Las naves Atreides se alejaban del campamento, se perdían en el horizonte. A menos que a algún soldado afortunado se le hubiera ocurrido plasmar la ubicación del refugio en un papel, no quedaría ni rastro en la memoria de sus naves de la ubicación del refugio.
¿Por qué? Me giré para contemplar al responsable.
-Lo he pensado, y no me parece una buena idea-dijo Stilgar, el jefe del refugio del oeste, tajante.
-¿Pero acaso...tu no consigues que la Cofradía Espacial no plague el desierto de radares que descubran nuestra localización mediante...?
-Sobornos, sí-me interrumpió el fremen-pero la cofradía sólo la componen burgueses y empresarios...Sin embargo tratar con los Corrino...No puede ser bueno.
-Yo...-intenté hablar, pero el hombre alzó una mano para indicarme que iba a continuar.
-Los fremen no estamos preparados para reinar, y los Corrino lo saben. No importa que mentiras digan: si los Atreides caen, probablemente volverán los Harkonnen. ¡Y tú podrías ser el resposable!-dijo fijando sus ojos azules en mí.
Me sentí palidecer.
-Medítalo, Ghassan-me advirtió una vez más antes de marcharse. No volvería a verlo, al menos por un tiempo. Sin embargo, estaba agradecido de que hubiera decicido darme consejo.
Aunque no me cabía duda alguna de la honestidad de los Atreides, el procedimiento era examinar a fondo el lugar donde habían tenido su campamento. En cuanto despuntó el alba, empezamos la revisión de la zona.
Alguien, no uno de mis fremen, se acercaba a paso ligero pero tranquilo. Llevaba una espada negra al hombro, algo extraño, pero que me parecía conocer. Cuando pude ver el pelo rojo del individuo, no me cupo duda alguna sobre su identidad. Apreté los dientes.
-Ey.-Saludó, en efecto era Azim. Los otros le dirigieron el saludo, mientras él se dirigía hacia mí.
Me crucé de brazos y lo observé acercarse. Sí, esa espada...
-¿Y mi hermana?-Fue lo único que preguntó, al estar delante de mi.
-Se repone.
-Bien.-Tras eso, comenzó a caminar hacia el refugio pero de pronto se detuvo en seco.- ¿Realmente alguna vez pensaste seriamente eso de ayudar a los Atreides?
Ese tono arrogante...-Si tienes algo que comunicarme, es preferible no gritarlo en medio del desierto-hice un gesto hacia la entrada del refugio con la cabeza.
Sonrió de forma extraña y comenzó a caminar hacia el interior del refugio, pronto estaba a su altura. De pronto se detuvo en la puerta del refugio, miró la espada y aparentó recordar algo desagradable. Sin embargo, me miró de nuevo.
Abrí la puerta bruscamente. Una vez esta se cerró tras nosotros, me encaré a él.
-Habla.
-Nunca pensaste en ayudarles. Creaste falsas esperanzas para... ¿para? No me esperaba más de... tan digno lider... ese que aparentas ser.
-¿De qué hablas?-me permití una sonrisa cínica-.Desvarías. ¿Has bebido?
-No mientas. Desde el principio... Todos han visto tus intenciones. Todos menos... los que confiabamos en tí.
-No entiendo-dije, esta vez con sinceridad.
-Todo el mundo sabía que no ibas en serio.
-¿Quizás tengo que...golpearte, para que te expreses con claridad?
-Hazlo si te atreves.
Reí.
-Estás ebrio. Debería darte vergüenza-y me giré para marcharme.
Sí, tenía que estar ebrio. No es posible que conozca mis dudas si no se las he contado yo mismo. Tanta lucidez...imposible.
-¿Así solucionas las cosas?-Se rió.- Desde crío... Huyes cuando te acorralan... Líder.
-Guárdate ese tono despectivo para tus secuaces, extranjero-advertí.
-Sigues huyendo. ¿quien es la rata ahora? Rata, rata, rata... Da la cara como un hombre.
Era casi un berrinche de un niño pequeño. Lejos de sentirme ofendido, me giré con curiosidad.
-¿Puedo saber el por qué de tantas atenciones antes de que comiences a patalear?
-Lo de patalear se te da mejor a ti.-Sonrió, falsamente.- Pero... hum... ¿sabes que te han investigado?
Enarqué una ceja.
-Te prometo que la mansión a pie de playa la he comprado con mis ahorros-dije cínicamente.
-Idiota.-Respondió, me fulminó con su mirada.- Ocultar especia... ¡¡¡Estupido descerebrado!!!
-No "oculto" especia, necio. Estas retorciéndolo todo.
-Ah no... La robas.
-¿Cómo voy a robar lo que nos pertenece? Además, los Atreides han podido pagar a los Corrino, no necesitan el sobrante.
-¿Gracias a ti? ¡JA! Siempre has sido así de bueno creando esperanzas para luego destruirlas.
Intenté mirarlo con desprecio, pero sólo conseguí mirarlo con extrañeza.
-Tú no me conoces.
-No, no lo hago. Ya no. Ni quiero.
Palidecí.
-Basta de acusaciones infundadas.
-¿Infundadas...? ¿Sabes? Realmente siendo quien soy no puedo fiarme de nadie. Aunque siempre queda el pasado. Confiaba en mi pasado. Ya no, me es imposible ahora que... se tus actividades. Espero que sepas defenderte solo si alguien conoce lo que has hecho.
-¡Temblaría de miedo si supiera qué he hecho!-grité exasperado-¿O acaso es tan terrible que no puedes nombrarlo?
-Puedo nombrarlo. Realmente te has hecho... irreconocible para mi. Pero un Líder que hace ese tipo de cosas, de esta manera, no es un lider que lucha por los suyos. Es un lider que desea morir. ¿Es eso, deseas morir, Ghassan?
-No digas tonterías.
-¿Realmente son tonterias?
Apreté los dientes con fuerza.
-¡Sí!
Comenzó a caminar, en principio aparentaba no tener un rumbo fijo pero acabó justo delante de mi, mirándome fijamente. Estaba muy serio. Ya no sonreía irónicamente o de forma divertida, simplemente estaba serio. Creo que nadie nunca lo había visto así, de todas formas de pronto me tomó por el cuello de mi camisa.
-¿Sabes que por tu culpa, si alguien se entera, podrían matar a todos los miembros de este refugio?-preguntó.
-No he hecho nada que pueda acarrear esa consecuencia. Ahora, suéltame-dije intentando hacer acopio de toda la calma posible.
-¿Pensabas que haciendo que los Atreides no consiguieran la especia ibas a ser tú quien mandaría en el planeta?-Me soltó y se apartó de mi.
Abrí mucho los ojos y lo miré sorprendido.
-¿QUÉ?
-Ya te lo he dicho, te han investigado.
Solté una risotada de desprecio.
-¿Mandar en el planeta?¿Para aguantar a, al menos diez Azim más, cada uno de cada esquina de Arrakis? ¿Estás loco? ¡Preferiría la muerte! ¿Quién me investigó? Alguien con mucha imaginación, sin duda.
-Alguien al que le han dado información, pruebas y... bueno. Alguien que parece que te caló mejor que yo.
Sacudí la cabeza mientras me llevaba una mano a la frente.
-Parece que la brigada de jinetes de arena está compuesta por paranoicos. Muy bien.
-Ese no es nuestro trabajo. Aún así, ahora no te voy a hablar como Jefe de la Brigada. Te voy a hablar simplemente como Azim. Tienes la seguridad de mucha gente sobre tus espaldas, por primera vez compórtate y no les falles. A ninguno.
-Ese Azim del que me hablas...murió hace tiempo-sonreí tristemente-.Y los muertos, que yo sepa, no pueden dar órdenes, jinete.
-Ese Azim aún está vivo, lo que ocurre es que tú te empeñas en matarlo.
Puse los ojos en blanco.
-Esta conversación ha terminado. Cuando creas que no sólo quiero dominar el planeta, sino convertirme en el amo del Universo, vuelve a incordiarme.
-Vete al cuerno, ¿de acuerdo?-me dió la espalda y comenzó a caminar.- Como me gustaría que no estuvieses aprovechándote de tu cargo a todas horas...
-¿Cuántas veces debo repetir que la casa en la playa la construí con mis ahorros?-reí alejándome en dirección contraria.
-Tu sentido del humor ha caducado, sigue siendo el mismo tipo seco y todos te lo agradeceremos.
-Es que estás habituado a los chistes de la ciudad, extranjero.
-¿Chistes en la ciudad? ¡Ja! ¿ves como eres un paleto?-se para en seco.-
-Burgués-dije sin detenerme.
-Más quisiera, pero tengo que trabajar. ¿te suena esa palabra? Ah no... que a ti lo que se te da bien es traicionar. Si quieres te la defino.
Dejé escapar una carcajada y continué.
-Que no sabes reirte, que continues siendo serio...-Dijo al poco, con voz monótona.
Intenté marcharme de allí lo más rápido posible, no obstante para cuando quise darme cuenta Azim estaba al lado de mi. Caminaba al mismo ritmo que yo y miraba al frente, como si yo no estuviera. Sus ojos de pronto fueron hacia mi y comenzó a decir:
-¿Recuerdas esta espada?-luego me la mostró.
-No-mentí.
-Era de mi padre. Mandó a que me la entregaran y a que luchara con ella. Nunca la he utilizado. Quería que os defendiera a todos, que os consiguiera un futuro pero yo sabía que no era capaz. Y he fracasado, por eso la he traido de vuelta.
-Para, o se me saltarán las lágrimas-murmuré con cinismo.
-Tú no sabes qué es una lágrima. ¿Por qué te hiciste Lider? Por qué... ¿"Lo" hiciste?
Le dirigí una mirada de odio y seguí caminando, pero a la salida de la estancia me choqué con alguien, que cayó al suelo.
¡Bravo! ¿Quién más?
//Out// Perdonand la extension (gomen, gomen) y gracias a Lore por ayudarme ^^ //Out//
Kaubop volvió al desierto a las 3:20 p. m.
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