se sentaba también.- ... pero no puedo evitar enfadarme conmigo misma por no recordarle.
-Quizá con el tiempo.. le recuerdes..-me miró fijamente.-Pero.. dejame que te dé un consejo... no hagas del dolor.. venganza.
-... ¿Piensas realmente que después de ver como mató a mis padres...-empecé a preguntar, luego llevé mis ojos a los suyos.- ... puedo controlarme y no vengarme?
-Comprendo lo que quieres decir... Verás...-sonrió con tristeza.-Los harkkonen tambien mataron a mis padres y a mi hermana pequeña, cuando tenía un par de años más que tú.
-... lo lamento.-musité.- Pero precisamente porque has pasado por lo mismo, supongo que sabrás como me siento. Yo soy muy impulsiva, ya sabes... Aunque me sorprendo por lo tranquila que estoy ahora... no puedo evitar... pensar en acabar con los harkonnen. Pero mucha gente piensa como yo.
-Claro que te entiendo, pero por experiencia te diré que hace mucho tiempo que lucho contra los Harkonnen y ser impulsivo no te va a traer más que complicaciones Nirahina.
-Lo sé.-suspiré, luego comí un poco de tortilla.

Comimos en silencio y cuando acabamos y tras limpiar los platos, Dizliz me quitó las vendas, ya estaba prácticamente curada. Aparté el cabello de mi rostro, para ver bien aquella cicatriz. Sin embargo, quité la mano rápidamente y me giré, para no mirarme al espejo. Entrecerré los ojos, clavandolos en el suelo. Era horrible, realmente horrible. Parecía tener la forma de un ala de mariposa. Horrible. Llevé mis ojos a Dizliz, siendo gran parte de mi rostro izquierdo tapado con mi cabello.
-Gracias por curarme.-dije.
-No hay de qué.
-y sobre lo de unirme a la brigada...-musité, llevando mis ojos a otra parte del cuarto.- puedes ver que ya estoy bien.

Dizliz me miró de reojo.
-Está bien, hablaré con Ishir para que te haga la prueba y si la pasas te dejaré unirte.
-¿Ishir?-pregunté, interesada.- ¿Un calvo?
-¿Le conoces?-preguntó confusa.
-Puesss...-miré hacia arriba, despreocupadamente.- Antes salí a dar una vuelta y como no me dejaba salir tuve que quitarlo de en medio. Y más tarde vino para ver si yo estaba bien y lo eché.

Dizliz se echó las manos a la cabeza.
-Pues ya puedes ir a hacerle la pelota.. porque de él depende tu integración en la brigada.
-¿Pero eso no lo dices tú?-pregunté, apenada.- ¡Pero es que parecía un pervertido o un matón, por eso...!

Dizliz empezó a reír a carcajada limpia.
-La verdad es que cuando yo lo conocí me llevé esa misma impresión de él.-se secó las lágrimas causadas por la risa.-No te preocupes, presenciaré la prueba así que tendrá que ser justo contigo.
-¿Y en qué consiste la prueba?
-Una simple peleilla
-Ah bueeeeeno.-Dije tranquilamente, mientras regresaba mis ojos al espejo.- No hay problema entonces

Dizliz se limitó a sonreir y se sentó en el sofa.
-¿Cuando podrá ser?
-Mañana mismo.-dijo ella mirándome.
-¿Tan tarde?-refunfuñé, luego me crucé de brazos.

Dizliz volvió a reír.
-La paciencia es una virtuuud.-canturreó.
-Ya. Pero antes venza al calvo, antes podré ser miembro.

Dizliz pareció ignorar mi comentario y me acarició la cabeza.
-Me voy, he de hacer unas cosas.-comentó.
-¿Puedo acompañarte?-pregunté, mientras la seguía con la mirada.

De pronto alguien tocó a la puerta, por lo que Dizliz se dirigió a ésta. Yo la seguí, hasta que vi que quien entraba por la puerta era el Calvo. Ishir. Entrecerré los ojos, mirándole fijamente. Él me miró, con cierto recelo pero luego sus ojos fueron de nuevo a Dizliz.
-Hola Ishir.-saludo.
-Hola.-respondió él.- Ya veo que has vuelto. Debiste atar a la niña.
-¿Niña?-refunfuñé, mirándolo de reojo.
-Haya paz ¿de acuerdo?.-dijo ella mirándonos a ambos.-Ishir has de hacerle la prueba.
-¿Ah? ¿En serio?-Preguntó él, luego me señaló.- ¿Pero no te parece que es muy pe-que-ñi-ta?
-¡¿A QUIÉN LLAMAS TÚ PEQUEÑITA CALVO DE MIERDA?!-Espeté, tomándo mi espada.
-Uuuuuuuuuuy,,,,-musitó Ishir, mientras retrocedía hacia la calle y mirába levemente a Dizliz.
-Ay dios...-dijo Dizliz negando con la cabeza.-¿Quereís calmaros?

Llegamos a la calle y Dizliz se quedó en la puerta, mirándonos. Ishir, por su parte, me hizo una señal con su mano derecha. Me estaba provocando para que atacase. Me lancé hacia él y justo cuando crei que era mio... Desapareció de mi campo de visión. De golpe estaba detrás de mi, colocó su mano sobre mi espada y forcejeamos. Golpeé su rostro, para que la soltase, pero no funcionó y luego fue él el que me golpeó, alejándome y quedándome sin armas.
-Hay que pensar dos veces lo que se hace.-Comentó, con tono paternalista.
-Que te den.-espeté, llevandome las manos a los bolsillos del pantalón.

Negó levemente con la cabeza, con cara de falso disgusto y se avalanzó sobre mi atacandome con la espada de mi madre. Un golpe, otro y otro. Que fui esquivando. Aunque él era rápido yo lo era más aún, por lo que me movía ligeramente con las manos en los bolsillos. Al final, acabé contra una pared y cuando fue a asestarme un golpe, saqué las manos de los bolsillos y los extendí. Unos cables muy finos, casi transparentes rodearon su cuello y quedó quieto, casi paralizado.
-"Hay que pensar dos veces lo que se hace", calvo.-recordé.
-Es suficiente Nirahina.-Dijo Dizliz con seriedad.
-Sí, Dizliz...-asentí, dejando de rodear su cuello con mis hilos y los devolví a su lugar.
-Pues es bastante interesante.-Comentó Ishir, como si no hubiese sucedido nada.
-Estas dentro.-me dijo Dizliz con una sonrisa.
-¡Sí!-Exclamé, dando un salto en el sitio. Luego pateé a Ishir y le quité mi espada.- ¡BIEEEN!
-Es tan bruta como ella.-refunfuñó Ishir, al lado de Dizliz.

Dizliz rió e invitó a Ishir a entrar a tomar algo de té. Dentro, mientras ellos hablaban yo limpiaba con cuidado la espada de mi madre. La dejé sobre la mesa y fui hacia ellos, poco después. Estaban entretenidos y hablaban de algo importante, por lo que decidí quedar en silencio. Sin embargo, Ishir llevó sus ojos hacia mi y se quedó en silencio.
-Es muy pequeñita para ser jinete.-se limitó a decir el hombre.
-estoy harta de que me digan que soy "pequeñita"-Estuve apunto de exclamar, pero finalmente sólo lo dije con furia.
-Es lo mismo que dijiste cuando yo me alisté.-le recordó Dizliz.
-Sí, pero ella es enana incluso de estatura.-comentó él, como si yo no estuviera.- Cuesta verla y si te descuidas, tropiezas.
-¡¡¡Te mato!!!-Exclamé.
-Una sola disputa más...-advirtió Dizliz.- Y tú-señaló a Ishir.-Estarás despedido.-Y tú -me señaló.-También.
-¡¿Y yo que mierda de culpa tengo?!-Exclamé, enfadada.- ¡No para de llamarme enana!
-Sólo me remito a la realidad.-respondió él, alzando los brazos en señal de inocencia.

Dizliz suspiró resignada y se levantó.
-Me voy a dormir.
-Buenas... noches...-mascullé, mientras miraba al calvo y que la despedía con la mano y una sonrisa amable.

Dizliz murmuró un buenas noches antes de adentrarse en la habitación.
-Vamos granito de arena, no te enfades.-murmuró Ishir, mientras se levantaba.
-... buenas noches.-farfullé, pateándole y haciéndole salir de la casa, cerrando la puerta. Luego suspiré.

Y de nuevo, él me volvió a la mente. Me llevé las manos a la cabeza, enfadada, y me recosté en el sofá mientras miraba al techo.

Out: thanks Diz




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