domingo, noviembre 18

Realmente la actuación de Ilysse frente los Atreides fue formidable. Tuvo la habilidad de engañarles, hacerles creer que yo era su rehén y que no la estaba ayudando por propia voluntad. Pero si no hubiera hecho eso, le habría dejado claro a Rick que no iba a permitir que la tocase. Aunque, lo cierto, es que había algo que me inquietaba. ¿Cómo sabía que ella estaría allí? ¿Desde cuando los Atreides registran las casas de los fremen? ¿Desde cuando registran mi a casa?
Sin embargo, me daba igual en aquel momento.
Conseguí llevar a Ilysse al nuevo escondite Harkonnen y, lo cierto, es que me maldije por haberlo hecho. ¿De nuevo iba a verme en el compromiso de elegir si entregarles o traicionar completamente a los míos? Sin embargo, esa cuestión desapareció de mi mente cuando Ilysse acarició mi rostro y, lentamente, me besó. Noté que un sudor frío recorría su cara, tenía la respiración agitada a pesar de no haber andado casi nada. Justo entonces, se agarró el vientre con fuerza y se hizo hacia delante.
-A… Azim…-consiguió articular, luego sus ojos se clavaron en mí. Parecía asustada.
-¡Ilysse!-Exclamé, me acerqué y la sujeté. No sabía que hacer.

Vi entonces como un líquido salía de entre sus piernas y se encogió aún más.
Estaba de parto.
Miré a mi alrededor, desesperado. ¡Yo no sabía como asistir un parto…! ¡Bueno, en realidad no recordaba si sabía o no! Las cosas que habían sucedió anteriormente habían podido con mis nervios…
-Al parecer, ha llegado el momento, mi querida Ilysse.-Oí, al mirar hacia el pasillo por el que parecía haber venido aquella voz… Vi a aquel tipo, de nuevo… Aquel desgraciado que se hacía llamar Johann Harkonnen.
!-Espeté.- ¡Largo, no pienso dejar que le hagas daño!
-¿Hacerle daño yo?-preguntó, luego se echó a reír.- No seas necio, asqueroso fremen. De los dos, yo soy el más cualificado para atenderla. ¿Verdad, Ilysse?

Ella no respondió, sentía demasiado dolor como para hacerlo.
Otros pasos oí tras aquel tipo y por fin se hizo visible la presencia de Ray. Sus ojos brillaban, tenía una amplia sonrisa en el rostro. Estaba ansioso… Quería luchar hasta morir.
“Nunca serás mi hermano…” Recordé las palabras de Shalya. “Mi único hermano es Azim.” ¿A caso este desgraciado intentó hacerle creer a mi hermana que era yo? O… ¿Le intentó hacer creer que era otro hermano más?... Voy a matarte, Ray…
-Bueno, al parecer ya estamos todos.-comentó Johann, luego rió.- Así que ven conmigo Ilysse, antes de que te veas afectada en esta pelea.
-¡Cállate!-Espetó ella, en su voz podía verse todo el dolor que estaba sintiendo. Sin embargo, se aferró a mi.- no pienso dejar que le hagáis daño…
-Ilysse…-Susurré.
-¡Tú eliges, capullo!-Exclamó Ray.- O dejas que se vaya con el medicucho, o también me la cargo a ella. Me da igual que sea la hermana de la baronesa…
-Ilysse…-Dije mirándola, sin embargo me interrumpió mientras me miraba a los ojos.
No!-chilló.- No quiero dejar que te hagan daño… no… no ahora… de esta manera. ¡Vámonos, Azim!
-Ilysse, necesitas tratamiento médico inmediatamente y… aunque me cueste decírtelo… vete con él.-Le indiqué finalmente, apenas me salían las palabras. ¡No quería que ese cabrón de Johann Harkonnen la tocara! Pero… llevarla hasta Herold en aquellas circunstancias hubiera sido peligroso.

Sus ojos se clavaron en los míos, extendió su brazo derecho y me acarició el rostro. Por un momento tenía una mueca tranquila, aparentaba estar en otro lugar, de otra manera. Sonreí levemente, fue entonces cuando se aproximó a mis labios y me besó. La rodeé con mis brazos suavemente, para tras un poco apartarme de ella.
Al mirar, vi que Johann nos observaba fijamente. Pude ver una sonrisa amarga en su rostro, que acabó siendo una triunfal. Aquel tipo estaba demasiado seguro, parecía conocer todos los detalles de lo que iba a suceder en breve. Así pues, se acercó a Ilysse y le tendió el brazo para que se apoyara en él. Ella le miró por un momento, para luego volver sus ojos a mi y darme un beso apasionado. Luego volvió a observar a Johann y se apoyó en él para volver a caminar.
-Mátale…-susurró Ilysse, se refería a Ray y creo que en cierta manera a Johann.
-Descuida.-Respondí, luego le sonreí.

Sin esperar a que estuvieran lo suficientemente lejos, Ray se lanzó contra mi a golpe de espada. Lo detuve con mi machete y luego le hice retroceder de una patada en el estómago. Ray sonrió, luego se hizo el pelo para atrás con una mano y con la otra sujetó fuertemente la espada de mi padre.
-¿Cómo está Shalya?-Preguntó de pronto.
-¿Cómo que como está, maldito cabrón?-Gruñí.- ¿¡Qué le hiciste!?
-¿Yo? ¡Jah! ¡No seas gilipollas, el único que se lo pasó bien con ella fue Yerik! ¡Y no me jodas… os lo habéis cargado! ¡Es acertado decir que tocó el cielo, para luego ir al infierno…!-Exclamó, divertido, luego comenzó a reír.
-¡Me refiero al hecho de que me confundiera contigo!

Al oír eso se quedó en silencio.
Me miró de forma curiosa, para luego abrir cada vez más sus ojos amarillos. Acto seguido, una mueca pérfida apareció en su rostro y comenzó a carcajearse. Poco después, paró, aunque de vez en cuando se le escapaba una que otra risita.
-No seas idiota, Azim…-Susurró.- Seguramente has estado engañándote a ti mismo, pero estoy convencido de que te has dado cuenta…
-¿¡Cuenta de qué!?-Gruñí.
-De que somos hermanos.

Estaba de broma.
Seguro. Él no tiene sentido del humor. Es un Harkonnen que tiene un humor peor de lo normal. Es eso… mienteEstá mintiendo. Agarré con fuerza mi machete y me lancé contra él. Consiguió esquivar el primer ataque, pero no el segundo ni el tercero por lo que su chaqueta blanca acabó resquebrajada y manchada de sangre.
-Mientes.-Le gruñí mientras se quitaba la chaqueta, de mal humor. Aparentaba no tener en cuenta las heridas.
-Aunque te cueste admitirlo, debes haberte dado cuenta de que físicamente somos casi idénticos. Eso no se da normalmente entre la población común, ni siquiera entre familias. Solo los hermanos gemelos tienen esas características. Sí, Azim… tienes un gemelo que es un Harkonnen. ¡Quien va a matarte!

Se lanzó de nuevo. Comenzamos a pelear, esta vez de forma mucho más violenta y sangrienta que las otras veces. ¿Hermanos gemelos…? Era algo que, realmente, no podía descartar. No había otra manera para que fuera tan parecido a mi… Sin embargo, no paraba de negármelo una y otra vez. ¡No podemos ser hermanos! ¡No puedo tener un hermano como él…!
Quizá era la situación, el contexto, o quizá realmente era cierto, pero aquella lucha me parecía la más dura que había tenido que librar. Había pasado algo más de una hora cuando el sonido metálico de mi espada contra el suelo resonó en la habitación. Mi machete había salido por los aires, lejos de mi, mientras me encontraba contra la pared y la espada de mi padre en mi cuello. Tres cortes, especialmente profundos, uno en cada brazo y otro en el pecho, dejaban escapar mi sangre. Pero me daba igual. Iba a vencer, me daba igual tener que morir para podérmelo llevar al infierno.
-En fin… Johann estaba empeñado en darte una segunda oportunidad. “Luchará mejor si le dejas” Creo que dijo…-Comentó. Sus heridas eran graves, pero las ignoraba.- Pero, aunque esta vez me has entretenido, sigues siendo una rata. Somos hermanos, somos gemelos. Pero el mejor de los dos soy yo. Yo soy el mejor en todo. No debieron abandonarme a mi. Habrían tenido que dejarte a ti atrás.
-¿Qué dices?-Espeté, mientras analizaba la situación.
-A mi me abandonaron con los Harkonnen… por eso acabé con ellos. Sin embargo nuestros padres se quedaron contigo.
-¡Lo dudo!-Le gruñí.- ¡Ellos nunca habrían abandonado a un hijo! Aunque de mayor se hubiera convertido en un cabrón como tú. Ellos nunca lo habrían hecho.
-¿¡Y COMO COÑO EXPLICAS QUE YO SIRVA A LOS HARKONNEN Y TÚ SEAS UN PUTO FREMEN!? ¿¡EH!? ¡ME DEJARON ATRÁS PARA QUEDARSE CONTIGO! “ERES EL HERMANO QUE NUNCA TUVE, GHASSAN” ¡PUES SÍ QUE TUVISTE UN HERMANO!

Esas palabras…
“Eres el hermano que nunca tuve, Ghassan”…
Fue algo que le dije hace ya mucho tiempo. ¿Cómo él… lo sabe? ¿Me ha estado espiando? …Pero de golpe vi algo en sus ojos que, por un momento, me hizo dejar de odiarle.
-Pude ver toda tu vida…-masculló, algo abatido.- ¡Cada día de tu infancia y juventud, hasta hace poco tiempo!
-¿Qué dices?
-A través de esas malditas pesadillas. ¡Creí estar loco! ¡Me llamaban Azim…! Pero todo lo que vivía era real… Arrakis era real. Lo describí y supe que realmente existía… fue entonces cuando conocí el hecho de que mi familia original era una familia de ratas… ratas a las que voy a exterminar una a una. Xión murió “solo”… Nuestra madre cayó ante mi… al igual que tú y, muy pronto, también Shalya.
-Deberías saber algo… Aparte de que dudo que vayas a conseguir matarme… Shalya es alguien muy fuerte… no te sería fácil acabar con ella. Aún así, hay alguien que la protegerá. Yo confío en él y sé que no va a fallarme. Así que puedo tener la certeza de que, aunque salgas vivo de aquí, no vas a durar mucho así.
-Muere, idiota.-Espetó Ray, levantó la espada para darme el golpe final y, aunque consiguió hacerme un corte en el hombro, yo clavé uno de mis cuchillos en su costado.

Abrió los ojos de par en par, le había dado en una parte vital y por fin aparentaba dolerle. Retrocedió… y llevé mi mano al hombro por el que mucha sangre fluía. La vista se me hizo borrosa por un momento, sin embargo, tuve que dejar de preocuparme por ello ya que, aún herido de gravedad, Ray volvió a arremeter contra mi.
Me empujó contra la pared y, aunque intenté bloquear o al menos esquivar la espada, consiguió atravesarme con ella mientras me cogía por el cuello y comenzaba a ahogarme. Miré el puñal, que aún estaba clavado en su cuerpo, y lo hice girar provocando que gritase y apretase aún más mi cuello.
-Morirás, Azim.-Espetó Ray, con rencor.- ¡Yo te enviaré al infierno!
-Ya… estamos… en él… Ray.-Susurré.

Abrió los ojos con cierto pasmo, pero luego una sonrisa amarga apareció en sus labios.
Mientras que con una mano continuaba girando el cuchillo que estaba en el cuerpo de Ray, con la otra luchaba por sacar la espada que estaba atravesando mi estómago. Realmente nuestra fuerza era la misma, ya que apenas conseguía mover la espada… pero en ese momento saqué el cuchillo y lo volví a clavar en otra parte de su cuerpo. Abrió los ojos con fuerza y fue entonces cuando, por un momento, se despistó. Gracias a ello le arrebaté la espada, sacándola de mi cuerpo, y luego lo pateé para apartarlo de mi. Respiré hondo, intentando recuperar el aliento.
-No me jodas, Azim…-gruñó Ray, tomó mi machete del suelo.-¡¡¡MUERETE DE UNA JODIDA VEZ!!!

Arremetió esta vez contra mí con ese arma. Le detuve un par de veces, ambos dejábamos un rastro de sangre a nuestro paso. Estábamos cansados pero no íbamos a parar hasta que el otro muriese. El sonido metálico de las espadas chocar se repetía una y otra vez, como una odiosa constante. Nos apartamos por un momento y nos arrastramos hacia la pared. Notaba un hormigueo odioso en mis extremidades, eso solo significaba que estaban apunto de fallar.
No, ahora no puedo flaquear. Él también está mal, apunto de morir…
No pude pensar más, ya que en ese momento al levantar la mirada vi como un cuchillo iba hacia mí. Lo conseguí escapar, sin embargo, el machete se clavó en mí para luego clavarme en la pared.
Escupí sangre por la boca, una gran cantidad, y luego dejé caer mi cabeza,
-No es momento para despistarte.-Comentó Ray, luego comenzó a acercarse.

Cerré los ojos con fuerza por un instante. ¿De verdad iba a acabar de aquella manera? Aún debía vivir mucho, aunque… ya estaba muerto desde mucho antes, ¿cierto? Vi una imagen de mi madre con mi padre, otra del día en el que nació Shalya, otra del día que conocí a Ghassan, de cuando llegué a la ciudad, cuando conocí a Ishir, Nazira, Ruto, Dizliz, Brian, Frederth, Hagen, Rick… a todos… a Ilysse. A pesar de todo no me arrepentía de nada y, seguramente, si volviese atrás en el tiempo no cambiaría nada… quizá solo el hecho de que hubiésemos estado tan poco tiempo juntos. Ilysse… cuídate y cuida de ese hijo.
Al abrir los ojos, vi como Ray se disponía a cortarme el cuello con uno de mis cuchillos. Sonreía, estaba satisfecho… aunque apunto de caer exhausto al suelo. No obstante, de improviso moví la espada que aún estaba en mi mano y, con un ligero movimiento, se la clavé en el corazón.
Abrió los ojos con fuerza… miró el cuchillo de su mano para luego observarme a mi, con rabia. Extendió su brazo, tomó el machete y mientras caía hacia atrás iba desclavándolo de la pared y de mí.
Di dos pasos hacia delante, mientras continuaba perdiendo sangre.
Sonreí satisfecho por un momento, sin embargo de pronto caí al suelo sin poder levantarme. Mi cuerpo estaba entumecido, había dicho, por fin, “basta”. Entrecerré los ojos, por un momento una agradable calma se apoderó de mí. Sin embargo, no iba a morir allí, así… debía continuar… todavía tenia mucho que hacer.
Pensaba en ello, mientras notaba como se me iba la cabeza. Como perdía el conocimiento, la percepción de la realidad… De pronto comencé a oír pasos e hice un esfuerzo por abrir los ojos. Cuando por fin lo conseguí, observé como Johann Harkonnen se acercaba a mi. ¡Debo moverme! Va a rematarme. ¡Muévete, muévete jodido cuerpo…! Pero a medida que él se acercaba más, mi visión se iba haciendo más oscura hasta que…
Dejé de ver.
Dejé de oír.
Dejé de sentir.


Out: Bueno. Último post de Azim. Tengo que admitir que ha sido uno de los mejores personajes que he tenido, por no decir el mejor. Me ha gustado mucho interpretarlo, buscarle historias y "darle vida". Creo que nunca me olvidaré de Azim ni tampoco de la primera temporada de Dune-Canción del desierto. Han habido momentos buenos y malos... pero me llevo una muy grata impresión de esta temporada. Gracias a todos. Especialmente a aquellos que solían rolear con Azim: Ghassan, Shalya/Dizliz, Ilysse, Frederth en su momento, Will (al principio xD), el Duque, Rick, Haydee (pq se conocieron =D! xD)... Rena en las primeras peleas... Mavra xD Ruto en su momento, etc, etc, etc. Y en fin, así acaba esto xDD gracias a todos.




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