viernes, agosto 3

Espero que Mavra sepa lo que está haciendo, y esto no sea el principio de una guerra contra esos malditos...

-Argh...-
Me agarré el estómago fuertemente y me deslicé poco a poco hasta el suelo. Me había dado un fuerte dolor en el vientre, un dolor punzante e insoportable.
-Mi bebé...- susurré apretando los ojos con fuerza.
No sabía qué hacer, no podía moverme, me dolía muchísimo, y temía que pudiera pasarle algo a mi hijo... ¿qué debo hacer?... entonces recordé las palabras de Johann Harkonnen... él podría ayudarme, después de todo, sin saber cómo, sabía lo que me ocurría.
Me levanté como pude y sentí que todo se me volvía negro, me aferré a la pared y sentí que me desvanecía...no........ alguien me agarró con delicadeza, evitando mi caída.
-Vaya...-susurró alguien, reconocía aquella voz. Era Johann Harkonnen.
-...Justo... a tiempo...- sonreí levemente
Noté como me tomaba en brazos y comenzaba a caminar, estuvo un rato en silencio hasta que me preguntó:
-Requiere de mis servicios, ¿no?
-Si... es usted muy perspicaz.- ironicé.
-Sí, eso dicen...-comentó.- Dicen que tengo un "sexto" sentido...
-Me... duele...- me quejé aferrándome a su cuello
Me miró por un momento de reojo, luego aceleró el paso. Abrió una gran puerta de metal, luego entramos... estabamos en una especie de... ¿laboratorio? Sí, creo que sí... Me dejó sobre una camilla, muy alejada de otra que había en el cuarto que estaba rodeaba por una especie de cortina negra. Johann tomó algunos útiles médicos y se me acercó. Me estaba examinando, pero notó que cada vez el dolor era mayor, por lo que me inyectó algo. Poco a poco aquella sensación fue desapareciendo, sin embargo, cuando terminó se colocó a mi lado y me dijo, con cara muy seria:
-Parece que ha "pasado algo".
-¡¿El qué?!- pregunté algo exaltada.
-Tranquilicese...-Me aconsejó, con voz paciente.- Quizá sean por los nervios, quizá el maldito clima de este planeta, o la "mudanza"... Pero su bebé ha sufrido. Sin embargo, no se el alcance hasta que la examine con una máquina que... se ha roto a causa de las prisas. No obstante, no se altere. Conozco un médico que trabaja en la ciudad y la tiene. Podemos visitarle cuando quiera.
-Espero que no sea nada de gravedad... esto me pasa por descuidarme... Johann, vayamos ahora mismo, necesito saber que mi bebé está bien.-
-Claro.-Asintió. Luego me ayudó a ponerme en pie.- Lo mejor será que la lleve yo.
Asentí, y salimos de su laboratorio, aún sentía algo de dolor aunque mucho menor. Realmente Johann no parecía mala persona, pero me hacía sentir extraña, esos ojos... esa mirada... no sé, tal vez era ese sexto sentido que decía poseer el que me incomodaba.
Consiguió hacerse con una nave, dado la confusión que existía. Él sabía que quería llevar esto en secreto, quizá me tomó al pie de la letra. No tardamos demasiado en ir a la ciudad, estaba algo revuelta, y yo no sabía lo que había ocurrido. Me ayudó a bajar de la nave, que aparentaba ser de los Atreides, y caminamos lentamente por la ciudad, apoyándome mucho en él.
-Puede que sea algo peligroso andar por aquí como si nada. Nos reconocerán. ¿Está muy lejos la consulta de su amigo?-
-No, no lo está.-Negó con la cabeza, luego me miró.- No es tan fácil que nos reconozcan, no vamos con el escudo de su familia en el pecho. Y actualmente, aunque lo hagamos, están muy agitados...
-Tiene razón... maldita sea, odio darle la razón.- farfullé, luego no pude evitar sonreir.
Él dió una leve carcajada, luego me miró y continuamos andando. Llegamos frente una casa de apariencia bastante pobre, Johann tocó a la puerta, y nos abrió un tipo de cabello rubio. Éste ni me miró, sus ojos se clavaron en Johann y luego intentó cerrar la puerta. Él se lo impidió.
-Vamos Herold, es de mala educación cerrarle la puerta a una señorita.
Gruñó Johann, mientras que con una mano intentaba abrir la puerta y con la otra me sujetaba para que no me cayese.
-¡Basta Johann!-Gritó el otro tipo.- ¡No quiero problemas!
-Si lo dices en serio abre.-Ordenó.- Porque si me veo obligado a entrar a la fuerza no te gustará.
Volví a agarrarme el vientre con fuerza, parecía que el bebé se movía, y me incomodaba muchísimo, no dejaba de pensar en cómo estaría, esperando que todo saliera bien.
-¡¡¡Maldita sea estúpido, ábrenos de una vez que me duele!!!- chillé mirándole con odio.
Herold entreabrió la puerta, Johann aprovechó y lo empujó lejos, luego me ayudó a entrar.
-Esta vez solo quiero que me dejes una de tus máquinas.-Indicó Johann.- No voy a hacerte daño.
-¿Cual...?-preguntó el rubio, mientras me miraba fijamente.
-La GX020215-Contestó Johann, luego me hizo sentar en un sillón que estaba en la entrada.-Descansa aquí mientras le convenzo.
Me desvanecí sobre el sillón apoyando la cabeza en el posa brazos, me sentía agotada, y triste... muy triste... pensando que podía ocurrirle lo peor al hijo de Azim y mío... era lo único que me quedaba de él, despues de todo...
Poco después noté como volvía en mi de nuevo, poco a poco, notaba el tacto metálico sobre mi piel. Al abrir los ojos vi una gran máquina, detrás de esta estaba Johann, muy concentrado. Miré a mi derecha y vi a Herold atado y llorando.
-Cállate ya.-Ordenó Johann.
-Dime Johann, ¿está bien?-
-Eh.-Levantó la mirada, la fijó en mi por un momento, para luego continuar concentrandose en la máquina.- Ha sufrido bastante, no debería ponerse tan nerviosa. Sin embargo, he conseguido hacer que el mal no vaya a peor y ahora, simplemente, está bien y mejorándose. No obstante, debe tranquilizarse. Si no lo hace, perderá al bebé irremediablemente.
-Para mi es casi imposible, he sufrido muchas emociones en las ultimas horas, pero lo haré, me tranquilizaré y haré todo lo que esté en mi mano para que esté sano y nazca sin problemas.- aseguré mirándole. -Johann... gracias.- dije fríamente mirando hacia otro lado.
-No hace falta que me las des.-Respondió, poco después alejó aquel artefacto metálico y me acercó algo de beber.- Toma.
Al principio desconfié un poco, pero no podía hacerlo, en ese momento dependía de él la vida de mi hijo, y hasta la mía. Lo tomé, y bebí despacio, luego le regresé la taza y le pedí que nos marcháramos de allí, me sentía incómoda con el llanto de aquel medicucho.
Johann se despidió de aquel tipo con un leve "adiós" tras desatarlo, el rubio lo único que hizo fue mirarlo con rabia y poco después ya estábamos afuera. Johann me ayudaba a caminar, de pronto noté un dolor agudo en el estómago y me encogí. Él me sujetó con fuerza, haciéndome hacia él. Cuando el dolor se pasó, levanté la mirada. Sus ojos estaban clavados en mi, parecía estar viendo a un fantasma.
-Maldita sea...-le oí susurrar.- Otra vez.. no.
Miré sus labios, cada vez más cerca de los míos, luego volví a dirigir mi mirada hacia sus ojos, que seguían mirándome de aquella forma tan extraña... su respiración... cada vez más cerca..... sentí entonces sus labios rozar con los míos; me besó. Fue un beso dulce, lleno de... ¿amor? De repente, miré a mi alrededor, y le vi... ¡Azim! Aparté de mi a Johann sin dejar de mirar a Azim, éste se había dado la vuelta y había comenzado a caminar, alejándose.
Los ojos de Johann estaban clavados en el suelo, de pronto me miró pero en ese instante salí detrás de Azim. Aunque intentó detenerme, no podía permitir que Azim se fuera de aquella manera. Me miró con tanta decepción que... incluso me dolió. Poco después, llegué hasta él. Estábamos en medio de un callejón, apenas podía continuar caminando. Aún así, estiré mi mano hacia el brazo de Azim y lo tomé con fuerza. Se paró en seco. Pero continuaba dándome la espalda.
-Azim...- susurré
Me abalancé hacia él y le abracé por detrás, le echaba tanto... de menos... deseaba hacer esto desde hacía mucho tiempo. Él continuaba sin decir nada, con la mirada clavada en el suelo.
-Así que ese es.-Dijo tras varios minutos en silencio.
Abrí los ojos con fuerza, sin comprender en principio lo que quería decir. Luego lo entendí todo. Me separé de él sin dejar de mirarle.
-Sí.- afirmé.
-Je...-Su voz sonaba tan... tenebrosa. Se giró hacia mi, estaba pálido y ojeroso.- ... No puedo entenderlo.
Coloqué una mano sobre mi vientre, y sentí el impulso de abrazarle y decirle que todo era mentira, que aquel hijo que esperaba era suyo, que nunca había amado a nadie más, que nunca después de lo nuestro había podido yacer en la cama con otro... pero... el deber me imponía más que mis sentimientos.
-No sé qué no puedes entender, creo que está todo muy claro.- respondí con firmeza.
-Mataste a mi hijo para... tener... ¿¡Uno de ese tipo!?-Finalmente acabó alzando la voz, luego sus ojos azules se quedaron clavados en mi.
Di un paso atrás, nunca le había visto tan furioso, nunca había sentido tantas ganas de llorar como en aquel momento, tanta tensión... tantos nervios...de repente volví a sentir un dolor en el vientre, insoportable... caí al suelo de rodillas, retorciéndome del dolor, pero no dejé escapar ningún sonido, debía ser fuerte.
-¿Quién es él?-Le oí preguntar, al levantar la cabeza me tenía la mano para ayudarme a levantar, sin embargo, continuaba con aquella mirada...
-Mi... médico.- respondí. Luego miré hacia otro lado, y me levanté como pude sin ayudarme de su mano.
-¿Y te trae hasta aquí en ese estado?-Su tono continuaba siendo cruel, luego vi una sonrisa amarga mientras agachaba la cabeza.- Sin duda será un "padre perfecto"...
-No te burles, he venido a hacerme unas pruebas, no he estado... demasiado bien.-
-¿A caso el hecho de tener que huir y pensar como contraatacar te ha dejado así?
-Ese es uno de los motivos.-
-¡Genial!-Luego levantó la mirada.- ¡Me parece perfecto todo lo que has hecho! ¡Sí, he caído como un estúpido capullo! Pero en fin... alguien debía de hacerlo.
-Azim... no te veo muy bien, deberías descansar...- susurré acercándome a él. -Dime, ¿qué ha pasado aquí?-
-No te me acerques.-Gruñó mientras retrocedía.
Sentí dolor en mi interior. Esto sería el final para nosotros. Era lo mejor.
-No te preocupes, no volveré a hacerlo. Cuídate Azim, y sé feliz.- le sonreí triste, y me di la vuelta, con la cabeza alta, como si no me importara en absoluto. Mientras caminaba con la mirada perdida, sentía como se me empañaba la vista, y de mis ojos salía agua... lágrimas... Azim, perdóname...
Oí un golpe brusco, luego otro y como muchas cosas caían al suelo. Me giré levemente, solo un poco, Azim había destruido una caja que había a un lado del callejón, dejándola hecha pedazos. Luego vi como continuaba caminando... Estuve apunto de decirle algo, pero me reprimí y continué andando... Era lo mejor.
-Ilysse.-Oí de pronto, rato después, a mi lado. Al mirar vi a Johann.
-Johann...- susurré bajando la cabeza.
-E... ¿estás bien?-preguntó, luego colocó su mano sobre mi hombro.
-Si........ no, no estoy bien, quiero volver.- contesté mientras me aferraba a él. –Dime Johann, ¿por qué me besaste?-
-Ah pues...-me tomó en brazos, para evitar que caminase. Sin embargo, su mirada quedó fija en el frente.- Me recuerdas a alguien...
-¡¿Porque te recuerdo a alguien?! ¡Maldito cerdo!- grité mientras le golpeaba la espalda con furia. -¡Por tu culpa!-
Se mantuvo impasible, me miró por un momento. Luego sus ojos continuaron en el frente mientras continuaba cargando conmigo.
No podía dejar de llorar... empapé la camisa de Johann de lágrimas, me sentía realmente mal, desdichada... nunca pensé que llegaría a sentir algo así. Maldita sea... que frágil me he vuelto...
-¿Qué ha pasado?-preguntó de pronto.- ¿Viste al padre de ese hijo?
-No me hagas preguntas que no puedo contestarte, ya sabes suficiente, aún estando en contra de ello, así que olvídalo.-
-Se que el crío es mitad fremen, así que es normal que piense que estás así tras haberlo visto.
-¿Es ese maldito sexto sentido el que te dice que lo es?-
-La ciencia es quien me lo dice todo.-Comentó, luego me miró.- Pero algunos consideran que la utilizo de esa forma.
-No creo que el ser médico te haga adivino, pero en fin, prefiero no hablar más del tema... se acabaron las preguntas, ahora me toca a mi saber algo más de ti, ni siquiera sé realmente quién eres, y te he confiado mi secreto, ¿no crees que deberías confiarme tu uno a mi?- pregunté con curiosidad
-¿Uhm?-Me miró de reojo.- ¿Qué quieres saber?
-Dime, ¿a quién te recordé cuando me besaste?-
Sus ojos aparentaron querer fulminarme, sin embargo, luego sonrió levemente y miró al frente mientras me respondía:
-A mi antigua esposa.
-¿Dónde está ella ahora?-
-Muerta.
-Ajá... ¿la querías mucho?-
-Jeh... ¿quererla?-Me miró de una forma extraña, luego sus ojos volvieron al frente mientras continuaba riendo.
-Si no la querías, ¿por qué me has besado al recordarte a ella? ¿sólo te inspiraba deseo?-
-Quizá debas saber algo de mi antes de preguntarme todo eso...-Comentó, luego se detuvo y clavó sus ojos en mi.- Hace mucho tiempo que dejé de tener las "emociones humanas". Desde que ella murió. Acabé borrando todos los sentimientos que un humano puede poseer. Incluso cuando ella vivía, creía no tenerlos y tuve que esperar a que muriese para darme cuenta de toda la verdad. El hecho de que te haya besado no quiere decir nada. Simplemente tuve un recuerdo de ella, un recuerdo que ya no me inspira nada así que si te preocupa que vuelva a suceder.. No, no volverá a pasar.
-Tal vez sea al contrario, y quiera que vuelva a suceder...- bromeé.
-Lo dudo.-Comentó mientras continuaba caminando.
-Yo no lo dudo, te lo aseguro.-
Se rió, poco después ya estábamos en la nave. Se encargó de comenzar a manejarla mientras yo descansaba, miré por la ventana tristemente... La decepción, la rabia, la ira... y la pena que vi en los ojos de Azim no se me borraban de la mente.
Pronto estuvimos de vuelta en el escondite, habían muchas naves fuera, y soldados por todas partes, ya Mavra había comenzado el movimiento de los Harkonnen.
Caminamos hasta la entrada, y empezamos a subir escaleras, de repente, en el pasillo que daba hacia el laboratorio de Johann, vimos un joven... su cabello era... muy parecido al de Azim... la misma forma, el mismo peinado... aunque éste de color blanco. Esperé hasta que estuviera algo más cerca, y cada vez que se acercaba, yo iba abriendo más mis ojos, no podía ser... era él... era él... Azim...
-¿Qué haces, Ray?-Le espetó Johann.
-¡Ostia, mierda!-Gritó el tal... "Ray".- ¿Tú eres el medicucho? ¿¡No podrías llevar una bata como los demás...!? Bueno yo... es que... verás... tengo que....
-Lárgate si te da la gana.-Le indicó Johann mientras se encogía de hombros.- Realmente eres capaz de recuperarte tan rápido.
El peliblanco lo miró con la boca abierta, incrédulo, luego sus ojos coincidieron con los mios.
-¿Quién eres..tú?- pregunté entrecortada, aún bastante sorprendida por el parecido con Azim.
-Hum. Ray Strauss.-Respondió despreocupadamente.-¿Tú quién eres?
-Ilysse Harkonnen.-
-Genial. Bueno, adiós.-Tras eso se marchó corriendo, aparentaba estar lleno de energía.
-A quién irá a golpear...-farfulló Johann, luego continuó andando.
-¿De dónde ha salido?- pregunté desconcertada siguiendo los pasos de Johann.
-Es capitán de una división que vino desde Giedi Prime hace algunos días. Arrasó el solito un refugio de la zona noreste.-Me informó Johann
-Así que fue él...-
-¿Hum?-Johann se giró para mirarme.- ¿Fue él?
-Nada, olvídalo.-
Realmente se parecía mucho a Azim, eran idénticos, aunque con miradas distintas, pero incluso parecían igual de fuertes y resistentes... ¿Tendría algo que ver con su familia, o sería pura casualidad?
-Johann, me retiro a mi habitación, estoy cansadísima.--De acuerdo, descansa y si te sientes mal avísame.-Tras eso, comenzó a andar hacia su laboratorio. Luego comenzó a silbar una extraña melodía.

*OUT* Muchisimas gracias a Loreni por rolear con moi! (tkmm ^^) espero que no haya kedado mu largo (mira pa'rriba) ups... xDDD sorry!! ;P besines!! *OUT*




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