domingo, enero 21

Mi mente estaba ya, desgraciadamente, lo suficientemente despejada como para identificar a ese sujeto

Se hace acompañar del Dolor

como una persona no grata. Mavra había llamado a ese dentista, podólogo, lo que sea, a ese médico para...¿ayudarme?
O matarme en el intento.

Necesito un trago...

-Nos vamos-les dije a dos de los guardias que solían acompañarme.
-¿A dónde?-dijo uno de ellos, uno pelirrojo.
-A dar una vuelta a la ciudad.
-No puede beber, comandante-me advirtió el moreno.

Seguí caminando.

-Entonces buscaré semuta.
-No tiene dinero-respondieron ambos al unísono.

Sonreí bobaliconamente y seguí mi camino. Sin embargo, algo en mi interior chillaba de frustración.
Subimos a un tóptero y nos dirigimos a Arrakis...Arrakensis...Arra...pff. Ahí.

Aquellos dos soldados se afanaban por pulsar palanquitas y girar botones para evitar "ser detectados por radares" y por "configurar el rumbo hacia". Está claro que mi actual estado -miré mis manos temblorosas- sería incapaz de hacerlo.
Hasta Patricia lo haría mejor.

...

-Hemos llegado-declaró el pelirrojo.
-¿Ya?-murmuré asombrado.
-Han sido...tres horas de viaje-masculló el moreno.

Habían parecido mucho menos. Sí. Unos cinco minutos.

Salimos del tóptero y caminamos hacia la ciudad a través de la arena. El pelirrojo lo llamó "quince minutos" pero para mí parecieron tres horas...
Descubrí entonces que el dolor que me atenaza el cuerpo deguía ahí, pero más tenue, que empezaba a reconocer olores e insluo sonidos...
Pero el deseo me desgarraba por dentro.

Lo primero que hice al poner los pies en esa ciudad polvorienta fue intentar echar a correr hacia una casucha en cuya puerta colgaba un cartel:

"Bar"

Pero mis fieles guardaespaldas me agarraron por los hombros. Miré a uno, luego al otro. No sé que me gritaban, altaneros;no sé que pasó después.

Pero cuando puse los pies en el bar, estaba sólo.

Me senté un viejo taburete frente a la barra, aún maravillado de haber aparecido aquí.
-Cualquier cosa con alcohol-le supliqué al hombre tras la barra.

Era ajeno a todo lo demás. Una voz femenina me susurró algo al oído, se cansó al rato. Ni las palmaditas en la espalda ni las preguntas indiscretas desviaban mi atención...de los movimientos que hacía el hombre con mi gracia salvadora, el alcohol.
Lo puso en un vaso mugriento y me lo tendió.
Cuando estaba a punto de llevármelo a los labios, me lo quitó de las manos.
-¿Puede pagar?-preguntó, escéptico.
-Claro-dije-.Soy rico.
El tipo me miró, incrédulo, hizo un ademán de llevarse la bebida.

-Espere, espere-le rogué, y tiré una infinidad de cosas sobre la barra-.Llévese esto a cambio, ¿de acuerdo?

Uno de los objetos, una granada, rodó por el suelo. El hombré tomó el puñal sobre la barra y lo exámino con sus ojos azules. Se hizo el silencio.
-¿Harkonnen?-pronunció.

Oh, sí, todos los objetos llevaban el emblema, ¿habría de suponer un problema?

El hombre se retiró, dejando caer el vaso al suelo. Rebuscó entre sus ropas hasta que sacó un cuhillo.
Cuando pude darme cuenta, una multitud me rodeaba.
Fue en ese momento cuando comprendí que no recibiría ni una gota de alcohol en aquel lugar.

-¡No queremos Harkonnen en Arrakeen!

Y yo no pedí venir.

...


-No seas así, viejo. Empecemos de nuevo, ¡llevémonos bien! Sólo porque te haya cortado la cabeza-me encontré volviendo en mí y diciendo estas palabras mientras movía la cabeza sobre la barra con mi dedo índice-no quiere decir que seamos ene...

Me callé de golpe y miré el cadaver, atónito. Examine la habitación, ahora tan distinta. La lámpara tenía ahora un brillo rojizo.
Goteaba.

Y toda esa gente en el suelo...estaba...¿muerta?

¿Quién había sido el carnicero que...?

Caí del taburete de la impresión, produciendo un ruido como de chapoteo. El suelo estaba húmedo de una sustancia que no quise distinguir.
Cuando alcé las manos hacia mi cara, estaban teñidas de rojo.

Entendí.

-Por el amor de Dios-empezó como un susurró y acabó siendo un grito agónico-¡¡Otra vez no!!

Intenté unir las cabezas cortadas, los pies a los tobillos y la smanos a las muñecas sin resultado.
-Otra vez no-balbuceé antes de echarme a llorar.

En mi interior tan sólo sentía...tristeza.
Pero de pronto...se transformó en euforia. Me eché a reir. A carcajadas. Tuve que arquear la espalda y empecé a darme palamaditas en las rodillas.

-¡Ahora recuerdo por qué bebí por vez primera!-la risa apenas me dejaba respirar.

¡¡Para olvidar!!


//Out// Post caotico y poco relevante en la historia del rpg, pero en la historia de Volker tiene importancia XD. Bueno, al menos podeis debatir si esta mas chalado bebiendo que no bebiendo o que eslo que tiene que olvidar (alguna pelicula horrible? XD) //Out//




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