miércoles, agosto 30

Tras haber declarado nuestro amor mutuo, las escenas de cama entre Brian y yo habían sido inacabables.
Ya había vuelto a amanecer y era el día de su conoración. Él, cómo no, estaba durmiendo en mi cama, a pierna suelta y totalmente desnudo.
Como siempre, yo me había levantado al alba, y ese día, por ser especial, salí de la habitación para ir a las cocinas.
Cuando volví con una bandeja llena de saludable comida en las manos, él ya se estaba desperezando.
-¿Mmm ya es de día? -dijo mientras se estiraba.
-Claro -susurré, dejando la bandeja a su lado y sentándome junto a ella- buenos días.
-Buenos días -dijo mientras se me acercaba y me daba un beso.
-¿Has dormido bien? -Pregunté, levantándome y escogiendo mi ropa- hoy es el gran día, tienes que estar descansado.
-Si pero me gustaría estar un rato más en la cama -dijo mientras me miraba con una sonrisa picarona.

Sonreí, me tumbé sobre él y le besé.
-Esta conducta no es propia de un futuro duque.
-No pienses que cuando sea duque me haré une estirado, voy a continuar siendo el mismo y seguiré comportandome como ahora.
-Vaya, y yo que pensaba que ya eras un estirado... -sonreí, irónica.
-Dejame demostrarte lo estirado que soy -dijo mientras me giraba y se ponía encima mio.
-Brian, hay muchas cosas que hacer -susurré- no podemos ponernos a hacerlo ahora.
-Bueno tienes razón, pero despues de la coronación no te voy a dejar escapar.
-Uy, qué miedo... -solté una risilla- ¿debería fugarme con Will antes de que me hagas algo indebido?
-Si tratarte como a una reina es indevido, adelante.
-Era broma, tonto -le besé- ahora quítate de encima, tienes que prepararte... y yo también, supongo.
-Tú siempre estás hermosa, podrías salir así perfectamente.
-No digas tonterías -reí, levantándome y cogiendo un cepillo- oye... ¿me cepillas el pelo? Lo llevo tan largo que no puedo hacerlo yo sola, antes lo hacía tu padre pero...
-Claro sera un placer -dijo mientras se sentaba detras de mí.

Comenzó a pasar el cepillo por mi cabello suavemente mientras yo cerraba los ojos. Siempre me había relajado ese ritual... apenas había diferencia entre padre e hijo.
-¿Le echas de menos? -preguntó con un tono triste.
-Cada instante que pasa -suspiré- si no te tuviera a ti... no sé lo que habría hecho.
-Ya, bueno -dijo mientras me pegaba un estirón.
-¡Au! -Me giré, llevándome una mano a la cabeza- ¡Lo has hecho adrede!
-No, lo siento - dijo agachando la cabeza
-Ei -le acaricié el rostro- anímate eh...
-Sólo hay una forma de animarme.
-Dime.
-Ya sabes cual es.
-¿Cual? -Sonreí, perpleja.
-Da igual déjalo estar.
-De acuerdo -me levanté y comencé a vestirme- luego nos vemos, tengo que ir a arreglar un asunto en cocina.
-Muy bien, hasta luego -dijo acercandose y dandome un beso de despedida- Ahora ya estoy mejor.
-Así que era eso... -sonreí y le besé de nuevo, más profundamente.
-¿No podemos quedarnos así un ratito más? -dijo abrazandome de tal forma que no me pudiera soltar.
-Ojalá -le besé ligeramente- pero no querrás que tu ceremonia sea un desastre, ¿no?
-Entonces, ¿me tienes una sorpresa?
-La sorpresa te la reservo para después de la ceremonia.
-Pues entonces ve que cuando antes acabemos con la coronación antes tendre mi sorpresa.

Me despedí y me alejé corriendo. Tenía que ayudar a prepararlo todo.
Cuando más o menos toda la comida estaba hecha y dispuesta de forma que resultara muy tentadora a la vista, me decidí por poner los adornos: las cortinas... los encajes, las flores, la limpieza...
Hacia las cinco de la tarde, Altair y Adonis llegaron, tan majestuosos como siempre, escoltados por la pequeña y mortal Gogo Yubari.
Dios, me eran tan hipócritas que tenía ganas de vomitar. Les saludé y conversamos el tiempo mínimo que exigía el protocolo y luego me fui de allí dignamente, sabiendo que luego no murmurarían nada bueno sobre mí.
Los Harkonnen hicieron acto de presencia en seguida, pero lo miraban todo con cierta repugnancia y cierta maldad, como si quisieran prenderle fuego a todo, pero no podía estar pendiente de los invitados ya que la hora se acercaba y Brian no hacía acto de presencia.
Al final, cuando se dio la hora señalada, las puertas principales del salón se abrieron y, de la sorpresa, dejé caer un ramo de flores que había conseguido para un centro de mesa.
Era Brian. Un Brian elegante, digno, atractivo, seguro de sí mismo...
Parecía que nos miraba a todos por encima del hombro, pero extrañamente no nos resultaba insultante. Era una sensación extraña. Era el nuevo duque de Atreides.

NOTA// Bueno, sobre la coronación... .__.U es que no estaba segura, se la dejo al que siga =D si quieren los Fremen pueden venir también xD a mí no me importa, pero no estaba segura de si debía ponerlos o no (pero que primero se duchen =__= supongo que Kao me entenderá xD). En fin, muchas gracias a Kike por su participación y etc. Besines a todos!//




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