sábado, enero 13

¡Frederth, en cuanto crezca me enseñaras…! ¿Verdad? ¡Quiero ser como tú, quiero ser capaz de defender a la gente tan bien como tú…!

Frederth… no puedo… más…


Estaba en la nave, esperando a llegar a la ciudad para comenzar a buscar Shalya. Mientras íbamos hacia nuestro destino, a lo lejos vimos una edificación extraña saltar por los aires y como luego, sin esperar demasiado, una nave escapaba de aquel lugar. Mandé a detenernos, bajé y me di cuenta de que aquello había sido una cárcel Harkonnen.
Mierda…
-¡Maldita sea!-grité, luego me giré hacia mis hombres. No estaban acostumbrados a verme gritar y se sobresaltaron.- ¿¡A quién le mandé a venir al desierto a explorar!?

Se miraron entre ellos bastante nerviosos, mi mirada se volvió aún peor y un soldado joven dio un paso al frente, temblaba. Me acerqué lentamente a él, con paso lento. Quedé delante de él y el muchacho aunque en un principio me miró, luego sus ojos se fueron al frente de nuevo.
-¿Y qué parte de mi orden no entendiste?-pregunté.
-Es que yo… señora.. yo…-su voz tembló.- No me dio tiempo de… explorar todo el planeta… acabamos de llegar y…
-Basta. Tenemos a una muchacha de pelo rosa a la que encontrar. Pero soldado, esto no queda así.-Le miré de reojo.-Por actitudes como esta, la gente puede morir.

Claro que puede…
Volvimos a la nave y esta vez permanecí seria mirando por una de las ventanas. Natalie… Ella era una niña de Caladan, cada día que me veía llegar del trabajo me saludaba y me preguntaba por lo que había hecho aquel día. Hablábamos, me gustaba su compañía y solía cenar con James, mi “tío”, y con migo. Así, con ese afán por mi trabajo acabó entrenándose y empezó a trabajar como soldado para la casa real. Pero un soldado debe ser capaz de dar su propia vida… Ella murió antes de poder disfrutarla. No pude ayudarla, no pude defenderla… Ahora que me paro a pensarlo era como Shalya. Tenía un color de cabello bastante peculiar y sus ojos no eran como los de esta fremen, pero me los recordaban. Hacía mucho que no recordaba a Natalie, era como esa hermana pequeña que nunca tuve y que… finalmente… murió por mi ineptitud. Cierto era que no fue “culpa mía”, pero debí evitar que se metiera en aquel trabajo.
-¡¡¡Frederth, Natalie!!!-gritó James.

Al principio no lo entendí, pero luego me hizo un gesto y comencé a echar a correr tras él. Rato después llegamos al centro médico en el que la tenían. Apenas respiraba, tenía heridas por todo el cuerpo y su rostro estaba casi irreconocible. Me acerqué y me… sonrió.
-Natalie…-susurré.
-Frederth…-musitó.- Evité que… “le mataran”…
-Claro que sí, Natalie… tranquila. Verás como todo irá bien.-Noté la mano de James sobre mi hombro, no… no iría bien.
-Lo evité…-murmuró Natalie de nuevo.

Levanté la mirada para ver al médico, éste simplemente negó con la cabeza. No había remedio… Mis ojos volvieron a ella, continué sonriendo. Nunca sonreía, pero ella se lo merecía.
-Frederth… no puedo… más…
-Natalie… Descansa.-Fue lo único que pude decir, el tono fue como el de una orden. Ese tono que tanto le gustaba... Cerró los ojos lentamente, para no volver a abrirlos jamás.

-Frederth.-Oí, de pronto volví a la realidad.- Hemos llegado.
-Bien.-Me levanté y miré a los soldados.- Recordad que nadie puede saber lo que estamos haciendo. Buscad Harkonnen… o cualquier indicio de su paradero. Estamos buscando a una muchacha que ha sido secuestrada, ¿de acuerdo?
-Sí.-asintieron, luego se marcharon y yo bajé de la nave. Me encargaría de buscar a Azim y Ghassan.

Caminaba por las calles, solo esperaba que la explosión de aquella cárcel Harkonnen hubiera sido causada por Azim o Ghassan, o ambos. Quien sabe. Que Shalya estuviese bien, viva… De pronto la imagen de Natalie no se me iba de la cabeza. No obstante, a lo lejos vi a… ¿Azim? Vestía un pantalón negro y una camisa roja, mientras arrastraba un gran cuchillo, su arma habitual, y una chaqueta negra. Por su cara pude saber que “nada grave” había ocurrido, pero su rostro me recordó al mío cuando me enteré de que Natalie estaba herida… Furia, odio… ¿Venganza?
Pasó a mi lado, pero no se percató así que tuve que sujetarle por el brazo fuertemente. Eso provocó que se parara en seco y se diera la vuelta bruscamente. Al verme su cara se relajó por un momento, abrió la boca para hablar pero no salió ningún sonido.
-¿La has encontrado?-pregunté, mirándole insistentemente.
-… S… sí.-asintió finalmente, ahora volvía a estar tenso.-La está tratando un médico, todo va bien.
-Tendré que ir a informar al Duque, estábamos todos muy preocupados.
-Está bien.-repitió.- Pero gracias… por el interés…
-Vamos, no tienes porqué darnos las gracias pero… ¿A dónde ibas?
-A dar un paseo.

No lo conocía, pero mentía. ¿Qué digo? No se esforzaba por mentir decentemente, simplemente echaba la “primera cosa” que se le pasaba por la mente. Quise insistir, en su estado seguramente iba a hacer cualquier tontería. Pero me comentó con rapidez, seguramente sabía mis intenciones.
-Ve a avisar al Duque, tiene que saberlo de inmediato.
-No hagas tonterías.-Le indiqué, mientras me giraba para ir a buscar a mis hombres.
-…
-No te vengues.
-Adiós Frederth.-tras eso, comenzó a caminar.

Iba a vengarse…
Pero yo no iba a poder decirle que no lo hiciera, no era quien. Pronto ordené a mis hombres regresar y volvimos al refugio, los soldados se quedaron por los alrededores y yo fui directamente a hablar con el Duque.
-Señor.-Dije nada más entrar en la tienda.
- Frederth ya volviste, ¿dime encontrastéis a Shaila y a los demás?
-Vi a Azim, me ha dicho que han conseguido rescatar a Shalya y que está en perfectamente.-tras eso sonreí levemente.
- Cuanto me alegro, pues ahora es momento para preparar nuestras defensas y un posible ataque. El capitán Tayser ya llegó a Dune, puedes presentarte en su tienda y hablar con el sobre la situación.
-¿El capitán Tayser?-pregunté.- Sí, de acuerdo.

Había oido hablar de él vagamente, tras pedirle permiso al Duque para retirarme acabé presentandome en la tienda de aquel tal Tayser.
-¿Capitán Tayser?-pregunté, nada más entrar.
- Ese soy yo, ¿y esta belleza que tenemos aquí es?
-... Soy Frederth Sword. Me han dicho que es usted el que se encarga de la seguridad y el Duque me ha encargado informarle de la situación.
- Vaya así que tu eres la famosa Frederth, no me estraña que Willito no me quisiera hablar de tí. Si bajo mis brazos estarás muy segura - dijo sonriendo
-¿Eh?-Pregunté, qué tipo más extraño...
- Esta claro que Willito no sabe tratarte, yo en cambió te daré todo el placer que desees. Solo tienes que pedir por esa boquita.
-...-Me sentí molesta por un momento, así que miré hacia otro lado. No obstante, luego fruncí el ceño y le miré.- La chica que ha sido raptada ha sido rescatada ya.
- Vaya que látima yo que quería hacer volar unas cuantas cosas, y si son Harkonnen mejor.
-Seguramente podrá hacerlo, la situación seguramente lo permitirá muy pronto...
- Veo que es una mujer fuerte, estoy seguro que lleva a sus hombres con dureza no como el blando de Willito que más que hombres parecen nenazas.
-No creo que sea conveniente que lo insulte. Al fin y al cabo, pertenecen al mismo bando.
- No le estoy insultando, solamente estoy diciendo la verdad. Si los Harkonnen han sido capaces de infiltrarse aquí es porque no han estado lo suficientemente preparados como para evitar que eso sucediera.
-Eso es indiscutible...-murmuré.
- No estes tan tensa mujer, tu lo has dicho somos compañeros del mismo bando. Puedes soltarte un poco si quieres.
-Siempre soy así.
- Una chica dura, me gustan los retos. Hechemos un trago para celebrar que nos hemos conocido.
-No creo que sea conveniente. Hay trabajo.
- Estas muy tensa dejame hacerte un masaje, si no te gusta paro enseguida. Pero no aceptaré un no como respuesta.
-... No me gusta repetirme, pero hay trabajo.
- Si sigues tomandote la vida solo para tu trabajo acabaras muriendo sin haber podido disfrutar de ella. Venga si solo será un rato luego haremos todo el plan de defensa.
-Hmp....-no respondí.

Al final para que se callará de una vez acepte a que mi hiciera ese masaje. El se puso detras de mí y empezó a mover sus manos con suavidad, acariciando mi espalda suavemente. No me estaba desagradando pero no entendía muy bien porque tanto interes en hacerme el masaje. Luego empecé a notar soplidos por mi cuello y como iba bajando lentamente por mi espalda.
-¿Qué hace?-pregunté, sin duda era el tipo más extraño que jamás había visto.
- Un masaje, ¿que no te gusta?
-Está haciendo cosas demasiado extrañas.
- ¿Que pasa esque eres de hielo? ¿No sientes la necesidad de que alguíen te de placer y que te caliente ese cuerpo helado?
-No.
- Entonces eres lesbiana, tendría que aver empezado por aquí. Pobre Willito cuando se enteré.
-¿Que soy qué?-pregunté, luego me quedé mirándolo.
- Lesbiana, que te gustan las mujeres.
-No diga tonterías.-negué con la cabeza, tras eso me dirigí hacia el mapa de Dune que etaba sobre la mesa.
- Pues entonces te gustan los hombres
-Supongo, pero ¿qué hacemos hablando de eso?
- Eso es más importante que cualquier otra cosa. Un guerrero puede ser frio dentro del campo de batalla pero fuera tiene que sentir, no puede ser igual de frio. Tienes que aprender a relajarte dejarte llevar, yo encantado te eneñaré.
-Soy mala alumna.
- Pero yo soy un excelente profesor que acepta cualquier reto que se le ponga delante.
-Dejemos esta conversacion...
- Vale por hoy ya hemos hablado suficiente, pero la lección acaba de empezar. Seguiremos otro día donde lo hemos dejado.
-Como le estaba diciendo... la seguridad del planeta es bastante... Inexistente. Quizá deberíamos hablar con el Jefe de la Brigada de Jinetes de Gusanos de arena, creo que él sabe bastante sobre el tema y nos podría pasar mucha información...
- Me parece bien, aún no se muy bien como son esos gusanos de arena. Pero de momento podríamos empezar por lo que es el refugió
-Bien, supongo que ahora que no está el lider de este él no puede explicarle... En todo el planeta hay muchos refugios, donde viven los Fremen. Podríamos decir que ellos son los "nativos" de este planeta y los jinetes saben controlar perfectamente los gusanos de arena. Racionan mucho el agua y en realidad, son muy buenos luchadores.
- Será interesante conocer alguno de estos nativos
-No creo que haya ningun problema.
- Pues ahora que ya hemos acabado el trabajo, ¿que te parece si hechamos un trago?
-... está bien...-acepté, mientras suspiraba resignada.
- ¿Con Wilito eres igual de fria?
-Siempre soy igual.
- Pues entonces brindemos por tu futuro cambio - dijo con una sonrisa
-...

Out: Fin del post de la señorita Yo-no-entiendo-a-los-hombres. xDDD




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