domingo, abril 8

-Ese cabrón conseguirá que tu familia desaparezca.... Ese cabrón conseguirá que el refugio quede hecho cenizas. Fingió querer ayudar para estar seguro de que no lo conseguirían. Acumuló especia para sí. Para su propio beneficio y entonces... supongo que desea que los Atreides desaparezcan. Luego querra que... ¿Los Fremen gobiernen? Los Corino no lo permitirán, no aún, lo sabes Azim... sabes todo lo que ha pasado. Los ancianos se enterarán y te ordenarán armar revuelo. Porque por ahora estamos bien y ese líder mudo de tu refugio es... escoria.

Ishir había plasmado en palabras todo el odio y la falta de confianza que le tenía a Ghassan. Al principio no le creí, pero luego mi enfado de antes se mezcló con los datos confirmados y entonces... Me di cuenta de lo hundido que estaba mi pasado y de lo que realmente podría pasar si las cosas continuasen de aquella manera. Un lider que no defiende a los suyos, que defiende sus intereses escondiendose en... ¿En qué? Realmente había fracasado, con Ghassan había fracasado en mi intento de ayudarle. Acababa de abrir los ojos. Estaba perdido, tanto o quizá un poco menos que yo. Ahora yo trabajaba para los Atreides... era cuestión de tiempo que "el secreto" de Ghassan se hiciera público.
Llegué a mi casa, me cambié de ropa y sin mucho más tomé la espada que mi padre me había dejado, la suya. Era completamente negra, la hoja, la empuñadura y una cadena que salía de ésta. Todo de color negro. Él quería que luchara con ella, que defendiera a los mios. Pero nunca la utilicé. Porque sabía que no era capaz y en ese momento, mientras la miraba, me sentí aliviado. Puesto que utilizarla y fracasar... eso sí que hubiera sido motivo para que me cortaran la cabeza.
Me dirigí al refugio sin más, iba a entregarsela a mi madre. Era mejor que ella la tuviera, que tuviera un recuerdo de él. Tenía la asquerosa sensación de que muchos querían que yo me convirtiera en él, pero eso jamás sucedería. Cuando llegué me encontré con Ghassan y aunque había conseguido olvidarme del tema por el camino, al verle todos los datos de Ishir volvieron a mi mente. Estaba ofuscado. Estaba muy enfadado con él, nunca había estado así. Apareció mi hermana... Otra persona que era muestra de mi fracaso. No fui capaz de protegerla y jamás lo seré... Momentos de conversación con ella, poco después apareció Dizliz y... estaba triste. Ella estaba triste. Había perdido a su familia y yo era tan egoista que no era capaz de olvidarme de mis problemas y ayudarla. En ese momento desperté y me prometí que, tras entregar la espada, me encargaría de que Dizliz no estuviese así.

Me encontré delante de mi casa y entré, mis pasos debieron alertar a mi madre pues poco después estaba en frente de mí. Al verme pareció alertarse aún más y se acercó, temerosa de lo que yo podría decirle. Sonreí para tranquilizarla pero aparentó no funcionar, lo cual se vio confirmado cuando me preguntó, con voz quebrada:
-¿Y... y tú hermana...?
-Está bien, madre.-Respondí, aparentó tranquilizarse por un momento pero sus ojos fueron directos a la espada que tenía entre mis manos.
-Esa espada... es...
-La de papá.
-¿Por qué la has.... traido...?
-Creo que es mejor que esté aquí.
-¿Aquí?
-Con Shalya, contigo. Es lo mejor.
-Azim, no.

Ese "no" sonó severo.
-Madre, sí.-Respondí.- Es mejor que esta espada esté aquí. Shalya y tú la cuidareis mejor que yo.
-Tu padre te la dejó a tí, para que lucharas con ella.
-No puedo.
-¿Cómo que no puedes?
-Esa espada... No la necesito, yo tengo una ya.

Me dio una bofetada.
Suspiré levemente mientras hacía que mi rostro regresara a su lugar. "Necesitar" no era el verbo que debí utilizar. Más bien, lo que debí decir era "no me la merezco". De todas formas, tomé la mano de mi madre y le coloqué la espada en ésta. Ella intentó zafarse y devolvermela, pero negué con la cabeza.
-Madre. Hazme caso. Esa espada tenía un cometido en mis manos, pero ya no soy capaz de llevarlo a cabo. Por eso te la doy. No quiero manchar el nombre de papá al utilizar su espada así.
-Tu padre te la regaló a tí, el quería que la tuvieras tú, Azim, mancharás más su nobmre si la rechazas.
-No la rechazo. Simplemente NO PUEDO utilizarla.

Me alejé de ella para que no me la devolviera.
-Aun así, es lo mismo, lo que pasa es que sigues siendo el mismo de siempre, que cuando no puede ayudar a alguien se frustra, las cosas no siempre salen como uno quiere hijo.-Sus palabras eran frias, pero la voz le temblaba.-¿Acaso crees que yo llevo la vida que quiero? Me encantaría que te quedaras aqui en casa, y que tu hermana no se hubiera ido, pero no es asi, uno tiene que adaptarse a las situaciones de la vida.
-Pero...
-No hay peros que valgan.-dijo tajante
-¡No puedo! ¡No puedo resignarme cuando fallo! ¡¡¡¡Llevo haciéndolo desde que nací!!!! ¡Fracaso, pues nada, sonrio no pasa nada todo irá bien...! ¡¡¡Y una mierda!!! ¡Nada irá bien, nunca irá bien!
-¿Y que sugieres? ¿Vivir toda la vida amargado, compadeciendote de ti mismo? las cosas así no se arreglan Azim.
-Fallas, págalo. No puedes vivir como si no hubiese sucedido nada. Haces algo mal, págalo durante toda tu vida.
-Entonces, si tienes esa vision de la vida, nunca podrás ayudar a nadie porque estarás preocupado por todas las cosas que has echo mal.
-Al contrario. Las cosas que he hecho mal no me permitirán errar.
-Mentira.-dijo acercándose.-Somos seres humanos, es imposible no errar, el hecho de que te atormentes tanto con tus errores no dejan que veas lo que ocurre a tu alrededor y que sigas errando o que pagues tus frustraciones con gente que no se lo merece.
-Madre... sabes que no puedo actuar como si no hubiese pasado nada. Yo nunca he podido, aunque haya querido.
-Tampoco lo intentas
-... Siempre lo he intentado.-Me giré hacia la salida.- Pero da igual, bueno, adiós, no voy a llevarme esa espada.
-Llévatela Azim
-No.-comencé a caminar, mi cabeza parecía que iba a estallar desde hacía rato.
-Entonces... la venderé.
-No eres capaz.-Me salió un tono.... muy frío.
-¿Estas poniendo a prueba a tu madre? Te recuerdo que yo no asoy una de tus subordinadas Azim.
-No vas a venderla porque tú aprecias más esa espada que yo.

Mi madre se quedó callada y bajó la cabeza, luego se dió la vuelta mientras decía en un susurro:
-En el fondo... eres igual que él
-Nunca... podré parecerme a él.-Salí y suspiré.- Aunque qué irónico, antes me hubiera parecido un insulto que me dijeran eso...

Tenía ganas de marcharme así que debía buscar a Dizliz, por otra parte... Iba a sonreir delante de ella, para que volviera a ser la misma y al menos ella estuviera bien. La busqué por todos lados y finalmente me dirigí a la salida, algo apartada de ésta la vi y me acerqué lentamente. Cuando se dio cuenta de mi presencia sonreí y le saludé:
-Hola Dizliz.
-Hola Azim.-Tenía un leve color rojizo en los ojos, había estado llorando, sin embargo sonreía como siempre.
-¿Qué tal eso que ibas a hacer aquí?
-Bien, muy... entretenido.
-... Jejeje, bueno creo que será mejor que regresemos a la ciudad.
-Muy bien jefe.-dijo poniendose seria.-A trabajar, por cierto ¿Donde esta tu perrito faldero?
-No se, le he dado el día libre.
-¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉ?-dijo sorprendida mirandome con ojos como platos.-¿TÚ? ¿Dándole un día libre a alguien?
-Bueno, es que si no le dejaba el día libre iba a insistir para venir conmigo así que... preferí que fuese a hacer lo que le diese la gana.
-Ah vaya..
-Por cierto.-Le miré de reojo.- Te echa de menos.

Dizliz me miró enarcando una ceja.
-Que mal mientes
-¡que sí! ¡Me ha dicho que echa de menos tus gritos de vieja desquiciada!

Dizliz me pegó un puñetazo en el hombro.
-¿Y no echa de menos tu olor a zanahoria podrida?
-A zanahoria simplemente, no te pases.-respondí con cara de burla.

Ella me sacó la lengua y luego sonrió.
-Oye... ¿tenemos mucha prisa?
-No. En realidad no... El Duque ya tiene la especia y no hay asuntos pendientes... ¿Por?
-Me gustaria... pedirte un favor Azim.-dijo mirándome seria.
-¿Uh? ¿Y qué vas a darme a cambio?-pregunté, me miró por un momento sorprendida pero luego negué con la cabeza sonriendo.- Es broma, no tienes que darme nada. ¿qué favor es?
-Te importaria que hicieramos una... visita rapida por...
-Tu visitas rápidas son de cuatro días.
-No no en serio rapida de verdad, me fui tan rapido de mi refugio que no pude nirezar un poco en las tumbas de... Bueno ya sabes.
-.... Está bien. Iré encantado contigo.
-Te lo agradezco... Hortalizita.-Dijo esbozando una amplia sonrisa.
-Bien, caballo.-Respondí sonriendo también y le halé levemente de su cola.
-¡¡Ehhhh!!

Empezamos el camino y estuvimos todo el tiempo de esa manera, me divertía discuir con ella. Mucho más tarde, llegamos a la zona cercana a su refugio y decidimos dejar los Gusanos y andar durante un poco. A cada paso, estaba más seria. Que maten a tu familia así... de esa manera... sin poder....
Me volvió a doler la cabeza, pero esta vez fue peor que antes. Se me escapó un gruñido pero al ella mirarme sonreí, disimulando.

Out: Gracias missis Maron ^^




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