lunes, julio 2

Creo que alguien, quizás ese médico espantoso me trajo de vuelta al palacete..."Sería conveniente que te quitaras toda esa sangre de encima".dijo "Aunque no puedas lavar lo que has hecho"

Ni siquiera lo decía con reproche, sino con malicia, con diversión. Sí, tenía que ser ese doctor, insistiendo en que yo había matado a alguien.
¿Estaba loco ese tipo?
Si yo sólo había salido a buscar algo de beber...

Deambulé hasta los baños.
¡Ah, el dolor! Sólo podía calmarlo una pizca de alcohol o de semuta, y la baronesa Mariví me la había prohibido...so pena de muerte.
No había nadie en las duchas. El silencio creaba un pitido muy molesto en mis ya doloridos oídos.
Me senté en uno de los platos de ducha y tanteé para encontrar el interruptor del agua.
Estaba demasiado arriba como para alcanzarlo con la mano, y no quería levantarme a por él.
Demasiado esfuerzo...Hasta respirar era un esfuerzo...si cerraba los ojos...un segundo...el dolor parecía desaparecer...sólo por un segundo...

-¿Está muerto?-alguien me movió suavemente con el pie.
-¿Qué clase de...monstruo mataría a alguien en la ducha?-dijo un segundo?

Qué incordio de voces...

-Son Harkonnen, no lo olvides-volvió a decir la primera.
-Sólo unos minutitos más, ma...-bostecé y abrí los ojos. Dos hombres de azul.

Intercambiaron miradas.
-¿Vestido pero ensangrentado, y tirado en la ducha?-dijo el segundo.
-...-el primero acercó su cara hacia mí. Podía escuchar, sin embargo, cómo preparaba un arma tras su espalda-¿Se encuentra bien?¿Está herido?¿Quiere que lo saquemos de aquí?
-¿No tendréis algo de alcohol, verdad?-supliqué, esperanzado.

Volvieron a mirarse. Ahora, el segundo también preparó un arma.
-Adicto a la semuta...
-Quizás deberíamos acabar ya con su dolor.

Suspiré.
-Supongo que eso es un no...

...

De repente la sangre de esos dos tipos me salpicó en la cara y vi como caían al suelo, vi que un chico se acercaba para ayudarme.
-Levanta jefe.
-¿Patricia?-pregunté, al tiempo que entrecerraba los ojos para ver mejor.
-Cuantras veces tendré que repetirte que me llamo Yerik...- dijo resoplando mientras me ayudaba a levantarme.
-¡Pero Patricia! No puedes ir matando a los hombres de azul por ahí...¿No ves que tenía que darles esto?-le mostré el objeto: metálico, ovoide y debería llevar una anilla, pero se la había quitado hace unos segundos. Hacía tic-tac.
-¡¡Imbecil!!-gritó Yerik mientras me hacía soltar aquel objeto y tiraba de mi brazo para apartarnos de la zona donde habia caído, me empujó denajo de los lavabos y el se agachó a mi lado.
Blam. Bueno, más bien ¡¡BLAM!!
Me levanté, aturdido.
-Qué estruendo...
-¡¡ES TU CULPA!!-gritó Patricia
-¿MÍA?¿Quién tiró la granada?-le respondí, molesto.
Se hizo el silencio unos momentos, vi que yerik apretaba lso dientes y luego me miraba con furia.
-¡¡TÚ!!
Suspiré.
-Está muy mal echarle las culpas a los demás. Si la condesa Mariví se enterase...-me encogí de hombros-.Pero por esta vez te lo perdono.
Patricia suspiró y s epuso en pie.
-Venga que tienes que cambiarte de ropa y ducharte y todo jefe.
-¿Por qué?-pregunté atónito-¿A dónde vamos?Si era con los hombres de azul...
¿Sangre?
Vi mi reflejo en uno de los espejos, ahora fragmentados en muchos pedazos.
Noté como un sudor frío se me deslizaba por el cuello.
-¿Es mi...propia sangre?
-¡Que va! EWs la sangre de aquellos pavos alos que tu matas... A los que yo maté.-dijo el sonriendo.
Me miré las manos, manchadas de sangre.
Él admitía que lo había hecho. Me tranquilizaba saber eso, pero aún así...
-Sal-dije asqueado-.Ahora...salgo yo también, ¿de acuerdo?
-Muy bien jefe.-dijo saliendo por la puerta.

Poco después salí. Había encontrado algo de ropa en los armarios; un uniforme...de algo.
Mucho más aliviado me dirigí a Patricia, que esperaba apoyado en una pared.
-¿Y no tendrás algo...de semuta, no?-le dije sonriendo.
El me miró y sonrió.
-Pues no, no tengo, aunque tengo farlopa si te sirve....es mucho más sana.
-Bueno...
-Si la baronesa se entera... te matará.-Oí detrás de mi.
-Mierda... ¿Otra vez tu?-Espetó Yerik.-¿Me has traido otra foto?
-Creo que era la única que existía.-Respondió con naturalidad, luego sonrió.
-Serás...
Empecé a moverme hacia un lado, distraídamente.
-¿Tienes prisa?-Preguntó Johann, mirándome de reojo.
-Pues sí.
-Hum... ¿En serio? Estabas muy distraído aquí hablando...
-Bueno, hasta luego, Patricia...-empecé a dar grandes zancadas.
-¿Acaso no piensas informarle a la Baronesa de lo que ocurre, Volker?
-Pero si no ocurre nada-dije parándome en seco.
-Los intrusos, esos que os atacaron antes.
-¿Los de azul? No eran intrusos.
-No, solo trataron de matarte.-Dijo Yerik que finalmente no se habia ido y estaba apoyado en la pared con lso brazos cruzados.
-Al parecer la mitad de los guardias han muerto a manos de ellos, creo que te toca informar a la Baronesa Mavra, Volker.
-Pues no eran gran cosa, yo me los despaché con dos mandobles.
-Pero tú eres diferente a los guardias de este lugar.-Respondió Johann tranquilamente, luego me miró.
-Sí, los guardias de este lugar son unos ineptos-replicó Yerik.
-Hm...-miré a Yerik-¿Te ordeno que vayas a avisar a la princesa?
-No, ademas no es princesa..
-Bueno, ve y avísala. Tienes que obedecerme. Yo soy...bueno, Algo. General o comodoro o algo así.
-Peor ese no es mi trabajo, no soy tu secretaria.-Espetó Yerik
-Pues por algo te pago, Patricia...
-Por traerte cabezas, no baronesas Eusebio y además aun no vi ni una moneda asi que...-dijo yerik sin mover ni un músculo.
Me empezaba a doler la cabeza de nuevo, así que preferí no discutir. Comencé a alejarme.
-¿Te encuentras bien?-Me preguntó Johann, sin moverse.
-Se me pasará...con unas copas-dije encogiéndome de hombros.
-Jefe ¿puedo tomarme el dia libre?- preguntó Yerik
-No puedes beber.-Comentó Johann con una sonrisilla.
Me llevé las manos a la cabeza y apreté el paso.
-No habléis los dos a la vez...

Deambulé sin rumbo por el palacio. Para ser tantos los de azul, no se veía ni uno sólo...
Y después de abrir varias puertas y portones, encontré a una mujer...
- ¿Qué haces TÚ AQUÍ?
-Ve y busca a la condesa, y que sea rapidito-le ordene a la mujer mientras bostezaba-Es...urgente.
- LOS HARKONNEN SOMOS NOSOTROS. -dijo, con un gran espacio entre las palabras.- ¡¡Y la condesa que dices soy yo!! Y no es condesa, es BA-RO-NE-SA.
Palidecí.
-Bueno, lo siento, princesa, pero es cierto que nos ataca alguien...de azul-intenté explicarme.
- Los.. atreides, quizás?
-Quizás-asentí.
- Genial... Debemos irnos de aquí, ya nos han descubierto... Vamos, tú, vagabun... Volker, manda a unos cuantos soldados para que distraigan a los atreides que nos atacan. Yo iré a avisar a mi hermana para que nos marchemos rápido de ahi. Y solo UNOS CUANTOS que si envías a todo el ejército nos quedamos sin guardaespaldas, ¿sí?
La cabeza me daba vueltas con tantas órdenes a la vez.
-Si, archiduquesa-dije retirándome.

No muchos guardias...
Envié a dos de ellos y a uno que se quejaba de nosequé disparo en la pierna. Supuse que no serían demasiados...
El resto de guardias los envié a las naves.

//Out// Vale, vale XD es un mal post, pero es el primero que he hecho desde hace un mes (el de Altair es el segundo >.<) asi que disculpadme ^^U. De todas formas, Maron, Lorena y Bopeep me han ayudado a mejorarlo roleando conmigo. Saludoss!! //Out//




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