Esta vez nos tocaba ir a Giedi Prime. Las chicas allí eran muy histéricas (y muy pervertidas, porque negarlo) y me reconocían siempre... Tendría que disfrazarme mejor...Por suerte, eso ya era algo típico de Giedi Prime y estaba acostumbrado... Pero odiaba el aire contaminado... comparado con el de Caladan...
Tuvimos un descanso después del ensayo, e intenté ir a la biblioteca... pero por el camino me atacaron otra vez las fans... Firmé algunos autógrafos, pero las chicas me los volvían a pedir : “Es que lo quiero para mi prima también” o “¡Quiero regalarle tu autógrafo a una vecina que hace el cumpleaños!”... Algo no cuadraba en esas palabras. Además, había muchas subastas en el mercado negro y seguro que querían venderlas... pero... prefiero venderlas yo mismo y poder gastar más dinero en el material de la banda...
Cuando conseguí que las fans se fueran diciéndoles que quería descansar (una vez no pude descansar lo suficiente y se canceló el concierto) vi a un chico en frente mío. ¿Un fan... masculino? Ah, seguro que le daba vergüenza acercarse a mí y pedirme el autógrafo... Pero que va, incluso me amenazó de que me alejara de él... ¡Y terminó llamándome bufón! Le hubiera insultado y estrangulado y pegado y todo eso si no hubiera llevado una maldita katana encima. Bueno, me había quedado con su nombre... Victor. Prepárate para la venganza de DKD ... Se alejó, diciendo que iba a que le devolvieran lo que era suyo... Pf, con la cara de pringado que tenía, seguro le iban a echar a patadas de donde fuera que fuese (al menos que sacara la katana, claro)...
Continué buscando la biblioteca en aquella ciudad grandota, Harko, para intentar estudiar un poco de la medicina que hacían mis padres... Pero que va, no encontré nada, además las calles estaban vacías por la niebla espesa y tóxica y no podía preguntarle a nadie. ¿No habían inventado aún destiltrajes para la niebla de Giedi Prime?
Al no encontrar ninguna biblioteca, fui a hacer turismo, y llegué al palacio. Tan grande y tan terrible. La verdad es que me daba miedo. Me acerqué más, mirando hacia las alturas, y me tropecé sin querer con alguien.
- Vaya, lo siento, no estaba atento a... - ¡Mierda! ¡Era ese tipo que me llamó bufón y se rió de mi en mi cara (Victor)! Y no le podía pegar porque aún tenía la katana encima.
Me miró de una forma un tanto... como decirlo... ¿acojonante?
- ¡¿Otra vez tú?!
- Parece que estamos predestinados, ¡eh! Jajajaja - me reí de forma estúpida. No quité los ojos de la maldita katana.
Victor miró su katana, me miró a mi, la miró de nuevo, miró mi cuello...
-¿Qué coño quieres que aún estás aquí parado? -preguntó levantando una ceja... ¡qué cómico!
"Pegarte, estrangularte, insultarte y clavarte la katana en tu cuello, desgraciado."
- Estaba mirando el palacio, así que si te apartas lo veré mejor, gracias.
Oh, mierda... creo que eso había sonado un poco borde... El tipo me volvió a mirar...
- Vamos juntos pues, lo cierto es que no conozco ni un solo pasillo de este maldito laberinto.
- Ah, ¿tú tampoco eres de aquí?
- No – dijo secamente. Oh, bueno, perdone usted, señor-que-tiene-escrito-que-es-Harkonnen-en-la-frente-. Es la primera vez que vengo.
- Bueno, pues ya somos dos. ¿No hay ningún guía que nos haga un recorrido o algo? - ¿Y no hay nadie que le pueda quitar la katana al niñato?
- Dudo que los Harkonnen nos hagan una reverencia al vernos por aquí, guapo; o tienes una razón para estar por aquí o te equivocaste de paraje turístico.
...
Pues quizás sí.
- Como tú sí debes tener alguna razón para venir aquí, diré que soy tu guardaespaldas, ¿vale? - creo que el ambiente contaminado me afectaba el cerebro o algo. Pero tenía curiosidad por ver un palacio por dentro.
- Eh... -se quedó pensando por unos instantes- Bueno, mientras no te interpongas en mi camino haz lo que te plazca...
"Con tal no me claves a mí la katana, haz lo que te venga en gana."
- Está bien -se giró- vamos, he perdido demasiado tiempo ya contigo, chico-semuta.
Oh, otra vez ese gran mote que el niñito me había puesto.
- ¿Puedes parar de llamarme chico-semuta?
- No – En serio, tenía unas ganas de que perdiera la katana... -Vamos, DKD, si nos quedamos más tiempo aquí parados seremos nosotros quienes acabaremos muertos.
Oh, había conseguido que al menos me llamara DKD, que ya es algo.
El palacio era grande, pero daba un poco de miedo. Por el pasillo habían algunos cuadros de la realeza de allí. Las ventanas terminaban en punta y las paredes eran de colores muy fuertes. Todo parecía agresivo. Y con el tipo que tenía al lado, no sabéis lo agresivo que era el ambiente.
//OUT// primer post del super ultra mega wai cantante DKD muajajaja //OUT//
Hiro volvió al desierto a las 11:39 p. m.
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