martes, agosto 12

"Los motores de la nave hicieron un ruido al apagarse, que casi pareció un suspiro. ¡Estábamos en la tierra que me vio nacer, en la madre patria, en Kaitan!
Y en la capital, por si fuera poco. Los negocios más delicados se negociaban en la capital, Corrin, exactamente en el Palacio Imperial.

¡Qué alegría, volver a ver una vez más toda la elegancia de una ciudad de VERDAD, con hierba en lugar de cadáveres y piedras preciosas en lugar de...hormigón!.
En Kaitan, todo era brillante o nacarado (hasta los habitantes), y en cualquier caso, estaba bien controlado.
¿Que el Emperador que construyó la ciudad casi arruina a su familia y al Imperio al construir Corrin? ¡"Peccata minuta"! ¡Mirad cómo se refleja el sol en aquellos rubíes incrustados en aquella estatua de mármol!

*A las 14:54 tendrán lugar breves precipitaciones en el área 2 y 3 de Corrin* (anunció una voz femenina)

Simplemente perfecto. ¿Qué otro planeta podía presumir de controlar el tiempo a su antojo?

La visita al palacio fue hubiese sido muy rutinaria (rellene el formulario de lealtad X y la cláusula Y de ejecucción inmediata si se incumple el contrato Z ), de no ser por el "pequeño gran susto" que nos dio Hilda.
Pero pude irme feliz, habiendo visto a la Princesa Imperial. Una mujer tan arrog...implacable, y tan insop...temperamental, sería sin duda una buena Emperatriz...Y si Hilda tenía algo que ver con ella, una pequeña afinidad, al menos, todos podríamos salir...beneficiados.

Poco después de eso, aband...dejé a mi tripulación disfrutando de un merecido descanso para ir a visitar a mi tratante de armas favorita, Ángela, bella a la par que mortal, y hábil con el dinero, pero no tanto como yo...
Acabó sucumbiendo a mis encantos (sí, ELLA a MIS encantos. Los míos.) y conseguí una suculenta rebaja en el precio de toda la maquinaria necesaria para la nave.

Y ahora, aquí estaba, en la casa de mi progenitor alfa y mi progenitor beta, es decir, mi padre y mi madre. La casa de Láconi. Digo, la casa de Azzo. La casa de Azzo & Láconi, sociedad limitada (a dos)."



-Tampoco tiene futuro como escritor-suspiró mi padre (o progenitor alfa, o representante de la casa de Azzo.), tirando mi redacción de título "Lo que he hecho hoy", a un lado.
-Demasiado recargado-opinó mi madre (a la que por descarte, se le atribuyen los títulos restantes).
-¡Yo creo que está bien! ¡Mi expresión es excelente!
-Una carrera entera de lenguas antiguas y literatura, y mira...-suspiró padre.
-No importa, al menos le queda la pirat...la economía.

Las dos personas que se deshacían en reproches por su querido hijo, no eran otros que T. Azzo, una parte indispensable de la corte Imperial, que había sido lamentablemente relegado de su puesto en el primer recorte de personal, y B. Làconi, conocidísima y feroz economista, que dedicaba todo su tiempo al honorable ejercicio de la usura.
Y cuando estas dos grandes personalidades decidieron unirse para el común progreso, yo fui el resultado de sus inversiones.
Últimamente los accionistas no parecían muy conformes con el producto...Pero eso no importa ahora.
Al menos, me siguen acogiendo en su casa...por algunas horas.

-¿Y cómo va todo por Kaitan, padre?-tuve la oportunidad de hablar con mi padre, mientras caminábamos por el jardín.
-Mal, hijo, mal. La Casa Imperial cada vez soborna...
-...incentiva-le corregí.
-...menos a sus fieles, y a esta familia empieza a faltarle el dinero...Recuerdo cuando ganabas dinero por cualquier cosa, cómo estar ahí y aplaudir a la Emperatriz cuando acababa una frase...-mi padre suspiró.
-Ya veo...
-Es horrible, hijo, fíjate, ¡he tenido que deshacerme de una de mis amantes!

Me detuve en seco.

-¿La pelirroja?-pregunté, horrorizado.
-No, la rubia-dijo.
-Ah-volví a caminar a su ritmo, aliviado.
-Tu madre está muy disgustada.
-Así que lo descubrió.
-Sí, casi se muere al saber que voy a pasar más tiempo en casa. Qué horror.

Decidí pasar la noche en casa de mis padres. La tripulación ya sabía como localizarme (o no), así que me acomodé en mi habitación, y miré ocioso el paisaje de Corrín desde la ventana, hasta que recordé las palabras de cierto Harkonnen. Johann Harkonnen.

Comencé a redactar un informe.

Bueno, por ahora, solo sé lo que todo el mundo. No hay tanto dinero como antes. En el Palacio Imperial vive la Princesa Imperial (que puede amenazarte de muerte), y un poco más allá puedes comprar armas ilegales. Ah, y por la tarde llovió.

Creo que si me atrapan informando a los Harkonnen, me ejecutarán...por contar sandeces.

Bostecé, y poco a poco, se me cerraron los ojos. Dejé el informe y me eché en la cama.

Vaya día.


//Out// Post de Idan, yo tambien me disculpo por haberme retrasado ^^U pero bueno, toca ponerse al dia! ò.o
P.D: Sí, la capital de Kaitan se llama Corrín...muy original XDU //Out//




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