¿Capitán?¿Yo?¿Cómo?
Puede sonar como un ascenso, pero en realidad es el peor de los castigos.
Sin alcohol. Sin semuta.
¿Qué he hecho yo para merecer esto?
Recuerdo...recuerdo que administraba Giedi Prime de forma impecable, en la más perfecta anarquía.¿Qué más se podía pedir?
Designe cientos de validos diferentes que regulaban el gobierno en mi nombre y en el de Mavra, mientras yo...
Yo pasaba la mayor parte del día entre los vapores de la semuta, sonriendo.
Eso era la felicidad más absoluta. No debía moverme para conseguirla, sólo permanecer sentado día, tarde, noche...
-¿Sir Volker?-preguntó un emisario-..Ha sido ascendido a Capitan.Por orden de Lady Mavra, Viajará a Dune.
Sonreí, imbuido en el trance de la semuta.
-¿A Dune? ¿No es un planeta desierto?
-Así es.
-¡Qué maravilla!-suspiré.
El emisario arqueó sus cejas, incrédulo.
-Podemos partir ya mismo a Caladan...
-Dune, señor.
-...perdón, a Salusa, y...
Me levanté del diván intentando hacer un movmiento rápido y enérgico para abandonar la habitación, pero tropecé con mis propios pies y caí (felizmente, siempre felizmente) al suelo.
Todo empezó a volverse negro.
-Sobredosis-escuche pronunciar al emisario.
Despierta.
La Voz de la Baronesa buceó en mi mente hasta obligarme a abrir los ojos.
¿Destruir qué de quién? No me importaba eso.
Al salir de la sala...sólo una cosa quedaba claro.
No habría más alcohol para mí. Ni semuta.
So pena de muerte.
Di unos pasos torpes para alejarme de la sala del trono.
Pronto empezaría el síndrome de abstinencia de la semuta...sumado al del alcohol. Temblores, cefalea, náuseas. Angustia.
No, no pronto. Ya.
El golpe de la cabeza comenzó a palpitarme con insistencia. ¿Cuántos años hacía que había olvidado el significado del dolor?
Me llevé una mano a la herida, me dejé caer de rodillas y chillé, horrorizado, como un niño la primera vez que se golpea.
...
-¡Me es indiferente!-les grité a los soldados-¡Haced lo que queráis!
-¡Pero capitán!
-¡Dejadme!-un jarrón se estrelló sobre sus cabezas.
-¡La Baronesa tendrá noticias de esto!-sonaba a amenaza de uno de los más valientes.
Dirigí mis ojos rojos hacia ellos.
-Alguien que no pueda ser vinculado con nosotros pero que no los deje vivir en paz. ¡Contratadlo!-les espeté.
Sí, hubo un tiempo en el que yo era un buen estratega. Pero ¿a quién le importa eso cuando hay semuta?
Cogí una lista de alguna parte y señalé el primer nombre que aparecía.
-¡Éste!
-¿Éste?-el soldado abrió mucho los ojos-Yerik...¿Seguro, señor?
-¡¡SI!!-rugí. El hombre se encogio en sí mismo y dio unos pasos torpes hacia la salida. Lo detuve tomándolo de la muñeca.
-Eso...¿eso es alcohol?-señalé la botellita que colgaba de su cinto.
-Es...medicina, señor-dijo, palideciendo.
Arranqué la botella junto con el cinturón del cuerpo del Harkonnen, que salió corriendo pasillo abajo, sujetándose los pantalones.
Abrí el preciado líquidito...para descubir que, por una vez, un soldado decía la verdad.
Tiré el jarabe para la tos contra el cuadro de Mavra, que me observaba vigilante desde la pared, y me hundí en el mullido (pero ahora incluso doloroso al tacto) sofá de mi habitación, sollozando.
//Out// El desequilibrio en persona XD! pero, eh! quizas si no encuentra semuta llegue a recuperarse y empezar a suponer una pequeña amenaza para alguien XDD //Out//
Volker volvió al desierto a las 10:15 p. m.
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