Aunque me hubiera gustado quedarme para acabar con la vida de aquel necio, preferí marcharme. “Yerik Krum ha caído” … Fue lo que me dijo aquel soldado. No di crédito a aquellas palabras. ¿Realmente había alguien capaz de matarlo? No podía creerlo.
…
Aquel cuarto estaba completamente lleno de sangre y ya no había nadie. Ni Shalya ni, tampoco, aquel que había matado a Yerik. Clavé mis ojos en el cuerpo inerte del muchacho.
“Quiero que viva”
“Quiero que se llame Yerik”
“Cuídale”
…
Ni le cuidé ni vivió. Solo le entrené y le formé.
Si estuvieras viva supongo que llorarías hasta que las lágrimas no salieran de tu sojos.
Si estuvieras viva… me odiarías para siempre. Es un alivio que por fin el fantasma que tenía tu esencia haya muerto. Era perfecto… Pero… Cayó. Murió al dejarse llevar por la lujuria, por sus instintos…
Me has fallado, Yerik.
…
Regresé al palacio, la situación debió de haberme afectado algo. Lo más mínimo… pero… sin embargo, me era indiferente la muerte de mi hijo. Al fin todo lo que supuso “amar” y “sentir algo por alguien” desapareció. Mi plan se llevará a cabo en breve y ya no hay obstáculos.
Oí pasos rápidos por los pasillos, alguien se acercaba hacia mi. Las sombras se diluyeron y al final pude verle, era Ilysse. Clavó sus ojos en mi, para luego comenzar a recuperar el aliento. Ya no puedes controlarme de ninguna manera, Ilysse…
Se paró en seco, y me dió una cachetada. Giré la cabeza, y el pelo se colocó sobre mi rostro, luego me quité las gafas lentamente para comenzar a mirarla.
-¡Eres un maldito estúpido!-
-¿Y eso a qué viene?-Pregunté, divertido.-¿A caso he hecho algo sin darme cuenta, querida?
-Aún peor, has hecho algo sin que yo me de cuenta.- respondió amenazante.
-¿A qué te refieres?-Le dije, no pude evitar reír. Su actitud se asemejaba mucho al de una niña pequeña.
-¡Maldita sea Johann, me has obligado a acostarme contigo!-
-¿Obligarte yo?-Pregunté, algo sorprendido pero luego mi mueca se suavizó.- Yo no lo recuerdo de esa manera. Más bien tú me provocaste, pensaste que no iba a reaccionar y al final me salí de tus expectativas.
-No cambies la situación a tu manera, sabes perfectamente que tú eres el culpable de lo que ha pasado.-
-¿Culpable yo? Jeh... Eres bastante interesante, Ilysse... Eres el perfecto ejemplo de ser humano que hecha las culpas a otros. Aceptalo, todo lo que pasó fue porque tú quisiste. Otra cosa es... que te sientas culpable.
-Eres...- dijo llenando la boca de aire, pero finalmente no despegó los labios, sólo se acercó a mi, mirándome con rabia, y a continuación se dió media vuelta, volviendo sobre sus pasos.
-¿Te das cuenta de que tienes una perreta de cría pequeña?-pregunté, divertido.
-¿Nunca has escuchado... ¿que a palabras necias, oídos sordos?.- ironizó sin darse la vuelta y sin detenerse.
-¿Y tú no has oído que estás preciosa cuando te enfadas?
Ilysse se detuvo, y comenzó a reirse con cierta malicia.
-Eres un hipócrita.- musitó sin dejar de reirse.
-¿En serio?
-¿Te parece que esté bromeando?-
-Lo que me parece es que te sientes culpable por haberte acostado conmigo a voluntad... y que como no puedes soportar ese sentimiento... me echas a mi la culpa de todo. Pero no te engañas a ti misma. Sabes que lo que hicimos fue porque tú lo deseabas
-Eso es exactamente la versión que te gustaría que fuera verídica, pero los dos sabemos que tú eres el culpable de todo...-
-En ningún momento te forcé a hacer lo que no quisieras. Sin embargo, si deseas pensar que fue culpa mia... Como lo desees, querida. Es una necesidad del ser humano culpar a otro para no sentirse mal.
-Nunca podrías haberte descrito mejor... porque tú, eres exactamente ese tipo de humano...-
-Ilysse, lo que tú digas.-Comenté mientras le daba la espalda, hacía un geto de desdén y me adentraba en el pasillo.
-¡Te estoy hablando Johann! ¡No se te ocurra dejarme con la palabra en la boca!- chilló acercándose a mi por detrás.
-¿No tenias que ir a algún otro sitio?-le pregunté, con burla.
Ilysse paró en seco, justo antes de llegar a mi altura, y noté como su mano se aproximaba a mi hombro, pero le había hecho recordar algo, puesto que se dió media vuelta sin decir nada, y caminó hacia el fondo del largo pasillo, perdiendola entonces, de vista.
Me detuve poco después, agaché la cabeza y sonreí. Mi plan estaba yendo tal y como pensaba... ahora solo debía asegurarme de que él resto también se cumpliría. La seguí. Vi que acabó delante de una casa, y justo cuando se iba a marchar... apareció Azim. Ella se desmayó y él la llevó dentro. Así pues, tenía que llevar a cabo la parte numero dos del plan, me dirigí hacia la casa de Herold.
Hacia unos días que había hablando con él. Le “pedí” que me informara sobre todo lo referente a los atreides y como ponerme en contacto con ellos. Herold había cumplido, la carta que recibió hacia algunos días hizo efecto por lo que acabó llamándome para que me presentase en su casa. Toqué a la puerta y, al él abrir, me miró con cierto pavor. Sonreí y lo aparté, para poder entrar. Me miró nerviosamente, mientras me cruzaba de brazos y me sentaba en uno de los sillones.
-¿Y bien Herold?-pregunté.
Out: gracias a Bunny. Bueno, no estaba muy inspirada por lo que creo que se nota un poco. Sin embargo, espero que no os disguste.
Johann volvió al desierto a las 12:00 a. m.
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