Escuchaba a mi papi gritar órdenes a diestro y siniestro, encargando materiales y armas para luchar contra los Harkonnen. Sonreí. Era tan iluso… mi papi era el típico guerrero que pensaba que con poner chinchetas en la entrada del castillo haría que todos retrocedieran. Solamente en mi habitación había más materiales susceptibles de convertirse en armas para enfrentarse a un Harkonnen que en todo el castillo junto.
Me levanté de la cama y, desperezándome, posé mis diminutos pies descalzos sobre el suelo. Comenzaba otro aburrido día en el que yo jugaba y mi papi trataba de darme todo lo que pedía. Ni siquiera tenía profesores particulares o institutrices, pero ¿qué culpa tengo yo si soy más lista que ellos?
“-Señorita Vanilla, no deberíais sentaros con las piernas cruzadas pues es de mala educación. –Mi muy señor profesor mío, en el siglo x era costumbre en el planeta Arrakis sentarse con las piernas cruzadas pues era un tributo al emperador de aquella época, el señor x”
Suspiré mientras escogía una prenda de mi armario (una especie de bata de seda que se sujetaba a la cintura mediante un grueso cinto) y me calzaba unas altas sandalias de madera.
Me vestí lentamente, con parsimonia, mientras meditaba una estrategia militar que luego llevaría a cabo con las caras muñecas que me regaló mi papi la semana pasada; las únicas que, a día de hoy, conservaban su ropa, su cabello y todos sus miembros.
Llevaba una vida taaaaan aburrida…
Sin embargo, pronto comencé a animarme pues recordé que hoy tenía clase de biología, la única que continuaba recibiendo. No es que el profesor no fuera estúpido (que lo era) y que yo no le corrigiera (que lo hacía) y que no fuera tremendamente tediosa (uhhh eso sí que lo era, y mucho), se trataba simplemente de que, muy de cuando en cuando, el duque nos permitía hacer disecciones en vivo a algunos animales.
Realmente podríamos hacerles disecciones en muerto, eso le quitaría el tono verdoso del rostro al profesor y sus manos temblorosas al abrir con el bisturí, pero no sería divertido; sin escuchar los maullidos desesperados del gato atado, sin escuchar los gemidos de los cachorritos, viendo pronto su doloroso final. Oh ¿sádica yo? No, yo lo hago sólo por amor a la ciencia.
Cuando terminé de cepillarme el cabello y me decidí a salir al pasillo, todos los criados iban de aquí para allá, terriblemente nerviosos. Suspiré, mientras me abanicaba con la mano. Todos esos nervios, ese estrés, se me estaba contagiando y eso no era bueno.
Me dirigí al salón del Trono para hablar con mi papi sobre la importancia de un desayuno en la cama que hoy no ha aparecido. Por dios, estoy creciendo ¿cómo dejan a una pobre niña sin desayuno? Es demasiado cruel.
Cuando llegué a la sala del trono, no había ningún guardia en la puerta que pudiera abrirla cortésmente, así que tuve que servirme de mis delgados bracitos para hacerlo, lo cual me indignó todavía más. ¿Qué les pasaba aquel día? ¿Es que se habían olvidado de sus obligaciones?
OUT// Lo siento, sé que no llega a una página pero es que no se me ocurre nada más que poner >< estoy hiper oxidada. Por cierto, me encanta la nueva versión *-* y los personajes *o*
Neptune volvió al desierto a las 12:54 p. m.
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