miércoles, septiembre 27

Oia voces a mi alrededor, pero no me atrevia a abrir los ojos, preferia ver la oscuridad de mi mente antes que ver el rostro defraudado de Altair, ademas de que odiaba los hospitales?Dicen que la gente en coma puede oir, que su mente sigue despierta aunque su cuerpo este dormido; llevaba asi tiempo y en si queria despertar pero por otro lado no.

Oi ruido a mi alrededor y como un enfermero me decia algo, note algo suave en las yemas de los dedos, parecia la cubierta de algo?era un libro?oi como me decia que era ?Alicia en el pais de las maravillas? y que la emperatriz me lo habia traido expresamente, tambien me conto algo sobre su boda y sobre que parecia apenada. Algo cobro vida dentro de mi, en la oscuridad vi a la emperatriz pero de pronto un personajillo dando saltos aparecio: era el conejo blanco!

-Si no te das prisa vamos a llegar tarde- dijo mirandome con sus ojos rosados, y luego se fue?De pronto todo era luz, me incorpore deprisa y las agujas de los goteros de mi brazo salieron volando, mire al enfermero que parecia asustado y simplemente pase de el: baje de la cama y aun vendada eche a andar con el libro en la mano hasta mi cuarto; alli me recogi el pelo en una larga cola de caballo y me atavie con mi mejor kimono, como no keria hacerle sobra a la emperatriz me puse uno negro que resaltaba sobre mi palida piel y las sandalias de madera; me guarde el libro en el y Sali del cuarto aun vendandome bien las heridas, derecha a la habitación donde las sirvientas vestian a la emperatriz, las cuales pegaron un bote al verme entrar de un portazo.

Altair giró la cabeza con suavidad para mirarme.
-Go-go-me saludó, examinándome de arriba a abajo y deteniéndo la mirada en los vendajes.
Miro a las sirvientas y luego al vestido de mi señora, chasqueo la lengua -todas fuera- con voz seria y mirada amenazante las criadas salen corriendo, cerrando la puerta y dejandonos solas.
-Tu estado de salud sita mucho de ser óptimo. Descansa-me dijo con voz queda.
Inco una rodilla en el suelo y bajo la cabeza -mi señora, lamento haber fallado la mision que me encomendasteis y haberos preocupado-
-¿Qué ocurrió?¿Por qué viajaste a Dune y no el mensajero que encomendé?-me interrogó, achicando los ojos.
-Los consejeros me mandaron en su nombre, mi señora, me dijeron que queria que fuese yo- la miro dudando.
Altair volvió la mirada hacia el espejo.
-Me lo temía. ¿A qué se deben las heridas?
-Preferiria mantener eso en mi mente y no molestarla mas, mi señora-
-¿Qué?-sin dejar de mirarse en el espejo, hizo una mueca de irritación-.Es un poco extraño que tú me guardes secretos.
Bajo la mirada -fue una pelea, mi señora, pero era mi destino...no hubo ningun muerto-
-Está bien-concedió-.Si no hay muertos ni testigos, no tiene importancia-se quedó pensativa unos instantes-.Tuvo que ser un gran guerrero, o muchos de ellos, los que te hicieron eso.
-Fue uno solo, mi señora; pero preferiria cambiar de tema- me levanto.
-Hm-la emperatriz me miró con los ojos entrecerrados-.Tengo cosas más...-hizo un gesto hacia su vestido-inminentes en mi pensamiento, así que lo dejaré pasar. Por esta vez.
-Sobre su vestido...- cogi aire -permitamen decirle que es horrible.
Altair enarcó una ceja.
-¿Tengo aspecto de importarme eso ahora?
-Deberia importarle, mi señora, su presencia es la unica que importa en la sala-
-Soy un soldado; Go-Go. No llevo trajes de novia. Sería burlarme de mis compañeros. Además...-dejó la frase en el aire.
-Ademas que, mi señora??-
-Además es un matrimonio de compromiso. No lo deseo. No tiene sentido vestirme como si lo hiciera.
-Supongo que tiene razon...- baje la vista, avergonzada de haber cometido aquel fallo.
Ella se levantó y puso una mano sobre mi cabeza. De todas formas, cuando la miré, seguía igual de seria:
-De todas formas...¿serás mi madrina?-dijo.
Sorprendida abri los ojos -su...madrina??-
-¿Y por qué no?-me replicó.
-Ah...no es que no quiera, mi señora...es que yo...no valgo para...- baje la cabeza aun mas.
-Te estaré esperando a la hora de la boda-la cara de Altair no dejaba lugar a más discusiones.
Intente no mostrar mis sentimientos, pero sin poder evitarlo la mire con los ojos llenos de lagrimas de emocion y golpee el suelo con la frente -gracias! gracias, mi señora!-
Las facciones de la emperatriz se suavizaron un poco.
-Puedes retirarte-murmuró-.Te veré luego.
Me levante intentando disimular mi sonrisa -esta usted muy bella, mi señora-
-¿A pesar del horrible traje?-me respondió con ironía.
Sonrei ligeramente -menti...-
Los labios de Altair se tensaron un poco, como para sonreir.
-Retírate-me ordenó.
Ya sin llorar me ergui e incline la cabeza -como desee- Di media vuelta y sali de la habitacion, abrazandome al libro.
Al llegar a mi habitacion me cambie las vendas, pues todavia sangraban mis heridas, y me maquille como una geisha; me ate un enorme lazo a la cintura y me puse las medias a rayas con mis sandalias de madera.
Ya era hora, sali corriendo a la habitacion donde se celebraria la boda: al entrar no vi a nadie asi que me situe al lado de la puerta, esperando la llegada de Altair.




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