Había conseguido llegar de nuevo a aquel palacio Harkonnen, aún era capaz de recordar todo lo que vi, todo lo que sentí y pensé cuando estuve allí por primera vez. Al principio me encontré con Ilysse, luego apareció su hermana, la baronesa Mavra. Pero en aquel momento mi objetivo no era Mavra, era Rena. Mi torturadora personal… Pero realmente no la buscaba por mi, sino por lo que le hizo a Shalya. Me adentré en aquel palacio, recordaba pasillo a pasillo. Estaba ansioso por encontrar a Rena, muchos Harkonnen me veían pero al ir vestido casi como ellos y por las gafas que ocultaban mis ojos no eran capaces de darse cuenta de mi identidad.
No entiendo muy bien porqué en el primer lugar donde la busqué fue en los calabozos. Oí gritos ahogados, estaría… ¿Ocupada…? Entré y la vi golpeando a un muchacho joven, un muchacho que tuvo que haberse perdido y que no tenía nada que ver con los Harkonnen.
-Soldado, no entres todavía, no he acabado con la presa -dijo dirigiéndose a mi sin ni siquiera girarse-
-¿Todavía no?-pregunté, mi voz sonó divertida por un momento.
-No, a no ser que quieras relevarle -dijo dirigiéndome por fin la mirada, sonriéndome
-No seria la primera vez... Rena.
-mm... - se quedó mirándome, soltando el brazo mutilado del chico que estaba allí- este aroma.. -volvió a sonreír- veo que no tuviste suficiente... ¿verdad, rata? -enfatizó en esta ultima palabra
-En realidad...-respondí.- Lo que pasa es que ahora me toca a mí atacar.
-Interesante... -susurró a la vez que de una patada quitaba el cuerpo inconsciente que tenía al lado- veamos si sabes jugar mejor de lo que sabes hablar... y por cierto, felicidades por llegar hasta aquí sin dejar que los inútiles que rondan por aquí te hayan descubierto
No respondí, simplemente dejé caer la chaqueta Harkonnen que tenía puesta desde hacia algún tiempo. Me era incómoda. Luego tomé mi machete con fuerza y me lancé hacia ella, me esquivó en principio pero luego llevé mi arma hacia su cuello. Se quedó quieta por un momento, pues seguramente no esperaba que manejase una hoja tan grande con tanta facilidad.
-Lo tuyo no es hablar... ¡¿verdad... rata?!-se deslizó por debajo mío y me golpeó con la intención de hacerme caer, aunque pude esquivarla
-Verás... no suelo hablar con los que me torturan.-Respondí mientras me encogía de hombros, intentó atacarme de nuevo pero la pateé y se alejó de mi.- Es una regla personal.
-Linda regla... Aunque no muy útil- volvió a lanzarse al ataque, esta vez golpeándome el vientre mientras intentaba pasarme un hilo por el cuello, el cual solo rozó ligeramente un brazo por donde dejó un rastro de sangre- lástima, las ratas os movéis demasiado -me pateó de nuevo para hacerme perder el equilibrio
La cogí por el cuello en ese momento, con un brazo haciéndola chocar contra la pared. Abrió los ojos con asombro y alcé el machete, no obstante volvió a intentar usar el hilo por lo que le apreté el cuello dejándola casi sin respiración y luego le golpeé en la cara. Cayó al suelo, pero sabía que no había terminado con ella.
Se quedó tumbada por unos instantes en el suelo, sin moverse. Algo raro pasaba. No se movía cuando de golpe de un salto se abalanzó sobre mí, sus ojos solo denotaban una rabia y odio hacia lo que tenían enfrente: yo mismo, de un golpe consiguió desprenderme del machete y me clavó una navaja... en la pared justo al lado del ojo, y me susurró al oído:
-esta vez no saldrás tan bien parado.. Escoria- dicho esto recuperó la navaja y dio otro salto hacia atrás, dejando cierta distancia entre los dos
-No tengo nada que perder, Harkonnen.-Respondí, el Harkonnen sonó bastante despectivo. Miré de reojo hacia donde estaba mi machete, demasiado lejos. Así que saqué un cuchillo fremen, uno hecho por mi, hacía mucho que no lo utilizaba.- Este cuchillo participó en la muerte de un General Harkonnen, felicidades.
-Que enternecedor... estas manos se han ocupado de liberar al mundo de sucias ratas... ¡como tú! -intentó esquivar mi cuchillo, aunque logré alcanzarla en el rostro, dejándole una marca roja en la mejilla, al notar como le descendía la sangre, la probó con el dedo- Todavía te queda algo, Fremen -dijo con rabia- ese estúpido comportamiento -chocó su cabeza con la mía
Mi comportamiento...
No eres la única que piensa así, Rena, pero tú al igual que todos vais a tener que fastidiaros. Este carácter que tengo... es irremplazable. Sonreí irónicamente, en realidad los golpes no me dolían tanto. Continuamos peleando, cuerpo a cuerpo. Ella recibió heridas, yo también... Una de las veces intentó golpearme con uno de sus puños, el cual atrapé con mi mano y comencé a apretar.
-Vaya...-susurré.
-¿Haciendo manitas..?-espetó irónicamente mientras mostraba una sonrisa algo cansada
-Es un día muy romántico, ¿no te parece? El día en el que vas a morir...-Apreté aún más y le partí la mano.- Uy, lo siento querida...
-Siento decepcionarte pero... no pienso morir, no hoy -su rodilla alcanzó mi entrepierna- ¿te animas tú?
-hm...-protesté.- No, hoy creo que tampoco.
Tiré de su mano e hice que su cara quedase a la altura de la mia, quizá no podía erguirme pero... Le asesté un codazo y se alejó de mi. Maldita sea... ¿Por qué siempre tienen que ir los golpes "ahí"? Gruñí un poco, mientras me recuperaba.
- Qué, molesta, ¿eh? Espero que no tengas ganas de orinar ahora, pues... estás ocupado -noté como intentaba mover el brazo izquierdo, pero el dolor de la mano se lo incapacitaba bastante- intentando buscar ventajas, ¿no es así? -volvió a lanzarse al ataque, cuerpo a cuerpo, aunque, se quedó a escasos centímetros de mi, cara a cara, cuando pareció perder fuerzas y se apoyó ligeramente en mí y.. Me clavó un puñal en un costado
-Gracias por el arma...-Dije con voz ronca.
Aún tenía su mano sobre el puñal que me había clavado, aproveché eso y agarré su mano. Saqué el puñal, lo giré aún en su mano hacia su cuerpo y la empujé hacia la pared. Intentó evitar que clavase aquel puñal en su costado, incluso intentó utilizar la mano que le había roto. Pero el dolor la incapacitó, luego clavé el puñal en su vientre. Aparentó perder fuerzas... en realidad, ambos estábamos en las mismas condiciones. Aún así, yo conseguí algo más de fuerzas y la cogí por el cuello mientras sacaba el puñal y se lo colocaba en el cuello.
- De nada... -dijo con la respiración entrecortada- por cierto... recuerda que... -tragó saliva- me gustan los hilos -dicho esto noté varios hilos apretarme por todo mi cuerpo, causándome varias heridas, a la vez que ambos nos caíamos al suelo
-Sabía que pelear con tigo no iba a ser nada fácil.
Realmente me daba igual las heridas que me estaba haciendo, no me importaban esos hilos. Me moví hacia ella y coloqué un puñal en su cuello, sonreí. Fuera como fuese... ella iba a morir hoy. En ese momento oí como la puerta se abría de par en par... miré de reojo. Vi a Ilysse, quedó con los ojos muy abiertos y se acercó con rapidez.
-...¡RENA!- gritó corriendo hacia ella apartándola de mi. -¡VE A POR LOS SOLDADOS, DEPRISA!-
-¿¡Qué!?-gritó Rena, pero se dio cuenta de lo herida que estaba.- ¡Pero Ilysse!
-... Lo siento, pero no lo creo.-respondí, mientras me lanzaba hacia Rena.
Ilysse se interpuso y me paré en seco, cuando casi rozaba su piel con mi cuchillo.
-VAMOS RENA, ¡ES UNA ORDEN!-
-yo… no obedezco tus órdenes. –espetó Rena. Que la miró con los ojos muy abiertos.
Luego dirigió sus ojos hacia mi con una mueca envenenada, tras eso salió con tranquilidad del cuarto, por último nos observó, luego giró la cara con rabia y se marchó. Miré a Ilysse por un momento, de reojo... Se había metido en medio, sabiendo que no iba a poder hacerle nada a ella pero... Rena no iba a escaparse. Esquivé a Ilysse, tomé mi machete que había estado en el suelo desde hace rato e intenté salir.
-No Azim...- dijo firmemente agarrándome de un brazo. -No puedo dejarte ir.-
-... Suéltame Ilysse.-Me detuve en seco desde que me sujetó, intenté no mirarla.- He venido para matarla y no me voy a ir sin hacerlo. ...
-No puedo permitir que la mates... lo sabes, sabes quién es, y como tal, debo protegerla.-
-...me parece... perfecto.-susurré, luego hice un gesto brusco para que me soltara pero intentando no hacerle daño. Luego comencé a andar.
-Azim... no...- dijo entrecortada.
Me giré sobre mí mismo para mirarla, vi como perdía el equilibrio y se agarraba a la pared para impedir que se cayera. No pude evitar ir hacia ella y la sujeté, había perdido las fuerzas. Entrecerré los ojos por un momento, confuso, luego la abracé y me maldije. Me maldije por no poder dejarla ahí y salir tras Rena... Estaba fallando de nuevo pero... Hice que Ilysse levantara el rostro, hasta mirarme, y le pregunté:
-¿Qué te pasa?
-Nada... ya me siento bien.- musitó esquivándome con los ojos.
-Ilysse...-refunfuñé de forma autoritaria.- Mírame y dime que no es nada.
-No es nada Azim, y ahora márchate, no debes estar aquí, pronto llegará Rena con los soldados, debes irte, ¡pronto!- exclamó apartándome de ella, dándome antes un ligero abrazo.
-No voy a marcharme.-respondí seriamente.- buscaré a Rena... la mataré. Créeme... tengo que hacerlo.
Me acerqué a Ilysse, la tomé por la barbilla y la hice mirarme. Sus ojos intentaban huir de los míos, ¿qué diablos pasa? Ocultas algo... ¿el qué? ... Todo sería tan fácil si pudiera matarte. Todo sería tan fácil si me fueras indiferente. Pero ahora no puedo marcharme sin saber tu secreto.
-¿Qué me ocultas, Ilysse?-pregunté.
Entonces fijó sus ojos en los míos, y respondió:
-Estoy... embarazada.- contestó con decisión y un gran brillo en sus ojos.
-¿Ah?-pregunté, con los ojos muy abiertos.- Pero tú no... ¿Quién? ... eh....
Ilysse sin contestarme, comenzó a empujarme hacia la salida.
-Vamos, ¡vete de una vez!-
Sujeté con fuerza mi arma, luego me la coloqué a la espalda y agaché la cabeza. ¿qué hacer? Estaba embarazada... ¿Pero no había perdido a nuestro hijo? Entonces... ¿de quien...? Noté un fuego en mi interior al pensar en ello, levanté la cabeza con el ceño fruncido... estaba furioso. Estaba... ¿celoso? Pero todas esas emociones se enfriaron de repente al darme cuenta en que lugar estaba, al ver que estaba en un palacio Harkonnen y que la mujer a la que yo quería, por la que estaba celoso, era una Harkonnen. Fui estúpido al dejarme sentir algo así por ella, sonreí levemente mientras mis ojos permanecieron fijos en el suelo. Había sido rematadamente tonto, porque sabía que no iba a poder quitármela de la cabeza nunca. Y eso iba a ser para mí... un castigo. Porque... ¿qué hace el Jefe de la brigada de Gusanos de arena sintiendo algo por la hermana de la Baronesa?... Yo era un capullo, cierto es que en un principio había venido hasta allí para vengarme. Pero inconcientemente continuaba protegiéndola. Sabía donde estaban y no se lo dije a Frederth.... soy... escoria.
-Informa a tu hermana, dile que un Fremen sabe vuestro paradero. Desapareced de este sitio.-Le dije.- ... y si es necesario dile a Mavra Harkonnen quien soy, e id a por MI.
-Sí, le diré que debemos irnos de este lugar, a otro sitio, pero no... Jamás le diría quién eres, porque aunque me pese sentir esto, no puedo luchar contra ello, y jamás podría perdonarme, hacer algo que pudiera perjudicarte. Y ahora, márchate.- dijo ella sin dejar de mirarme.
-Tenemos un problema...-Comencé a caminar hacia la salida por propia voluntad, quedé justo al lado de ella.-... Adiós Ilysse... Cuídate... Cuida de ese hijo...
Continué andando pasa salir, se oían pasos rápidos. Los soldados ya estaban allí. Pero me daba igual... Tuve que mirar a Ilysse de reojo, me sentía con un capullo desgraciado. Pero desde crío siempre me sentía así. Porque siempre fallaba a la gente, finalmente tuve que acostumbrarme a esa sensación... Siempre sonriendo, siempre siendo positivo, siempre mirando por otros... Para no mirarme a mí.
-No te preocupes, lo haré.- afirmó ella, y finalmente salí perdiéndola de vista.
Es extraño volver a la realidad…
Al llegar allí vi como por el pasillo, por mi única salida, un número grande de soldados corría hacia mi. Al verme, algunos me reconocieron, y aceleraron el paso. No podían “permitir” que un puñetero fremen los hubiera engañado… Sonreí… Cogí el machete y eché a correr hacia ellos, muchos se pararon pero otros continuaron creyendo que iban a poder detenerme. Con un par de estocadas varios cayeron al suelo, heridos, el resto consiguió esquivarme pero continué corriendo. Huyendo. Esperaba ver a Rena, tenía que cortarle el cuello y luego clavar su cabeza en un palo, colocarla a las puertas de aquel palacio… En aquel lugar habían más soldados de los que me esperaba, de pronto, vi una figura por uno de los pasillos y me detuve en seco. Había dejado a los guardias muy atrás.
- te esperaba -dijo con los brazos cruzados
-¿Hum?-susurré, quien era... Rena. Sonreí.- Siento haberte hecho esperar.
- tranquilo, para ser sincera.. creí que te quedarías.. más tiempo con ella
-Fue fácil escapar de ella.-respondí.- Además, a quien he venido a matar especialmente es a tí.
- No me importa mucho el.. lío que está montado entre vosotros.. -dijo poniéndose de cara hacia mí- únicamente me interesa terminar lo que hemos empezado
-¿Lío?-pregunté, luego me eché a reir.- Al parecer las heridas que te he hecho te han afectado al cerebro... Aún así, vamos. Tengo que cortarte la cabeza antes de que vengan los soldados.
- Puedo asegurarte que la cabeza es lo último que pienso perder.. a mí no me engañas ni.. me cortas nada -dijo lanzándose hacia mi
-No asegures nada.-Respondí, mientras bloqueaba su ataque con mi arma, luego di una estocada que fue capaz de esquivar escepto porque le rozó un poco en la frente.
- Veo que eras sincero con lo de la cabeza- dijo lanzando un segundo ataque con el que me agarró del cuello, apoyándome en la pared- pero no será toda mi sangre la que correrá esta noche -dijo susurrándome al oido- y bien..si mal no recuerdo nos quedamos así, verdad?
-... cambiando los papales... ¡Por supuesto!-Espeté, le pateé y acabó siendo despedida hasta llegar hasta la otra pared.- ¿Sabes? ¡Peleas peor de lo que torturas!
Me lance contra ella, yo daba estocadas y ella esquivaba algunas mientras otras le alcancaba y era herida de forma considerable. Mientras, ella también me atacaba y aunque era capaz de bloquear alguno de sus ataques, mi estado físico no era bueno en aquel momento. Si me hubiera enfrentado a ella en otra ocasión, quizá a aquella altura de la pelea no habría estado así. Aún así, de pronto oí pasos rapidos. Me habían encontrado. La alejé de mi de un ataque, mi ropa estaba empapada de sangre, al igual que la suya.
- Lamento decepcionarte.. aunque cuidado con tus palab ras si no quieres acabar retirando lo dicho
-No voy a retirar nada. Comparado con tu forma de torturar... cuando luchas eres pésima.-Respondí, miré de reojo y vi a lo lejos a los soldados.- Pero siento decirte que... el juego ha terminado.
Aún tenía en mi poder uno de sus cuchillos, se lo lancé y luego eché a correr por aquel pasillo. Al mirar de reojo, vi que le había dado en un pie y aunque intentaba correr hacia mi los soldados se le adelantaron.
- huye, rata, huye.. -dijo dejando caer una rodilla al suelo. Poco despues varios guardias fueron en su ayuda, ella los empujó a todos y me siguió mirando con rabia aunque con una sonrisa en el rostro-
-Volveré.-canturreé, luego la mire de reojo y sonreí.- Adiós, Rena.
Tras eso, desaparecí de su vista y continué corriendo mientras otros me perseguían. No se cuanto tiempo estuve corriendo hasta que llegué a la salida, no obstante justo cuando llegué a la puerta me... Harté. Me di la vuelta y les planté cara, acabé peleando con unos cuantos soldados y acabé con su vida... Justo con los que me habían seguido desde muy cerca. Tras acabar con ellos, oí pasos... venían más y lo cierto es que no me encontraba en condiciones de pelear más. Por eso, acabé marchandome hacia la ciudad.
Tras eso, desaparecí de su vista y continué corriendo mientras otros me perseguían. Ya había anochecido... andaba por la ciudad mientras la sangre seca continuaba empapando mis ropas. A aquella hora no había demasiada gente, pero la poca que había me miraba temerosa. Como si recordasen... "algo". Decidí ignorar ese detalle, cuano de pronto noté que alguien me zarandeaba por detrás y gritaba:
-¡¿Qué coño has hecho?!
Me lo quité de encima y vi por fin quien era, Ishir. Ahora que lo pienso... ¿Dónde se había metido? Tras lo de la cárcel Harkonnen no lo ví mas, ni a él ni a Ruto. Miré con curiosidad detrás de él, Ishir sabía que buscaba a Ruto por lo que negó con la cabeza.
-¿No qué?-pregunté.
-No está conmigo.-respondió.- Ni en el planeta, ya.
-¿Qué dices?
-Ruto se ha ido.-Espetó
-¿Que se ha ido? ... estás de coña. ¡no bromees con esas cosas!
-No bromeo. Se ha ido porque al parecer ha encontrado otro lugar donde los negocios le irían mejor. No va a volver
-...
Se quedó esperando que dijera algo, estuve mirando el suelo por unos instantes, pensativo. Se había ido... Ruto se había marchado y ni siquiera me había dicho adiós. Levanté la mirada al poco, viendo que Ishir miraba hacia lo lejos y me decía:
-Tendrás que buscarte un trabajo nuevo. No creo que encuentres uno como el que te daba Ruto, eras bueno en eso pero no creo que nadie requiera de un informador tal y como están las cosas. Van a darte un sueldo de mierda.
-Ahora mismo me importa una mierda el trabajo.-espeté.- pero... tienes razón, tendré que ponerme a ello. No tengo nada de dinero.
-¿Cómo que no tienes nada de dinero? Pero si tú estabas ahorrando y... ... ¿Herold?
-¿Quién si no? ... Al parecer no se toma bien que lo chantajeen... pero bueno. Ya me las cobraré.
Comenzamos a andar, Ishir aparentaba tener información para mi pero se mantenía en silencio. Le miré de reojo algunas veces, pero finalmente decidí no preguntar. Llegamos a casa de Herold, toqué a la puerta y al abrir me miró y abrió los ojos con fuerza. Aparentó querer cerrar la puerta, pero se contuvo. Sabía que no iba a tener efecto. Pero por otro lado, al ver mis heridas me miró malamente.
-¿Y mi hermana?-pregunté.
-...-no quiso responder.
-Herold.-espetó Ishir, que se disponía a entrar pero le detuve.
-¿Dónde está?-Repetí.
-se ha... se ha... ido. Con ese... Ghassan.-dijo finalmente.
-Joder...-refunfuñó Ishir, que me miró.
Suspiré, ambos se extrañaron por mi comportamiento pero de pronto cogí a Herold por el cuello y comencé a aprentar, fuertemente. Pronto estaba casi sin nada de oxígeno. Me miró con pasmo e intentó zafarse, imposible.
-... Solo tenías que hacer una cosa.-Musité.- Cuidar de que no se fuera. Tenías que asegurarte.
-e...ella... ella insistió...-dijo Herold en voz baja.- Insistió y.. yo... yo... no pude evitarlo. Además, el tipo ese que vino con vosotros... insistió también... yo... ella dijo... ella dijo que respondería ante tí.
-Tú eres el médico.-respondí, luego lo solté y se dejó caer al suelo.- Tú sabes lo peligroso que es que salga en esas condiciones. ¡Joder! ¡¡¡TÚ ERES EL PUTO RESPONSABLE!!! ... haberlos dormido a ambos... Herold, vas a enterarte de quien soy yo.
-A... azim...-suplicó.-no...
-Puedes preparar la casa para que el esposo de tu amante venga a visitarte.-espeté, luego me giré mientras me disponía a salir.
-¡No, Azim!-gritó.
Sonreí mientras pasaba junto a Ishir, éste me miró de reojo y luego ambos nos marchamos. Estuvimos en silencio un buen rato... Pero de pronto Ishir me preguntó:
-¿Vamos a tu refugio?
-No.-respondí, al hacerlo me miró extrañado.- Es mayorcita. De todas formas, si hubiera pasado algo ya me habría enterado...
Estaba enfadado...
-ah...-susurró Ishir.
-Pero de todas formas, tengo trabajo. -le miré de reojo.- ¿no? Llevas desde que llegué queriendo decirmelo pero no te atreves. Vamos, suéltalo.
-Diablos... bueno. ¿recuerdas que el Duque tenía cierto tiempo para conseguir cierta cantidad de especia?
-Sí... acaba... ¿mañana?
-Sí, y ... falta mucho aún.
-¿No lo conseguirá?
-Todo apunta a que no. Si continúamos asi... a saber quienes traerán para gobernar.
-Los Corino jamás permitirán que los Fremen nos encarguemos del planeta.-miré hacia delante, luego miré de reojo a Ishir.- Los Atreides nos interesan. No podemos permitir que les destituyan. Por ahora, al menos no.
-¿Qué piensas hacer?
-La cantidad de especia robada a los Harkonnen por la brigada supera, seguramente, la cantidad necesaria. ¿Me equivoco?
-Sí, la supera.... pero... ¿qué planeas?
-Le daremos ayuda a los Atreides.
-Pero esa Especia...
-Les prestaremos ayuda. Con el resto... continuará siendo racionalizada por los ancianos.
-¿Estás seguro de lo que haces?
-Digamos que sí.
Hablé con los ancianos, eran antiguos Fremen que fueron miembros de la Brigada. Sabios que siempre adivinaban lo que había que hacer y de que manera. Al principio se negaron, puesto que nadie podía saber que la Brigada tenía especia robada. Pero tras exponerles mis argumentos aceptaron, prometiendoles que nadie sabría de donde había salido aquella especia exactamente. Luego, tras informarme de la cantidad que poseíamos me fui al palacio. Tenía que hablar con el Duque Atreides.
Out: Fin, gracias a Rena e Ilysse por su ayuda ^^ espero k os guste el post ^o^
Lau volvió al desierto a las 5:31 p. m.
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