-Ya... Pero necesito hablar con él Azim.
-¿Necesitas...?
-Azim... Le amo.
Esas palabras quedaron en mi cabeza aún después de muchas horas. Era de noche y aún yo manejaba el gusano mientras que Shalya, que estaba apoyada en mi, dormía. Ama a Ghassan...
La miré, creo que por un momento apareció algo de decepción en mi rostro pero en realidad...
...
Manejé el gusano con una sola mano, luego acaricié el cabello de Shalya y sin perderla de vista susurré:
-... ¿Realmente le amas? Pues entonces... lo siento...
Siento que tengas que sufrir por nuestras discusiones.
Siento que tengas que sufrir mi desconfianza hacia él, mi irritación hacia su comportamiento... Mi... todo. Pero quizá desaparezca pronto y puedas vivir bien con él. Solo espero que sea sincero y que nunca te haga sufrir porque entonces... si yo viviese... Entonces, quizá, no lo sé, sería capaz de...
...
De todas formas, cuando regreses al refugio quizá no me veas tan amenudo. Ahora trabajo para los atreides, además de eso, mi trabajo como Jefe de Brigada me ocupará cada vez más tiempo, siendo casi como al principio. Porque la primera prioridad que tenemos es echar a los Harkonnen de aquí... A todos... El rostro de Ilysse apareció en mi cabeza en ese momento, sin embargo, conseguí alejarlo pronto. No podría ponerme a pensar en ella ahora.
Llegamos a la ciudad y conseguí bajar del gusano, con Shalya en brazos y consiguiendo no despertarla. Tras eso, comencé a caminar por la ciudad. Todo estaba tranquilo y, aunque no se respiraba una absoluta tranquilidad, al menos podías caminar con algo de confianza.
De repente vi aparecer una silueta que me resultó familiar, era Dizliz, que caminaba hacia mí, su rostro era serio, y andaba arrastrando los pies y con la cabeza agachada, sin mirar hacia delante. No me vió.
-Dizliz.-Susurré, intentando no hablar demasiado alto para que Shalya no despertase. Me giré hacia ella.
-¿Hmm?-levantó la mirada y me miró.-Ah... hola jefe, pensaba que estabas en tu refugio.
-Acabo de volver.-Señalé a Shalya con la cabeza.- ¿Ocurre algo?
-Ah si Shalya.-la miró con ternura y le apartó un mechon de pelo que le cubría la cara.-Me recuerda a alquien.-esbozó una sonrisa amarga.-¿Que tal por allí?¿Como es que la has traido? ¿Esta bien?
-Bueno... te contaré luego. Ahora acompañame.-Indiqué, luego me giré hacia la dirección de mi casa.
-Si vale.-dijo siguiendome
Estuvimos andando un rato.
Dizliz estaba muy callada y en su cara había una mueca muy extraña, mueca que no me agradó en absoluto. ¿Estaba triste? Claro que lo estaba... Ahora debía encargarme de que ella recuperase la sonrisa sincera, aunque luego me insultase, como es costumbre.
-¿Qué te pasa?-pregunté.
-¿Eh? ¿A mi?-dijo mirandome, luego se apartó la coleta y apartó la mirada.-Nada
-Dizliz...-refunfuñé de forma autoritaria.
-¿Que?-dijo ella arrastrando las palabras, como con fastidio.
-... Pues que te pasa algo, lo sé. Quiero que me lo cuentes.
-No quiero contártelo.
-Que borde te pones.-Le espeté.- Luego te quejas de mi.
-Ok... perdona, tienes razon.-Dijo con un tono mas agradable.
-Bah, da igual.-Respondí, luego suspiré.- Se podría decir que estoy acostumbrado. Verás, aunque discutamos de vez en cuando deberías saber que puedes contar conmigo.
-Si ya lo se...-me miró y esbozó una sonrisa.-es solo que...-volvió la vista al suelo.-No me apetece hablar de ello, es solo una tonteria.
-Dimelo aunque lo sea.-Llegamos a mi casa.- Ven.
Ella entró y se quedó apoyada en el marco de la puerta. No dijo nada.
Entré a mi cuarto y, tras dejar a Shalya allí recostada y taparla ligeramente, salí al salón. La mirada de Dizliz era turvia, realmente, nunca la había visto de aquella manera así que me acerqué con una sonrisa.
-Bueno, ¿quieres comer algo?-pregunté.
-No gracias, no tengo hambre.-dijo mirandome.-Bueno... ¿hay algo de lo que quieras hablarme?
Realmente quería hablarle de trabajo, pero no era buena idea estando ella de esa manera. En realidad no sabía de que hablarle, sin embargo, de pronto dije:
-¿Cómo está Nazira y su hija? -No, no era un buen tema...
-Bien, ya mas tranquila, anoche vino su marido llorando y pidiendo perdon.-dijo ella entrando ya en la casa y cerrando la puerta.
-Me alegro...-Musité mientras le hacía un gesto para que se sentase.- Realmente me cansaba eso de pelear con él.
-Bueno...-se acercó y se sentó.-Ella... esta algo confusa, todavía siente algo por ti pero en cierto modo tambien quiere a su marido y...
-...-Me apoyé en la pared y bajé la mirada.- Lo mejor es que vuelva con él.
-Sí.-dijo ocn una sinceridad que no me esperaba.-Pero... tu eres mejor persona que el.
-Somos dos tipos de personas diferentes...-Refunfuñé, luego levanté la mirada.- Pero no creo que sea mejor que él.
-Pues yo creo que sí, pero bueno, eso que mas da.
-Bueno, lo importante es que puede que se solucione ese problema que tienen. Es lo mejor para la pequeña Dizliz. Por cierto, deberías tomarte algo... Estás muy paliducha.
-Sip, quiero que mi aijada sea feliz...-se apartó un mechon de pelo de la cara.-¿Tienes té?
-Sí, en la cocina.-Respondí, luego comencé a caminar hacia allí.-Acompañame.
-Vale.-se levantó y fué conmigo a la cocina.-por cierto Azim... ¿como estas tu? Con todo el tema de Nazira y eso...
-Perfectamente.-Comenté mientras le preparaba el té.- Aunque me tomó por sorpresa.
-Yo... Queria pedirte perdon
-¿Por qué?-pregunté mientras me paraba en seco y la miraba.
Dizliz bajó la mirada.
-Pues porque como sabia lo que Nazira sentía por tí y todo eso... tendría que habértelo dicho... Lo siento mucho.
-No pasa nada.-Le tendí el té, luego la otra mano se la coloqué en la cabeza.- Hiciste lo que creías correcto.
Ella sonrió con amargura mientras cogía la taza de té y le daba un sorbo.
-Bueno, sientate.-La invité a sentarse.- Es agradable tenerte aquí.
-Gracias...-de repente dio otro sorbo al té y se puso a llorar.
-¿Eh?-Me coloqué delante de ella.- ¿Está agrio?
Ella dejó el té sobre la mesa y se secó las lagrimas con la manga.
-No no, esta riquissimo, perdona, creeras que soy una estupida por ponerme a malgastar agua así.
-Bueno, no te preocupes...-susurré.- ¿Pero qué ocurre?
-Hoy... me he enfrentado con... con....-se tapó als manos con la cara.
-¿Con?-Le hice levantar la cara sujetando su barbilla.
Ella me miró con los ojos llenos de lágrimas.
-Con... la persona que arrasó mi aldea... bueno con el jefe... de los...
-... ¿Y qué ha pasado?-pregunté, preocupado mientras le quitaba las lágrimas.
-Se mofó de mí...
-¿Y...?
-lo... lo.... -estalló a llorar.
-Tranquila...-Dije en voz muy baja y luego la abracé.- no pasa nada...
Dizliz se me abrazó muy fuerte y hundió la cabeza en mi pecho.
-Me descontrolé... la ira me invadió... no pude controlarme...-decía entre sollozos
-No te preocupes... Es normal...-Susurré, intentando calmarla.- Da igual lo que hayas hecho...
Ella levantó la cabeza y me miró.
-Pero Azim yo nos oy así, tu sabes que no soy así...
-Claro que lo sé. Pero es normal tu reacción... No debes sentirte mal.
Dizliz agachó al cabeza.
-Soy una estupida... eso es lo que soy...
-No eres estúpida.-Respondí.- Al menos no en este tema.
Ella sonrió y soltó una risita.
-Pero en todo lo demas sí, ¿eh?
-A veces.-Respondí con una sonrisa, acto seguido me dio un pequeño golpe.- ¡Oye!
Ella me miró y volvió a reirse.
-Muchas gracias Azim... de verdad.
-No tienes porqué darlas mujer.-Respondí, luego le revolví el pelo.- Pero no vuelvas a ponerte así de triste, ¿eh? Que luego no puedo meterme contigo.
Ella rió y luego se soltó la melena para volver a hacerse la coleta.
-Zanahoria que yo este triste no cambia nada.-sonrió con malicia.-Además tu tampoco es que estes muy alegre ¿verdad?
-Mira, caballo, estoy alegre.-Espeté, luego sonreí ampliamente.- ¿veees?
-Y yo tambieeen-imitó mi sonrisa. Acto seguido los dos nos echamos reír.
Era extraño que de un momento a otro pasasemos de la risa a la pena. Sin embargo, me alegraba que ella ya estuviese bien. Aunque intentaba no meter la pata para no volver a desanimarla.
-Y ahora, sin rechistar, vas a comer algo.-Le dije mientras me colocaba delante de ella con los brazos cruzados y entre risas.
-No tengo hambre.-dijo cruzándose tambien de brazos volviendo a imitarme y poniendo una falsa cara seria.
-Me da igual.-Respondí aún con los brazos cruzados.- Vas a comer, como si tengo que obligarte.
-Pues oblígame.
Fruncí el ceño y, tras preparar algo fui detrás de ella. Era bastante rápida y lo cierto es que consiguió burlarme un par de veces. Sin embargo, en una ocasión logré tomarla del brazo y tiré de ella, con tal mala suerte que ambos caímos al suelo. Caí sobre ella y aunque conseguí apoyarme en el suelo, la miré levemente.
Nos quedamos con las caras muy juntas y ella me miró directamente a los ojos, levemente sonrojada.
Nos quedamos mirándonos un momento, yo tambien me sonrojé un poco y al final... no se como pasó pero... nos besamos.
Me levanté bruscamente, seguramente rojo, y miré hacia otro lado mientras refunfuñaba:
-Bueno, tenía que decirte que tenemos trabajo... Pronto el Duque me mandará a llamar y...
Ella tambien se habia levantado, la miré de reojo un momento y estaba toda sonrojada, aun con el pelo suelo, se lo recogió haciendose nuevamente la coleta y dijo mirando hacia la puerta.
-Ah vale... grenial... pues esto.. en cuanto sepas algo me llamas y nos besamos.. digoooooooooo nos vamos...-hablaba a trompicones y tras acabar salió rapidisimo de la casa.
-¡Eh!...-Dije justo después de que se fuera, tras eso suspiré.- ...mierda...
De repente oí la voz de mi hermana detras de mi.
-¿Hm? Hola hermano.-dijo mientras se restregaba los ojos.
-¡Ah!-Refunfuñé mientras me giraba.- ¡Hola! ¿Có... Cómo estás...?
-Bien... Oye... ¿Te pasa algo? Estas muy colorado.-dijo sorprendida.
-¿Colorado yo?-Pregunté con tono exagerado.- ¡Aún estás media dormida! ¡Anda, ve a descansar... ve...!
-Yo estaré dormida... pero tu estas colorado...-volvió a decir mientras se volvía al cuarto.
-¡Que no!-Grité, luego agaché la cabeza.- Joder...
Me acerqué algo abatido al sillón y me dejé caer...
Dizliz y yo nos habíamos...
Menudo fallo. ¿A qué diablos había venido eso? ¡Pero si nosotros nunca, yo jamás la había visto ni la veo de esa manera! Para mí es como Shalya... ¿entonces...? ¡Mierda! Ha sido un grave error que no va a repetirse. Principalmente porque no la veo de esa manera. Y luego está Ilysse... Sí, digamos que soy un capullo enamorado de una Harkonnen. Aunque ella vaya a tener un hijo de otro tipo yo... sigo siendo tan capullo que la tengo en mente a todas horas.
Ilysse...
Quedé levemente dormido y por un momento, pude verla, pude tocarla y pude abrazarla. Ilysse estaba más hermosa que nunca. Y ahora el viente de embarazada estaba aún más marcado. Le acaricié suavemente la barriga y ella me besó. Cuanto me hubiese gustado que aquel sueño fuese real, pero...
Desperté bruscamente a causa de la idea de que iba a tener que luchar contra los Harkonnen. Solamente esperaba que ella hubiese tenido en cuenta su advertencia y que estuviese muy lejos de allí.
-¡Azim!-Oí en la puerta, alguien tocaba.
-¡Sht!-Gruñí, me acerqué a la puerta y la abrí. Ya era de día, por lo que me tuve que tapar la cara. Allí había un Atreides.- ¿Qué?
-El Duque te llama. Ya han llegado las tropas.
-Justo a tiempo...-susurré.- Bien, iré en seguida. Gracias.
El atreides se marchó de allí y yo me giré mirándo hacia la habitación. Lo mejor era que Shalya no se enterase de que iba a salir. Así pues, tras dejarle una nota, donde decía que iba a hacer unos negocios, me marché hacia el palacio no sin antes ir a recoger a Ishir y a Dizliz. Mantuvimos durante el trayecto un silencio muy incómodo...
Out: Bueno, post de Azim gracias a Maroncita ^^ bueno, pronto irá el batallón apelear con los harkonnen, eh? tiritititititiiii xDDDDD
Lau volvió al desierto a las 8:16 p. m.
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