Cuantas malas noticias juntas...
Habían atacado el refugio de mi jefe, habian matado a la madre de mi jefe y yo había huído de allí con la hermana de mi jefe.
Shalya lo estaba pasando muy mal, yo la entendia perfectamente, se lo que es perder a una madre..
Nos instalamos todos los fremen en una plaza, yo tenía mi casa allí cerca, pero no podía meterles a todos, eran muchos, así que decidí quedarme con ellos, para ayudar todo lo que pudiera.
Estaba entreteniendo a unos niños que tambien habian perdido a sus padres cuando vi que Shalya se marchaba, un par de horas despues había vuelto con un montón de provisiones y ayudas para los fremen.
Que chica tan grandiosa.
Sin embargo su hermano... ni siquiera se había presentado a ver a los de su refugio, ni a su hermana... ¡Maldito idiota insensible!
Pensé que posiblemente estaría en su casa tan tranquilo, así que decidí ir a hacerle una visita, muy cabreada.
Sin embargo, cuango me dirigía hacia allí lo ví y fui hacia él.
-¡Azim!-dije alcanzándole.
-¿Hum?-Farfulló, sin ni siquiera detenerse.
-¿Por qué no has ido a ver a los fremen de tu refugio?
-Porque tenía cosas que hacer.
-¿Cosas mas importantes que ver a tu pueblo? ¿A tu hermana?-dije enojada.-¿Te da igual si esta herida o no?
-¡Claro que no!-Gritó, luego se detuvo y me miró.
-Pues es lo que me has dado a entender.-dije mirándole directamente a los ojos.
-A entender...-gruñó, luego continuó caminando.- De pronto todo el mundo me entiende.
-¿Qué te ocurre?
-Nada, déjame en paz.
-¿Sabes? Pensé que quizá podríamos llegar a ser amigos, peor ya veo que no, aun así, si necesitas algo ya sabes...-comenté.
-Jeh...-rió, agachó por un momento la cabeza y luego aceleró el paso.
-Por cierto...-dije volviéndome a girar hacia él.-Los fremen están bien, gracias por preguntar, y tu hermana también, además a echo algo grandioso por su pueblo.
-Se que ella está velando por ellos.-Continuó andando, noté tensión en su voz. Algo más había pasado...
-A conseguido que el duque les de agua y mejoras para su estancia en la ciudad...-esperé a ke contestara para preguntarle otra vez que le pasaba.
-Ishir me lo contó...-susurró, levantó levemente el rostro hacia el cielo.
-Azim... ¿Qué ha pasado?-pregunté.
-yo...-quedó quieto mirando el cielo, luego en su rostro apareció un amago de sonrisa.- ... he perdido mucho últimamente...
-Entiendo... –agaché la cabeza.-Lamento mucho lo de tu madre... se lo que es perder a tu familia, pero piensa que tienes a tu hermana, ella te quiere mucho, y estará a tu lado.
-Ya lo sé. Pero no solo la he perdido a ella.-Sus ojos se cerraron por un momento.
Le cogí del brazo.
-¿Seguro que no quieres hablar?
-He perdido un hijo.-Susurró, le miré y tenía ojeras. Aparentaba no haber dormido en días.
-¿Qué? ¿Tenías un hijo?-estaba anonadada.-Así pues... ¿estaba en el refugio tambien?
-No... no había nacido aún.-Negó levemente con la cabeza.- ... su madre... ... él niño acabó muriendo. Y ahora ella... va a tener otro bebé.
-Bueno.. Aunque no sea lo mismo, vais a tener otro hijo...-agaché la cabeza.-No sabia que tuvieses esposa...
-no es mío.-Tras eso se apoyó en la pared.-... y no es... mi esposa. No creo que vuelva a verla.
Yo no podía comprender nada.
-Oh... Bueno... No se que decirte... solo que... cualquier cosa que necesites me lo digas.
-...-Azim me miró, tenía la mirada perdida, asintió y continuó andando.
Decidí seguirle, no podía dejarle solo, al fin y al cabo era mi jefe, a mi manera le tenía aprecio y el siempre me ayudaba en los malos momentos.
-¿Quieres que te invite a una taza de té de especia?.-pregunté intentando animarle un poco.-Me sale delicioso.
-Bueno...-musitó, por un momento creí que no me lo decía a mi.
-Muy bien, pues venga vamonos, ya veras que rico.-sonreí tirando de su brazo.
Azim se dejó arrastrar sin mucha gana, no sabía que hacer para animarle un poco, al fin llegamos a mi casa. Le dije que se sentara en el sofá y yo me metí en la cocina para preparar el té de especia.
Poco después salí con el té, se lo di y me senté a su lado. Miró fijamente el vaso, luego sus ojos fueron hacia mi.
-Perdona.-Dijo mientras me miraba a los ojos.
-¿Perdonarte porque? ¿No quieres le té? Bueno si es eso no importa, ya me lo tomaré yo mas tarde por eso no te preocupes.-sonreí.
-No, no es eso. Me estoy comportando como un capullo llorica.
-No digas tonterías, es normal, la vida no es fácil y tras tantos golpes es natural que te caigas, pero en esos momentos estarán allí las personas que te quieren para ayudarte a levantarte.-dije mirándole.
-¿Ah si...?-Sonrió, no era sincero, sin embargo asintió y tomó algo de te.- gracias.
-No me las des... no he hecho nada.-contesté.
-Buenoooo ¿y quieres algo de comer zanahoriecita?-dije con una sonrisita.- ¿o prefieres que te riegue?-reí.
-Quizá quieres que te riegue yo a ti.-Bromeó él, luego hizo la taza de te hacia mi.
Azim me derramó el té encima.
-Ahhhh.-le miré sonriendo y frunciendo el ceño.-Serás... si no te gusta dímelo ¡¡pero no me lo tires encima!!
-Sí que he me ha gustado, por eso quiero regarte con él.-Bromeó, aun intentando tirarmelo encima.
-¿Ah si? Bueno pues si tanto te ha gustado….-derramé yo mi té sobre él.
-¡Serás...!-Dijo, luego miró parte de su te sobre mi cabeza, intenté evitarlo por lo que le sujeté por el brazo. Le empujé sin darme cuenta y cayó hacia atrás en el sillón, yo sobre él.
Nos quedamos a unos centímetros, mirándonos yo me sonrojé y el corazón comenzó a irme muy deprisa.
¿Pero Dizliz que haces? ¿Por qué te sonrojas? Levántate tonta.
Sus ojos estaban clavados en los míos, dio un pequeño quejido. Lentamente, nuestros labios acabaron con la poca distancia que nos separaban y... ¿me besó? Al principió me dió un beso muy suave, casi fugaz, me miró a los ojos algo sorprendido, sin embargo volvió a besarme, esta vez duró más.
Luego nos quedamos mirándonos, y esta vez puse mi mano en su nuca y lo hice hacia mi para besarle yo.
¡¡Dizliz!! ¿Qué se supone que haces?
Acarició mi rostro con su mano mientras me besaba, luego quedó medio sentado en el sillón y yo sobre él. No entendía lo que sucedía, estaba segura de que él tampoco, sin embargo... No separamos levemente, mirándonos a los ojos, volví a besarlo, luego me besó él de nuevo.
Posé mis manos en sus hombros mientras seguíamos besándonos y el me abrazó, después se levantó cogiéndome en brazos y me miró con una hermosa sonrisa, yo me sonrojé solo de verle y se dirigió a mi habitación conmigo en brazos, me posó suavemente sobre la cama y se tumbo sobre mí, volvimos a besarnos y a abrazarnos, después el me acarició el cabello y me quitó la goma de pelo deshaciéndome la coleta y dejándome la melena suelta, yo volví a besarle de nuevo mientras acariciaba su nuca.
Su mano derecha acarició suavemente mi rostro, mientras que la otra acarició mi cabello, mi espalda, mi cintura... Me besó en la oreja, incluso la mordisqueó, luego bajó sus besos hacia mi cuello y me fue abriendo la camisa a medida que le molestaba.
Mi corazón latía muy rápido, poco a poco Azim fue bajando y me quitó por completo la camisa, entonces fui yo la que empezó a besarle la oreja, el cuello, el pecho y también le despojé de su camisa, besé su torso y lo acaricié con dulzura mirándole a los ojos.
Había conseguido colocarme sobre él, sin embargo, consiguió darle la vuelta a la situación. Ahora estaba sobre mi, su cara sobre la mía, me miraba sin hacer absolutamente nada. Esos ojos azules... clavados en los míos. Esa mueca en su rostro, que no conseguí adivinar lo que expresaba... Me besó suavemente, al principio duró muy poco, luego volvió a besarme esta vez de una forma más apasionada que estuvo apunto de dejarme sin respiración. Sus caricias, sus besos, sus... miradas...
No entendía porque hacíamos eso, porque no podía parar de besarle, porque esos ojos que no dejaban de mirarme me hacían ruborizarme tanto, mientras nos deshacíamos en besos y en caricias acabamos quitándonos toda la ropa, Azim seguía encima mío mirándome de la misma forma, yo también le miraba levemente sonrojada mientras nos besábamos, comencé a acariciar su espalda, notaba cicatrices en ella y las acariciaba también, con dulzura.
Azim volvió a acariciarme y me besó el cuello de nuevo, y seguidamente, acarició mis pechos mientras volvía a besarme, mi respiración comenzó a agitarse.
Me tocaba de una manera que... realmente me hacía respirar cada vez de una forma más arrítmica. Por otro lado, besaba mi cuello de tal manera que no pude evitarlo más, gemí levemente, pero no pude evitarlo pues continuó bajando sus besos, concentrándose en mi pecho. Sus manos recorrían todo mi cuerpo, arqueé levemente la espalda, embriagada... luego le dediqué una leve mirada pues tuve que cerrar los ojos.
Volvía besarle con pasión y luego le besé el cuello haciéndole un pequeño chupetón, nos giramos y quedé yo arriba de él, comencé a besarle el pecho y el abdomen mientras miraba como el cerraba los ojos, tenía una mueca muy tranquila, llena de paz, mientras yo seguía acariciándole y besándole.
De pronto noté su mano sobre mi rostro, levanté levemente la cabeza y le vi mirándome. Sonrió, y luego hizo que me aproximase para besarle en los labios y colocaba su otra mano sobre mi cintura, como atrayéndome hacia él.
Nos besamos apasionadamente un beso duradero y luego nos miramos y sonreímos, esta vez fui yo quien acarició su rostro y el volvió a sonreír, yo le devolví la sonrisa y volví a besarle, luego el me rodeó con sus brazos y me besó el cuello mientras me abrazaba, yo acariciaba su nuca y su pelo con una mano y con la otra su espalda.
Aún fundidos en aquel abrazo, descendió hasta quedar frente mis pechos los cuales comenzó a besar y acariciar. Con su mano derecha, acarició mi pierna, la cual hizo flexionar. No pude evitarlo, hice la cabeza hacia atrás con los ojos entrecerrados, mientras jadeaba y me aferraba a su cuerpo. Nuestras respiraciones iban al mismo ritmo, ambos estábamos tan excitados que… no podíamos parar.
Bajó la cabeza y besó mi pierna, luego subió y volvió a besarme con pasión, yo comencé a acariciar todo su cuerpo, sus brazos, su pecho, su espalda...
Él paró un momento y me miró a los ojos, sonrió levemente y volvió a besarme, finalmente empezó a penetrarme despacio, con delicadeza. Se me escapó un leve gemido y el sonrió, luego siguió con sus suaves embestidas un poco más rápido.
Sin embargo, cada vez iba más y más deprisa, incluso era algo brusco. Pero yo no era capaz de decir nada, simplemente gemía ya sin poder parar. Cerré los ojos, levemente, mientras me aferraba a su cuello. Placer... mi mente se quedó en blanco y no era capaz de razonar nada, mientras continuaba besándome en el cuello, mientras continuaba penetrándome de aquella manera, mientras acariciaba mi cuerpo. Me sujetaba a su espalda y a causa de todo lo que me estaba haciendo sentir acabé aruñándole en la espalda. Gruñó levemente, solo un poco, luego le vi sonreír.
Cada vez iba más rápido y yo ya no podía contener mis gemidos, sin embargo él también comenzó a gemir, nos besamos mientras me penetraba y finalmente ambos soltamos un último gemido. Nuestras respiraciones estaban agitadas, él estaba sobre mí y tenia su mirada clavada en mis ojos con una leve sonrisa, yo también sonreía y estaba sonrojada. Luego Azim se echó a un lado y se tumbó boca arriba y yo junto a él, apoyé mi cabeza en su torso y él me abrazó.
Nos tapamos con la sabana y nos quedamos dormidos.
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No se cuanto rato pasó, pero unos golpes nos despertaron, llamaban a la puerta.
-¡¡Dizliz!!-gritaba Ishir desde el otro lado de la puerta.-¡¡Dizliz contesta!! ¿Estas bien? No encuentro a Azim por ningún lado, ayúdame a buscarle.-siguió aporreando la puerta.-¡¡DIZLIZ!!
Finalmente tiró la puerta abajo. Yo me había tapado con una bata de raso, muy bonita.
Azim se cubrió hasta la cabeza con la sábana, al parecer oía ruidos pero no se había dado cuenta de quien los provocaba. Ishir consiguió llegar hasta el cuarto, justo cuando yo me disponía a salir.
Al ver a Ishir me sobresalté y me cogí mas la bata, el se me quedó mirando de arriba abajo y luego miró hacia la cama.
-Vaya... ¿Estas ocupada? ¿Con el atreide chulito aquel?-dijo con una sonrisita.
-Esto... ¡Deja de mirarme así!-protesté, ya que Ishir no dejaba de mirarme con cara de... pervertido.
-Perdona perdona... es que estas… bueno que...
-¿Qué quieres?-le interrumpí.
-Que me ayudes a encontrar a Azim, el duque nos ha mandado llamar, ya han pasado los tres días, ¿sabes donde esta?
-Eh pues... esto...-me sonrojé levemente.-Esto... no, ni idea.
-¡Pues venga, múevete!-Me gritó, mientras aún continuaba mirándome de aquella forma tan... asquerosa. Luego pateó el pie de Azim.- ¡Venga Atreides, arriba!
-Gr...-Gruñó Azim.
-No hagas eso Ishir...-dije con un hilo de voz.
-Anda ya Dizliz, dile al Atreide que se levante de una puñetera vez.-espetó Ishir volviendo a patearle.
Azim se destapó y se quedó mirando a Ishir con una mirada asesina..
Los ojos de Ishir se abrieron como platos y su boca se entreabrió, miró a Azim, luego a mi, luego otra vez a Azim...
Mierda... ¿Qué he hecho?
*OUT* Weno post de Dizliz, espero que os guste, quedó un poko mas largo d elo que esperaba, así que seguiremos en otros post n.n gracias a Lore por ayudarme TKMM ;) espero que os guste besiness *OUT*
Dizliz volvió al desierto a las 4:11 p. m.
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