Desde que tuve aquel sueño lo cierto es que no pude sacarme aquella imagen de la cabeza. Hacía tanto tiempo que no recordaba a Anya de aquella manera que, realmente, acabé desconcertado y lo único que quería era solucionar aquel grave problema. Que Ilysse Harkonnen me recordase a ella era un problema... no podía eliminarla. Aunque debía arreglar el problema de raíz.
Fui a hablar con la baronesa, cuando me las encontré juntas. Acabé afirmando que yo era el padre del hijo fremen de Ilysse, pero quizá ese crío fuese mi oportunidad para acabar un experimento que por culpa de mi ineptitud en aquel momento, no pude terminar. Aquel crío sería la puerta para acabar con mis investigaciones y, como si con ello no fuese suficiente, poco después conseguí descubrir que el hermano de Ray era un fremen de pelo naranja, un fremen al que Ilysse conocía. Algo extraño se apoderó de mi interior cuando vi la mueca que aparecía en su rostro al hablar de él... Era algo que no me gustaba en absoluto. Además de todo ello, el hermano de Ray era... “el resistente” de los dos. No pienso extenderme mucho con este tema pero, en general, cuando existen dos hermanos gemelos siempre uno es más fuerte, “más resistente” que el otro. Aquella foto de los archivos solo me demostraba que, de los dos, ese tal... Azim era el más fuerte. Debía conocerle, tenía que experimentar con él, fuera como fuera... Además, en el archivo había una pequeña nota: “El joven Straus comenta algo sobre unas extrañas pesadillas en las que vive como un fremen, describiendo paisajes de Dune sin conocerlo, y le llaman “Azim”. Lo cierto es que no se que es lo que podría significar esto...”
“El joven Ray ya no experimenta estas pesadillas a los doce años... “
Y una mierda...
Ilysse continuaba en el laboratorio y, cada vez, conseguía provocarme más y más. Ya que el recuerdo de aquel sueño venía a mi cada vez que le veía la cara. Finalmente acabó tocando un aparato que, por culpa de los estúpidos que llevaron la mudanza del viejo palacio a este, estaba medio estropeado. Por ello tuve que apartarla de éste, antes de que acabara explotando. La dejé contra el sofá, acabé tan cerca de ella que cuando me quise dar cuenta me estaba mirando con los ojos muy abiertos. No, esto no es una broma...
-Joder...-masculló ella.
-La próxima vez te metes las manos donde te quepan.-Gruñí, me intenté separar de ella pero me tomó por el brazo.- ¿Qué?
-Aún estoy impresionada, no me dejes ahora.-
-No soy un juguete.-Espeté.
-Vamos, no seas tan cruel.- dijo ella, por su tono, parecía una niña, una niña desprotegida.
-Creo que dejé claro que no quería que me trataras de esta manera.-Comenté.-
-No entiendo por qué a veces me tratas tan bien, y otras veces me tratas así, tan indiferente, creo que nunca lograré entenderte Johann. Primero me hablas de usted, y ahora me tutéas, ¿estás intentando confundirme?-
No me había dado cuenta de que había cambiado mi forma de hablarle... Hice que me soltase y me alejé, quedando aún frente de ella pero no tan cerca. La miré con el ceño fruncido, realmente parecía como si supiese que era lo que me estaba rondando por la cabeza o, al menos, sabía como confundirme a mi.
-Yo también creo que nunca me entendeRÉIS, Ilysse.-le respondí.
Ilysse se levantó del sillón con algo de esfuerzo, agarrándose el vientre con ambas manos, y se dirigió a mi.
-No deberías tratarme así, nuestro hijo debe sentirnos más unidos...-
Nuestro hijo...
Será...
Vas a lamentar tratarme de esta manera, sin duda...
-¿Unidos?-pregunté. Ahora me tocaba jugar a mi, la tomé por la cintura y la aproximé todo lo que pude a mi cuerpo.- ¿Así? ¿O aún más?
-Creo que así estará bien...- dijo quejándose levemente. La había acercado demasiado y estaba apretando levemente su vientre.
-Pues a mi me parece que aún estamos muy alejados.-Aproximé mi rostro al suyo, quedando muy próximos.
-Así me gusta más...- dijo acercándose a mi, hasta casi llegar a rozar mis labios... y cuando supongo que creía que ya era suyo, me aparte. Sonreí burlescamente, aún haciéndola contra mi cuerpo, y reí.
Ilysse parecía molesta.
-Eres un estúpido.- espetó.
-Mujer, no te pongas así...-Le susurré al oído, noté que se estremecía y esta vez sí que la besé yo. Por un momento intentó escapar pero, al tenerla sujetada de aquella manera, no le fue posible.
Dejé de besarla un momento, para mirarla, parecía aterrada, y a la vez complacida.
-Eres un maldito engreído, ¿crees realmente que quiero estar así, y aquí? Te equivocas.- dijo intentando zafarse.
Si realmente fuera así...
Podrías escapar sin problemas.
No lo es...
Acaricié sus labios con mi dedo índice y dejó de intentar escapar de mi, simplemente me miró fijamente a los ojos. Desde hacía bastante tiempo me sentía extraño, estaba entretenido. Eso solo significaba que mis ojos eran de color azul. Vaya... Será difícil volver al estado anterior.
-Pues la verdad...-Dije en voz baja.- Sí, creo que sí que quieres estar así y aquí. Cierto es que estás aburrida pero... podrías haberte marchado ya hace mucho tiempo.
-Has acertado con lo de aburrida, para de una vez, ya me he divertido demasiado. Deja que me vaya.- ordenó.
-Pues ahora me toca divertirme a mi.-Comenté, luego reí mientras la apoyaba en la pared.- ¿No te parece entretenido?
-En absoluto.- mintió con mucha seguridad.
-Bueno, puedo “convencerte”.
Realmente ahora sí que quería jugar con ella, conseguí apartar un poco de mi mente aquellas malditas imágenes, aquel sueño, aquel recuerdo de Anya que tanto me atormentaba. Realmente el haber sido “tan idiota”, según el juicio de una persona normal, fue lo que verdaderamente consiguió que me desequilibrase. El hecho de haber comenzado a sentir cosas “abstractas”, era simplemente estúpido pensar de aquella manera siendo yo.
Pero ahora que conseguí apartar aquellas imágenes podía divertirme un poco, quizá. Le besé suavemente en el cuello, intentó apartarme pero poco después se quedó quieta y acarició mi cabello. Sabía que no iba a apartarme, si estaba en aquel lugar era por algo. Al final, poco después, me quedé cara a cara con ella de nuevo. Sus ojos expresaban algo extraño, quizá dos sentimientos contradictorios.
-¿Y ahora?-le susurré.- ¿quieres que te deje ir?
-Insisto.- dijo secamente, sin dejar de mirarme directamente a los ojos.
-Me resulta graciosa tu forma de mentir.
-No miento. En realidad no debería estar aquí, y mucho menos contigo.-
-Yo soy el padre de tu hijo.-Recordé, luego sonreí ampliamente. Desde hacía rato quería devolverle aquella frase.
-Es extraño... nunca hemos tenido intimidad, y dentro de mi hay alguien que también posee tu sangre...- dijo con tono burlesco.
-Llamémosle milagro.-Ironicé, luego aproximé más mi rostro a ella.- Esta sería una buena ocasión para tener mayor intimidad. ¿No te parece?
-No, no me parece. Eres poco hombre para mi.-
Anda...
Pero mira que mona...
Me hacían gracia aquellas palabras, pero quizá aún más que vinieran de ella. Realmente en lo único que Ilysse se parecía a Anya era en el físico, mentalmente eran contrarias. Aunque, quien sabe, a lo mejor había una pequeña Anya dentro de aquella Harkonnen.
Al pensar aquello me puse de mal humor, la tomé por las muñecas y la dejé contra la pared. Miré de reojo su vientre.
Estaba embarazada...
¿Y qué? Me pareció oír en mi interior. “Da igual, puedes acabar haciendo lo que desees, cuando quieras... eres Johann Harkonnen”
“Johann Harkonnen lo que es, es un hijo de puta.”
Al recordar mis propias palabras la besé, intentando que desapareciesen. Por un momento fue posible, pero luego regresaron por lo que esta vez el beso continuó con más ansia. Debía hacer desaparecer todas aquellas palabras de mi cabeza, para siempre, no podía dejar que aquellos recuerdos volviesen a afectarme. Si eso ocurría, volvería a matar a mis pacientes sin darme cuenta.
-¿Y no será que la situación te queda grande?-Le susurré al oído, continuaba sujetándola por las muñecas mientras que con mi mano libre la tomé por la barbilla.
-Jamás pensé que llegaría a encontrarme en esta situación... contigo.- musitó respirando algo agitada. –Deberíamos parar.- sugirió bastante insegura.
-Desde el principio intentaste venir aquí, para... –Me quedé delante de ella, mirándola fijamente- ¿Provocarme quizá? Sí, puede ser... Fui un médico amable y tranquilo, lo único que tenías que hacer era no incitarme de esa manera. Sin embargo... Continúas siendo la misma de siempre.
-Quieres decir que... ¿he conseguido provocarte? Vaya... pensé que eras un insensible Johann. Tu apariencia apacible y tu comportamiento inclemente jamás dan a sospechar siquiera lo contrario. Pero... no puedo negarte que me gusta.-
Provocarme dice...
¿Crees que si lo hubieses hecho todavía estarías así?
Uh... Pobre inepta.
-¿Insensible yo?-Ironicé.- Me ofendes, sea como sea... No creo que te agrade provocarme del todo. Así que... ¿qué te parece si te dejo ir?
Comenzaba a pensar con claridad, debía echarla de allí antes de que volviese a perder el control. No era buena señal aquel tipo de pensamientos que estaba teniendo, debía acabar con aquel problema para siempre.
-Quiero saber a que eres capaz de llegar con esto...-
En fin...
Acabé besándola de nuevo con cierta pasión, poco después mis besos fueron hacia su cuello para dejarla respirar. Continuaba inmovilizándola, mis ojos quedaron clavados en su vestido, era bastante sencillo, no le pegaba en absoluto. Acabé deslizando la mano que me quedó libre por su espalda y se lo bajé hasta la altura de la cintura.
Ilysse soltó un leve gemido, y fijó sus ojos en mi. Su expresión era extraña, parecía complacida.
-Johann... para de una vez...- dijo intentando colocarse el vestido.
-¿De verdad quieres que pare?-Le susurré al oído, de una forma bastante dulce mientras ahora le besaba en la oreja y continuaba acariciándola.
-Si continúas... no podré negarme... por favor, para.- dijo casi suplicante.
-De eso se trata.-Le respondí.- Además, anteriormente... fui yo quien te pidió que parases. Ahora ya... no puedo detenerme. Lo lamento.
-Johann, maldita sea... ¡déjame!- chilló apartándose bruscamente de mi, volviendo a colocarse bien el vestido.
No continúes actuando de esta manera... solo me provocas más...
Extendí mi mano hacia ella, como invitándola a acercarse a mi. Al principio aparentó mirarme con algo de frialdad e, incluso hizo un gesto para apartar mi mano de ella. Sin embargo, poco después me tomó de la mano y la hice hacia mi. Nuestros cuerpos estaban prácticamente pegados, mis ojos clavados en los suyos.
-Tu mirada... ¿por qué ahora es diferente?- preguntó con un tono de voz muy bajo.
-Porque no soy el mismo de siempre.-Contesté mientras acariciaba su pelo y besaba su cuello.
-Johann, no podemos estar aquí... estoy... incómoda.- replicó
-¿No te gusta mi laboratorio?-le susurré al oído.
-No me gusta esta situación...- susurró apartándose de mi, quitándose una traba que tenía en el pelo, dejándolo entonces caer sobre su rostro.
-¿Ah no?-Sonreí ampliamente.
-Me ha gustado provocarte...- dijo comenzando a quitarme la camisa.
-Lo he notado.-Respondí mientras continuaba mirándola y ella desabotonaba mi camisa.
Sus ojos bajaban cada vez más, según el botón que desabrochaba. Luego se colocó el pelo hacia atrás, y fijó sus ojos en mi, mientras me acariciaba el pecho.
-Quiero... que tengamos intimidad- sonrió pícaramente
-¿Intimidad?-Pregunté divertido, tomé una de sus manos con la mia.- ¿Qué hay más intimo que mi laboratorio?
Ilysse sonrió, y desvió su mirada a la entrada.
-No me siento segura, puede venir alguien...-
-¿De verdad lo crees?-Pregunté, la empujé hacia mi y quedó completamente pegada.- Esta zona es privada, tu hermana me la resevó para mi.
-Está bien...- respondió aferrándose a mi cuello, comenzando a besarlo con mucha pasión.
Habría sido interesante conocer el dato que provocó a Ilysse a actuar de esa manera. Estaba seguro de que tuvo problemas con el padre de su hijo durante la visita a la ciudad... Mientras la besaba y la llevaba hasta una zona de la habitación, pensaba en ello. Sin embargo todo ello desapareció cuando llegamos al lugar al que yo la estaba dirigiendo, la camilla. La tendí con cuidado y continué besándola, acariciándola. Había perdido el control finalmente, por primera vez en tantos años lo había hecho. Y aunque más tarde realmente eso me desconcertó, en aquel momento no me importó en absoluto. Me coloqué sobre ella pero sin apoyar mi peso en su cuerpo, y continué con lo que había estado haciendo anteriormente. Y como hice varios años atrás... me aproveché de los puntos inversos a los de dolor. Pero, ya por último, de estos también. Provocando los gritos y gemidos de ella. Ni siquiera la propia Ilysse sabía si eran de placer o dolor... Me estaba provocando mucho aquella situación, acabaría haciéndola mía de la peor, o según se mire, manera que ella podía imaginarse.
-Jo..hann...- dejó escapar entre gemidos, aruñándome levemente la espalda con sus uñas, aferrándose aún más a mi.
Coloqué mis dedos entre su cabello, le hice levantar la cabeza mientras continuaba con los ojos entrecerrados. La hice mirarme fijamente, acerqué mis labios a los suyos. La besé profundamente, luego mis labios volvieron a su cuello mientras que, aparte de besarlo, lo mordí. Continuaba utilizando estos puntos de placer y dolor, jadeaba y gemía de una manera que, ni ella misma, era capaz de saber si se trataba por el dolor o por el placer que estaba sintiendo. Poco después, todo pasó a mayores. Aquella situación realmente me estaba poniendo caliente de verdad, por lo que comencé a penetrarla provocando que ahora sus gritos fueran mayores. Podía sentir cómo era de gran su placer, mezclado con algo de dolor, por la manera en la que me clavaba sus uñas, por sus gritos, cada vez mayores, por su respiración cada vez más y más agitada...
Quizá por el hecho de que no pudiera controlarme, al final acabó desmayándose. Cuando me di cuenta de que su cuerpo estaba a mi merced completamente, me coloqué bien las gafas y me aparté de ella mientras me colocaba bien la ropa. La miré de reojo...
Sí, había conseguido provocarme de una manera que creí imposible. Entrecerré los ojos cuando hube terminado de vestirme, le coloqué una sábana por encima y me dirigí hacia los pasillos, para luego comenzar a recorrerlos y oir la conversación de algunos soldados. Tenían información que me interesaba...
Out: gracias a Ilysse xDU
Johann volvió al desierto a las 4:00 p. m.
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