martes, julio 3

Nazira.
Esos ojos de nuevo, mirándome. Debiste verme bastante acabado, débil, descuidado… El tiempo ha hecho mella en mi pero, por lo que veo, no en ti. Sigues siendo la misma, aunque ahora eres madre y estás casada con ese… Hombre. Realmente el día que te fuiste, esperé solo una palabra: “Ayúdame”. Si me lo hubieses pedido, aún en aquellas condiciones, habría anulado tu boda utilizando mi posición. O, simplemente, habría hecho que él se echase atrás. Pero no me lo pediste, quizá te gustó aquella idea y por eso te marchaste con él. Quien sabe.
Pero todo eso quedó atrás. Cierto es que actualmente no me eres indiferente, pero no de la misma forma de antes. Se que en cierta manera te he fallado, quizá si hubiera tomado una decisión a tiempo todo esto no hubiese sucedido pero ya es tarde. Te ayudaré, te protegeré si es necesario pero ahora… No pienso en ti de “esa manera”.

-Informa a tu hermana, dile que un Fremen sabe vuestro paradero. Desapareced de este sitio.-Le dije.- ... y si es necesario dile a Mavra Harkonnen quien soy, e id a por MI.
-Sí, le diré que debemos irnos de este lugar, a otro sitio, pero no... Jamás le diría quién eres, porque aunque me pese sentir esto, no puedo luchar contra ello, y jamás podría perdonarme, hacer algo que pudiera perjudicarte. Y ahora, márchate.- dijo ella sin dejar de mirarme.
-Tenemos un problema...-Comencé a caminar hacia la salida por propia voluntad, quedé justo al lado de ella.-... Adiós Ilysse... Cuídate... Cuida de ese hijo...


Estaba en mi casa de la ciudad recordando todo esto, en la oscuridad. Agaché la cabeza. Ilysse estaba embarazada, de nuevo, al parecer después de abortar a nuestro hijo ella… ella…

Debía esperar algo de tiempo, antes de informar a mis “jefes parciales”, los Atreides, y decirles donde se encontraban exactamente los Harkonnen. Basura… SOY BASURA.

Estaba medio dormido en aquel sillón cuando oí que tocaban a la puerta. Me sobresalté y me puse de pie rápidamente, era muy tarde y que tocasen a aquellas horas solo significaba algo grave. Me acerqué lentamente a la puerta, tomando por el camino mi arma. Aguardé un poco delante de la puerta, segundos después la abrí.
Realmente lo que me encontré no era lo que me esperaba. Nazira. Con la cabeza gacha y su hija en brazos. De sus ojos caían algunas lágrimas, que intentaba disimular. Me mantuve en silencio unos minutos, observándola. Para cuando reaccioné ya estaba dentro de la casa, por lo que cerré la puerta y me giré para mirarla. Estaba dejando a su hija sobre el sofá, luego me miró aún con los ojos llorosos. No me dio tiempo de hablar, simplemente me hizo un gesto para que fuera a la cocina, ella se conocía casi igual que yo aquella casa. Incluso fue ella quien me enseñó a cocinar, cosa que realmente se lo agradezco. Ya en la cocina, permaneció con los ojos fijos en el suelo, pero luego los levantó y me miró mientras susurraba:
-… Se ha puesto hecho una fiera… cuando te vio.
-¿Quién?-Pregunté.- ¿Tu esposo?
-Sí. Él… dice que… te estabas burlando de él. Que tu comportamiento tan… “amable” no era normal que tú… tú…
-… No te habrá hecho daño. ¿Verdad?
-No. Me echó de la casa simplemente.-Musitó.- Me dijo que yo… te seguía queriendo. Que no he cambiado en absoluto que yo… No merecía estar a su lado.

Todas aquellas palabras entraron en mi cabeza de golpe.Al principio se mezclaron, por lo que no pude entenderla, pero cuando se ordenaron por si solas… Nazira ya estaba abrazada a mí. La miré mientras permanecía quieto.
-No se suponía que te casaste con él… porque… en cierta manera él… te… ¿interesaba?-pregunté finalmente.
-… Azim yo…-levantó la mirada.- Te engañé…
-¿Cómo?-pregunté, luego parpadeé.
-.Te quería… a ti.-Musitó, luego aparentó dudar por un momento pero luego se colocó de puntillas y me besó.

… No…
¿Por qué no lo dijiste antes? Ahora es tarde… para ambos. Recordé a Ilysse, todo lo sucedido y realmente sabía que iba a ser más fácil, a pesar de todo, estar con Nazira que con Ilysse pero… Aunque Nazira no me era indiferente, en cierta manera la seguía queriendo, a quien realmente yo amaba era a Ilysse. Aunque fuera la hermana de la baronesa, aunque fuera una harkonnen.
Me separé levemente, haciéndole entender que no iba a seguirle el juego. Me miró sorprendida, luego agachó la cabeza con rapidez mientras musitaba:
-Perdóname yo… yo…
-No te disculpes, realmente…

En ese momento alguien golpeó la puerta, aparentaba estar apunto de echarla abajo. Ambos fuimos hasta allí. Vi a Dizliz, parecía haber venido corriendo a toda prisa. Miró hacia Nazira, quien tomaba a su hija entre sus brazos, luego me miró a mí.
-¡Nazira!-Dizliz corrió hacia su amiga y la abrazó.-he ido a verte a tu casa...
-Él....-musitó Nazira.
-Él viene hacia aquí Nazira.-La interrumpió ella.-Quiere... darle una paliza a Azim.
-No me jodas...-protesté, justo en ese momento noté que el aire se renrareció detrás de mi. Al girar la cabeza vi a su marido, completamente fuera de si. Me atacó con una espada que bloqueé con mi brazo. Luego le pateé alejándolo de mi- ¡Mierda, lárgate de aquí!
-¡¡¡Maldito estúpido!!!-Me gritó el hombre.
-¡No, PARAAAAAAAAAA!-Gritó Nazira.
-¡Basta!-Dijo Dizliz muy alterada.

Miré a aquel tipo, estaba completamente enloquecido. Si alguna se metiese...
Las miré de reojo y les hice un gesto para que no se acercasen. Aquel tipo fue cogiendo hacia mi pero le pateé fuera de mi casa.
- ¡Si quieres pelea afuera!-Le grité.- ¡Dizliz, acércame mi arma, está ahí!

Dizliz se apresuró a coger lo que le había pedido y me lo dio, luego le hizo un gesto a Nazira y a la pequeña Dizliz para que se apartaran, aunque Nazira quería permanecer allí. Di una estocada en el aire, evitando que el tipo volviera a entrar y salí. Comenzó a pelear conmigo, fue entonces cuando me di cuenta de que realmente estaba borracho. Me puse serio y, tras mirar a la niña pequeña, negué con la cabeza. No quería herirlo, por lo que me alcanzó un par de veces. Sin embargo, me harté y me coloqué detrás de él. Tras eso, le di un golpe en la nuca haciendo que perdiese el conocimiento. Lo que le siguió a ello fue el llanto de la niña.
-... Lo siento.-Refunfuñé.

Nazira dejó a su hija en el suelo y fue corriendo a donde estábamos, a su vez, Dizliz cogió a la niña y la intentó calmar.
-Lo lamento Nazira.-susurré, luego me giré hacia mi casa.- ... Te ayudaré a llevarlo.
-Gracias.-dijo ella con lágrimas en los ojos. Dizliz se acercó a ella y la abrazó.

Tomé al hombre y lo apoyé en mi hombro, luego comencé a caminar y les hice un gesto para que me siguieran. Tras varios metros en silencio, solamente interrumpidos por los llantos, Nazira se atrevió a decirle algo a su amiga.
-Cometí un grave error, Dizliz...-musitó, mientras acunaba a su hija que comenzaba a quedarse dormida.
-Tranquila Nazira cariño...-decía Dizliz con dulzura.-No te preocupes ahora por eso...
-No debí casarme...-agachó la cabeza.- Perdóname... Azim.
-... No te preocupes.-Le dije mientras continuaba andando.-... ya... da igual.
-Eso mismo Nazira, además en cierta manera te obligaron.
-No. Si me hubiera negado... Si me hubiera negado ¿qué habría pasado, Azim?-preguntó.
-Que no te hubieras casado.-Respondí con sinceridad mientras continuaba dándoles la espalda.
-Nazira...-Dijo Dizliz, pareció que iba a decir algo que resultaba difícil para ella.- Ahora... por mucho que te duela... ya es tarde.
-Lo... Lo se....-Asintió Nazira, mientras se detenía en seco. Luego Dizliz la abrazó.
-Venga ya.-espeté.- Tú nunca has sido una llorona. ¿A qué viene todo esto?
-Azim.-Dijo Dizliz llamándome la atención.
-¿Qué? Es verdad. No es una llorona. A lo mejor se ha vuelto débil con el tiempo.-Luego giré la cabeza para mirarlas, sonreí dulcemente.- No llores más, Nazira.

Dizliz aun abrazaba a su amiga.
-... Sí...

Dejamos a Nazira y a su esposo en la casa donde se estaban quedando, luego Nazira prometió preparar algunas de sus cosas para luego irse a vivir, por un tiempo, a la casa de Dizliz. Mientras regresábamos hacia mi casa, Dizliz me miraba de vez en cuando. Sin embargo, yo preferí no decir nada. Sin embargo, musité:
-Me ha besado.
-Mierda...-Susurró Dizliz, no pareció sorprenderse,
-No puedo corresponderle.
-Entiendo... Ella nunca ha dejado de quererte, yo lo sabía, pero creí que lo mejor era no decírtelo, si me equivoqué pues... perdona, pero creí que era lo mejor.-Dijo Dizliz mirando al suelo.
-Si las cosas hubieran sucedido de otra manera... -De pronto me di cuenta de que estaba hablando en voz alta y reaccioné.- Disculpa. Te estoy contando mis problemas como si... Perdona.
-Tranquilo, puedes contármelo.-Dijo ella mirándome y esbozando una cálida sonrisa.
-La estimo, pero no "de esa manera"... Le seguiré ayudando, pero no se... Si ese tipo volviera a atacarme... Podría matarle con los ojos cerrados. No soy el mismo de antes.
-Ya, entiendo.
-Ah, quiero comentarte una cosa...
-Comenta jefe.

Habíamos llegado a mi casa, abrí la puerta lentamente y sin mirarle le dije:
-Cuando me muera me sucederás.
-¿Qué?-dijo ella sorprendida.-¿A que viene eso? No quiero ...
-He tomado la decisión.-La interrumpí.
-Azim... No lo merezco, además no quiero pensar en esas cosas...
-Sí lo mereces. Y dame las gracias por avisarte. A mi me nombraron de un día para otro, no tuve tiempo ni para pensarlo.
-Pero... Ishir...
-Él no serviría como líder, él mismo lo sabe.
-Pero es lo justo, él es tu mano derecha.
-No voy a dar marcha atrás.-Me quedé en el umbral.- Mañana me reuniré con el duque. Si ocurre algo no dudes en avisarme, da igual lo que esté haciendo.
-Tú mandas... jefe.
-Adiós, ten cuidado.
-¿Puedo hacerte una pregunta?.-preguntó cuando ya estaba marchándose.
-Claro.
-¿Puedo... dimitir?-dijo con la voz entrecortada.
-No.-Sonreí ampliamente.- No puedes, desde que te nombran te quedas hasta el día de tu muerte. ¿Qué te crees que hago yo aquí? No me muero ni estando moribundo
-Esta bien.... Cuídate Azim.-Dijo mientras se marchaba.
-Tú también, Dizliz.-Luego cerré la puerta mientras entraba a mi casa.

Aunque intenté descansar lo que quedaba de noche, no pude. Así pues, cuando amaneció me vestí y me dispuse a ir al palacio Atreides. Sin embargo, antes me pasé por la casa de Dizliz. Allí pude comprobar que Nazira continuaba descansando en paz, igual que su hija, luego me dirigí ya directamente hacia el palacio. Debía informar a los Atreides de donde se encontraban exactamente los Harkonnen.
Al llegar vi que muchos andaban de un lado para otro, aparentaba haber problemas de algún tipo por lo que por primera vez nadie me detuvo. Tampoco vi por ninguna parte a Frederth ni tampoco a Will Hagen. Acabé llegando al gran cuarto donde me reuní la última vez con el Duque y toqué a la puerta, esperando algún tipo de respuesta.

Out: bueeeeeeeeno.... espero queno haya sido muy royo. Azim vuelve a la caaaaaaaargaaaa... jejejejejeje... bueno, a ver como sigue esto. ^^ venga family!!!! Ah, y espeero queno hay asalido muy largo. Juro que quité cosas xDDDU




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