Altair parecia aburrirse sobremanera en la ceremonia; la verdad esque era un toston...aguanté lo suficiente como para fijarme en los invitados por si pasaba algo raro. Me levanté y le susurré a la emperatriz:
-majestad, voy a buscarle algo de comer, la veo cansada...créame, yo tambien me aburro...-Salí andando entre la gente a un gran pasillo.
Creo que me perdí, pues al fondo distinguí la puerta principal y junto a ella unos hombres; debi de asustarlos pues desenvainaron, sin embargo uno de ellos muy amablemente me indicó dónde estaba la cocina y obligó a los otros guardias a que me acompañaran; sabia perfectamente quien era ése: Will Hagen, guardespaldas del duque Brian después del fallecimiento del padre de éste; había hecho bien en estudiar a las familias durante el viaje a palacio.
Al llegar a las cocinas uno de los hombres me abrió, es cierto que no habia nadie pero me apañaría con cualquier cosa, oí como cerraban la puerta detrás mía y andé buscando un frigorifíco, justo habia uno enorme en medio de la habitación: saqué de él una bandeja de pasteles de arroz y sésamo y una botella de sake; lo dejé todo sobre la mesa que tenia detrás y ya estaba abriendo la botella cuando uno de los tipos se me echó encima acorralandome contra la mesa.
Sabía perfectamente que querrian algo de mí, no soy estúpida, sino no habrían cerrado la puerta otra vez; el tío me lamió el cuello mientras metía su mano debajo de mi kimono, el otro se reía detrás suya. Es cierto que cambié mi expresión, pero esta vez era la cara de un demonio.
Golpeé con fuerza la cara del tipo, que se echó hacia atrás al notar que le sangraba la nariz, ambos desenvainaron pero yo ya había sacado el tanto que ocultaba dentro de mi alta plataforma; en un abrir y cerrar de ojos los dos cayeron degollados al suelo.
Suspiré un momento y volví a guardar el arma, manchada de sangre al igual que la parte de atrás de mi kimono negro corto. Me eché la cola de caballo que llevaba recogida con alfileres en un gesto despótico y agarrando la botella y la bandeja volví a salir.
Encontré la sala de coronación a la primera, ya casi habían terminado, al verme pasar la gente se quedo mirando; me arrodille al lado de la emperatriz Altair y le tendí la bandeja
-majestad, solo e econtrado esto, y sake- le tendi la botella.
Altair:-Gracias, Go-Go-la emperatriz tomó la botella entre sus manos y la examinó con satisfacción-¿Te lo han dado los Atreides?Qué amables.
Al mismo tiempo, miraba con curiosidad a la gente que me dirigía miradas aterradas.
Go_Go: -mas bien la e cogido sin permiso, mi señora...aunque creo que no les importara-incline la cabeza en una reverencia. Volvi a sentarme a su lado erguida y observe a los invitados, la verdad esque despues de matar a aquellos dos asquerosos me sentia muy bien, ni podia borrar esa sonrisa malevola de mi rostro.
Altair: -Hum...si reclaman, les daré el importe de la botella-murmuró Altair, y luego miró a mi rostro-.Conozco esa expresión, Yubari.
Go-Go: -a que se refiere, mi señora?-
Altair: -¿Ha ocurrido algún incidente?
Go-Go: -digamos que hubo dos peones que estorbaban en la partida...- le dedique una sonrisa de tranquilidad a la emperatriz y volvi mi vista al frente.
Anónimo volvió al desierto a las 4:52 p. m.
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