viernes, agosto 22

La tarde se alzaba entre los enormes y lujosos edificios de Corrín, la capital de Kaitan. La clientela hoy había sido muy abundante y me encontraba exhausta, a las 3 de la tarde, aproximadamente, coloqué el cartel de cerrado para descansar un rato e irme a comer algo.
Baje las escaleras de la trastienda hacia el laboratorio, necesitaba un buen repaso de limpieza, mi último experimento había hecho sangrar mucho a Gorka, uno de mis 3 gholas, el que usaba normalmente para experimentar. Cogí una bayeta y limpie un poco una mesa de frío metal cubierta de la sangre del ghola, cuando acabe dirigí la vista hacia él, que pese a haber perdido muchos litros de sangre, me miraba recostado en una camilla.
-¿Cómo te encuentras Gorka?-le pregunté.
-Bien mi señora, aunque no se muy bien si sabré hacer funcionar mi nuevo brazo derecho.
Mi última idea había sido realizar una especie de operación para ponerle una prótesis en un brazo que yo misma le había amputado, y colocarle en su lugar un potente lanzallamas.
-Tranquilo, sabrás usarla, es lo mismo que mover un dedo, sólo tienes que pensarlo.-le aseguré.
-Sí, mi señora.-contestó él con una mecánica voz.- ¿Cuándo querrá que hagamos las pruebas de velocidad y alcance del arma?
-Hoy no, mañana quizá, estoy agotada.
-¿Quiere que ordene a Klaus o Haziel que le preparen un baño caliente cuando llegue a casa?-pregunto cordialmente el “líder” de mis tres gholas.
-No, no será necesario gracias, no me esperéis hoy, me voy a Salusa Secundus.-dije mientras salía del laboratorio tras haber cogido mi bolso con algunas cosas.
-Cierto mi señora, como todos los jueves. Hasta mañana.
-Hasta mañana Gorka.-contesté con una leve inclinación de cabeza.-Cuida de todo en mi ausencia.
-Por supuesto señora.

Así pues, me marché en una nave a Salusa Secundus para llegar justo antes de que acabara el entrenamiento de los soldados Sardaukar, entre los que se encontraba mi protegido, al que visitaba cada jueves.
Al llegar entré en el cuartel de los Sardaukar, contaba con total disponibilidad para pasearme por allí puesto que el General Folk, el máximo responsable de esa base, era un viejo cliente mío.
Desde una de las grisáceas ventanas del cuartel observé el patio, y allí le ví, estaba como siempre peleando contra un chiquillo de cabello blanco, estaban muy igualados así que al final se cansaron de pelear y se marcharon juntos hacia el bar, como dos buenos amigos.

***********************

Mis ojos cansados y enrojecidos por llevar demasiadas horas frente a la pantalla del ordenador leía una y otra vez los informes que mis gholas habían traído un mes antes. No podía ser, no había ni rastro de ese estúpido atreide. Llevaba meses, incluso años siguiéndole la pista, pero la guerra había hecho que le perdiéramos la pista.
Estiré los brazos mientras emitía un insonoro bostezo de puro cansancio, giré la cabeza para mirar un pequeño reloj que tenia en la pared del laboratorio, las 3 de la mañana.
Me incorpore dejando las gafas sobre la mesa y frotándome los ojos mientras bostezaba de nuevo. ¿Dónde narices se había metido?

Mientras paseaba dando vueltas por el laboratorio, trazando nuevas estrategias para localizar a mi objetivo, un puño golpeo mi puerta, ni muy fuerte ni muy flojo.
-Adelante.-conteste girándome hacia ésta.
-Mi señora.-saludó Gorka con una inclinación de cabeza de la que hice caso omiso reprimiendo un nuevo bostezo.
-¿Qué ocurre?-pregunté mirándole mientras limpiaba las gafas utilizando un pedazo de tela de mi blusa negra.
-Haziel acaba de llegar y ha traído un nuevo informe.-Dijo el ghola mientras me entregaba una carpeta de color rojo.
-¿Le habéis localizado?-pregunté mientras la ojeaba.
-Eso me temo mi señora.-contestó el ghola, sin embargo parecía que aún no había acabado de hablar.
-Gorka... ¿Qué me estas ocultando?-pregunté clavando mis ojos en él.
-No se si el contenido del informe será de su agrado.-confesó.
-Esta bien, ahora lárgate.-espeté.

Comencé a leer atentamente el contenido del informe de Haziel hasta que algo de lo que leí hice que me enfureciera.
-¿¿¡¡MUERTO!!??-Grité furiosa.-¡¡Se suponía que yo tenía que matarte estúpido atreide!!
Gorka volvió a aparecer en el laboratorio.
-¿Se encuentra bien mi señora? He oído gritos…
-¿Bien? ¿BIEN?-dije enfurecida.- ¿Cómo voy a estar bien? ¡¡Ese estúpido se ha dejado matar!!
-Encontraremos al responsable mi señora.-dijo Gorka anticipándose a mi siguiente orden.
-Sí, encontradle y dadme su nombre y su localización.-comenté calmándome un poco.-Ese mal nacido que se haya atrevido a interponerse en mi camino lo va a pagar caro.


*************************

Contemplé como mi protegido y ese nuevo amigo que parecía haber hecho se alejaban hasta perderles de vista.

Realmente eres igual que tu padre Dereck, pero eso… sólo me pone las cosas aun más fáciles.

Sonreí antes de levantarme, había quedado para cenar con el general Folk, ya que según me había comentado en una llamada telefónica del día anterior, tenia un importante pedido de armas para hacerme.
Durante la noche, aquel corrino baboso se me insinuó con descaro un par de veces, pero tras amenazarle con llamar a su mujer y encarecerle el precio de las armas en un 200% dejó de jugar a los médicos conmigo y se centró en la conversación, que al fin y al cabo era lo que me interesaba.
-He visto a Dereck con un chico nuevo ¿quién es?-pregunté entrelazando las manos y mirando a Erik Folk por encima de las gafas.
-Se llama Reik Krum, llegó hace menos de una semana y ya ha matado a un tercio de los novatos del cuartel, pero tiene mucho potencial y una rapidez asombrosa.-Dijo Erik con una sonrisa triunfadora.
-Krum… me suena su nombre.-comenté distraída.
-Su padre fue un conocido mercenario y un excelente soldado. Tuvo su momento de gloria en los Sardaukar, pero durante el transcurso de la última guerra se fue a luchar con los Harkkonen y acabó fatal. Su nombre era Yerik.
-Yerik Krum.. Sí, ya sé quién es.-Afirmé con una sonrisa.-Así que ese chico es su hijo…-interesante, muy interesante.
El general me miró con curiosidad, pero hice un gesto para quitarle importancia al asunto.
-Y dime mi apreciado y adinerado cliente… ¿Qué puede hacer mi modesto negocio por ti?
-Pues verás…

La conversación se alargó hasta altas horas de la noche, y después de haber aclarado todo lo referente al enorme (y costoso) pedido que requería y tras declinar unas diez veces su oferta de hospedarme en su casa, me marché de allí. Seguro que su mujer no estaría demasiado conforme en que una mujer tan atractiva como yo se quedara en su casa, por no hablar de lo increíblemente repulsivo que me parecía aquel hombre Sin embargo, aún le soportaba por: su alto cargo en el cuartel, sus gran valía como informador, pero sobretodo, porque los negocios con él era increíblemente beneficiosos para mí.

Al día siguiente cuando regresé a Kaitan y tras un merecido baño relajante volví a la tienda y la abrí, los viernes eran los días mas flojos, así que permanecía de arriba abajo haciéndole pruebas a Gorka, al parecer el experimento estaba siendo un éxito.
Sin embargo y por sorpresa, la campanilla de la tienda sonó.
-¿Ángela?-dijo una voz muy conocida.
-Ya subo.-Dije mientras me quitaba unos guantes de látex.
-Puedo bajar yo-respondió, con voz burlona.
-Ni hablar.-dije quitándome tambien la bata de laboratorio y subiendo las escaleras para encontrarme con Valeria quién estaba frente a ellas disponiéndose a bajar.-¿A dónde crees que vas jovencita?-espeté.
Ella retrocedió unos pasos, pero me miró con una sonrisilla de superioridad.
-Mientras tu laboratorio se encuentre en territorio Corrino, creo que puedo visitar cualquier parte de éste, Ángela, mi buena amiga.
-Cierto querida.-Admití.-Pero cielo… no querrás oler los cadáveres de experimentos fallidos que tengo ahí abajo ni arriesgarte a coger alguna infección ¿verdad?-dije con una sonrisa.
-Oh, probablemente me desmayaría. Mi familia no está nada acostumbrada a lidiar con la muerte, ¿sabes?-añadió ella con increíble cinismo. Luego me miró a los ojos, con una expresión serena-.Ya te habrás enterado de que mi tutor goza de buena salud...aún.
-Algo he oído, sin embargo…-clavé mis ojos en ella.-Dudo mucho que fuese por la ineficiencia del producto que te vendí.
Valeria se encogió de hombros.
-Sea como fuere-llevó sus manos a la nuca para desabrochar el colgante de piedras preciosas que llevaba-.Aquí tienes tu pago. Vale exactamente la cifra que pedías-me lo ofreció-.Por motivos obvios, no puedo hacerte una transferencia de dinero.
Lo cogí y lo observé con detenimiento.
-El pago es justo.-sonreí guardándolo.

Un colgante de la futura emperatriz… me darán el doble de lo que vale en el mercado negro.

-Bien-una vez viéndome satisfecha, la princesa giró sobre sus talones y se acomodó en una silla en un rincón-.Me gustaría acompañarte un rato.
-Claro, siempre es un placer que me acompañes.-sonreí.-sin embargo entra detrás del mostrador y si entra algún cliente agáchate.-dije abriendo una puerta para que entrara al mostrador.
-Juraría que acabo de oírte pedirme una soberana estupidez-siseó Valeria, fulminándome con la mirada.
-Piénsalo.-dije muy convencida de mi misma.-Si entra algún cliente y ve a la angelical e inocente heredera al trono de León en una tienda de armas… Podrían sospechar que trama algo.-Clavé mis ojos en ella con una sonrisa.- ¿No creéis, Alteza?
La muchacha puso los ojos en blanco y miró el techo.
-Ángela, no pienso esconderme.
-Tu misma-dije cruzándome de brazos.-¿Cómo te va con tu atractivo tutor?-pregunté cambiando de tema.
-Oh...Es realmente amable y encantador. O eso, o es un magnífico actor.
-¿Por qué intentas asesinarle entonces?-comenté como si nada.
-Necesidad.
-Pues… ve con cuidado donde guardas tus frasquitos pequeña.-dije en un tono intencionadamente amenazador.-Porque si vuelve a venir a mi tienda acusándome de venderte cosas ilegales no te volveré a cubrir las espaldas ¿entendido?
El rostro de la chiquilla se ensombreció.
-Tienes que tener mucho valor para hablarme así.
-Ya lo dicen… la confianza da asco.-repliqué.
-Eso parece-suspiró levantándose-.Me marcharé, antes de que tu confianza conmigo me obligue a hacer algo de lo que pueda...no, no me arrepentiría ahora mismo-masculló, molesta-.Ah, por cierto-pareció acordarse de algo.
-Dime.-contesté fulminándola con la mirada.
Con un rápido movimiento de muñeca, sacó una tarjeta de entre sus ropas.
-Te traía una invitación para una pequeña fiesta. La de todos los años.

La tensión del ambiente se disolvió de golpe.
-Vaya es un detalle por tu parte.-Dije relajando mi rostro y sonriéndole.-Gracias.
-Parece que te veré por allí, ¿no?-me devolvió la sonrisa.
-Por supuesto, a pesar de todo.-La miré sin perder la sonrisa.-Siempre es un placer verte.
-Seguro que sí-dijo mirándome de reojo, por unos segundos noté un destello de tristeza en sus ojos, pero no perdió la sonrisa ni un instante-.Hasta entonces-colocó la tarjeta sobre el mostrador.
-Te llevaré un pequeño presente, como agradecimiento.-dije antes de que se marchara.
-Qué bien-la escuché murmurar con indiferencia antes de que la puerta volviera a cerrase.
Sonreí negando con la cabeza.
-Y que a pesar de todo me caiga bien…-murmuré para mí misma mientras volvía a bajar las escaleras hacia el laboratorio.


*OUT* Post de Ángela que ya tocaba, me kedo un poko largo sorry, a pesar de ello espero que os guste tanto leerlo como a mi escribirlo n.n un besitoooo y gracias a anabel tkk *OUT*




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