Volker ??????
24 años
Tipo de sangre: AB
24 años... Y su cerebro está frito. Aquella habitación donde iba a llevar acabo las sesiones con Volker estaba preparada, me recordaba bastante al laboratorio que tenía en mi mansión pero claro, todo lo que tenía allí provenía de ese lugar, todo estaba en la misma posición. Estaba sentado sobre el sillón en el que Volker se había colocado en su "primera" visita. Su comportamiento me divertía, pues no sabía si realmente era tan demente o quizá... pudiese fingir. La mejor forma de conocer a alguien con estas características es tenerle controlado, saber sus pasos y es entonces cuando podrás saber todas sus debilidades y cambios.
Sobre la mesa había un aparato que cada tres segundos emitía un pitido, un localizador, antes de que Volker pudiera tirarme al suelo conseguí colocarle el dispositivo en la manga de la chaqueta. En principio se trataba de una buena manera para que no se me escapara para la próxima sesión, no obstante me acerqué al aparato y lo observé. Estaba en la ciudad. Me interesaba su comportamiento en "sociedad", en una sociedad como la de Dune en la que él, la gente como él, ya no estaba bien vista. Seguramente acabaría dejando que todos vieran, sin darse cuenta, a que casa pertenecía... Y ahí todos los ciudadanos de Dune... se le echarían encima. ¿Cómo reaccionaría Volker? Llorando... o ... ¿atacando? Realmente me interesaba más el "segundo" Volker que vi en nuestro primer encuentro, el que desea matarme... Es con ese con el que realmente debo enfrentarme para conocer por completo esa mente retorcida y vacía a la vez.
No me fue difícil hacerme con una nave, decidí viajar solo. El hecho de que fuera a visitar Arrakis y a sus habitantes no debía saberse, no aún. Pronto me encontré caminando por aquellas calles. La gente aún tenía el terror en el cuerpo, seguramente producido por el hecho de recordar a los Harkonnen, pero a la vez estaban felices... Pensaban, quizá, que todo había terminado. Reí... pobres estúpidos. Pronto habrá una pelea entre Harkonnen y Atreides, que os afectará a todos. De todas formas, dadles las gracias a los señores Corino.
Según el localizador Volker se encontraba algunos metros delante de mi, al alzar la vista lo vi delante de un lugar que en su fachada tenía un pobre cartel que decía: Bar. Sus guardaespaldas lo sujetaron con fuerza, él forcejeó y para cuando me quise dar cuenta los soldados yacían sin cabeza y Volker entraba.
-Ese es el que me interesa.-Musité mientras me acercaba.
Me asomé a una de las pequeñas ventanas con las que contaba aquel lugar, mis sospechas eran ciertas. Acabó metiendo la pata y descubrieron su identidad. Pero no lloró. Los mató a todos, pero por su mirada y su forma de actuar no era el estúpido que me presentó la Baronesa sino el que me quiere matar.
-Excelente...-Dije, mientras lo oía reír, luego pensé.-Vendré a recogerlo más tarde.
Me fui de aquel lugar, según mis informaciones un viejo conocido mío estaba por aquella ciudad desde hacía unos años. Trabajando para el que le daba mas dinero, tuve que preguntarle a una mujer que, agachando la cabeza sonrojada, me señaló una casa que no estaba muy lejos. Me dirigí hacia allí, toqué a la puerta y aguardé.
-¿Ya le has...?-Respondió mi conocido, Herold, mientras habría la puerta pero al verme palideció.
Apresuradamente intentó cerrar la puerta, se lo impedí y sonreí mientras le miraba. Tragó saliva. Estaba nervioso, realmente me temía por la fama que me había conseguido desde hacía algunos años. Se había teñido el pelo, ¿quizá en un vago intento de que sus viejos "amigos" no le encontrásemos?
-Herold.-Dije, con una sonrisa.
-Se... equi... equivoca...-Siempre solía tartamudear cuando estaba aterrorizado.
Le di un golpe a la puerta, haciendo que se abriera de par en par. Herold se colocó recto, como intentando reflejar seguridad. Era patético... realmente patético... Siempre tuvo miedo de mi, siempre temió mi habilidad. "Curar con dolor, no tiene sentido" Decía, mientras se le quebraba la voz.
-¿Te duele algo?-pregunté divertido.
-¿Q... qué haces aquí?-Refunfuñó mientras miraba de reojo hacia el interior de la casa. Me escondía algo... o mejor, a alguien.
-¿A caso no puedo visitar a un viejo amigo?-Respondí mientras entraba sin ser invitado, luego miré a mi alrededor.- ¿A quien escondes?
-A... a... ¡A nadie!-gritó.
-¿A tu nueva victima, digo, tu nueva novia?
-¡No, Johann, vete!
-Deberías estar contento de volver a verme...
Me ajusté los guantes blancos que llevaba puestos y luego comencé a avanzar por el pasillo. Pronto se colocó delante de mi, con una sonrisa.
-¿Por qué no vamos a tomar algo por ahí?-preguntó.
Realmente, me escondes algo...
Me detuve, no tenía sentido continuar andado. Con un gesto era capaz de hacerlo caer al suelo fulminado, pero no me interesaba. Era extraño pero Herold jamás se hubiera preocupado por nadie, es más, normalmente me hubiera entregado a su "fulana" para que experimentara con ella. Pero ahora de repente... me detiene. ¿A caso ese afán de detenerme es porque su vida está en juego? Tenía que ser eso, pues Herold no se preocupa por nadie salvo por si mismo.
-¿Tienes que proteger a alguien o si no te matarán?-pregunté, divertido. Él simplemente palideció.
Pero quedó completamente blanco cuando la habitación del fondo del pasillo se abrió. De allí salió una muchacha de cabello rosa y ojos de un extraño azul. Era una fremen, una fremen que aparentaba muy herida.
-¡Metete ahí dentro!-espetó Herold, luego me miró a los ojos.
No lo he dicho... Cuando algo me divierte especialmente mis ojos dorados se vuelven azules. Por su mueca pude suponer que no se habían cambiado de color. Aún... La chica miró desconcertada a Herold y volvió a entrar en la habitacion como si nada.
-¿Quién es esa preciosidad?-Pregunté, lo de "preciosidad" lo dije para ver su reacción.
-... es... una paciente... Johann, no tienes nada que hacer aquí.
-Vamos amigo...-susurré, luego le coloqué la mano en el hombro y se estremeció.- Presentamela.
-... No puedo...
-Herold...
Hice presión cerca de su hombro y gritó como un condenado, luego cayó al suelo medio inconsciente. La chica del pelo rosa salió de nuevo al pasillo y la miré levemente. No me provocaba lo más mínimo. Hacía tiempo que ninguna mujer creaba ningun tipo de sentimiento en mi, pero al contrario yo era capaz de provocar en ellas todo tipo de sensaciones. Aún así no pensaba hacerle nada a esa cría, solo me interesaba porqué Herold se comportaba diferente. Las anomalías me resultan curiosas.
La chica miró horrorizada a Herold y frunciendo el ceño espetó:
-¿Qué hace? Deje a Herold.
-Oh, por favor señorita... Yo no le he hecho nada.-Luego me agaché y cogí a Herold para luego ponerlo en pie.- Creo que está muy cansado y por ello se ha desmayado.
La chica me miró con desconfianza, frunciendo el ceño levemente.
-No parece ser bienvenido aquí, señor.
-Es que somos amigos de cuando estudiabamos para Doctor Suk.-Sonreí amablemente.- Y hace tanto que no me ve que se ha llevado una impresión muy grande.
-Será mejor que lo lleve a donde pueda descansar.-Susurró haciendo ademán de acercarse.
-Por favor, indiqueme donde quiere que lo lleve.-Respondí.- No creo que usted en su estado pueda con él.
-A la... ¿habitación?-dijo ella dudando un poco.
Asentí con la cabeza y tomé al pesado Herold mientras me dirigía hacia la habitación, luego lo dejé allí y suspiré. Luego miré a la muchacha. Hacía poco que se había enfrentado a una tortura y también a un... ¿Intento de violación? Eso decía sus ojos, sus gestos... Un intento no consumado porque al menos no se alejaba de mi corriendo.
Al parecer se percató de que la observaba y se giró hacia mí.
-¿Puedo saber que mira tan detenidamente?
-Pensaba que esas heridas debían doler.
-Sí, duelen.-dijo agachando la cabeza y acariciándose un brazo asi misma.
-Soy doctor Suk, si necesita que la ayude solo digamelo.-Luego miré a Herold.- Suele descuidar un poco a los pacientes
-Estoy bien.-Dijo con un tono muy frio y esquivando mi mirada.
Hacía un año que no trataba con ningun tipo de personas, además la mentalidad de los Fremen me resultaba ciertamente desconocida. Quizá debía esforzarme un poco más para conseguir su confianza... Allí, debajo de un montón de papeles y algún que otro se encontraba un sillón. Quité todo aquello de allí y lo coloqué sobre una mesa, luego le señalé el sillón.
-Si es tan amable de sentarse, no me gustaría que usted también se desmayara.-Indiqué, luego me dirigí a Herold.
Comenzaba a despertar...
Aún no... Te di la oportunidad para decirme la identidad de ella pero tú... La desaprovechaste. No pienso abusar de ella, pero me has creado una curiosidad demasiado grande. Coloqué un dedo en el cuello de Herold, a simple vista podía parecer que le estaba tomando el pulso pero lo que realmente hice fue paralizarle completamente. Incluso los pensamientos. No iba a despertar hasta que yo lo desease. Herold... debiste ser un poco más amable.
-Estoy bien así.-Contestó la fremen
-Por favor.-le rogué, mi tono era muy amable. Luego sonreí dulcemente.
-Esta bien...-dijo no muy convencida sentándose.
-Herold despertará pronto.-Me crucé de brazos y me giré para mirar el uno de los armarios que tenía con medicinas. Era muy extraño, tenía cosas... peligrosas allí. ¿Quizá el "inocente" Herold estaba haciendo algún experimento con alguien?
-Mejor...-contestó ella sin mirarme.
-¿Ocurre... algo?-pregunté mientras la miraba fijamente, sonriendo. Su reacción... me era familiar.
-Nada.-continuó mirando al suelo.
Me dediqué a examinar esas heridas... lentamente, una a una. Las de la tortura me recordaban perfectamente a la forma Harkonnen más cruel de torturar, muy diferente a la mia por cierto. Por otro lado, tenía otro tipo de heridas. Seguramente aquellas que habían sido llevadas a cabo en el intento de violación. Me acerqué lentamente y observé una de ellas con especial cuidado.
-Yerik...-Pensé.- Uno de mis inventos más perfectos.
-Deje de mirarme... me incomoda.-Dijo la muchacha, sin duda Yerik habia intentado violarla, por eso tenia esa actitud tan defensiva hacia mi persona.
-Perdón.-Respondí.- Pero es que esas heridas no parecen estar bien curadas. ¡Este Herold!...
Me acerqué al armario, tomé algunas cosas entre las manos y me giré hacia ella. No iba a acercarme más, esta vez no quería que me tuviese miedo. Más bien quería que, de alguna manera, confiara en este pobre médico inocente... jejejeje...
-¿Me permite?-pregunté.-No, estoy bien.-contestó poniéndose a la defensiva.
-Si no me deja podría infectarse y tendría que quedar mucho más tiempo en cama.-La miré de forma expresiva.
La Fremen me miró durante unos instantes, luego emitió un leve suspiro.
-Esta bien.
Me acerqué amistosamente, luego me coloqué delante de ella con las rodillas flexionadas. Tomé un poco de desinfectante y luego lo pasé por una de las heridas, se estremeció. Luego con mi mano libre toqué suavemente aquella zona. Aunque yo era especializado en los puntos de "dolor" también existía un tipo de puntos que solo con rozarlos hacía que la persona sintiese el mayor placer del mundo. Decidí ver que ocurría cuando a esta chica, cabezota y desconfiada con migo, yo le rozaba uno de estos puntos. Era simple curiosidad más que nada...
Al tocar uno de esos puntos la chica hizo ademán de alejárse de mí, pero no lo hizo, se estremeció y su cuerpo temblo durante un momento, apretó los ojos y luego los abrió mirándome confusa, todo esto, en menos de 5 segundos.
-¿Ocurre algo?-pregunté, aparentando ajeno a lo que realmente ocurría. Luego me concentré en otra herida e hice el mismo procedimiento que con la anterior.
Esta vez ella si que se alejó un poco y volvió a mirarme confusa.
-No... no haga eso.
-¿Por qué, qué pasa?-pregunté. Se estaba excitando... con qué facilidad...
-Porque no, y ya esta.-Dijo con firmeza, aunque sus ojos temblaban
-Oh, vaya...-protesté llevandome la mano a la cabeza.- No le habré hecho daño, ¿no?
-No, pero...
Me levanté y me quedé mirándola fijamente con una sonrisa seductora, luego me alejé y me di la vuelta para mirar a Herold. Es la hermana de alguien importante, alguien que te da mucho dinero... ¿No es cierto? Realmente las "figuras" de Dune no me interesan lo más mínimo, sin embargo...
-Sea quien sea el que te haya traido hasta aquí, se preocupa mucho por tí.-Dije, noté como ella intentaba calmarse aún.
-Lo sé.-la oí susurrar.
Con ese tono, la forma de responder... Solamente me hacían falta dos palabras para saber que tipo de relación tenía con el sujeto que le había traido. No novio ni marido, sino algo más "familiar". Me giré y sus ojos me confirmaron que no fue ni el padre ni la madre... Pero era lo suficientemente cercano a ella.
-¿Tu hermano?-pregunté. El miedo reflejado por Herold me indicaba que tenía que ser un tipo "sobreprotector".
-Eso no es de su incumbencia.-dijo agachando la cabeza.
-Se que es él.-Respondí con una sonrisa confiada.
Ella se levantó y me miró.
-Ya se lo he dicho, no es de su incumbencia.
-¿Por qué tanto odio?-pregunté. Realmente esa frase recuerdo que me la soltó un Atreides y tuve que reirme, pero en aquel momento me contuve.
-¿Odio?-preguntó mirándome a los ojos.-¿Por usted?
-Sí. Esa indiferencia suya me mata.-Johann, no te pases...
-No es odio, es lo que usted a dicho, indiferencia.-contestó con más seguridad de la que había demostrado anteriormente.-Ni siquiera le conozco.
-Es una lástima.-Ya había caido en la cuenta de quien era su hermano, Herold me había enviado una carta a Giedi Prime para alardear de su nuevo "logro". Me giré hacia mi compañero y volví a "tomarle" el pulso.
Dio una gran bocanada de aire, aparentó comenzar a despertar pero de todas formas me giré y me encontré con los ojos de la chica. La miré fijamente, era muy joven. Pero toda una señorita, sonreí ligeramente y me dirigí hacia la puerta.
-¿Se marcha?-preguntó
-Considero que mi presencia la importuna, señorita.:
-En absoluto.-contestó.
Agaché la cabeza, me carcajeé ligeramente y luego la miré de reojo.
-¿De qué color... tengo los ojos?-pregunté.
-¿Azul?
Vaya, lo que me temía... Comienzo a divertirme. No pude evitarlo y me giré, mientras estaba de espaldas se me había acercado y ahora quedé justo delante de ella, agaché un poco la cabeza para mirarla bien. En un principio no me mantuvo la mirada, pero luegole hice levantar la cabeza.
-Indiferencia... ¿eh?-volví a usar la misma técnica de antes.
-S...Sí...-dijo sin ningun tipo de credibilidad.
-¿No te das cuenta de la contradicción que hay entre tus palabras y tu tono?
-No diga tonterias.-Dijo forcejeando para agachar la cabeza.
-Sh...-Musité, luego la miré fijamente.
No obstante Herold comenzaba a reaccionar realmente, mientras en la puerta de entrada se oyeron golpes. Toqué el rostro de aquella muchacha por última vez, había sido divertido volver a jugar con alguien, luego me dirigí hacia la puerta. La chica cayó de rodillas al suelo y se me quedó mirando con expresion confusa mientras me alejaba de ella.
Al llegar a la puerta me encontré de cara con un fremen de cabello castaño, me miró sorprendido. No dije nada y me marché de allí, me había divertido ya lo suficiente y realmente el hecho de saber quien era el hermano de aquella chica no me interesaba. Simplemente deseaba probar si Herold continuaba siendo el mismo cobarde y de paso, comprobé que Yerik continuaba vivo. Realmente aquel día había sido de provecho. Saqué el localizador y me dispuse a buscar a mi vict... a mi paciente.
A estas alturas ya habría acabado de reirse...
Out: Fin del post, gracias a la gran Maron por ayudarme! ^^
Johann volvió al desierto a las 4:52 p. m.
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