domingo, octubre 7

Me acerqué lentamente a Shalya. En ese momento no me importaba su desnudez, sino la sangre que estaba perdiendo...

-Sha...Shalya...-tartamudeé, extendiendo una mano hacia ella, atemorizado. Temía que pudiera morirse en cualquier momento.
-No me toques, por favor...
La miré sin comprender.
-Pero...Pero...Soy yo...He venido.
-Ghassan... -Ella levantó la cabeza y me miró con los ojos llenos de lágrimas.-Lo se pero... por favor.. no me toques.. no puedo...
-Jajaja...JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA-oí a mis espaldas.

Me giré bruscamente hacia el carcajeo, sacando mi cuchillo del cinto.
-¿Qué has hecho, bastardo?¿Qué le has hecho?-dije con la voz tomada por la ira al Harkonnen.

Él me miró aun riéndose.

-Sólo le dí algo que tu no le diste nunca... placer.

Por unos segundos sentí una punzada de celos.
No me hizo falta darme la vuelta de nuevo para sentir el dolor y la humillación que había sentido ella...

¿Placer? Apreté los dientes.

-Maldito perro...Hoy morirás-juré.
-¿Moriré? ¿Iré al cielo?-se burló.-Bueno en el cielo ya estuve hace un rato.-dijo mirando a Shalya con una enorme sonrisa en el rostro.
Grité con rabia y me lancé a por él.
-¡¡MALDITO SEAS!!

Él se apartó rápidamente y cogió la espada que estaba encima de la cama, llena de sangre, la miró y lueog clavó sus ojos en mí.

-Se suponía que esta espada tenía que acabar enterrada en el cuerpo de la fremen pelirrosa...-lamió la sangre de la hoja.-Pero al parecer, tendré que utilizarla para acabar con tu vida antes de con la de ella.

Me pasé mi cuchillo de una mano a otra un par de veces, mientras pensaba. La comparación entre su espada y mi arma era ridícula, Sin embargo...
No importaba. No importaba nada.
Estaba cegado por la ira.

La sangre que empapaba sus sucios labios pertenecía a...

-¡Hablas demasiado!-le provoqué.
-¿Sí? Aprovecha para matarme entonces.-dijo mientras se abalanzaba sobre mí.

Le esquivé, pero indeciso. Nunca...había luchado contra alguien portando una espada.
Respiré hondo. Sólo quería venganza, para Shalya y para mí...Pero tenía que usar la cabeza.
-Venga estúpido fremen.-espetó él mientras volvía a atacarme.

Alcé el cuchillo para detener su espada. Nos quedamos frente a frente, haciendo fuerza cada uno sobre el arma del otro, sin embargo, sostenerlo de aquella forma era muy incómodo.

-Irás al infierno-mascullé.
-Pero tu y tu querida Shalya vendr4eis conmigo.-rió él, despues hizo un gesto brusco con su espada y me rozó el brazo haciéndome una leve herida.

Retrocedí unos pasos.
-Los fremen no tenemos infierno, extranjero-miré mi herida antes de volverme a lanzar hacia él-¡Ya vivimos en uno!

Esa vez conseguí hacerle una herida en el abdómen. Él me miró clavando sus ojos en los mios, eran de un color azul oscuro.

-Uy que pena.. voy a llorar..-se mofó antes de blandir la espada apuntando a mi pecho.
-¡Idiota!-le lancé un puñetazo en plena cara, simple acto reflejo. Debería haber utilizado el cuchillo.

Ese golpe le pilló por sorpresa, un hilito de sangre calló por su boca.

-Inconsciente, estas firmando tu sentencia de muerte, capullo.-dijo mientras se limpiaba la sangre con el brazo.-y ni siquiera te va a servir para salvar a tu novia, mírala, se está muriendo.-señaló a Shalya.

La miré, asustado, sin poder evitarlo, y recibí una fuerte patada que me hizo caer al suelo.

-Shalya...-murmuré retorciéndome.

Ella me miró.
-Ghassan.. corre... por favor vete.-suplicó ella en un susurro.
-Vaaaaaaaya que romántico.-dijo Yerik asestándome otra patada.
-Ni hablar-murmuré levantándome lentamente.
-Por favor..-repitió ella.

Recordé mi vida, siempre esquivando los problemas, dejando a otros luchar por mí...

Miré al chico del pelo negro y a su espada ensangrentada.
¿Y qué si moría? Al menos sería por alguien que me importaba.

ESTOY HARTO DE HUIR!-estallé, saltando sobre el Harkonnen y agarrándole las manos para impedir que usase la espada.

Él me dió una patada, pero no demasiado fuerte. Luego intentó soltar las manos pero no lo consiguió.

-¿Estas dispuesto a morir por esa fremen? ¿Tanto te importa?-dijo el harkkonen.
-¿Te cuesta entenderlo, verdad? Jamás nadie lo haría por ti-le dediqué una sonrisa dolorida-.Pero ella se merece que arriesgue mi vida...¡y más aún!

Tiré de su espada hacia mí.La soltó sin querer y me miró sorprendido.

-Suelta mi espada.-dijo molesto.

Yo también dirigí mis ojos hacia el arma, sin creérmelo.
-En tus sueños-y la alcé. La sangre de la pelirrosa se escurrió hasta mis manos y me estremecí.

Tiraré esta espada en lo más profundo del desierto, lo juro, lo juro por mis antepasados...

-¡¡Suétala!!.-dijo lanzándose sobre mí completamente desarmado.
Hice un movimiento violento con el filo, hiriéndole en la pierna. Sin embago, siguió moviéndose y me atizó dos golpes con fuerza en la cara. Cerré los ojos e hice ondear la espada. Al escuchar un grito, supuse que le había alcanzado...

Me limpié la sangre que se deslizaba de mi nariz con el dorso de una mano, y volví a sujetar la espada con firmeza.

-Hijo de puta.-espetó el Harkkonen dándome una patada en las costillas.

Me doblé sobre mí mismo.

-Maldito seas mil veces...
Él se carcajeó y me atestó otras dos patadas. Oí como Shalya gemía al ver la situacion y suplicaba una vez mas que me marchara.
Un tintineo me informó de que había dejado caer el arma. Me apresuré a recogerla y me alejé de él de un salto.

-No te va a resultar tan fácil-gruñí.

-Eso lo veremos.-contestó Yrik coriendo hacia mí.-No necesito espada para matar a un simple fremen, con Shalya, simplemente decirle que quería ayudarla a salvarte porque la amaba funcionó, estúpida ingenua, yo creo que le gusto.-se abalanzó sobre mí y me agarró del cuello.
Forcejeé para soltarme, furioso.

-¡Cállate, idiota!

Sin embargo no me soltó, sino que comenzó a apretarme el cuello.
-Cállame tú si tienes lo que hay que tener, estupido fremen de mierda.-dijo el harkkonen con una sonrisa burlona.

Cerré los ojos con fuerza mientras mi vista empezaba a nublarse por la falta de aire, en ese momento...Recordé la espada que llevaba entre las manos y saqué fuerzas para atravesarle con ella la pierna el maldito Harkonnen.

Él dio un grito de dolor y luego me dio un puñetazo y se separó de mi, intentando taparse la herida, que sangraba bastante.

-Maldito hijo de puta.-espetó. -Te arrepentirás de esto.

Tosí, intentando recuperar el aliento. Luego alcé la cabeza y le miré con odio.

-¡Eres tú quien debería estar arrepentido!
-¿Arrepentirme yo? JAJAJAJAJAJA.-comenzó a carcajearse.-¿Y porque? ¿Por violar y torturar a una cría estupida y ingenua y ademas disfrutar de ello? ¿Por eso?-se levantó dispuesto a atacarme otra vez.

Le miré mientras se acercaba, y por un momento sentí un poco de compasión, mezclada con el odio.
Un perro sin sentimientos, una bestia...
Pero yo iba a vencerle. Yo tenía algo por lo que luchar.

Empuñé la espada firmemente, en silencio.

Él se abalanzó sobre mi y comenzó a darme puñetazos, no obstante, estaba herido y sus movimientos eran mas lentos que antes.
Recibí varios y esquivé unos pocos, esperando al momento justo...en el que descubriese su pecho, la zona del corazón.

No puedo hacer un movimiento en falso...

El Harkonnen continuó dándome puñetazos, jadeaba, estaba cansado y había sangrado bastante a causa de la herida que yo le habia hecho en la pierna.

Elevó un puño, directo a mi cabeza....

En ese instante lo vi. La zona del corazón...Incluso un harkonnen poseía corazón...

Grité con todas mis fuerzas y dirigí el arma a esa zona. Hubo un ruido desagradable, y luego el murmullo de la sangre al derramarse sobre el suelo...

Yerik cayó de rodillas mirándome sorprendido, luego se tocó la herida y se dirigió a Shalya.
-Esta arma tenía que matarte a ti...-le dijo.

Ella, aún encogida, le miró en silencio y agachó la cabeza hundiéndola en sus rodillas, las cuales abrazaba.


Él me miró a los ojos.
-Se nota... que quieres mucho.. a Shalya.

Me quedé callado unos segundos, asombrado.
-Ni yo mismo podría decirte cuánto-murmuré al final.

Yerik medio sonrió.
-Cuídala mucho entonces...-susurró antes de caer al suelo boca abajo.

No volvió a respirar.

Di un gran suspiro y dejé caer la espada. No solo había matado a un Harkonnen, había acabado con mi anterior vida. Con las huidas, con la cobardía...

¡Y había rescatado a Shalya!

-Shalya-la llamé, con una débil sonrisa-¡Vencí!

Ella me miró y me pareció ver que tambien sonreía, pero estaba muy debil, apenas se podía mover.
-¿Sabes?-susurró.-Cuando te ríes... estas guapísimo.

//Out// Yerik samurio ;_; lo echare de menos T_TU pero...pero...la historia avanza y el final se acerca! posteaddd :3 //Out//




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