viernes, enero 5

Giedi Prime.

-La baronesa Mavra requiere de sus servicios.

Hacía bastante tiempo que no oía a nadie terminar una frase. Entrecerré los ojos, le había entendido pero aquel mensajero pensó que no y volvió a repetirlo. Me giré sobre mis talones y le cerré la puerta en las narices.
-Tengo un experimento entre manos muy importante…-Musité, mientras comenzaba a andar y oía como aquel hombre que había venido continuaba golpeando mi puerta.

No obstante, me detuve de pronto en medio del pasillo y levanté la cabeza para mirar al techo. La noche anterior se me habían muerto los dos últimos objetos de estudio… No resistieron el vigésimo punto de dolor y sucumbieron… Era cierto que llevaba un año sin salir al exterior de aquella mansión en la que me encontraba, no sabía nada del mundo exterior, no obstante… Ya nada me retenía. La casa estaba impregnada en un olor muy peculiar, el de la muerte. Pero estaba tan acostumbrado a eso, y a los gritos, que aquel silencio comenzaba a resultarme una tortura.
Fui pacientemente hacia la puerta, justo cuando llegué hasta ésta el mensajero paró de llamar a la puerta. No obstante, la abrí con serenidad y le vi de espaldas, murmurando algo. ¿Insultos? Quizá.
-Bien, iré.-Respondí, en ese momento se giró bruscamente y me miró sorprendido.- ¿Qué desea la baronesa Mavra de mi?
-Lo sabrá cuando sea el momento.
-¿Y el destino es…?
-Dune.

Preparé el equipaje y luego me vestí para la ocasión, pues iba a presentarme delante de la “realeza”. Dune… la última noticia que tengo de ese desértico planeta es que los Harkonnen nos encargamos de la extracción de la especia. Sin duda, espero que mi próximo paciente resista mis sesiones sin echarse a llorar…
Al bajar por las escaleras vi al mensajero protestando. Entrecerré los ojos aún con la maleta en la mano, y me acerqué, luego se la tendí mientras le decía con amabilidad:
-Lleve usted esto.-me miró con mala cara.- Tengo otras cosas que deseo llevarme, eso lo cargaré yo.

Protestó, pero cuando fue a coger la maleta acabó de boca en el suelo pues al parecer, “pesaba demasiado”… Enclenque… Aquel tipo tenía, inusualmente, 20 puntos de dolor(muy pocos)… ¿Sería capaz de aguantar si los estimulase todos a la vez?
-¡WAAAAA!-Gritó.- ¡Que daño!

Creo que no…
Poco después ya me encontraba listo para salir, llevaba gran instrumental médico en aquella nave y ahora solo debía esperar. Esperar para llegar a Dune, conocer a la Baronesa Mavra y conocer a mi próximo paciente… y… ¿Victima? Quizá, pero si era igual que el mensajero, muy poco durarían… Ambos.

El viaje fue pesado y aburrido, durante todo el rato no hice más que estudiar a aquel tipo que pilotaba la nave. Su forma de actuar me decía que, aunque fuera un mensajero, nunca había sentido el dolor. Nunca había sufrido. Podría encargarme de él, hacerle sentir todo aquello que ha ignorado durante toda su vida…
No.
Sería una pérdida de tiempo. Eso no me suministraría a mí ningún nuevo descubrimiento. Aunque parezca mentira, he visto muchos soldados que son como él. Acostumbrados a en cierta manera “hacer lo que les de la gana”, pero ahí estaba Johann Harkonnen para convertirlos en obedientes soldados. No obstante ya… no me dedicaba a eso. Me “habían olvidado” durante mucho tiempo, pero ahora la baronesa Mavra Harkonnen requería de mis servicios. Para algún “sirviente” seguramente… Alguien que no se comportase como es debido y yo simplemente tenía que reconstruir su conducta. Pero esta ocasión la aprovecharé como un experimento, ensayaré con ese nuevo paciente.

Vi la ciudad a lo lejos, pero entonces me percaté de que la nave tomaba otro rumbo. Iba hacia algún lugar cercano a la ciudad, pero no iba a ésta exactamente. ¿Qué diablos estaría ocurriendo? Los Harkonnen dominaban en Dune… ¿no?
-¿A dónde vamos?-Pregunté, cuando pasamos la ciudad de largo.
-¿A caso no lo sabe?-Respondió el mensajero con sorna.
-¿Qué?
-Los Harkonnen ya no controlan Dune.

Ciertamente aquella noticia me daba un poco igual…
Aún así me mantuve en silencio unos minutos, pero aquel mensajero sonrió. Por su forma de comportarse, esperaba algún gesto de sorpresa. No lo hice. Por ello me miró por un momento de reojo, y como estaba tan ansioso de “explicarme” dijo:
-Los Atreides nos han robado la extracción de especia. Los Corino les nombraron nuevos “gobernantes” de Dune.
-¿Atreides?-Pregunté, mantuve mi gesto serio.

Permanecí pensando. Atreides, nuestros enemigos mortales. Esas ratas… Con ello habría derramamiento de sangre, los Corino lo sabían. Sonreí gratamente, ¿qué tramaban exactamente? No lo supe, pero continué sonriendo. Sea quien sea al que se le haya ocurrido “aquel plan” lo hico realmente bien. Los Harkonnen no nos retirariamos de Dune, los Atreides permanecerían allí y habría muchas luchas… Eso supondría… ¿Un declive en los poderes de las casas Atreides y Harkonnen?
Quien sabe…
-¿Y esa sonrisa?-me preguntó el mensajero, de pronto estaba delante de mi. Habíamos llegado.
-¿Nunca te han dicho que te tomas demasiadas confianzas?-Le respondí mientras me colocaba en pie, justo en ese momento su mano se movió hacia mi pero le toqué suavemente en un brazo. Cayó instantáneamente al suelo, gritando.- ¿Crees que me han llamado porque sí?

Me miró con furia, sonreí y luego me fui de allí caminando tranquilamente. Poco después, me llevaron frente la Baronesa Mavra. Hice una reverencia y luego permanecí mirandola fijamente.
-Es para mi un honor que me haya llamado, Baronesa Mavra.
-Bienvenido al palacio
-Gracias.-Agaché educadamente la cabeza por un momento, luego la levanté.-
-Bueno... le he llamado porque tengo ciertos problemas con un soldado... el capitán, más bien
-¿Es un drogadicto?
-Le obligué a dejarlo, y creo que tiene síndrome de abstinencia.. jeje
-Sí, he visto las "señales" en el pasillo. Lo que debo hacer es... quitarle el mono... ¿No?
-¡Pues sería perfecto si lo hiciera! por qué me empieza a poner nerviosa...
-No hay problema.-Luego sonreí.- Creo que con pocas sesiones será suficiente.
-Entonces... -la Baronesa llamó la atención a un sirviente- Por favor, podrías llamar al capitán Volker? -el sirviente hizo una reverencia y se fue de la sala.- Ahora te presentaré a tu paciente...
-Excelente...-Musité.

Al rato se abrió una de las puertas laterales y entró mi nuevo paciente. Pálido, con ojeras. Al menos estaba limpio, aunque muy descuidado. Llegó frotandose los ojos como si acabara de despertar.
-Su Majestuoficicencia-balbuceó-.No me encuentro muy bien, si pudiera aplazar la entrevista para...más tarde...
-NO PUEDO.
-Pero su Ilustrisidad...
-Sientate. Ahora. Y si no es a las buenas será a las malas - en el rostro de la Baronesa se dibujó una sonrisa

La miré, luego mis ojos fueron directos a mi paciente. Me mantuve en silencio, él ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia. Estaba tan... ¿cómo decirlo? ... ¿Desquiciado?... Que "no me había visto". Primero el hombre hizo el amago de sentarse allí mismo, en el suelo. Luego algo de su sentido común se apoderó de él y lo llevó a buscar una silla.
-Entonces...-murmuró y miró a Mavra-¿A quién debo matar ahora?
-Bueno, no era ninguna misión lo que te iba a mandar... Puedes descansar...pero te presentaré a un compañero... Johann Harkonnen.

Le miré levante y luego hice un gesto de saludo con la cabeza.
Fijó su vista en mí.
-Buenas noches-aunque era de día.
-Buenos días.-le corregí.

Lo tomó como un saludo e inclinó la cabeza. Volvió a mirar a Mavra, interrogante.
-¿Qué?-espetó la Baronesa.
-¿Ahora que ya lo conozco me puedo ir?-Preguntó él. Sin duda su capacidad cerebral estaba… ¿mermada?
-Esto...
-¿Por favor?



-NO. Él es tu doctor personal para... arreglar tus... .... cambios de personalidades

Cambios de personalidades...

Volker me miró, luego miró a Mavra de nuevo.
-No puedo pagarlo-reprochó.
-Lo sé. Te haré un favor y lo pagaré yo, no t epreocupes
-¿Y no me puede pagar una botella de...?-al ver el rostro de Mavra teñirse por la ira cambió de idea-¿Agua?

No pude evitar reirme y miré hacia otro lado, tendría mucho trabajo con ese Volker...
-En serio, su señoría-insitió mi paciente-.No necesito ningún dentista, yo estoy bien.
-Tienes dos dientes picados.-Respondí mientras miraba al techo.
-Qué va. Esa es Patricia.
-No, mira.-Señalé a su boca.- Ah no, son tres.
-¿Ah sí?-se levantó del asiento e hizo una reverencia-.Su Altedad, debo irme al...dentista.
-Entonces, déjale que te acompañe
-Pero si el es dermatólogo, milady...
-¿Hmp?-pregunté mirando a Mavra.
-No te preocupes, conoce de todo un poco.. ¿verdad, Johann?
-Sí.-asentí.
-Entonces ya está, cuando queráis podéis iros...
-Vamos.-coloqué mi mano sobre el hombro de Volker, me sentí como...¿la muerte?

Volker miró la mano y noté como se estremecía. Algo en sus ojos decía "esto no va bien".
-Vamos, doctor-murmuró. No tenía la voz empalagosa y balbuceante de antes.
-Por cierto...-giré la cabeza hacia la Baronsa Mavra.- Otra de mis especialidades es la tortura, si me necesita en ese campo solo tiene que avisarme.
-...Bien...-asintió Mavra mientras me observaba.


Mi paciente bostezó y estiró los brazos, aprovechando para desasirse de mi mano.
Ya en el pasillo iba a decirle algo, pero mi al mensajero que me había traido hasta allí llevar mis cosas a una sala. El hombre me miró de reojo, yo le sonreí y él agachó la cabeza. Al parecer había aprendido a respetarme.
-Y bien, Volker. ¿Qué puede decirme de su vida?-le pregunté, mientras lo tomaba por el hombro de nuevo y lo guiaba hacia la sala donde estaban llevando mis útiles médicos
-¿Mi vida?-esta vez me apartó la mano sin disimulo. Luego se encogió de hombros.
-¿Qué hacia antes de venir a este palacio?-Mis ojos se quedaron fijos en él, mientras entrabamos a esa sala. Un gran número de cajas apiladas se encontraban en el centro de la habitación.
-¿Qué hacías tú?-replicó, con la mirada perdida.
-...Tort.. Curaba a los soldados.-Respondí.- Pero para poder tratarle a usted, Volker, necesito saber algunos datos de su vida.
-Pero, si solo me acompañabas al dentista-murmuró.
-Claro, el dentista tiene que saber que hacías antes...


Volker me miró y enarco una ceja.
-No sé a qué viene ahora todo el cuento del dentista.
-A que tienes tres caries.-Respondí sonriendo ampliamente mientras sacaba de una de las grandes cajas un sillón muy cómodo, luego lo señalé.- Sientese Volker..
-Uhm...-miró el sillón, luego a mí-.La verdad es que tengo mejores cosas que hacer. Dormir. Dormir. Ah, y dormir. Ya hablaremos más tarde, este...Jaime.
-No, no puedes marcharte aún.-Negué.- Tengo que.. hmp... ¿Mirarte las caries?
-¿Mencioné dormir?

Me acerqué lentamente, no quería "empezar" desde tan pronto con aquel método pero... Volker retrocedió, ¿intuiría lo que iba a hacer? Aunque intentó evitarlo finalmente le toqué el brazo y perdió fuerzas, lo sujeté y lo llevé hacia el sillón.
-Vamos hombre, serán unas pocas preguntas...-susurré.

Mi paciente me miró fijamente y se dejó arrastrar por mí.
Cuando ya estuvo sentado me quedé delante de él, miré las cajas. Ahora mismo no sabía donde estaba cada cosa, solo pude identificar el sillón así que mis ojos volvieron a Volker. Su memoría parecía afectada por las drogas, también había veces(por no decir siempre) en las que la lucidez brillaba por su ausencia. Aún así, su mente me gustaba... Era enrevesada. Pero he visto a muchos como él...
-¿Y bien?-pregunté.- ¿Vivía usted en Giedi Prime antes de venir aquí?
-Sí.
-Y eras... Un general. ¿Cierto?

Se llevó una mano a la cabeza y se masajeó las sienes, mientras murmuraba algo.
-Creo que lo soy ahora.
-¿Tiene problemas para recordar las cosas?

Me miró como si estuviera loco.
-¡Claro que no, Jonás!

No pude evitar reirme y levanté la mirada. Su cerebro estaba tan lleno de "mierda" que, directamente, no funcionaba. Iba a ser divertido tratarle... Pero aún me quedaba un dato por saber. Del que dependería si mis investigaciones me serían provechosas o no...
-¿Resiste bien usted el dolor?
-¿Uh?
-Cuando le pegan... ¿Grita mucho?
-¿Queeeé?-Volker me miró perplejo-.Qué preguntas estúpidas, Joshua. ¿Seguro que estás bien? Deberías visitar a un podólogo...psicólogo...el de la cabeza.
-¿Psiquiatra?-pregunté sonriente.
-Eso he dicho.
-¿Sabe?-pregunté, luego me quedé justo a la altura de él. Mi voz se volvió lugubre.- Dicen que los psiquiatras... están más locos que los propios pacientes...

Me miró y enarcó una ceja.
-Tengo sueño.
-Bueno, creo que por hoy hemos terminado. Mañana empezaré con las sesiones de verdad.
-No, en serio, gracias-me dijo Volker levantándose-.Estoy un poco ocupado, busque a otro.
-La Baronesa me ha dicho que debo encargarme de usted. Y creo que se lo tomará muy mal si no viene...
-¿Qué Baronesa? Bueno, da igual-se dirigió a la puerta.

Aún tenía la curiosidad de saber cuanto dolor soportaba, por ello dirigí una de mis manos hacia la nuca, justo al lugar donde estaba ese punto de dolor. Pero fue nada más rozarlo y cayó fulmidando al suelo, mientras se sujetaba a la puerta.
-¡¡AAARGH!-la mano agarrada al pomo tembló, luego se sujetó con más fuerza. Su rostro se volvió del color de la cera.
-hasta mañana...-musité decepcionado, luego me giré hacia mis cajas.

Justo al girarme, algo en el suelo hizo a mis pies tropezar. Acabé en el suelo.
-Tú, psiquiatra-era Volker quién me había hecho...¿la zancadilla?-.No me gustas.

Apoyándose en la puerta, se incorporó poco a poco.
-Tú me caes bien.-respondí desde el suelo.
-Le mataré, doctor-de pronto su expresión volvió a cambiar, a la mirada extraviada de siempre-¡Felices Pascuas!
-Me gustará verlo Volker.-Luego hice un gesto de despedida con la mano.- Adióooos.

Aunque... serás el paciente número... 1256984 que lo intenta...
Se fue de allí y me puse en pie. Sin duda tenía "problemas" pero no me interesaba en absoluto. Casos como el suyo había visto muchos y la mitad habían vuelto a ser "normales" y la otra mitad... están alimentando a los gusanos.
Lentamente comencé a ordenar todo lo que me había traido, al día siguiente iba a llevar a cabo la primera sesión de verdad con el General Volker, y algo me decía que además de estar todo preparado debía ir con cuidado. Seguramente intentaría escabullirse...

Out: Primer post de Johann Harkonnen, temblad queridos locos... temblad!!
Gracias a mi paciente y a Mavra por su ayuda ^^




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