"Cuando te capturen... Nunca debes dar la información que te piden. Acabarás muerto de todas formas, así que debes hacer que las cosas vayan más rápido... Esto se consigue provocando que te maten en un acto de ira o que al menos te dejen para no acabar con tu vida tan rapido, y así poder escapar. Se que no es fácil... pero es lo más practico. Y eso... el sacar de quicio a los demás... se te da bien"

Eso decía Ishir. Al principio todos comentaban que yo no era un fremen adecuado, que no era convencional... Quizá porque no era un amargado... Sea como fuere, siempre me hice respetar. Que no fuera serio la mayoria del tiempo no queria decir que fuera tonto, más bien todo lo contrario.

Ahora que era preso de los Harkonnen mi boca estaba sellada, al menos cuando se trataba de toda aquella información que yo sabía sobre los Harkonnen y que por lo tanto conocían algunos Fremen. No obstante, podía hablar para sacar de quicio a mi torturadora especial... ¿Rena se llamaba? Era una Harkonnen en toda regla, lista para matar y destruir... En mi caso lo único que podía intentar era lo segundo. Me habían torturado más veces, pero nunca de aquella manera. Aún así fui capaz de mantener esa sonrisilla tan molesta que incordia a todos.
Tras mi primera tortura, Ilysse me visitó. Agradezco tanto que ella me haya visitado... Pero eso solo me hizo darme cuenta de mi realidad. Ella era una Harkonnen, yo un maldito Fremen que mató a un general... Todo lo que estabamos haciendo nosotros, todo esto... era una locura. Ella acabaría muerta, yo también... Eso no podía consentirse.

Al Ilysse marcharse, mi torturadora favorita regresó para continuar con su trabajo: Es decir, sacarme información a golpes pero lo único que conseguía era un enfado monumental. Mientras sufría las vejaciones pensaba en mi padre, él seguramente tuvo que pasar por alguna situación como la mia; luego pensé en mi madre, en Shalya, en Ruto... Y en mi mente apareció Ghassan. Ese maldito cabezota siempre continuaba en sus trece hasta que acababa hartandose de las situaciones y luego te chillaba en tu cara todo lo que le parecía mal. A veces era desesperante tener que esperar tanto tiempo para saber lo que realmente has hecho mal. Y ahora que lo veía tras tanto tiempo, estaba enfadado con migo. La razón... No la sé. Pero debo investigarla. Yo no puedo morir sin saber que le he hecho...
Cierto, la muerte, la mía estaba muy cerca... Esas crisis que me daba solo significa que mi tiempo cada vez es menor, que mi cuerpo no resistirá durante demasiado tiempo. Que debo darme prisa para acabar con aquellos que pueden poner en peligro el futuro de los mios...

*****

Lentamente comencé a despertar... Continuaba atado, pero esta vez solo en las manos. Mi estado era completamente nefasto: Estaba ensangrentado de arriba abajo, algunas partes de mi piel estaban quemadas y un brazo estaba bastante inutilizado. Aún así podía moverme, pero decidí mantenerme quieta mientras oía a los guardias Harkonnen que se encontraban vigilandome.
-Éste estúpido ya está acabado.-dijo uno, se refería a mi seguramente.
-Cantará pronto.-respondió el segundo.- Pero no le servirá de nada... jajaja...

Continuó riéndose y esas carcajadas comenzaron a tomar eco en mi cabeza. Tenía la misma sensación que solía invadirme antes de que comenzaran las crisis. Los ojos me escocían... pero había conseguido acostumbrarme. No obstante, de pronto gruñí y me encogí. Un dolor azotaba mi cabeza, era muy diferente a todas las otras situaciones... Ahora mi cabeza aparentaba estar apunto de romperse.
-¡Tú, estúpido, deja de quejarte si no quieres que te destrocemos!-exclamó uno de los guardias, el otro simplemente se rió.

A mi no me hace gracia...
Esa risa, esos gritos... Insoportables...
-Sois insoportables...-mascullé, sin darme cuenta.

No respondieron. Simplemente oí como la puerta de la celda se abría, poco después noté como llegaban hasta mi y se quedaban allí de pie.
-Vaya, se ve que eres idiota del todo.-espetó uno, luego me pateó.

No me importó en absoluto...
-¡Eres un inútil, continuas molestando incluso cuando estás moribundo!-gritó otro.- ¡¡CONFIESA!!

Cada palabra suya llegaba hasta mi en forma de dolor agudo, una palabra tras otra... Un dolor que cada vez iba aumentando y aumentando... Silencio... Quiero silencio. Quiero que os calleis... Si realmente voy a morir... Quiero que dejeis de hablar.
-¿¡Qué, no piensas hablar!?-chilló el segundo.
-Es que... no sabeis.... ¿no sabeis hacer otra cosa que gritar?-pregunté, en voz baja.

Me giré con brusquedad y le pateé en la cara. Me coloqué en pie... Aún en aquel estado era capaz de destrozar a un par de guardias Harkonnen con aires de superioridad. Quedaron sorprendidos, pero luego sonrieron.Pensaban que ellos poseian sus armas y yo estaba esposado, y por lo tanto, a su merced.
Grave error...

********

Silencio...
Al fin había conseguido que aquellos malditos Harkonnen se callasen. Ahora estaban en el suelo... Sin conocimiento y sin armas... Mientras que yo me encontraba apoyado en la pared. Aquel dolor incesante de cabeza continuaba, mis ojos ardían... Pero... Estaba en territorio enemigo. Acababa de atacar a unos guardias... Tenía que escapar. Shalya, mi madre, Ruto, Ghassan... ¡¡¡No podía morir sin cumplir la promesa que hice!!! No moriría hasta asegurarme de que todos estaban a salvo. Sus vidas, en definitiva, estaban por encima de la mia. Mi trabajo era salvarles a toda costa.
Pronto me separé de la pared, me acerqué a aquellos tipos y con una de las llaves me quité los grilletes que me impedían la movilidad de las manos. Luego cerré la celda y los dejé encerrados, al menos cuando despertasen tenían que tardar un poco en dar la voz de aviso.

Comencé a correr por los pasillos. La verdad es que aquel palacio era muy parecido a como los Harkonnen tenían el de la ciudad cuando ellos gobernaban. Así pues, conseguí moverme sin compliacaciones por él. Pero pronto oí gritos, chillidos, que alertaban de mi escapada. Poco después, oí pasos de los guardias tras de mi. Debía darme prisa...

*******

Había conseguido huir, pero sabía que me seguían los pasos desde muy cerca. Debía desaparecer lo antes posible de aquel lugar. Tras de mi oía pisadas, estaba muy cerca, los Harkonnen me estaban siguiendo y aquel dolor de cabeza continuaba siendo constante. De pronto, miré hacia delante y allí vi una cara conocida. Ilysse. Me detuve. ¿estaría allí para pararme los pies? Sea del modo que sea... si lo hacía yo era capaz de entenderlo.

-¡¡Azim!!- gritó Ilysse avalanzándose sobre mi al verme.

-Ilysse...-susurré, mi voz sonaba apagada y mi aspecto tenía que ser deprorable.- tengo que... tengo que marcharme... vas.... ¿vas a detenerme?

-Azim, así no llegarás muy lejos, te veo muy mal...- musitó preocupada.

-No te... no te preocupes. Podré escapar.

-Azim... estoy...- dudó

El dolor de cabeza aparentó remitir, oí sus palabras con claridad y los pasos de antes me parecían estar mucho más lejos que antes. La miré, incitándola a que continuara con lo que estaba diciendo.-Embarazada.- susurró bajando la cabeza.

-¿Que estás qué?-pregunté, incrédulo.

Ilysse levantó la cabeza fijando sus pequeños ojos violetas en los míos. Me cogió la mano derecha, y se la llevó al vientre.

-Estoy esperando un hijo Azim.-

Me quedé helado, sin respuesta. Un hijo... Un hijo de Ilysse y mio. No pude evitar sentirme contento, pero de pronto volví de golpe a la realidad. Estaba apunto de escaparme de un castillo Harkonnen, la hermana de la baronesa me decía que esperaba un hijo mio y... Los guardias me buscaban.

-Estás... ¿estás segura?-susurré.

Ilysse asintió, y se acercó más a mi.

-...¡Vamos, maldita sea, buscadle!-se oyó por uno de los pasillos.

Ilysse me tomó del brazo con cuidado y me introdujo en una de las salas que había, luego cerró la puerta y pudimos oir como los guardas pasaban por el pasillo.

-Ilysse... eso... eso es....-susurré, recordando lo que me acababa de decir.

-Lo sé... es muy grave... pero... no sé qué hacer, supongo que lo mejore será...-

-... Podrias tenerlo.-susurré, sin darme cuenta.- Nadie tiene porqué saber que yo... Podrá vivir y estar con tigo y....

-No, Azim. No quiero tenerlo.- espetó con firmeza.

La miré, no pude evitar apretar los dientes y agachar la cabeza. Pero entendía que no quisiera tener un hijo en esas condiciones. Sería desagradable para todos. Aún así, ¿Quien querría tener un hijo mio? Asentí ligeramente, mientras decía:

-De acuerdo. Yo no puedo obligarte a tenerlo, sería egoista de mi parte.

Ilysse parecía confusa y se mostraba algo triste. Pero era cierto, yo no podía obligarla a tener ese bebé. Le supondrían muchos problemas, ella acabaría metida en un asunto grave y yo también si todo se descubriera. Por otro lado, era su cuerpo... era ella la que realmente tendría que soportar el parto. Tenía que aceptar su opinión... su decisión.

-Será mejor que te vayas ya Azim, no quiero que te encuentren, o te matarán... no sé qué harás, pero... recuerda de que si das nuestro paradero, estaremos todos los Harkonnen perdidos, incluyéndome...-

-... Adiós Ilysse...-Refunfuñé mientras iba hacia la puerta, intentando no mirarla. Debía marcharme... Tenía que irme en ese instante.

Así lo hice, no esperé mucho más. Me marché de aquella habitación y continué con mi huida, en la cual cada vez el dolor de cabeza era mayor. Era tal, que llegó un punto en el que no pensaba. Simplemente huía... huía lejos... Estuve, por un momento, tan confuso que no sabía donde estaba y de que escapaba. Solo sabía que tenía que correr.

Llegué al punto donde había dejado el martilleador anteriormente, luego lo coloqué en la arena y lo activé. ¡Diablos, no recordaba que hiciera tanto ruido! Me tapé los oidos, cosa inútil por otra parte. Pero no era capaz de pensar... Monté al gusano en cuanto apareció y me dirigí hacia cualquier punto del desierto... Solo quería ir lejos...
Mientras iba allí subido intenté recordar todo lo que había ocurrido anteriormente pero... todos aquellos recuerdos aparentaban escapar de mi cabeza... Era como si se estuvieran evaporando... Cuando me hube dado cuenta, mi cuerpo se rindió al cansanció y me desmayé.

********

-¡¡Azim!!-Oí de pronto...¿Shalya?
Noté el movimiento de como entre dos personas me cargaban sujetandome por los brazos... ¿Dónde... dónde estaba? Aún con los ojos cerrados intenté recordar... No lo conseguí. Cada vez que lo hacía una punzaba aparentaba atravesar mi cabeza. Lo ultimo que conseguí recordar era que estaba en mi casa... me había dado una crisis y poco después estaba junto a Ruto. Luego... Luego todo estaba negro.
-¡Azim!-volví a oir, esta vez me tocaban con delicadeza el rostro.
-Sha...-susurré, luego abrí lentamente los ojos.

Vi los ojos azules de mi hermana llenos de lágrimas mirandome con preocupacion.
-¿Que ha pasado hermano?
-no lo... no lo sé...-respondí, abriendo los ojos con fuerza. No era capaz de mantenerme en pie por mi mismo, unos soldados atreides me sujetaban y yo ahora estaba.. ¿En el refugio? ¿¡Cómo es posible!?
-Disculpad, ¿podemos llevarle a mi casa?- preguntó Shalya a los soldados.-Es mi hermano...
-Eh, claro.-asintió uno de aquellos guardias, luego comenzaron a seguir a Shalya.
-...Shalya...-musité.
-Dime Azim. dijo parando el paso y acercándose a mi.
-No te preocupes por mi... ¿vale? estoy...-en ese momento tosí y un hilo de sangre apareció en mi boca.

Estaba confuso... No recordaba nada, no sabía porqué estaba en tan mal estado... Tampoco sabía como había sido capaz de llegar hasta allí...
-Cierra la boca.-Dijo mi hermana sacando un pañuelo y limpiándome un poco la cara.-Vamos a casa.
-Estas muy... auto... ri....taria.....-susurré, luego perdí el conocimiento

Out: Pequeño post de Azim xD ehm.... lamento que sea tan pruif pero la inspi me abandonó. gracias a la gran bunny y a mi sweet sistita maron!!