Caminé por las anchas calles de Arrakeen con toda naturalidad, me sentía plena, y llena de orgullo. Hacía tiempo que no mataba a nadie, y eso me aturdía un poco, pero no estaría así durante mucho tiempo.
Volví a cambiar mi apariencia, y tomé la de una muchacha indefensa, hermosa, con cabellos rubios, y ojos azules. Mis ropas ahora eran muy sexys, tenía toda la pinta de una mujer fácil, con ganas de jugar. Sabía que pronto algún estúpido insecto caería ante mi trampa, y así fue: un fremen me siguió hasta un estrecho callejón sin salida.
Fremen joven: Hola preciosa, quieres jugar un ratito ¿verdad?
No articulé palabra alguna, tan sólo asentí, y me subí la falda hasta la ingle. Solía jugar bastante antes de matar a mi presa, pero las ansias de matar me nublaban el pensamiento. Hice un gesto para que se acercara, y se avalanzó contra mi, yo me moví rápidamente y cayó al suelo.
Fremen joven: ¡Urgh! Vamos preciosa, no te resistas...- dijo con expresión asquerosa, casi babeante.
Me coloqué contra la pared, y le ayudé a levantarse, su cabeza se apoyó entre mis pechos y me rasgó el traje.
-Vamos, no tan rápido.- musité.
Levantó la cabeza, e hizo un gesto rápido para alcanzar mis labios con los suyos, pero le evité. Nadie los tocaría, nadie podría ya hacerme suya... nadie salvo... él.
Le empujé hacia atrás, y me saqué de la bota derecha una cuchilla. En la cara del fremen se reflejó una expresión de horror, pero antes de que pudiera siquiera moverse, ya se encontraba en el suelo desangrandose de una cortada mortal en el cuello.
-Fremen como tú, no merecen vivir.- espeté.
Cambié de forma a la inicial, y salí del callejón antes de que pudieran verme. Cuando ya me encontraba bastante lejos, ví un acúmulo de gente en el lugar, eso me hacía tener libertad para caminar mejor, respirar mejor... Ahora mi destino era su casa.
De pronto lo vi a lo lejos, una mujer que corría desde el lugar donde yo le había dado la lección a aquel maldito fremen se acercó a él y le habló. Él le miró de reojo, negó con la cabeza y la mujer quedó con la boca abierta, como incrédula. Luego esa mujer volvió al lugar del que había salido.
Aceleré el paso, y luego me detuve, no sabía cómo... me mantuve absorta en mi pensamientos un largo rato, y cuando volví la mirada al frente, allí estaba, mirándome.
Azim: ... ¿Hola?-Saludó, no me había reconocido. Su voz sonaba cansada.
-Hola.- dije secamente.
Se llevó la mano a la cabeza, se masajeó la sien derecha y luego me volvió a mirar. Por como me observaba sabia que me había reconocido.
Azim: No esperaba verte aquí.-
-Quería verte, necesitaba verte.- espeté con un tono menos frío.
Azim: Yo también deseaba verte.-respondió, su mano izquierda temblaba de vez en cuando. Aunque aparentaba tranquilo, no lo estaba.
-¿Te encuentras bien?-
Azim: ... Sí. ¿Cómo estás tú?-Se acercó lentamente.
-Bien... ¿podemos ir a alguna parte a hablar más calmadamente?-
Por sus ojos pude ver que estaba preocupado, aún así hizo el esfuerzo de sonreir amablemente y asintió. Luego comenzo a caminar,hacia su casa supongo.
-Azim, te noto extraño, estás distinto.- musité
Azim: No pasa nada, no te preocupes...-
Sonreí falsamente.
-Entiendo que no puedas confiar en mi, después de todo, soy una harkonnen, y no una cualquiera...- susurré en su oído.
Azim: Unos Harkonnen han raptado a mi hermana.-Respondió de pronto, luego miró hacia delante.
Volví a sonreir.
-¡Vaya! Parece que ya estamos actuando por fin, pero... ¿a tu hermana? ¿ella es alguien importante?-
Azim: No, pero se aburrían.-espetó.
-No te preocupes, no la matarán.- aseguré
Azim: Voy a recuperarla.- Justo entonces, llegamos a su casa. Abrió la puerta y me dejó pasar.
-Puedo ayudarte, puedo decirte dónde la tienen.- dije mientras entraba a su casa.
Azim: No quiero que te metas en problemas.-cerró la puerta tras él y se apoyó en ésta.
-No te preocupes por mi, no olvides que pase lo que pase, soy la hermana de la baronesa.- musité girándome sobre mí misma para mirarle.
Azim: Lo sé.-respondió, entrecerrando los ojos. Me miraba de una forma tan extraña que me ruboricé.
-Azim...- susurré mientras me acercaba a él. -...Te he echado de menos...-
Azim: Y yo a ti...-me acarició la mejilla cuando estuve lo suficientemente cerca y colocó su frente sobre la mia.
Sonreí dulcemente, y tomé mi apariencia real.
-¿Por qué siempre estos momentos duran tan poco?-
Azim: No lo sé...-
-Por cierto... ¿Cómo están tus heridas?- pregunté mientras le levantaba la camisa para verlas.
Azim: Están bien.-respondió, mientras me sujetaba por la mano.- Pero no recuerdo lo que sucedió. No recuerdo lo que sucedió cuando me hirieron.-
-Entiendo entonces por qué nunca llegaron a nuestro escondite. Llegué a pensar que habías decidido no revelarlo, pero ya veo que fuí demasiado ilusa. Es mejor así.-
Azim: Tú también me consideras un traidor.-
-¿También? Claro que no... nunca podría del padre de mi...- musité acariciándole el pelo.
Azim: Pero sí recuerdo lo que dijiste.-Comentó.-...
-Esperaba que también lo hubieras olvidado.- murmuré en voz baja dándole la espalda.
Azim: Dime que no es cierto, que no vas a...-Me susurró al oido, tomandome por la cintura desde atrás.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo, y cerré los ojos con fuerza, apretando los dientes.
-Lo siento Azim. Ya es... demasiado tarde.- mentí.
Azim: ¿Por qué has tenido que hacerlo?- me preguntó, mientras me abrazaba fuerte.
-Sabes que no hay posibilidades para nosotros... sabes también qué lugar nos corresponde. Nuestro hijo sufriría, y no podría vivir junto a sus padres, ni siquiera estoy segura de que lo hubiera podido críar.- seguí mintiendo mientras sentía su respiración en mi cuello, sus manos en mi cintura y su pelo acariciando mi espalda. Los ojos me escocían, ¿por qué?
Azim: Podria haber vivido bien contigo...-musitó.
-No, hubiera sido imposible...- respondí mientras pensaba en lo que me deparaba con este hijo.
No podría verle durante el tiempo de embarazo, y tendría que ocultarle siempre que nuestro hijo nunca murió.
Se separó de mi, y se llevó las manos a la cabeza mientras caminaba hacia el interior de su cuarto.
Le seguí con paso presuroso, y le detuve agarrándole una mano.
-Azim, sabes que es lo mejor, sabes que tengo razón.-
Azim: No lo es...-negó con la cabeza.- Pero si tu lo consideras así...-
No sabía bien qué hacer, tal vez si le hubiera dicho la verdad... pero no, era mejor así, aunque me odiara.
-Creo que... será mejor que me vaya. Hice mal en venir, será mejor... que no volvamos a vernos.- comenté casi convencida de lo que decía.
Azim: No estoy de acuerdo.-Luego me dio la espalda.- ...
-¿Hay algo en lo que lo estés?- pregunté irónicamente con una pequeña sonrisa en los labios.
No me respondió, simplemente fue hacia una mesa y tomó un papel entre sus manos. Luego entrecerró los ojos, aparentaba...¿satisfecho? ...
-¿Qué haces?- pregunté curiosa.
Azim: Voy a encontrar a mi hermana.
-Bien, te mandaré pronto lo que necesitas saber para rescatarla.- dije alzando la mano en señal de "adiós" dirigiéndome a la puerta.
Azim: No quiero que me ayudes.-
-Aunque no quieras, lo haré.- dije con frivolidad apoyándo mi mano derecha en el pomo de la puerta.
Azim: No lo hagas, en serio.-ordenó.
Abrí la puerta, y la cerré tras de mí sin responder. Luego me quedé apoyada en ella, cambiando de apariencia rápidamente.
No sé muy bien cuanto estuve allí, pero de pronto la puerta se abrió, me quedé en el aire por un momento y Azim me tomó por los hombros desde atrás.
Me quedé sorprendida y solté un grito que sólo él pudo escuchar.
-¿Azim?-
Azim: Perdona.-se disculpó, me miraba muy fijamente.
-No tienes por qué disculparte... creo que la que te debe una disculpa soy yo... creo que he sido un poco...- intenté explicar.
Su mano fue a mi rostro, me acarició muy suavemente la mejilla y luego su dedo indice rozó mis labios por un momento. Luego en su cara apareció una sonrisa y agachó la cabeza.
Agarré su barbilla con suavidad e hice que me mirara a los ojos.
-Me gusta tu sonrisa.- comenté en un susurro.
Azim: Debes ser la única.-respondió suavemente.
-No lo creo... seguro que tienes muchas admiradoras secretas por aquí, eres el fremen más guapo de toda la ciudad.- aseguré con una sonrisa en los labios.
Azim: Hmp... tú que me ves con ojos diferentes al resto.-Acercó lentamente su frente a la mia y la pegó.- ...
-Puede que tengas razón, pero de alguna manera, no puedo arrepentirme de lo que siento...-
Azim: ¿Lo dices en serio?-preguntó.- No sería mejor si... tú me odiaras. Yo te odiara... Ya sabes.
-Muchas veces he pensado eso, pero cuando estoy contigo no puedo hacerlo, porque eso significaría que ahora no estaría aquí, en tu compañía...-
Me abrazó y miró al cielo fijamente, con fastidio. Luego sus ojos volvieron a mi, me miraba de esa manera tan dulce que solía tener.
Azim: Me dijiste que... me ibas a decir donde estaba mi hermana... Yo averiguaré eso pronto pero necesito una cosa. Algo que no te pondrá tan el peligro.
-Dime, pues.-
Azim: Cuida de que no le hagan nada. De alguna manera podrás evitar que le hagan daño. Di que quieres negociar, que es un rehen y que debe continuar sana... Lo que sea.-
-No te preocupes, eso está hecho. La quieres mucho ¿verdad?-
Azim: Es mi hermana pequeña, mi unica hermana. Si le pasase algo... Sería culpa mia. No puedo permitir que le pase nada.-
-Puedo entenderlo, Mavra es mi única hermana aparte de mi única familia, y nunca permitiría que le hiciesen daño.- dije con seguridad.
Quedé pensativa, y recordé por un instante mi niñez, apenas tenía algunos recuerdos muy bagos...
-Oye Azim, me sorprende verte tan bien después de lo ocurrido con Rena, ya sabes... la tortura. Aunque se te ve algo débil, no pareces haber recibido ningún maltrato.-
Azim: ... No recuerdo nada de esa tortura. -Me explicó.- Aún... De todas formas siempre me curo rápido, ahora estoy perfectamente.-
Azim... mi Azim... despegué su frente de la mía y le cogí una mano; me la llevé a la boca y la besé.
-Creo que cada vez estoy más loca...- comenté cerrando los ojos lentamente. -He cambiado... mucho.-
Azim: Yo también he cambiado mucho.-Su voz volvió a sonar dulce,luego me acarició ligearmente la mejilla.
-Creo que si conocieras a la Ilysse real, la Ilysse que muestro ante todo el mundo, no estarías aquí conmigo.- susurré con tono triste mientras me estremecía al sentir su mano en mi rostro.
Azim: Para mi ésta que está aquí conmigo, es la real.-
-La real es la que conociste aquel día, la que estaba dispuesta a matarte. La que se tira a los hombres por placer y luego los mata por lo mismo. Yo soy la Ilysse, que hace un momento, mató a ese muchacho estúpido en aquel callejón... pero también soy esta Ilysse... sí, también soy la que está tan enamorada del fremen que tiene enfrente, que es capaz de ser otra, o de hacer lo que sea, por él.- dije con total sinceridad a pesar de temer su reacción.
Azim: Ya sabía quién eras y qué hacías antes de haberte encontrado aquel día.-explicó, luego sonrió.- Y yo... No soy un santo.-
-Lo sé, ¡eres el terrible Azim!- dije entre carcajadas, más aliviada, mientras le abrazaba.
Azim: Sí, terrible.-asintió mientras también se reía y me acariciaba el pelo.-... Yo te había visto antes... de "aquel día". ¿Sabes?-
-¿Dónde me habías visto? Es poca la gente que ha llegado a verme con mi apariencia real.-
Azim: En el palacio...-
-¡Claro! Es posible... seguramente en ese entonces era una de las personas más odiadas en todo Dune, bueno, y lo sigo siendo.- reí.
Azim: Sí, eras muy famosa...-
-SOY muy famosa.- corregí. A continuación me lancé a su cuello y lo mordí suavemente. -Echo de menos el sabor de tu piel...- susurré en su oído.
Azim: Ilysse...-Dijo por un momento, luego me apoyó en la puerta y se quedó cara a cara conmigo.- No me tientes.-
En ese momento me besó profundamente y luego sus labios fueron a mi cuello, no paraba de besarme y me mordisqueó el lobulo de la oreja. De pronto se detuvo y se quedó quieto con la cabeza apoyada en la puerta.
-¿Qué... ocurre?- dije con la respiración algo agitada mientras le acariciaba el pelo.
Azim: Mi hermana.-susurró.- No puedo quitármela de la cabeza, tengo que irme.-
-Entiendo.- musité secamente.
No solía preocuparme por los demás y en aquel momento me hubiera gustado ser suya, pero tenía que ser comprensible y ayudarle.
-Yo también me iré, tengo que evitar que le hagan daño, y averiguar todo lo posible sobre dónde la tienen.-
Azim: Ilysse, gracias.-volvió a quedar frente a frente con migo.-Pero porfavor, no te arriesgues a nada.-
-No lo haré, soy la hermana de la baronesa, y aunque me encuentren haciendo algo que "no debo", no me delatarán, y antes de poder hacerlo, encontrarán la muerte.-
Azim: No se ni porqué me preocupo...-susurró, aliviado.
-Me gusta que lo hagas.- comenté mientras le miraba a los ojos con una de mis escasas sonrisas.
Azim: Pues que sepas que siempre te tengo en la cabeza.-
-Yo también pienso mucho en ti... no sabes cuánto.- dije tocándome el vientre sin que él lo notara.
Azim: Hubiera sido muy agradable haber tenido ese hijo.-Susurró de pronto, mientras me volvía a acariciar el rostro y se acercaba lentamente.- ...muy... agradable...
En ese momento me besó mientras con la mano que tenía libre me tomó por la cintura y me hizo hacia él.
Yo correspondí a su beso, y sentí una gran calidez en el pecho... ¿de qué se trataba? aunque a la vez me sentía algo incómoda, no me gustaba tener que mentirle... ¿qué haría si supiera la verdad? ¿si supiera que su hijo se encuentra creciendo aún mi vientre?
Azim: Debo... irme.-me susurró al oido cuando se hubo separado.
Me dirigí entonces a la puerta con la mirada baja mientras me tocaba los labios con el dedo índice. Paré en seco, y me giré levantando la vista.
-Azim, ¿cuándo volveremos a vernos?-
Azim: Cuando lo desees.-respondió mientras me miraba, sus ojos brillaban.- Sabes donde estoy.-
Asentí y me acerqué a él, le dí un suave y leve beso en los labios, y le susurré "te amo" en el oído. Me dí la vuelta, y salí de su casa antes de que me vencieran las ganas de amarle, y no pudiera irme de allí. Ni siquiera me di cuenta de que había tomado mi apariencia real, creo que no lo controlo aún del todo bien... tengo que aprender a hacerlo. Tomé de nuevo la apariencia de fremen, y me fijé que nadie hubiera podido verme, pero no fué así. Ví como una joven, de unos 25 años, corría despavorida. La seguí, y la arrinconé contra una pared, donde nadie pudiera verme, y allí, le dí fin a su vida. Había sido por mi culpa, por mi falta de precausión, pero de todos modos, ninguno de los que allí vivían, salvo él, merecían más que eso... la muerte.
*OUT* Aquí vuelve Ilysse!! xD espero que les guste, muxas gracias a lore *-* por rolear conmigooo *O* besines!! ^^ *OUT*
Yuna volvió al desierto a las 5:12 p. m.
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