martes, agosto 25

Miki me llevó al buffet libre de la fiesta... Comidaa~ Bueno, en realidad sólo cogí postres (pastel con fresas!) y bebida (aunque no me dejaron coger alcohol). Aunque Miki siempre tiene la misma expresión en la cara, parecía que le había afectado lo de hablar con el duque. Creo que el ambiente de las fiestas hacía más divertido todo~

- ¡Me voy al baño! -dije a Miki- Ahora vuelvo~

Me escabullí entre la gente. Pasé por la zona de baile, algunas parejas se tiraban cntra mí. Una vez empuje a una señora y se cayó al suelo.
- ¡¿Qué haces?! -gritó. Toda la gente que estaba allí se giró hacia nosotras.
- ¡Intentaste aplastarme!
- ¿Por qué debería hacer eso? -preguntó mientras el hombre con el que bailaba intentaba levantarla. Pero la mujer ocupaba tanto espacio que no lograba ponerse en pie. En realidad, creo que ni sus brazos llegaban al suelo.
- Entonces mira dónde pisas -dije con el ceño fruncido. Otro hombre se acercó a la mujer para ayudar a levantarla. Otro fracaso. Empecé a reirme.
- ¡¡Qué niña tan insolente!! ¡¡¡Guardias!!! -gritó la mujer. En ese instante empecé a correr entre la gente, que no hicieron nada para detenerme. Seguí riéndome, recordando como dos personas no podían levantar una mujer. ¡Qué débiles todos!

De repente me di cuenta que no sabía hacia adonde ir. Atrás los guardias continuaban siguiéndome, haciendose paso como podían entre la gente. Continué corriendo entre la multitud. De repente, dos niños me cogieron cada uno por un brazo. Aww~ había perdido el juego. Llevaban ropas imperiales. ¿Qué significa imperial, ahora que lo pienso?

-¿Qué haces corriendo por el palacio enana?- dijo uno de ellos mientras me miraba con el ceño fruncido.
- ¿Acaso te has perdido bella señorita? - preguntó el otro con un tono extraño, quizás para intentar ligar conmigo.
-¡Dereck!-volvió a hablar el primero.
-No, no me perdí... aunque ahora que lo dices... ¡He dejado solo a Miki! -dije preocupada. Miré a ambos chicos, uno a cada lado.- ¡No hice nada malo! ¿Podríais... soltarme? -pregunté, fingiendo una cara triste.
-Ese Miki seguro que está bien, ¿por qué no nos acompañas y te enseñamos un poco el palacio? - ofreció el chico ligón con la misma mirada de antes
-Dereck no podemos hacer eso... tenemos que quedarnos a vigilar, son las ordenes del jefe ¿recuerdas? Paso de que me rebajen a soldadito de plomo otra vez por culpa de que pierdas el culo cada vez que ves una falda chaval -le dijo el soldado que había hablado primero al tal Dereck.
-¡Oh! Yo quería ver el palacio... ¿por qué no? Sólo será un ratito...-miré al chico que se opuso a la excursión.- Seguro que a vuestro jefe no le importa que paseéis un poco por aquí.
-Somos dos, así que podrías quedarte tú a vigilar y yo mientras me divier... quiero decir, le muestro el palacio a la señorita -dijo de nuevo el chico haciendo una mirada algo extraña
-De eso ni hablar, yo no te dejo solo con esta ni loco, que luego tengo que hacer yo todo el trabajo...-tras decir esto el primer soldado suspiró.- Mira que eres tocapelotas Dereck... en fin... vamos va, pero que sea rápido que no quiero follones, para una vez que no quiero meterme en líos tío...-la última frase la dijo más para sí mismo y tras eso comenzó a avanzar, pero después de dar unos pasos se giró hacia mi. – Por cierto... me llamo Reik.
-Ah, ¡yo soy Hilda! -sonreí.
-Yo Dereck, es un placer conocerla señorita Hilda - dijo el ligón mientras me cogía la mano y la intentaba besar.
-¿Quieres dejarla tranquila ya? ¡No paras de sobarla tío!- regañó Reik a Dereck.
-Jiji, encantada Dereck -reí, dejando que el chico besara mi mano.-, encantada Reik.
-Igualmente -contesto Reik haciendo un intento de sonrisa.
-¿A caso no sabes que a las señoritas hay que tratarlas bien? - respondió Dereck molesto al ver que se estaban poniendo por en medio de su “conquista”.
-Sobarlas no es tratarlas bien... es... sobarlas -dijo Reik mirándome de nuevo. –Venga, vámonos, que estamos perdiendo el tiempo aquí parados.
- Amigo mío, cuanto te tendré que enseñar... – susurró Dereck al peliblanco cuando empezaba a andar.
-¡Sí, vamos, vamos! –di un salto y le seguí. Los chicos eran majos, y parecían de mi misma edad...- Así que... ¿sois guardias?
-Sardaukar -contestó Reik que pareció ignorar el comentario de su compañero.
-¿Sardaukar? -mis ojos brillaron, cogí las manos de Reik entre las mías- ¿De verdad? ¡Realmente habréis tenido que pasar muchas pruebas duras! Aunque creo que lo extraño es que sigáis estando vivos... ¿no?
Reik miró mis manos y luego a mi de forma intermitente durante unos segundos.
- Eso es porque somos grandes guerreros y juntos no nos puede vencer nadie –dijo el chico con el parche en el ojo, orgulloso (o al menos eso parecía).
-Esto... sí... los mejores sí...-añadió Reik.
-¡Qué genial! -miré a Dereck- ¿Os lo pasáis bien allí? A mi me hubiera gustado ir, pero mis padres no me dejaron...
-Mi padre era Sardaukar también y mi padrastro, fue general o capitán o... la verdad es que no lo recuerdo. Ya ves... lo llevo en la sangre- explicó con entusiasmo.
- Pocas chicas se ven para Sardaukar, la verdad es que sería genial que una señorita como tu estuviera por allí, sería más divertido el estar allí. Tanto hombre solo se les puede robar y matar - dijo el otro algo mosqueado.
-Y lo divertido que es matarles qué ¿eh eh?-intervino Reik con una sonrisilla.
-A mi también me encantaría ir allí~ -aplaudí para mí misma. ¡Seguro que me lo pasaría muy bien peleando allí!- Pero... pero mi jefe no me deja ir tampoco... ¡Estoy destinada a vivir entre gente aburrida! -lloriqueé. Luego me reí, para que vieran que era una broma.
-¿Quieres que nos carguemos a tu jefe y te vienes con nosotros? – preguntó Derech con sus ojos brillando de repente
-Ostiaaaaa ¡¡Eso si es una buena idea!! Ya era hora compadre, pensé que el Dereck que yo conozco se había muerto o algo -dijo Reik entusiasmado.
- ¿Quéeeeeee? ¡Noo! -hice un salto hacia atrás, con los puños al aire- ¡Yo le portegeré! ... Pero está bien si vamos a por otro jefe -afirmé, bajando mis puños.
-Vale- Reik se encogió de hombros.-Vamos a por otro entonces.
-Mejor que sean dos- dijo bastante mosqueado Dereck. ¿Sería que quería matar al jefe?
-Por lo pronto... mejor ir a hacer una ronda para evitar que haya conflictos en la fiesta...-comentó Reik ya un poco más serio.
- Bueno un par de tragos también ayudarán - dijo más animado el chico del parche.
Entonces me fijé. Vi a Miki cerca de allí. Era tan alto que destacaba entre la gente bajita y regordeta de su lado.
- ¡Jo! Me encantaría ir con vosotros pero... pero... ¡¡me han venido a buscar!! Lo siento... -me disculpé, acercándome donde estaba Miki. Tenía que despedirme de ellos, aunque quizás nos encontraríamos otra vez en la fiesta. Les di un beso en los labios a cada uno, a modo de despedida temporal. Sonreí, mirándoles.
Reik se puso rojo como un tomate y me miró con los ojos como platos:
-No te... metas en líos -farfulló.
-Espero volver a verte pronto princesa - respondió Dereck guiñándome un ojo.
Asentí con la cabeza y me alejé de ellos.


//OUT: Siiiiiiii al fin un postttttt que dudo que nadie vea almenos que se lo diga XDDD
Gente, tendríamos que empezar a revivir un pioco los prgs, almenos para terminar alguna shistorias (ML)... Se os quiere! Asias a Reik y Dereck!! :3
Gomen Miki por no rolear, pero es que esto ya ocupada 2 paginas.. D: //




sábado, enero 3

Realmente soy un…poquito bocazas…. Vale si lo soy... esta bien… lo soy MUCHO…¡¡MUCHISIMO!!...¿ A quien se le ocurre proponer a la emperatriz darle clases “prohibidas” como la esgrima? Eh… a si…¡A MI! Ya…ya…. Tranquilízate Iolaus, tu eres un gran espía, y ella solo una niña que ha intentado asesinarte… ¡Sí! ¡Ya estoy más tranquilo! Todo sea por ganarme-la y obtener un puesto mejor que este y grata recompensa…

Aunque sinceramente, más que verme con su majestad, tengo ganas de irme a ver a Angela, sí, de nuevo… Es tan grata compañía…grata y servicial… que encanto de mujer…que curvas…que voz….que curvas…que ojos…que curvas…. Que boca….que curvas...¿comente que tiene una generosa figura que deleita a la vista?(¡me refiero a las curvas claro!)
Pero dejemos de hablar de Angela, que me voy pero otras ramas y no es que sea uno de los temas más importantes de mi vida, mi tema más importante soy, YO, yo y el marrón que tengo encima claro… así que centrémonos.
Todo queda muy justo hoy, acabó de prepararme para la clase de esgrima, para lo cual me visto con ropa más cómoda que la que normalmente suelo llevar, pero no por eso menos elegante, también cojo prendas para ella, ya que supongo que llevara unote sus vestiditos. Tras esta clase de esgrima a la princesa, hemos de prepararnos y enseguida presentarnos al baile, todo muy justo, muy justo…

Finalmente llego a mi destino, al sitio donde ella me citó hace unas horas, los jardines del norte, un sitio desierto debido a su rehabilitación, esto empieza a olerme mal…en fin y espero a mi discípula, impaciente, no me gusta esperar yo siempre soy puntual.
Se retrasa, se nos echa el tiempo encima, y hemos de asistir a la fiesta…empiezo a estar algo nervioso así que doy vueltas de un lado al otro hasta que finalmente se oyen unos pasos entre la tierna hierba de ese desértico jardín, y ahí esta ella, entra en silencio, sin parecer importarle el llegar tarde.

-Princesa…- me incliné saludándola.-
Ella repitió el gesto saludándome también.
-El tiempo se echa encima, empecemos y al ser posible, aligeremos…- si, se nos echa encima gracias a vos.
-Si es posible, no se retrase tanto la próxima vez, y menso si hay prisa por algún aclamado evento como el de hoy…-no soy gente de esconder lo que pienso, aunque pensando en el carácter de la princesa, lo mejor hubiese sido callarme…
Para mi sorpresa ella solo me miro y repitió:
-Empecemos caballero.
Como me supuse, vino con uno de sus vestiditos de niña bonita así que le cedí una ropa un tanto más cómoda para tomar clases.
-Estas prendas son más cómodas princesa, irán mejor para las clases.-le especifique.
Ella me miro incrédula seguramente pensando que si esperaba que se cambiara enfrente de mi, no me importaría la verdad…era bonita…. ¡Pero separemos trabajo y placer! Y… en efecto eso pensaba.
-¿No pensara enserio que voy a cambiarme frente a usted?-renegó con su peculiar elegancia para todo.
-No des de luego que no mi princesa,-me gire de espaldas.- Ahora puede cambiarse, créame con ese vestido no estará cómoda-entre giré la cara y vi como fruncía el ceño.
-Creo que se suficientemente bien que quiero y que no quiero llevar Iolaus-mustió molesta, en efecto no se lo pondría…tiro la ropa al suelo, gesto que realmente me esperaba- Ahora si no hay ningún percance más, empecemos de una vez.
-Por supuesto princesa- me reincline respetuosamente.

Que raro que no me llame “Sir Iolaus”, ni me trate de usted… En fin… ¡Estará de buen humor hoy!, lo normal, un día te intenta matar, la otra te trata con confianzas, ¡vas progresando Christopher!”

-Estése atento, aunque sea una princesa, y principiante, pienso ponéoslo fácil Iolaus-dijo ella dando la primera estocada que esquivé por los pelos.

Parece emocionada… ¿Le habrá gustado de verdad este cambio de horario?”

-Ante todo princesa, recuerde que es una clase, no debe sobre forzarse sobre todo teniendo en cuenta que…-antes de acabar la charla ya me estaba atacando
En efecto parecía bastante patosilla pero…. tenia…talento, y en sus ojos no se veía duda, cuando lo normal en un novato es ver la duda…

Algo no encaja…algo no esta bien…

Continuamos practicando largo rato, la princesa mediante avanzaba el tiempo parecía aprender rápidamente. No era esta mi idea de dar clase de esgrima, quería poder enseñarle diferentes poses de combate o manejos de espada, pero ella decidió pasar directamente a la acción.

Me da la sensación de que no es la primera vez que toma una espada entre sus manos, todo me lo dice, sus movimientos, su precisión aparecida de repente, y sobretodo SU MIRADA

-¿Princesa, no os precipitasteis? Es cuestión de que aprenda, no de abatirme.-
- Concentración Iolaus, todo se basa en la concentración, no la pierda.- me dijo ella “muy profesionalmente”-

Me quedé atónito a sus palabras parando en seco mis estocadas, hablaba como si supiese de que va todo esto… Esta chica me sorprendía, y cada vez sospechaba más.
Entonces mis sospechas se dieron a relucir. Cuando paré de atacar, atónito a las palabras de la princesa, esta también paro de dar estocadas, y tras parar, a la velocidad de la luz saco algo de entre sus ropas que fue directo a mi, pude esquivarlo al darme cuenta pero acabo clavado en mi hombro: un cuchillo
Se sorprendió de mis reflejos pero pronto cambió la expresión a una de rabia.

-Muere…Iolaus- dijo usando un tono amenazador
-Jeh… ya veo…no eres Valeria,¿verdad?
-Muy audaz, ahora ¿unas últimas palabras?-fardo
-Claro…- sin que apenas le diera tiempo a darse cuenta la aparté de mi de un empujón a la vez que desenfundaba mi estoque (el de verdad, ¡vamos el que si pincha!) y lo colocaba en su cuello levantándole la barbilla.- no me apetece morir hoy preciosa, así que te cambio las cartas- sonreí.
La chica palideció, pero luego se sereno.
-¿No vas a pedirme de parte de quien vengo?
Me reí con descaro.
-Entonces… que sentido tiene el juego de la princesa, soy su tutor, mi deber es complacerla a mi manera.
- Si quieres complacerla, muere.-no pareció importarle que ya supiese de donde venia.-
Me puse serio de repente.
-Dije A MI MANERA- y tras esas frías palabras degollé a aquel “Danzarín sin rostro” viendo como mientras gemía de dolor iba tomado su forma, hasta que en su último suspiro mostró su verdadero yo.
Para mi sorpresa no era una mujer si no que se trataba de un hombre. Antiguamente había tratado con muchos como el, en mi antiguo empleo (sí, el mismo del que me jubile y ahora estoy aquí haciendo te tutor). Tome el cuerpo sin vida de aquel muchacho y desaparecí entre las sombras, se quien podía hacer desaparecer el cadáver y serle útil.

¡Te has despistado, te has despistado Christopher! Tienes que pensar que quien te quiere muerto no es una niñita cualquiera… si no que es la princesa, la futura emperatriz… tengo que andarme con más ojo, esta vez me pillo algo desprevenido, esto no volverá a pasar.

Finalmente llegué a mi destino, la tienda de Angela. Al conocerla de tanto tiempo no me costo colarme hasta el laboratorio. Allí deje el cuerpo cubierto de una manta en la que esparcí pétalos de rosa (que me di el lujo de tomar de un jardín por el camino) y le escribí una carta.
Tras eso salí de allí dirigiéndome a mi casa, donde ahora habitaban mis padres por desconfianza de mis criados, estaban convencidos que esperarían la minima oportunidad para robar algo o aprovecharse de mi ausencia.
Intente evitar a mis padres, cosa que me fue imposible, y charle un poco con ellos, también estaban invitados a la fiesta. Me curaron me arregle allí mismo y junto a ellos me dirigí al palacio, a la tan esperada ceremonia, a la cual yo, llegaba ya con retraso.

*OUT* Se que el último post es eld e Michael pero...tenía este y como nadie psoteava xD... y como ahora sis e puede postear seguidos .. pues.... postee xDD... espero que no se haya echo muy extenso, a mi hacerlo si por que fue a base de monologos xD...U enu espero que guste...BYE! y Feliz navidad y año nuevo a todo Dune! MUAKSSSS*OUT*




jueves, octubre 23

Tras cumplir mi cometido como niñera y contentar a la niña, finalmente me prepare yo para la fiesta, bueno y a ella. Me puse un traje de gala negro totalmente, incluso la camisa de abajo negra, y una corbata azul marino, el pelo lo llevaba recogido a un lado y mi expresión era de fastidio total…. En cuanto a HildaHilda estaba realmente mona, aunque quede raro que YO diga eso…
Michael deja de pensar cosas raras…

Y finalmente todos hacia la fiesta…no entiendo porque al jefe y a Hilda les hacia tantísima ilusión ir… si es un…rollo… NUNCA verdaderamente NUNCA me había agradado… siempre era Brian quien tenia que engatusarme, o llevarme a rastras, o chantajearme para ir…

Y finalmente llegamos a la putrefacta fiesta. El ambiente era el mismo que el del año pasado, y el del otro, y el otro… todo buenas caras, todo sonrisas, tras las cuales se ocultaba el peor de los deseos para uno… todo FALSEDAD… supongo que de eso se trata la “nobleza” de la falsedad que corre entre sangre noble…
Vaya acabo de insultarme a mi mismo, que lindo…

Y al entrar, en principio sin ninguna clase de complicaciones… al jefe no le falto el tiempo para escabullirse, dejándome a mi de niñera… OTRA VEZ

Lo que me faltaba a mi, en medio de la fiesta esta que ODIO, con la persona que más ODIO de todas….”

Suspire fastidiado mientras miraba como el jefe huya entre la multitud emocionado. Luego mire con desagrado a Hilda. La niña me devolvió la mirada con una sonrisa. Volví a suspirar resignado.

-¿Por qué yo?...-pronuncie con el mismo entusiasmo.
- ¡Venga, venga, Miki! ¡Anímate!
- ¿Como voy a animarme? estoy en el evento del año que más he odiado siempre, y encima el jefe va y me carga contigo...
- Bueno, eso no es malo... ¡La fiesta tampoco está mal! Hay música, comida, nobles... bebida...
Me vino un repelús.
"Nobles..."
Hilda me miro sin comprender ese escalofrío, yo me puse a pensar... meintras ella tomó mis manos, sin darme cuenta, y me sacó a bailar, mal, ya que ella guiaba y yo andaba en mi mundo.
"Nobles...estoy seguro que Brian no habrá aceptado saltarse este evento... solo deseo no encontrármelo hoy aquí..."
Cada vez controlaba menos los nervios, aunque seguía cabizbajo dejándome llevar por la niña.
Y maldito el momento en que desee eso…
Entonces note una mano que tocaba mi espalda, me giré y sin dejarme reaccionar de golpe tenía a Brian, mirándome con su cara seria de siempre.
- Me alegra ver que estas bien Michael.
Mi rostro palideció y me quedé inmóvil mirándole sin saber que contestar.
¡Maldita mi suerte!
- ¡Ah! Miki, ¿quién es? ¿Algún amigo tuyo? -preguntó Hilda, dejando de bailar y mirando a Brian fijamente, sonriendo.
"No me lalmes así mocosa..."
- Ojala...-dije en un susurro.
- Y esta pequeña, ¿quien es? ¿una compañera tuya de viaje?. Yo soy Brian Atreides el primo de Michael - dijo el sonriendo de forma tranquila
"Bien genial, mi primo el duque, presentándose a la chismosa de Hilda..."
-Que más da quien sea...-gaché la cabeza.- Es más, que mas da que haga y como este, no deberíais dirigirme la palabra.
- ¡Sí! Yo viajo con él y con el jefe... Que está por aquí... Yo me llamo Hilda, encantada -sonrió y cogió la mano de mi primo para saludarle.
- ¡Hilda!- la regañe apartándola.-
- Una chica muy animada jeje , estoy seguro que si mi hija hubiera venido os habríais llevado bien las dos - seguía igual de tranquilo, no parecía que estuviera enfadado conmigo pero no era tampoco su cara de siempre, me daba miedo.
- Vanilla es imposible que llegué a llevarse bien con alguien...- me aparté unos pasos.- No contestasteis nada a lo que dije, ¿acaso solo habláis conmigo para aparentar?- pregunté, ya que según había oído Brian mandó que nos e supiese nada respecto a mi pequeña traición.
- La casa Atreides no estaba en su mejor momento entonces, y las otras casas hubieran aprovechado la más mínima situación difícil para destruirnos. Además no quería que te hicieran ningún daño por traicionar tu familia, en ese momento el tenerte arrestado era la mejor forma de tenerte protegido y buscar una solución a ese problema. Además hoy estamos en una fiesta, no es necesario que nos comportemos como duque y fugitivo.
-No adopto comportamiento de "duque y fugitivo", si no de "traidor y su única familia"...-silencie unos instantes- Además, no me escape por ql hecho de estar desacuerdo con vos y vuestra sentencia, mientras estuve ahí encerrado estuve dispuesto incluso a morir por mi pueblo castigando mi traición de ansias de saber, no obstante a pesar de que la familia es lo primero en un momento de flaqueza jure mi vida a un individuo... y ¿Qué es un Atreides sin palabra, estimado primo?... A pesar de ser un traidor a ojos de los más altos cargos Atreides, y a los suyos, no dejo de creer en mi estirpe...sigo orgulloso de ser un ex noble Atreides...
"He abierto demasiado mi bocaza..."
- Se que no eres una mala persona Michael, y puedo confiar en ti aunque nos hayas traido, es por eso que no ordené que te buscaran ni pedí ninguna recompensa por tu cabeza. Y ahora que puedo ver que estas bien estoy mucho más tranquilo, sabes que yo no duraré siempre en el trono y Caladan necesita alguien que les pueda guiar, quizás tengamos que empezar a cambiar las cosas y quines mejor que vosotros los jóvenes.
- ¿¡Eso significa que Miki será duque!?
"No alzes la voz mocosa..."
-Des de luego que no Hilda...-me dirigí a Brian de nuevo- Por poca sangre de nuestra familia que corra por sus venas, vos ya tiene una hija, ella se encargara de lo que venga en un futuro, no yo... y sabéis, que nunca me intereso la política ni la guerra...Aún os quedan muchos años por gobernar, Caladan sin vos caería.- porque realmente no confiaba en el poder de gobierno de Vanilla.
- Si quizás tengas razón, pero si estas al tanto las cosas irán mejor. Además nunca se sabe que puedo ocurrir en la guerra que esta a punto de llegar. Quizás el fin de las 3 casas principales, es por eso que digo que los jóvenes sois quienes cambiaran toda la galaxia - dijo de nuevo con esa cara pensativa que pone
-Yo solo...-callé mi pensamiento.- Lamento no poder compartir con vos estos malos momentos, pero no voy a faltar a mi palabra... mi única ansia es el saber y seguiré por ese camino, si...es en contra de mi gente o no, no podré hacer nada al respecto porque solo soy un mero sirviente ahora.
"Pero si lo es, lo evitare."
-¿Teneis hambre?-interrumpió la niña.
Miré a Hilda, a pesar de toda la conversación seguía pálido y aún menos animado que antes.
- No pequeña, pero gracias por preocuparte - dijo Brian sonriendo.
- No es que se preocupe, es que seguramente ella SI tiene...-suspire- ¿Tienes?
Hilda asintió con la cabeza varias veces.
- Se nota que te llevas bien con tu compañera, sabes bien que es lo que quiere.
- ¡Sí! Yo quiero mucho a Miki también ~ Él ha hecho mi vestido -y sonrió, cogiéndome del brazo.
"¡Deja de llamarme Miki!"
-¡¿BIEN?! ¡¡NUNCA!! Cualquiera sabría lo que quiere si te hacen ser su niñera las casi 24 horas del día- dije sin querer alzando el tono de voz-
- Veo que has crecido mucho, sigue cuidando igual de bien a Michael pequeña - dijo el de nuevo sonriendo
Eso fue humillante…
- ¡Sí! Lo haré lo mejor que pueda~
¡Eso todavía MÁS!”
- Bueno tengo que marcharme que deje sola a mi acompañante, espero tener a partir de ahora noticias más reciente sobre como estas. Y ya sabes Caladan siempre será tu casa y serás bien recibido.
"¿Acompañante....?"
_¿Quie...?-evite mi pregunta y carraspee girando la cara.- Gracias-se pudo oír en un susurro.
- Puedes estar tranquilo, no es Vanilla, ella no pudo venir porque esta con las ben geserith, pero estoy seguro que se alegraría de volverte a ver
"¿Vanilla alegrarse? Ja…aunque que no fuera ella quien le acompañaba me preocupaba todavía más..."
- No es de mi incumbencia quien os este acompañando...
- Bueno, pues ya nos veremos... Miki y yo seguiremos bailando -dijo la pequeña.
: - Por supuesto tus amigos también serán bien recibidos - dijo el mientras se despedía y se iba andando dirección hacía una chica de pelo verde
-¿Seguir?-miré a Hilda extrañado-¿AMIGOS? -mire a Brian enojado, intentando distinguir aquella muchacha.
- Jejeje -se rió la niña. Después me cogió del brazo.
Suspiré resignado y finalmente lleve a Hilda ante el buffet.

*OuT* Pues aquí otro post de Miki el 5to creo.... espero que no se haga muy lago >.<>




miércoles, octubre 22

Seguíamos aún en Dune, por lo visto las sirvientas que pedí que prepararan a Vanilla para la fiesta todavía no habían logrado encontrarla, siempre les costaba, pero esta vez ya llevaba demasiado tiempo si aparecer.

Me dirigí a su habitación lugar que ya me imaginaba que habrían buscado las sirvientas pero que quería visitar por si acaso. Llame a su puerta y espere unos segundos a ver si obtenía alguna respuesta, luego comprobé si la habitación estaba cerrada y la abrí.
Al entrar me sorprendí al encontrarme con una de las madres superioras de las BeneSerit, luego ya se me aclaró el porque no podían encontrarla. Ellas de nuevo tramaban algo.

- No se preocupe Duque Brian, si hija está con nosotras, se fue para entrenarse como BeneSerit y poder cumplir con la profecía que ya leímos antes de que ella naciera.
- Podrías al menos haberme dejado despedir de ella, no podéis ir viniendo cuando os apetece y separar de mi lado a mis seres queridos.
- No se enfade duque, fue todo a voluntad de la pequeña Vanilla, es por eso que vine yo para poder avisarle y que se pudiera ir a la fiesta de los Corrinos sin preocuparse, serán un par de días luego podrá volver a palacio con usted.
- Entiendo las responsabilidades que tiene como hija de Haydee y por lo tanto BeneSerit, pero Vanilla todavía es una niña, así que incluso si ella pide algo me gustaría ser notificado antes.
- Entiendo cómo se debe sentir como su padre, la próxima vez le prometo que le avisaremos a tiempo.

Me despedí de la madre superiora, pero quedándose en mi, un mal pensamiento sobre todo esto y luego me dirigí hacia mi habitación para acabar de preparar las cosas hacía la fiesta Corrino.

Tuve que ir en la otra nave junto a unos cuantos miembros del consejo para hablar de un par de temas y no tuve tiempo de poder ver lo radiante que estaría Ethlin. Al llegar, enseguida unos soldados me escoltaron hasta donde se suponían que se encontraban nuestras habitaciones y como habíamos llegado tarde no me dio tiempo de esperas a Ethlin para poder verla, así que le deje una nota diciéndole que nos encontraríamos en la fiesta.

Ya en la fiesta pude observar bastantes miembros importantes de las 3 casas, pero el que más me llamo la atención fue ver a mi primo Michael, ¿qué haría en esa fiesta? ¿Necesitaba preguntarle tantas cosas?.

*OUT* Pues aquí es esperado post del duque, la parte de Vanilla es porque ahora Nep ta bastante ocupada y para que en el momento que tenga más tiempo pueda seguir, así que de momento esta secuestrada por las BeneSerit. Mi querida Ethlin cuando quieras roleamos que te encuentro en el baile que apareceré después de que hable con mi primo y eso lo cuelga Aki en el suyo *OUT*




sábado, septiembre 20

Había llegado la hora de irme hacia palacio, la gente empezaba a festejar, así que me puse un elegante vestido de color negro con un bonito escote, substituí mis gafas por lentes de contacto y metí un par más de preciosos vestidos en una pequeña maleta y junto a Jason, mi nuevo y atractivo Ghola, me fui hacia el palacio imperial.

Cuando llegué me fue asignada una hermosa habitación y tras dejar allí mi maleta y mi abrigo me dirigí hacia el gran salón donde, aunque todavía no había empezado la fiesta, ya se encontraban algunos de los invitados tomando canapés y bebiendo champagne.

Caminé entre las gentes que bebían o paseaban por la estancia con una copa en la mano, saludé con cordialidad a mis clientes reconocidos y con disimulo a los que querían mantener en secreto nuestra relación de negocios, finalmente me coloqué en una terraza mirando Corrín mientras la suave música adormilaba mis oídos.
De pronto, una voz muy familiar me sacó de mi ensimismamiento.
-Últimamente nos vemos más a menudo; ¡me siento afortunado!
-Vaya, parece que la suerte me sonríe también a mí.-contesté mientras me giraba para sonreír a Idan.- ¿Cómo estas mi atractivo amigo?
-Genial, como siempre-sonrió el pirata, apoyándose sobre la barandilla, a mi lado-.Nunca pensé que te gustasen esta clase de eventos...
-La verdad es que ni me agradan ni me disgustan, confesé.-pero un buen cliente me dio la invitación y no podía rechazarla, además seguro que aquí hay un montón de psicópatas desesperados por adquirir mis servicios.-me acerqué un poco más a Idan.-Por no hablar de que tenía la esperanza de encontrarte aquí.
-Me halagas, Ángela-se apartó un mechón de cabello de la cara, complacido-¡Pero no sé si debería creerte!-rió-.Suena demasiado bien para ser cierto.
-¡Pues deberías creerme!-dije también riendo.- ¿Por qué si no iba a ponerme un escote tan provocador y a olvidarme de mis gafas por una noche?
Al pronunciar la palabra "escote", perdí (o gané de otra forma) la atención de Idan durante unos cuantos segundos.
-¿¡Eh?!-exclamó de pronto, despertando de su "ensimismamiento" y volviendo a mirarme a los ojos-.Sí, claro, ¿por qué si no?
Yo me puse a reír de forma coqueta posando mi mano suavemente sobre la suya y rozándola en una caricia, por accidente claro.
-¡Ups! Perdona.-dije poniéndome la mano sobre los labios fingiendo timidez.
-Mi querida Ángela-ahora fue el pirata el que se acercó a mí-..creo que hoy estás siendo más...directa que de costumbre.
Sonreí de forma provocadora.
-¿Y eso te parece… mal?-pregunté parpadeando lentamente.
-Pues...-el joven puso una falsa cara de inocencia-...Sí, amiga mía, ¿cómo voy a concentrarme en mis negocios de hoy después de que me hayas perturbado así? Estaré toda la velada pensando en tí...¡Será mi ruina!
-Vaya cuanto lo siento mi querido Idan…-dije con cara de pena.- ¿Será mejor que me vaya pues?-dije acercándome a escasos centímetros de él.
-Con eso sólo conseguirías romperme el corazón...
Sonreí al atractivo pirata y borré los centímetros que quedaban entre nosotros besándole, luego me aparté un segundo para susurrarle:
-Tú lo has querido mi querido amigo…-y volví a besarle esta vez más bruscamente.
Él reaccionó con sorpresa.
-¿Á...ngela?-tartamudeó-.Estamos a la vista de todos, ¿qué dirán?-susurró azorado.
Yo reí divertida y me llevé un dedo a la boca.
-Pues… los hombres dirán: “Que suerte tiene ese pirata” y las mujeres: “Ojala fuese yo esa mujer”.
-Probablemente-sonrió, mirándome con detenimiento. Luego me besó la mejilla-.Desgraciadamente, vengo de una familia un poco conservadora...Y no puedo comportarme de esta forma...-su sonrisa se ensanchó un poco-.En público, claro.
Yo también sonreí, comprendía perfectamente lo que decía de modo que no tenía elección.
-Entiendo… dije separándome de él.-Pero que sepas que me debes un encuentro eh, no te lo perdono.-sonreí pícara.
-Claro, ¿cómo negarme?-suspiró aún mirándome embelesado-.Me pasaré por tu tienda mañana, o antes de marcharme de Kaitan.
Acaricié su rostro con el dorso de mi mano.
-Esperaré ansiosa.-le susurré acercándome a su oído. Luego empecé a caminar, pero entonces me giré para mirarle.-Idan… ¿Tu familia conservadora se escandalizaría si te viera bailar con una dama?
Me tendió la mano, haciendo una reverencia.
-Dependerá del baile.


*OUT* Buenoooo pues ya tocaba el post de Ángela, que me retrasé un pelín, lo sientooo, muchisimas gracias a Idan por su compañia, siempre es muyyy agradable y me encanta rolear contigo Kaooo tkmmm y a los demas espero que os guste n.n *OUT*




“Soy el hijo de los Barones”
“Clement Harkonnen”.

Desde que regresamos a la casa de Dizliz me dejé caer el sofá y quedé allí, mirando al techo durante horas mientras Dizliz se había marchado a algún lugar. Decidí no preguntar.
Si era el hijo de los Barones… ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Aquellos extraños eran Harkonnen? Entrecerré los ojos suavemente. Aquel hombre que le acompañaba, ¿Trabajaba también para los harkonnen?
No se muy bien cuando me quedé dormida. Pero nada más hacerlo comencé a soñar, comencé a recordar. Estaba con mi padre. Él siempre me infravaloró. Consideraba que era una inútil que no valía la pena.
-Tú jamás podrías ser jinete.-me gruñó.
-¡¿Y eso por qué?!-Espeté.- ¡Soy mucho mejor que muchos de esos a los que tú consideras “útiles”! ¡Dame una oportunidad!

Lo siguiente que noté fue un golpe fuerte en la cara. Al alzar la vista, parte del cabello oscuro de mi padre le tapaba el rostro. Me miraba fijamente, con aquellos inquisitivos ojos suyos. Me llevé la mano al lugar en el que había recibido el golpe y gruñí.
-Te voy a…-mascullé.

Pero mi madre llegó. Ella había sido Jinete de la Brigada cuando era joven, por lo que me había enseñado muchas de las cosas que sabía. Pero mi padre, el Líder de aquel refugio, estaba en contra.
-Nira.-Dijo ella, al verme.-¿Estás bien?
-Lo estaré dentro de unos minutos.-gruñí, llevando mis manos a los bolsillos.

Estaba decidida a atacar a mi propio padre. Pero aquella situación había sido la gota que había llenado el vaso. Nunca me consideró su hija. Desde que podía recordar, siempre su trato hacia mi fue así. Iba a comenzar a avanzar hacia él, pero mi madre me sujetó por el brazo y me miró significativamente.
-Mientras yo sea el Líder.-aclaró mi padre.- Tú no serás un jinete, por mucho que te esfuerces.
-¡Yo seré jinete, te guste o no! ¡Y haré que te arrepientas de tus palabras!

….
Nunca entendí su comportamiento. Cuando abrí los ojos, había anochecido. Estaba en la oscuridad de aquella casa. Dizliz no había vuelto. Me llevé las manos a la frente, perlada de sudor.
-Quisiera entenderlo un poco más.-musité. La puerta se abrió en ese momento y giré el rostro hacia ésta.

Dizliz llegó, algo cabizbaja y fue directamente a la cocina. La seguí con la mirada, aún con la mano en la cabeza. Aún así, decidí ir tras ella. Me puse en pie y arrastré mis pies hasta la cocina, luego me apoyé en el umbral de la puerta. Ella no me vio, se sirvió un vaso de agua y apoyó los codos en la mesa y la barbilla sobre las manos.
-Dizliz.-La llamé desde la puerta, mientras la observaba. Pasaba algo. Lo veía en ella.

Ella se giró levemente.
-¿Que haces despierta? Es tarde.
-Llevo durmiendo toda la tarde, desde que llegamos.-Informé, luego continué con mis ojos fijos en ella.- ¿Te ocurre algo?

Ella sonrío y negó con la cabeza.
-Cansancio

Sí. Ya... Mi madre tenía esa misma cara cuando se preocupaba. Avancé hasta ella, me coloqué a su lado y le sonreí.
-Entonces deberías dormir.-comenté, manteniendo la sonrisa.
-Si, ahora voy, cuando me acabe el... agua.-dijo, luego me miró.-Mañana salgo de viaje.
-Ah.-musité.- ¿A dónde vas?
-A Corrín...-dijo sin demasiado entusiasmo.
-¿Corrín? ¿Kaitan?-pregunté, atropelladamente.- ¿Po... por qué?
-El Duque Brian Atreides me ha invitado a la fiesta que organiza la casa Corrino cada año.-se limitó a decir con la mirada medo perdida
-Es genial que un fremen vaya.-comenté, mientras la observaba. A Dizliz le preocupaba algo.
-Supongo que tienes razón.-dijo ella levantándose.-Me voy a la cama Nira, no salgas de casa, por la noche la ciudad es... peligrosa.
-¿Más que el refugio?-pregunté, mientras ella avanzaba hacia mi y me aparté, para dejarla pasar.- Dizliz, tengo una pregunta.
-¿Hmm?-dijo girándose para mirarme de nuevo.
-Tú conocías a mi padre, ¿verdad?
-Sí, le conocía.
-Quizá no puedas responder a esto, pero... ¿Sabes por qué me rechazaba?-pregunté, entrecerrando los ojos. Mi mirada era inexpresiva. No había pena, ni dolor. No transmitía nada.

Dizliz me miró y me acarició la mejilla:
-No te rechazaba Nira, simplemente era su forma de ser.

Sonreí sólo un poco al notar su mano sobre mi mejilla, luego agaché un poco la cabeza y susurré:
-Se avergonzaba de mi. Lo dijo. Pero... no me importaba.
-No pienses en eso, tu padre te quería Nira, estoy segura de ello.
-Sólo él lo sabía.-respondí, luego levanté la mirada y le sonreí.- Pero... da igual. Ahora estoy aquí, contigo. Espero poder ayudarte.
-Claro, creo que a ambas nos viene bien un poco de compañía.-volvió a sonreír y luego bostezó llevándose una mano a la boca.
-Creo que sí.-asentí con la cabeza.- Ahora deberías descansar, mañana será un día duro.
-Pues sí.. hasta mañana Nira.-dijo acariciándome la cabeza.
-Hasta mañana.-Respondí, sonriendo un poco más cuando me acariciaba la cabeza. Me relajaba.- Avísame cuando te vayas, quiero despedirme.
-Claro.-dijo ella guiñándome un ojo antes de irse hacia la habitación.

Al día siguiente se despidió de mi, pero unos minutos después de haberse marchado, alguien tocó a la puerta. Creí que era ella, pero al abrir le vi. Clement Caín Harkonnen. Retrocedí. Durante todo el tiempo que había pasado desde la última vez que nos vimos, no paré de pensar en él. Me odiaba a mi misma, puesto que aunque él era mi enemigo yo.. quería volver a verlo. Pero al verlo, me vi con las fuerzas suficientes para rechazarlo. Para hacer que es apartase de mi. Para que se fuese. Pero no lo hizo, insistió e insistió hasta que yo… ya no pude más. Iba a continuar luchando contra los harkonnen. Iba a continuar luchando por los fremen. Pero no podía renunciar a él.
Estabamos en el sofá, sentados frente a frente.
-Lo sé, por eso me quedé, sabía que uno de los dos tenía que enfrentar lo que sentía y hacerle ver al otro que merece la pena luchar por esto. No quiero perderte Nira, quiero que nos sigamos viendo, pase lo que pase.-
-Yo también quiero verte.-susurré.- Pero deberíamos tener cuidado...

Mucho cuidado. No podría permitir que Dizliz creyese que la estoy traicionando. Nunca podría. Así que mientras nadie nos descubra, todo irá bien.
-Así podremos conocernos mejor, después de todo.- me sonrió, acariciando mi espalda aún desnuda.

Le ladeé un poco hacia el suelo y tomé lo primero que alcancé, sin mirar. Al ver, era la camisa de Clement pero aún así comencé a ponermela mientras le miraba. Me quedaba grande, pero aún así no pude evitar reir. Me hacía gracia llevar su ropa.
-Te queda bien.- comentó riendo también.
-¿De verdad? ¿Te gusta?-pregunté, sonriendo.- Me gusta tu ropa.
-Sí, te queda mejor que a mi.- afirmó mirándome fijamente. -Aunque... creo que tu estás guapa de cualquier forma.-

Me sonrojé y coloqué mi mano en su rostro. Estaba haciendolo mal. No podía permitir esto. Fuese lo que fuese lo que yo sientiese.. Debió de haberse marchado cuando tuvo oportunidad.
-¿Por qué no fuiste a la fiesta?-musité.
-No podía dejar de pensar en cómo te habías marchado la última vez que nos vimos. Anoche no pude pegar ojo. Además, esa fiesta nunca me ha interesado, es una reunión bastante aburrida.- explicó mientras se ponía en pie.
-Hm...-musité mientras le seguía con mi mirada. Luego sonreí.- Eres muy nervioso.
-No, no es eso, vamos levanta.- dijo tomando mi mano y halándo de mi.
Se volvió a sentar en el sillón, y tiró de mi. Quedé sentada sobre él, luego me abrazó por detrás. -Esto es lo que quería.- me susurró al oído dándome un pequeño beso en la mejilla.

Giré el torso hasta poder mirarle la cara, coloqué mis manos en su rostro y lo miré fijamente.
-Eres increible.-reí.
-Lo sé.- dijo llevándose una mano a la cabeza, entre risas.

Me levanté y él intentó sujegarme, para que volviese a mi posició anterior. Sin embargo, sonreí mientras negaba con el dedo y tiraba de él, haciendo que se levantase. Clavó sus ojos violetas en mi. Tenía una mirada muy intensa, a penas podía mantener mis ojos en los suyos un tiempo. Aún así, resistí y le dije:
-Quiero enseñarte algo.

Clement sonrió y me siguió.
-¿De qué se trata?- preguntó impaciente.
-Es una sorpresa.-Comenté, mientras tiraba de él.

Andábamos por la ciudad, había un lugar que me gustaba mucho desde pequeña y quería mostrarselo, por algún motivo. Subimos al tejado de un edificio algo grande, comparado con el resto de casas de aquella ciudad. Miré a lo lejos y pude observar como las tormentas de corolis rodeaban la ciudad. Desde que tengo memoria, siempre han aparecido con frecuencia. Pero cuando era niña y vivía en la ciudad, porque sé que por una época vivía allí, me resguardaba en aquel lugar.
-Es precioso.- murmuró mirándolas muy sorprendido.
De repente sentí que me cogía de la mano, y me la apretaba, sin hacerme daño, mientras seguía mirando el paisaje.
-¿Sabes?-pregunté.- Creí que siempre había vivido en el refugio y que nunca había salido de él. Me equivoqué. Cuando era muy pequeña vivía aquí. Venía aquí arriba... muy a menudo
-De pequeña tenías que ser como un peluche.- dijo agarrándome por la cintura. -Tal vez... si hubiera nacido aquí, podríamos haber estado juntos sin problemas.- comentó entristecido.

¿Un peluche? Le miré a la cara mientras me abrazaba. Sí, es posible que si hubiera nacido allí nos hubiesemos conocido antes y estaríamos juntos sin que no fuese peligroso para ambos. Pero aún así, no podía asentir y decir que tenía razón. Sólo se sentiría peor. Acaricié su rostro y sonreí.
-Tú de pequeño tendrías que ser un niño adorable.-reí.- ¿Cómo eras? ¿Qué hacías?
-Era un niño como otro cualquiera, algo más mimado y caprichoso, por ser quien soy, pero... nada más.- dijo agachando la cabeza, parecía querer evitar hablar sobre el tema.
-vaya.-musité, sería mejor no hablar del tema hasta que él quisiera.- Y... ¿cómo estás del pie? al parecer te hice mucho daño...
-No es nada, ya estoy casi completamente recuperado.- susurró cerca de mi oído, luego me mordió ligeramente la oreja. -Nada comparado con lo que me das ahora...-
-¿De verdad estás bien?-musité Me hacía cosquillas.
-Sí, y todo gracias a la preciosa enfermera que me atendió.- dijo apoyando su cabeza en mi hombro.
-No seas tonto.-Respondí, mientras miraba hacia el desierto. Luego sonreí.- Te curas muy rápido.

Clement tomó mi rostro con suavidad, y lo giró hacia él. Quedamos frente a frente. Sus ojos estaban fijos en los míos, y brillaban con mucha intensidad.
-¿Sabes? Nunca me había pasado esto con nadie...-
-A mi tampoco.-confesé.- Y me siento extraña cuando estoy así...

Clement sonrió, y me besó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, y noté como se colocaba frente a mi, y me abrazaba fuertemente.Lo estreché también entre mis brazos. Era increible que una persona pudiera ocupar tanto la mente de otra persona. Increible, agradable y desagrable a la vez. Le abracé con más fuerza.¿Cuanto duraríamos así? ¿Quien nos descubriría primero? Espero que sea dentro de mucho...
-Quiero que me cuentes cosas.-comenté, aún abrazada.- De tí.
-No te gustarás conocerlas.- dijo acariciándome el pelo.
-Creo que sí.-asentí con la cabeza, mientras le miraba.
-He matado... a mucha gente.- susurró.
-Yo también.-asentí, le miré suavemente.
-Pero... ya sabes de qué forma lo hacen los harkonnen, matamos sin distinguir entre mujeres, hombres o niños... inocentes o culpables...-
-Ya lo sé.-Respondí.
-Aparte de eso... mi vida como harkonnen ha sido muy satisfactoria. He aprendido a luchar como un soldado sardaukar, y tengo algunos conocimientos de medicina. Mis padres... son unos buenos padres. Además, tengo un buen amigo, él es quien me enseñó todo lo que sé sobre el ataque y la defensa, y muchas otras estrategias para combatir cuerpo a cuerpo.- explicó detalladamente.
-Es genial tener gente tan competente cerca.-comenté, sonriendole.
-Sí, además puedo confiarle mis secretos, él sabe lo nuestro.- me confió.
-¿En serio?-pregunté y coloqué mi mano sobre su hombro.- ¿Y no se ha enfadado? ¿no ha querido impedirte venir?
-No, se lo ha tomado mejor de lo que pensé, incluso me ha apoyado en cuanto le he dicho de venir aquí en lugar de ir a la fiesta.-
-Es un harkonnen extraño.-comenté, mirando hacia otro lado.- ¿Es el hombre que te acompañaba en la ciudad fremen?
-Si... pero, por favor, no digas nada.- me pidió, acariciándo ahora mi rostro.
-No.-respondí, entrecerrando los ojos mientras le observaba.
-Nirahina...- susurró dándome un pequeño beso en los labios.

Luego se separó sólo un poco, aún rozaba levemente sus labios.
-Dime, ¿qué me dirías si te propusiera fugarnos?-
-¿Fu...?-intenté preguntar, pero me quedé en silencio.
-Si Nira, irnos y dejar todo atrás.- repitió.
-¿A dónde, Clement?
-No lo sé... pero lejos, muy lejos.-
-Eres muy impulsivo.-susurré, luego le besé.
-No me has respondido.- susurró luego me besó de nuevo.
-Sí.-asentí.
-¡¿Si?!- preguntó sorprendido.
-¡Sí!-Exclamé, abrazándolo.

Clement comenzó a reir, parecía contento.
-No esperaba un sí por respuesta.- se sinceró.
-Te dije impulsivo, ¿verdad?-pregunté, él asintió con la cabeza.- Pues yo lo soy más.

Clement no paraba de sonreirme, y de mirarme fijamente. De repente se agachó, fue tan rapido que pensé que se había caído. Entonces sentí que me agarraba las piernas, y me subía a su cuello.
-¡Vámonos pues!- canturreó bajando del tejado conmigo encima.




Hacía varias horas que había regresado de la ciudad, pero no podía dormir, no dejaba de darle vueltas a lo mismo. Mi mirada seguía fija en la puerta de mi cuarto, y yo, me encontraba inmóvil, sentado sobre mi cama.
Podía recordar con claridad la expresión de Nirahina al enterarse de mi verdadera identidad. ¿Había hecho mal en contárselo? No... fuera como fuese, alguna vez se enteraría... y ya me era imposible ocultárselo.

Salí de mi cuarto para despejar un poco la mente, y me encontré con Azim por los pasillos. Parecía pensativo.
Hablé con él acerca de lo que me atormentaba. Azim también pensaba que haberle dicho la verdad había sido lo mejor, pero... ¿qué estaría pensando ella de mi?...
Esa noche apenas pude dormir... pasó poco tiempo, cuando Azim tocó en mi puerta, venía a buscarme para ir a la fiesta. Me levanté con pesadez, y me preparé enseguida.
Salí y comencé a caminar junto a él hacia las naves que nos llevarían hacia Kaitan. Pero... no, no podía ir, tenía que hablar con Nirahina, y aquella fiesta... era absurdo que yo fuera.
Le comuniqué entonces a Azim mi intención, y como esperaba, me apoyó. Así que con la mirada fija en el horizonte, me dispuse a coger la nave rumbo a la ciudad.


Por fin ya estaba cerca, no sabía con quién podría encontrarme, sólo esperaba que no se negara a recibirme.
Necesito hablar contigo, Nirahina.
Me acerqué a su cabaña, y toqué en la puerta, decidido.
Oí desde dentro:
-¿Te has olvidado algo, Dizliz?

Abrió la puerta, con una leve sonrisa pero al verme le desapareció del rostro. Aunque me miró por un momento, luego retrocedió un paso.
-¿Qué haces aquí?-preguntó.
Al verla, sólo deseé una cosa.
Me acerqué a ella lentamente, sin responder, y de repente la hice hacia mí y la abracé.
-Nirahina...- susurré en su oído.
-Clement.-farfulló, empujándome para que me apartase.
Fijé mi mirada en sus ojos. Su mirada ya no era la misma de siempre.
-¿Podemos hablar?- pedí sin saber qué decir exactamente.
-¿Hablar de qué?-preguntó, consiguiendo que me apartase finalmente.
-De... mi.-
-¿De tí?-Agachó la cabeza, sin mirarme.- ¿Qué más hay que hablar? Eres el hijo de los Barones.
-Nira, yo... no quería engañarte, no quiero pretender quien en realidad no soy. Soy un Harkonnen... pero eso no cambia lo que ha pasado entre nosotros, no para mi.- indiqué agarrando su barbilla con delicadeza, para que me mirara a los ojos.
Sus ojos se clavaron en los míos. Parecía confusa, parecía no saber qué decir pero volvió a retroceder, zafándose de mi mano. Negó con la cabeza un poco y dijo:
-Si eres un Harkonnen, algún día atacarás a mis seres queridos.-
-Lo sé... es mi destino, pero a ti nunca te haría daño, no podría... Nira... contéstame sólo una cosa, ¿te arrepientes de haberme conocido?-
Sus ojos permanecieron clavados en los míos fijamente, durante un rato. No hacía ningún gesto, sólo me miraba. Apretó con fuerza su mano izquierda y agachó la cabeza hacia un lado.
-Debería arrepentirme.- musitó al final.
-Eso quiere decir que... ¿sientes lo mismo que yo?- pregunté agarrándole nuevamente el rostro con una mano, y haciéndola hacia mi con la otra.
-¿Qué se supone que sientes?-Continuaba reacia a mis manos.
-Me tienes completamente pillado.- contesté sonriendo de aquella forma tan extraña en mi, recordando las palabras de Azim.
-Sería mejor entonces que no nos viésemos.-musitó, aún con la cabeza gacha y se libró de mi de nuevo.
-Supongo que eso es una negativa por tu parte.- sonreí de nuevo, esta vez reflejando mi tristeza ante sus palabras. -Parece que soy el único al que le afecta nuestra situación, siento haberte molestado.- continué diciendo sin dejarla hablar.
-Precisamente porque siento nuestra situación no podemos volver a vernos.-Dijo bruscamente, luego cerró los ojos.- Esto no está bien ni para ti ni para mi y al final nos acabaremos haciendo daño.
-¿Quién dijo qué está bien o qué está mal? Yo me siento bien contigo, y para mi eso basta. Me importa una mierda mi condición o la tuya, precisamente porque me da igual quienes seamos es por lo que estoy aquí. Pensaba que eras una chica más fuerte, más luchadora, pero ya veo que abandonas con facilidad.- espeté apretando los puños, lleno de rabia.
-¡No es que abandone con facilidad!-Me gritó, mirándome fijamente.- ¡Pero lucharé, lucharé contra los Harkonnen! ¡Y no quiero hacerte daño! ¡Por eso creo que es mejor que terminemos con esto de una vez!-
-Yo también lucharé contra los fremen, pero... si luchamos también por esto, puede que alguna vez podamos estar juntos sin importar nada más... eso es lo que yo creo.-
-Eso es improbable. Al final alguno acabará muriendo.-
-Tsk...- gruñí apretando los dientes.
Cogí el brazo de Nirahina, y la halé hacia mi. Quedamos muy pegados, era imposible que nos acercásemos más.
-Si sigues hablando de esa forma, tendré que obligarte a que pienses de otra manera.- susurré mirándola fijamente.
-¿Obligarme?-masculló, forcejeó pero no consiguió que la soltase.- Déjalo de una vez.
-No voy a dejarlo, y tampoco voy a soltarte.- dije desafiante, aproximándome a su rostro.
Ahora podía sentir su respiración, un poco agitada, parecía nerviosa.
Levantó su brazo y sujetó el mío, para detenerme. Negó con la cabeza y continuó forcejeando, por lo que me obligó a apoyarla en el umbral de la puerta aún pegado a ella.
Hice desaparecer la distancia entre los dos y la besé. Al principio se resistió, pero luego noté cómo dejaba de forcejear para besarme también.
Me separé de ella muy lentamente, y abrí los ojos para mirarla.
Tenía la cabeza gacha y estaba lo más pegada que podía del bastidor de la puerta.
-Clement, por favor... ya basta.-musitó.
No respondí a su petición. La hice retroceder para meternos en su cabaña y cerré la puerta.
Seguí caminando de manera que ella tuviera que hacerlo hacia atrás, hasta que tropezamos con algo, era un sofá. Hice que se recostara con cuidado, y me coloqué sobre ella, con cuidado de no hacerle daño. Luego comencé a acariciar su pelo, mientras continuaba mirándola.
-Clement, he dicho que te detengas.-Farfulló, mientras me miraba de forma extraña.- De una vez...-
-Lo siento... pero no puedo.- susurré colocando mi dedo índice en sus labios. Seguidamente volví a besarla, esta vez con más intensidad.
Quizá fui demasiado apasionado y cuando me separé suavemente, ella tenía los ojos cerrados e intentaba respirar. Colocó su mano sobre mi pecho y me empujó para apartarme, mientras continuaba recuperando el aire. Abrió un poco los ojos.
-Co...-musitó.- con...trola.... tus... ... tus.... impul...impulsos...-
-¿Estás bien?- pregunté preocupado.
-Ca... casi me ahogas...-masculló.- Pero... márchate...-
-Deja de echarme Nirahina, no voy a irme, y tú no puedes obligarme.- dije volviendo a quedar sobre ella, muy cerca.
-Claro que puedo.-colocó sus manos entre ambos.- No debes estar aquí.
-No, no puedes.- insistí cogiendo sus manos, y colocándolas sobre el sofá, inmovilizándola.
-Clement...-gruñó.- no continúes insistiendo.
-Y tú no continúes siendo tan cabezota, deja de negártelo a ti misma. Tú deseas esto tanto como yo, ¿o me equivoco?-
-Te equivocas.-negó, entrecerrando los ojos mientras continuaba inmovilizada.

Intentó soltarse, pero eso sólo provocó que la sujetase con más fuerza y me pegase más a su rostro. Sus ojos brillaban de una manera especial, mientras continuaba observándome.
-¿Por qué no quieres aceptarlo? Nirahina, déjate llevar...- murmuré acercándome para besarla.
Giró el rostro y acabé besándola en la mejilla. Su mirada estaba perdida hacia un lado del sofá y pude notar que se sonrojaba un poco. Continuaba reacia a mi, pero algo menos que antes. Movió sus manos un poco más.
Deslicé mi mano por detrás de su cabeza, y la levanté ligeramente, acercándola a mi. Luego aproximé mis labios a su cuello, y comencé a besarlo. Entonces solté sus manos, dejando de inmovilizarla.
-Cle...-musitó, su mano derecha la colocó en mi cabeza, acariciando mi cabello.- No lo hagas más difícil, Clement.-
-Por favor, no digas nada más.- dije volviendo a quedar frente a ella.
-Pero es que no quiero que nos hagas daño.-musitó, observándome. Tenía aún su mano entre mi pelo.-
Cerré los ojos. Cogí su mano de mi pelo, y la besé. Luego suspiré resignado.
-Sólo quiero estar contigo.-
-pero...-musitó, entrelazando nuestros dedos de la mano suya que yo sujetaba.- Clement, tú continuarás sirviendo a los Harkonnen. Yo a los fremen. Seremos enemigos.

Abrí la boca, para responder. Pero ella se alzó sólo un poco, quedando nuestros rostros muy pegados el uno del otro. Me miró por un momento y luego cerró los ojos y rozó mis labios. Lo había hecho sin pensar, y luego volvió a su posición anterior y me miró con los ojos entreabiertos.
No pude evitar sonreír. Por fin se había dejado llevar, aunque solo fuera por un instante.
Volví a besarla, una y otra vez, no podía detenerme. Rodeé su cuerpo con mis manos, y la aferré a mi. Luego comencé a besarle también el cuello, y continué bajando...
-Clement... no...-susurró mientras tenía sus manos en mi espalda.
Recorrí su cuerpo suavemente con mis manos. Noté que se estremeció ligeramente, y la besé para tranquilizarla. Mientras lo hacía, deslicé una mano por su espalda, empezando a quitarle aquella malla negra que llevaba.
Sus ojos brillaban y llevó sus manos a mi pecho. Poco a poco comenzó a desabotonar mi camisa. Su respiración estaba algo acelerada, pero de pronto clavó su mirada en mi.
-¿Ocurre algo?- le susurré antes de continuar.
-No.-respondió, mirándome.
Terminé de quitarle la malla, y la dejé en el suelo. Hice lo mismo con mi camisa. Ahora nuestros cuerpos estaban en contacto, podía sentir su cálida piel...
Continué besándola, y seguí bajando, muy despacio, para empezar a despojarla también de su pantalón.
Había conseguido desabrochar su pantalón, cuando se sentó. Tomó mi rostro e hizo que levantase la mirada, ladeó un poco la cabeza y sonrió suavemente.
-Clement...-Dijo, con tono agradable..
Hice un gesto con la cabeza para que hablara, sonriéndole de la misma manera.
-Verás, es que si seguimos...-musitó, cada vez estaba más sonrojada. Estaba muy mona así.-Entiendo... lo había olvidado, creo que me había dejado llevar demasiado.- dije acariciándole el rostro.
-Lo siento.-musitó ella, mientras colocaba su mano sobre la mía que estaba sobre su rostro.- ... ¿Tú estás seguro de que quieres verme?-
-Si no lo estuviera, ahora mismo estaría en Kaitan, en esa fiesta imperial que se celebra cada año. Sin embargo, no podía sacarte de mis pensamientos, y he venido aún sabiendo que tú podrías despreciarme.- murmuré tomando su mano entre las mías.
-Sé que nos vamos a hacer daño.-musitó, mirándome a los ojos. Lentamente, comenzó a acercarse a mi rostro.- pero creo que ahora eso me da igual...

Rozó mis labios suavemente, luego volvió a besarme de una manera más intensa mientras sujetaba con fuerza mis manos. Se separó un poco y apoyó su frente en la mia, mientras me miraba.
-Por esto quería que te fueras.-susurró.
-Lo sé, por eso me quedé, sabía que uno de los dos tenía que enfrentar lo que sentía y hacerle ver al otro que merece la pena luchar por esto.- sujeté su rostro con ambas manos, y la miré con firmeza. -No quiero perderte Nira, quiero que nos sigamos viendo, pase lo que pase.-
-Yo también quiero verte.-susurró.- Pero deberíamos tener cuidado...-
Creo que será más difícil de lo que ambos creemos, pero mientras pueda seguir viniendo sin que nadie lo sepa, todo estará bien...


*OUT* Thanks Azim y Nirahina!!! *-* espero que os guste el post de Clement que ya tocaba!!! creo que es un poco larguin >_< disculpen!! kissss!! *OUT*




“Siento algo muy profundo por ti” La baronesa Ilysse Harkonnen mostraba un comportamiento extraño hacia mi desde el día que le conocí. Aún lo recuerdo y desde entonces mostraba este tipo de comportamiento. Me pone nervioso que se comporte así, pero más nervioso e incómodo me hacía sentir verla llorar.
Me recosté en la cama, pretendiendo dormir. Al día siguiente debía acompañar a los Barones ya Clement a Kaitan, para la fiesta anual. Debía estar descansado. Pero no conseguí dormir. Me llevé la mano derecha al rostro mientras me sentaba en la cama. No dormiría, no había manera. El sentimiento de culpa continuaba atormentándome.

Salí de la habitación y comencé a caminar, por los pasillos. Había un buen rato que paseaba, cuando una voz me llamó:
-Azim.-Era Clement y se había colocado a mi altura.
-hm.-Me detuve y luego giré la cabeza hasta mirarlo, luego sonreí. A él también le traicionaría si permitiese que la Baronesa....- Hola.
-¿No puedes dormir?-
-No.-respondí mientras negaba con la cabeza.- ¿Tú tampoco?
-Así es, no puedo dejar de pensar en ella...- Indicó con la mirada fija en el suelo.
-hm...-Le miré, luego comenzamos a andar en silencio.- Te has quedado muy pillado, ¿eh?
-No sé lo que me pasa, apenas la conozco pero... no puedo sacármela de la cabeza.- contestó mirándome.

Clement era muy joven y era la primera vez que le veía así por una mujer. Si bien es cierto que no era la primera mujer con la que “intimaba” según lo que yo sabía, era a la primera a la que veía con aquellos ojos. A la primera que miraba con amor. Pero ella era fremen. No sería fácil.
-Estás pillado.-Afirmé rotundamente esta vez, mientras me llevaba la mano derecha a la cabeza.
-Supongo... pero... ahora que le he dicho quién soy, debe estar odiándome...-

Sin duda iba a ser difícil, incluso si ella lo acepta a pesar de quien es.
Aunque mi cabeza continuaba mirando hacia delante, mis ojos estaban clavados en él. Mimirada era extraña y, de pronto, mi sonrisa también. Coloqué mi mano sobre su hombro, luego dije:
-Es lo mejor que podías haber hecho. Si hubieras tardado más en decírselo, posiblemente... las cosas hubieran sido peor. Debes darle tiempo, que piense. Si siente lo mismo que tú por ella, dependiendo de su carácter, te perdonará o no. Pero si no siente lo mismo que tú, definitivamente no te perdonará. Sea como sea, has hecho lo correcto.-
-Ya veo... sí, tienes razón, tenía que saber la verdad, sólo espero que... me perdone.- susurró, girándose hacia mi.. -Y tú, Azim. ¿Qué te ocurre, cuál es el motivo que te impide dormir?-
-A veces me pasa.-comenté.- Simplemente me desvelo y es imposible dormir. Por lo que ya a estas horas de la noche, lo único que puedo hacer es mantenerme despierto. Recuerda que debemos salir temprano.
-¿Salir temprano? ¿Para qué?- preguntó confundido. ¿Podía ser posible que lo hubiese olvidado? Quizá en su cabeza sólo haya espacio para esa mujer.
-¿Te has olvidado de la fiesta Corrino?-
-¡Mierda!- exclamó llevándose una mano a la cabeza. -¡No me acordaba!-
-Pues vaya.-reí.- Mañana salimos.

Se mantuve en silencio por unos segundos, pensativo. Parecía estar confuso y estar pensando si iría o no. Poco después, me lo confirmó musitando:
-No sé si iré.
-Como hijo de los barones deberías ir.-comenté, pero le di a entender por por mi tono que yo consideraba que en realidad, no tenía la obligación de asistir.
-Lo pensaré.- Respondió. -Creo que ahora intentaré dormir, estoy algo cansado, y me gustaría levantarme mejor del pie.-
-Claro. Descansa.-Asentí.- Yo te llamaré cuando sea la hora de despertar.
-De acuerdo.- Afirmó

Se marchó y yo continué andando por aquel palacio. Creo que, a pesar de su tamaño, lo recorrí varias veces. Al final, pasé por mi cuarto y me preparé para marchar y fui a buscar a Clement.
-¿Conseguiste descansar?-Pregunté, mientras caminábamos hacia la nave que nos llevaría a Kaitan.
-No mucho, pero estoy bien.- dijo caminando casi con total normalidad. -Pero... he decidido que no iré a la fiesta.
-¿Ah?-pregunté, observándole.- ... ¿Por qué?-
-Tengo que... hablar con ella. ¿Podrás disculparme con mis padres?- dijo mirando hacia otra nave que partiría hacia la ciudad.
-Creo que podré.-Afirmé.- Pero ten cuidado, Clement.

Asintió con la cabeza y lo vi marcharse hacia la otra nave. Cuando ya había entrado, giré la cabeza hacia la nave en la que iría a Kaitan con los Barones. Entrecerré los ojos.
Oí pasos a mi izquierda y giré el rostro. Los Barones se hacercaban. Ella vestía un largo traje violeta e iba peinada de una manera elegante, sin rozar la extravagancia. El cuanto al Señor Johann iba vestido de una manera común en él, por lo que realmente no aparentaba ir a ningún sitio especial. Pantalón oscuro, chaqueta negra y camisa roja. Cuando llegaron hasta mi, hice una reverencia.
-La nave está lista, señores.-Dije.
-Muy bien, Azim.- Asintió el Barón mientras me miraba.

La baronesa me miró un instante, pero de inmediato desvió su mirada hacia la nave.
-En cuanto a Clement...-comenté, tras su reacción.- Está indispuesto.
-¿Algo grave?-preguntó el Barón, arqueando su ceja derecha.
-No, señor.-Respondí.- Simplemente ayer tuvimos una jornada dura y está agotado. Me pidió que les disculpase.
-Este chico... que cabezota es...- dijo la baronesa dirigiendo nuevamente su mirada hacia mi. -Espero que sepa lo que hace, bueno, vamos, o llegaremos tarde.-
-Sí, señora.-Asentí mientras les señalaba la puerta de la nave, dejándolos pasar primero.

La nave partió sin problemas, la Baronesa estaba dentro del cuarto reservado para ella en aquel lugar y yo me encontraba en un pequeño cuarto, común para todos. Oí pasos, por lo que levanté la mirada y obsevé al señor Harkonnen acercarse. Llevaba sus gafas puestas, en su mano derecha algunos papeles y los dejó caer sobre la mesa que estaba delante de mi, para luego sentarse en frente.
-¿Qué averiguasteis?-preguntó, al sentarse.

Comencé a explicarle todo lo sucedido. Su rostro no cambió en ningún momento y luego se reclinó por unos segundos. Poco después, sus ojos volvieron a mi. Parecía que algo de lo que había contado le había interesado, sin embargo no pude saber exactamente qué parte de lo que había dicho era interesante para él.
-¿"Mi tío se llamaba igual"?-preguntó, le había contado aquel encuentro con la joven fremen.
-Sí.-respondí, luego suspiré.- Supongo que es un nombre común entre los fremen.

Sonrió y asintió un poco con la cabeza, luego tomó uno de los papeles y comenzó a leer. Tras un rato, ya había ojeado todos los documentos que estaban en la mesa por lo que su mirada volvió a mi. No estaba serio, pero no podía afirmar que sonreía.
-Quiero que me hagas un favor.-comentó, con aire distraído.
-¿De qué se trata, señor?-pregunté.- De todas formas, usted sabe que haré lo que me pida.
-Eso es fantástico, Azim.-Respondió.- Quiero que descubras una cosa...
-¿Una cosa?
-Es personal, por lo que espero que no salga de aquí. Pero quiero que investigues si mi esposa tiene un amante.

Mantuve el mismo gesto que había tenido durante toda la conversación. El señor Johann era una persona cuidadosa y detallista, notaba el más mínimo cambio por lo que no debía mostrar nada en mi rostro. Me miró por unos instantes, luego giró su cabeza hacia un lado.
-No creo que la Baronesa Harkonnen haga algo así.-Dije.- Pero de todas formas, investigaré.
Tras pedirme aquel favor, el Barón se marchó, no sin antes pedirme que fuera a avisar a Ilysse que llegaríamos antes de lo previsto.
Caminé por la nave hasta dar con el cuarto donde se encontraría la baronesa, y toqué dos veces en su puerta.
-Pasa.- escuché decir desde dentro.

Abrí la puerta lentamente y me adentré en el lugar, cerrando la puerta tras de mi. La miré y le dije:
-Venía a informarla de que llegaremos antes de lo que creíamos.
-Azim...- murmuró al verme.

Se encontraba sentada en un pequeño banco, con la mirada fija en el espejo que tenía delante. Desde allí, me miraba, en el reflejo.
-¿Estás bien?- preguntó ignorando lo que había dicho.
-Claro.-respondí.- ¿Por qué no debería estarlo?
-No lo sé... tal vez anoche... te importuné.- comentó girando y poniéndose en pie.
-No se preocupe.-respondi, luego sonreí levemente.- ¿Y usted está bien?
-¿Quieres que te diga la verdad o lo que debería decir?-
-La verdad, por supuesto.-Respondí, aquella contestación me había tomado por sorpresa.
-No muy bien.-
-¿Qué le ocurre?-entrecerré los ojos, mirándola con preocupacion.
-No quiero hablar de eso.- dijo acercándose a mi. -No me servirá de nada.-
-Está bien.-Musité. No quería obligarla.- Pues... lo que le acabo de decir, llegaremos antes de lo que se pronosticaba.
-Azim... anoche...- susurró con un tono que apenas pude escuchar.

La miré significativamente, dandole a entender que la escuchaba.Continuó acercándose a mi, hasta que tocó mi mano con la suya, entonces me la cogió levemente.
-Por eso me siento mal.- aclaró entonces.
-No se preocupe.-comenté, sin saber que decir pero mi apariencia era de alguien seguro.
-No lo digo por ti... en realidad lo digo por mi.-
-Lo siento mucho.-respondí, mientras la miraba.- Espero que pueda sentirse bien pronto...
-Eso no será posible, pero no te preocupes... mientras mi seguridad esté bien controlada, no debe importarte nada más sobre mi.- comentó con algo de dureza, parecía dolida.
Asentí la cabeza levemente. No me gustaba verla así, pero era peor verla llorar. Retrocedí, haciendo que me soltase e hice una reverencia, mientras decía
-Si me disculpa, al dejo descansar.

Se giró dándome la espalda, y volvió a sentarse delante de aquel espejo, sin decir nada.
Seguí retrocediendo sin quitar mis ojos de ella. Cuando llegué a la puerta me giré y salí despacio. Tras cerrar la puerta volví a la misma sala en la que estaba anteriormente. Allí aguardé hasta que llegamos. Kaitan. Era distinto a lo que yo había visto, pero aún así no me sorprendía.




lunes, septiembre 15

Mi encuentro con Dereck había cambiado mucho mi estancia con los Sardaukar, desde que nos conocimos nos habíamos llevado a las mil maravillas y nos dimos cuenta de que teníamos muy buena coordinación peleando.
Fui a avisarle de que el capi quería vernos por lo de la misión de la fiesta Corrino y se entusiasmó tanto como yo. Tras una charla con el capi Folk, le dije a Dereck que nos veríamos mañana, ya que quería ir a hacerle una visita a Volker para contarle como me iba todo y de paso, pasar un rato con él.

Después de separarme de Dereck cojí una nave y me dirigí hacia Dune, hacia casi n mes que me habia ido de casa y tenia ganas de hacerle una visita al jefe, así que eso hice.
Llegué a la ciudad después de un viaje que se me hizo bastante pesado y aburrido, caminé por las calles tentado de cometer mil travesuras, pero me contuve, pues no me sobraba demasiado el tiempo.
Al llegar frente a la puerta de mi casa me colé por la ventana al salón y me senté sobre la mesa con las piernas cruzadas esperando al jefe, quién parecía no estar en casa.
Pasó bastante tiempo, y cuando ya creí que Volker no haría acto de presencia, la puerta de la casa se abrió y el jefe entró de forma despreocupada, a la vez que se quitaba su destiltraje.
Al verme, se quedó paralizado. Dio un par de zancadas hasta llegar a mí, y de pronto...se echó a reír alegremente.
-Así que, ¿ya te has escapado?-dijo entre risas-.¡Sí que has aguantado poco, chaval!
Yo también me eché a reír y me bajé de la mesa de un salto acercándome a mi padrastro.
-¡No me he escapado! Sólo vine a hacerte una visita.
-¿Una visita?-el hombre parpadeó-¿Seguro que te enrolaste en los Sardaukar? ¿Los que juntan a los criminales con los reclutas?
-Qué si, qué si, es sólo que le caigo bien al capi.-dije triunfal.
-...Reik...estaré un poco loco, pero sé lo que se vive en Salusa Secundus-me regañó-.Y no creo que haya cambiado tanto.
-¿Por qué me regañas que he hecho?-me quejé.
-¡Mentirme! O...confiarte demasiado, una de dos.
-¿Por lo del general Folk?-dije cruzándome de brazos.-Sólo es una forma de hablar. Me presta atención porque ha visto que pese a ser un novato no me achico y que junto a Dereck soy de los mejores soldados que tiene en el cuartel.-Aclaré.-Además, se ve que conocía a Yerik y que le tenía buena consideración.
Hubo un silencio incómodo entre ambos. Mi padre adoptivo se sentó en una de las sillas, meditabundo.
-Formar parte de los Sardaukar arruinó mi vida...-murmuró casi para él, a la vez que observaba el muñón que tenía donde debería haber una mano-.Perdóname si me cuesta creerme que te vaya tan bien allí.
Yo me senté junto a él y puse mi mano en su hombro.
-Lo siento, quizá el que haya venido a visitarte no ha sido tan buena idea como creía.-me lamenté.
-Te equivocas-Volker sonrió tristemente-.A estas alturas, pensaba que estarías ya muerto, así que, ¡me alegro de verte!-finalizó la frase con su tono despreocupado de siempre.
-Deberías confiar un poco mas en mi ¿eh papá?-dije algo molesto.-Además quería contarte algo.
-Desembucha-me instó, mirándome.
-Me han nombrado uno de los capitanes de la próxima misión, en Kaitan.-dije con una media sonrisa.-No es una misión demasiado peligrosa pero aun así…
El jefe me miró boquiabierto.
-¿Tú? ¿Capitán?
Asentí intentando disimular mi euforia.
-Soy uno de los dos capitanes de la guardia de la gran fiesta Corrino.
-Pobre del que intente colarse-susurró él, y luego en voz más alta-¡¿Hablas en serio?! ¡¡Felicidades!!
-¡¡Graciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!-dije dejando de disimular mi euforia.
En poco tiempo, había varias cosas de comer sobre la mesa.
-No escatimes en detalles, ¿eh Reik? -me animó mi padrastro-. Y come, ¡te estás quedando en los huesos!

Me pasé horas hablando con el jefe, contándole todo, mis primeros días, mi primer encuentro con Dereck y como a partir de ese día nos habíamos hecho amigos así como el buen equipo que hacíamos peleando juntos. También le hablé de que había oído rumores sobre una especie de relación que había mantenido mi padre con una fremen pelirrosa y como ello contribuyó a su muerte. Tenía muchas preguntas y muchas ganas de contarle todo a mi padrastro.
-Ah, la fremen de cabello rosado-me interrumpió cuando llegué a ese punto-.Sí, visto de cierta manera, aquello provocó su muerte...
Siguió murmurando cosas incomprensibles.
-¿Por qué? ¿Ella lo mató? ¿Es mi madre?-había tantas cosas que quería saber.
-No y no y...mejor será que no le des más vueltas.
-¿No a cuales de mis preguntas?-pregunté confuso.
-A las dos últimas; es seguro que tu madre no es una fremen. Y esa chica tampoco lo mató directamente.
-A guay, entonces averiguaré quien es y me la cargaré.-sonreí ampliamente.-Pero.. ¿y porque provocó su muerte? ¿lo delató o algo así?-seguí preguntando.
De pronto, el jefe agachó la cabeza, y cuando volvió a levantarla, lucía una sonrisilla bobalicona.
-¿Quién dice que ha muerto?-me preguntó.
Me quedé anonadado.
-Mi padre… Está muerto.. me lo dijiste.
-¿Quién es tu padre? Yo soy tu padre, ¿no? ... ...¡¿HE MUERTO?!*
Me resigné y bajé la cabeza sonriendo, cuando el jefe empezaba así ya no habia nada que hacer.
-Esta bien, esta bien papá, ya no pregunto más.-sentencié.
-Creo que no me he tomado mi medicación últimamente...-dijo el jefe en tono burlón-.Ahora, Reik, quisiera que me escucuchases antentamente-me adviritió.
-¡Señor sí señor!-bromeé imitando el saludo militar.
Habló en tono sombrío.
-No cometas los mismos errores que tu padre y yo. No te fíes de los Sardaukar, ¡jamás!-me repitió-...y..abandona esa obsesión enfermiza por la venganza o por conseguir lo que quieres a cualquier precio. De lo contrario, harás que la muerte de Yerik fuese en vano...Tú eres lo único que queda de su familia.

Recapacité sobre sus palabras. ¿Cómo iba a no querer vengar la muerte de mi padre? Sin embargo… creía que Volker era una persona sabia, así que asentí con la cabeza y murmuré.
-Lo haré jefe.
-Así me gusta-mi padrastro volvió a sonreír.

Estuvimos hablando y bromeando un rato más y tras eso le dije que tenía que irme.
-Entonces.. ¿no te incomoda que venga a verte de vez en cuando?
-Ven cuando quieras...O cuando te deje tu amigo el sargento.
-Genial jefe, pues nos vemos pronto.-dije abrazándole.
Me dio unas palmaditas en la espalda.
-No te mueras...demasiado.
Reí.
-Solo lo justo padre.

Cuando volví a Salusa Secundus ya estaba amaneciendo había dormido durante el viaje así que me fui directamente a buscar a Dereck y los dos, junto a los 15 soldados que habíamos escogido, nos marchamos hacia Corrín.

*OUT* Publicado el Posty de Reik que se va a hacer de guardia en la fiesterita junto con su colega dereck n.n Gracias a kao por la ayuda llevando a mi padrastrooo

* Volker tiene complejo de Dar Vader xDDD

*OUT*




-¿Lo has comprendido?-pregunté una vez más.
-Sí, mi señora-asintió el escuálido hombre que se situaba frente a mí.

Una vez más, mi habitación se convertía en el lugar donde se planeaba un asesinato. Y por primera vez, el asesinato de una víctima que había sobrevivido a un primer intento.

-Le pedirás que os encontréis para practicar esgrima en los jardines del norte, los que están siendo rehabilitados y que, por la misma razón, se encuentran desiertos-expliqué, incansable.
No dejaría de repetirlo hasta que cada una de mis palabras quedasen grabadas a fuego dentro de su pequeña cabecita.

"Al encuentro llevarás un estoque de entrenamiento. Probablemente, él haga lo mismo. Muévete al principio con mucha torpeza. Déjale que se confíe, después de todo, el piensa que no eres más que una niña que toma una espada entre sus manos por vez primera.
Cuando se confíe, utiliza tu cuchillo oculto y aséstale el golpe final"


-No lo olvidaré-y extendió la mano, a la vez que se inclinaba.

Los Danzarines Rostro podían copiar la apariencia, voz y casi esencia de una persona. Para ello, necesitaban, sin embargo, algo de su material genético. Era peligroso dejar ese tipo de información en manos de un asesino extraño...Pero si lograba deshacerme de mi persistente tutor, habría valido la pena.

Corté un mechón de mi pelo y lo puse sobre su mano, para retirarme casi al instante, sorprendida y asquedada, al ver como mi cabello se fundía con su carne hasta desaparecer por completo.

El Danzarín Rostro ahogó un grito dolorido y se dejó caer al suelo, de rodillas, mientras su físico comenzaba a alterarse. Observé anonadada como aquel hombre, anormalmente delgado y de piel grisácea, pasaba a transformarse en....

Tuve un poco de miedo a que se le ocurriese incluso, suplantarme. Su farsa podría mantenerse al menos un par de días.

Me dirigí a mi armario y saqué uno de mis vestidos.

-Ven aquí-ordené.



Poco tiempo después, habíamos acabado. El peinado, las joyas y el vestido eran míos. Había memorizado mi forma de moverme, y también mis expresiones favoritas.
Un escalofrío recorrió mi espalda.
-Ahora largo, haz tu trabajo de asesino, mátalo-le espeté-.Y la paga será mejor de lo que nunca hubieras imaginado.
-A la orden-respondió mi copia con voz acaramelada, dirigiéndose a la puerta.

En ese momento, se detuvo, y se giró hacia mí, sonriendo de forma extraña.
-¿Mi señora?
Me preparé para lo peor y dirigí mi mano derecha al cuchillo oculto entre mis ropas.
-Habla-siseé.
-¿Soy...-se mordió un labio, divertido, y paso una mano por su (mí) cabello dorado-...hermosa?

Se reía de mí...

-¿Con estas ropas?¿Con este maquillaje? ¿Con estas joyas? -respondí de forma agria-¿Bromeas? Hasta un cerdo lo sería.

La sonrisa en el rostro del Danzarín se desvaneció, y abandonó mi habitación, murmurando.

Suspiré, y me dejé caer de rodillas al suelo.


n n n


Me asomé al balcón de mi habitación y miré a la lejanía. Las diferentes naves Atreides y Harkonnen ya habían llegado. Y yo aún no había preparado un discurso apropiado para la celebración...
-Su Majestad, si os complace, deberíamos empezar a arreglaros para la fiesta.

Me di la vuelta y observé a las diez serviciales criadas que esperaban, una al lado de la otra, sin apenas moverse. Sonreí.
-Por supuesto. Comencemos.



//Out// Okey, se que dije que Valeria daria comienzo a la fiesta...Pero preferi esperar a que fueseis llegando a Kaitan primero XD. Abrazoss~~ //Out//




domingo, septiembre 14

El cielo estaba rojizo esa mañana, yo lo observaba desde la ventana de mi casucha mientras me apoyaba en ella.

Mal augurio…

Nunca había creído en esas chorradas así que no sé ni siquiera por que lo pensé negué con la cabeza y me fui hacia la cocina para preparar algo de té, unos instantes después, alguien llamó a la puerta.
-¿Quién es?-pregunté desde la cocina.
-Soy yo.-contestó Ishir al otro lado.
Abrí la puerta y me apoyé en el marco de la puerta.
-Buenos días, ¿quieres pasar?-ofrecí.-Estoy haciendo té.
-No, no gracias, pasó de volver a encontrarme con esa niñata gritona.-dijo Ishir declinando mi oferta.
-Nirahina no está en casa, se ha ido a pasar por la ciudad.
-Ah bueno entonces probemos ese té tuyo.-Cambió de opinión Ishir con una amplia sonrisa.

Volví a la cocina seguida de Ishir y le puse una taza de té de especia mientras me sentaba frente a él con otra taza en mis manos.
-Antes de nada.-comenzó a hablar mi subordinado.-Quiero que sepas que ODIO hacerte de cartero ¿entendido?
-¿De que me estás hablando?-pregunté.
-Justo cuando iba a llamar a tu puerta apareció un mensajero Atreide y se chocó contra mí. Estuve apunto de degollarle pero me dijo que únicamente traía una carta de el Duque para ti.-Explicó Ishir.
-¿Y a qué esperas para dármela?-pregunté alargando mi mano para que me la diera.
Ishir suspiró y luego me tendió la carta.

La leí y releí un par de veces y luego sonreí. Brian me mandaba una invitación para asistir a la gran fiesta que organizaba la casa Corrino cada año.
-¿Qué pone qué pone?-preguntó Ishir curioso.
-Es una invitación para la fiesta de la casa Corrino.-comenté mientras volvía a meter la carta y la invitación en el sobre.
-¿¡QUÉÉÉÉ!?-dijo dando un salto.-¿No te mandará dos por casualidad? Podría ir de acompañante y hacer ver que soy tu marido.-dijo guiñándome un ojo.
-¿Por qué iba a querer que un calvo pervertido se hiciera pasar por mi marido?-dije mirándole mientras me cruzaba de brazos.
-¡¡Vamos será divertido!!-insistió.
-Ishir… primero: sólo hay una invitación. Y segundo: no tengo intención de ir.
Él me miró atónito.
-Pero… ¿Por qué?-preguntó.
-Vamos mírame… ¿Que pinto yo allí? Seguro que eso esta lleno de damas delicadas y guapísimas con vestidos caros y bonitos…-dije levantándome y mirándome a mi misma en el espejo.
-No seas tonta.-dijo Ishir colocándose detrás de mí frente al espejo.-¿Tú te has visto bien? Eres una mujer preciosa, y te pongas lo que te pongas estarás deslumbrante.-ishir puso sus manos en mi cintura y me abrazó, dandome un pequeño beso en el cuello.
-¡¡Ishir!!-grité apartándole, luego suspiré.-Admitelo, solo has dicho eso porque eres un pervertido, pero yo nunca estaré a la altura de esas mujeres. Así que no voy a ir.
Ishir me soltó y me miró, su expresión pícara se esfumó y sus ojos me reflejaron una tremenda sinceridad.
-Dizliz te lo digo en serio, ninguna de esas mujeres pueden compararse contigo, quizá tengas unas ropas exquisitas o unos peinados maravillosos, pero ni siquiera con eso podrían igualar tu belleza, porque tu estas preciosa vayas como vayas.-tras decir eso sonrió al ver que me sonrojaba levemente.
-Vaya… gracias Ishir…-agaché la cabeza un segundo y luego volví a mirarle.-Pero la decisión está tomada.
-Bueno como quieras, pero si cambias de opinión avísame y yo mismo te acompañaré a comprarte un vestido bonito ¿vale?
-Vale muchas gra…-en ese momento empezó a nublárseme la vista y noté que empezaba a caer. Justo antes de perder el conocimiento.

La ciudad fremen estaba completamente destruida. La muerte y el sufrimiento se reflejaban por todas partes y los gritos agónicos se oían allá donde fuera. Yo corría por el refugio mirando a todas partes.
-¡¡Mamá!!
-¡¡Dereck!!
Pero no era Dereck, era Chrystal la hija de Shalya y Ghassan atrapada bajo unas rocas, llorando y pidiendo auxilio, pero nadie la ayudaba.
-¡¡Shalya!!-gritaba yo buscando a mi amiga.-¡¡Ghassan!!
No había respuesta, sólo sangre y gritos, sangre y gritos. Corrí hacia la casa del líder y allí los vi a ambos, tumbados cubiertos de sangre, al parecer Ghassan había caído tras intentar proteger a Shalya y luego había muerto ésta.
-¿Qué esta ocurriendo?-pregunté horrorizada.-¿Por qué ocurre esto?
-Dizliz… tienes que evitar esto.-oí a mi espalda una voz familiar.
Al girarme vi a Rick, con la misma sonrisa de ligón que tanto me había enamorado.
-¿Rick? No puede ser, tú… Tú estas…
-Shhhh.-dijo él poniendo el dedo índice en mis labios y abrazándome.-Tú puedes evitar esto Dizliz, llevate a tus mejores jinetes a la ciudad fremen y evita que acaben con ella.

Tras decir eso me miró con una sonrisa mientras las lágrimas paseaban por mis mejillas.
-No me llores tigresa.-dijo secando mis lagrimas y acariciándome el rostro.
-Rick… no puedo seguir así, no sé si tengo fuerzas…-lloré aferrándome a él.
-Claro que puedes Dizliz, confío en ti y tus subordinados también, salva a tus amigos.-dijo.-Estoy orgulloso de ti.-añadió antes de besarme los labios con delicadeza y luego desapareció.
-¡¡Rick espera!! ¡¡Espera!! ¡¡No me dejes sola por favor!!-grité.


-¡¡Dizliz depsierta!!-oí la voz de Ishir, y al abrir los ojos le vi frente a mi con expresión preocupada.
-¿Qué…? ¿Dónde..?-intenté articular.
-De repente te has desmayado y te has puesto a gritar SU nombre…-dijo Ishir agachando la mirada y reflejando en sus ojos algo que no alcancé a comprender.
-¿Su nombre?-Pregunté.
-El de Rick…-musitó Ishir.
En ese momento recordé todo lo que había visto mientras estaba desmayada, recé en silencio por que solo fuese un sueño y me levanté de un salto.
-Ishir, reúne a nuestros mejores jinetes, te espero en diez minutos en la puerta de la ciudad, nos vamos a la ciudad fremen.-ordené.
-¿Cómo? Pero si hoy no teníamos previsto..
-Tengo un mal presentimiento.-le corté.
Él frunció el ceño y asintió.
-Entendido Dizliz, nos vemos en diez minutos.

Antes de salir hacia la ciudad fremen Nirahina volvió y vino conmigo y los demás jinetes a la ciudad fremen. Cuando llegamos suspiré aliviada, todo estaba en orden, pero unos minutos después comenzaron a atacarnos.
La batalla no dejó demasiados caídos, aunque cada uno de ellos era un suplicio para todos los fremen, tras algo más de un par de horas de lucha habían caído todos los enemigos y pude ver como un hombre alto y pelinegro me miraba fijamente, había algo en él que me resultaba familiar, peor no supe decir que era hasta que alguien gritó a mi lado.
-¡¡Azim!! ¡¡Es Azim!!
El grito desgarrador de Shalya me hizo dar un salto y mirarla, luego volví la vista hacia aquel hombre mientras él y su acompañante, un muchacho pelinaranja, se alejaban.
Shalya echó a correr para perseguirle pero yo la agarré.
-¡Sueltame Dizliz, tengo que ir detrás de mi hermano!-gritó ella.
-Shalya cálmate, ese hombre no puede ser Azim, tu hermano esta muerto.
-¡¡Pero Dizliz mírale!! ¡¡Es Azim!!-gritó de nuevo ella.

No puede ser Azim… él esta muerto, yo ví su cabeza…

-Shalya no puede ser Azim.-repetí.
-¡¡Dizliz reconocería a mi hermano aunque llevara máscara!! ¿Crees que un simple parecido me haría estar tan segura de que es él?
Volví a mirarle mientras se alejaba. Aquella forma de andar, aquel pelo ahora de color oscuro y aquellos ojos…

Me giré hacia Shalya y vi como las lágrimas empezaban a caer por sus mejillas yo la abracé y luego la agarré por los hombros.
-Shalya te prometo que llegaré hasta el fondo de éste asunto.-dije mirándola a sus ojos llenos de lágrimas.
Acompañé a mi amiga a buscar a su familia y cuando vió a Chrystal y a Ghassan fue corriendo hacia ellos y los abrazó. Besó varias veces a Ghassan aferrándose muy fuerte a él y éste acarició su melena rosada y la miró con preocupación mientras le quitaba las lágrimas de las mejillas.
Después de que Shalya le contara al líder todo lo ocurrido yo me despedí de ellos y junto con mis jinetes me marché hacia la ciudad de nuevo.

Una vez allí dejé a Nirahina en casa, estaba muy extraña desde la batalla, apenas pronunció palabra durante el viaje de regreso y estaba bastante seria, achaqué su comportamiento al cansancio y me fui hacia casa de Ishir y llamé a la puerta. Él abrió mientras sujetaba un pañuelo con hielo en una herida que tenía en la frente.
-Hola Dizliz, no te esperaba.-Saludó sorprendido.
-He venido a ver como estas.-dije mirando con preocupación la brecha de su frente.
-¿Lo dices por esto? No es nada, hace falta algo más que una pedrada para acabar conmigo.-sonrió.
-¿Puedo pasar?-pregunté también intentando esbozar una pequeña sonrisa.
-Claro, mi casa es tu casa.
Curé en silencio su herida de la frente así como pequeñas magulladuras que tenía en la espalda y el torso.
-Dizliz.. ¿estas bien?-preguntó cuando acabé.
-He visto a Azim.-dije clavando mis ojos en él.
-¿Has soñado con él? Yo de vez en cuando también recuerdo algunos momentos vividos con..
-No Ishir, le he visto de verdad.-le interrumpí.
-Pero Dizliz eso es imposible, tíu sabes mejor que nadie que Azim está…
-Si sí ya lo se, pero te juro que le he visto.

Le conté a Ishir los momentos vividos con Shalya y él me escuchó sin mover ni un músculo, cuando acabé puso su mano en mi barbilla y la acarició.
-Sé que ambas le teníais mucho aprecio pero… Dizliz.. ¿No esperaras que me lo crea verdad?
-¿Por qué iba a mentirte?-dije ofendida.
-No digo que me estés mintiendo, posiblemente estés agotada y eso hace que no veas las cosas con claridad.
Yo agaché la cabeza y luego volví a mirarle.
-¿Me llevarás a Corrín?-pregunté de repente.
Ishir me miró con los ojos muy abiertos.
-Cla.. claro, ¿has cambiado de idea respecto a lo de la fiesta?-preguntó.
-Así es, he de averiguar si lo que he visto es más que una alucinación y solo hay una persona que puede darme respuestas.
-¿Quién?-preguntó.
-Eso no importa Ishir.-dije esquivando su pregunta.-Pero seguro que puedo averiguar algo en esa fiesta de la casa Corrino.-dije segura de mi misma.
-Esta bien Dizliz, ¿Cuándo salimos?-preguntó.
-Mañana por la tarde.
-Muy bien, si quieres puedo acompañarte a buscar un vestido bonito para el acontecimiento.-ofreció con amabilidad.
-De acuerdo, ven a buscarme mañana por la mañana.-esbocé una sonrisa triste.

Mientras caminaba hacia mi casa mil pensamientos nublaban mi cabeza. ¿En serio era aquel hombre Azim? Y si era él… ¿Por qué estaba tan extraño? Yo había visto su cabeza, ¿Cómo había sobrevivido? ¿De quién era aquella cabeza? Y lo más importante… ¿Por qué había atacado a los de su propia casa incluyendo a su propia hermana?

Necesitaba respuestas a todas mis dudas y sólo había una persona a quién podía hacerle esas preguntas. Ella seguramente estaría en esa fiesta Corrino: la Baronesa Ilysse Harkkonen.

*OUT* Bueno pues aquí dejo el Posty de Dizliz, los iento me quedó un poco largo pero habia demasiadas cosas que poner n.n gracias a Kike por dejarme usar a Rick un segundín y espero ke no te moleste kao que hiciera aparecer muy brevemente a nuestra pequeñita familia feliz n.n ojalá os guste besitoosss porcierto Ilysse.. ¡¡Voy a por ti!! xDDDD *OUT*




Ya había pasado unos días desde que tuve aquel encuentro con Reik, y desde entonces nos habíamos unido bastante, cada vez nuestros movimientos a la hora de luchar se iban coordinando cada vez más. Formábamos un gran equipo, y la verdad es que me sorprendía bastante que hubiera ocurrido eso, ya que siempre había luchado solo o pensaba únicamente con el juego y ro… aceptar las generosas ofrendas de mis compañeros después de un par de partidas.

Me encontraba en mi habitación tumbado, contemplando el techo mientras ponía mi mano sobre el parche de mi ojo. Siempre que estaba pensativo lo hacía, era lo único que sabía que tenía en común con alguno de los miembros de mi familia, en ese caso mi padre.

Siempre me pasaba por la cabeza la duda de porque mi madre me había abandonado, y que relación podría tener con Ángela.
Seguía con mis pensamientos cuando de golpe la puerta casi salé volando en dirección de la pared, debido al golpe que habían dado desde el otro lado.

-¡¡Dereck colega!!-gritó Reik entrando dando saltos por la puerta.-¿Qué coño haces ahí tumbado? ¡¡Tenemos cosas que hacer levanta levanta!!
- ¿Reik, que ocurre que vienes tan animado? – le pregunté sorprendido al ver como se me había presentado.
-¿No te has enterado?.-Dijo aún dando botes.-¡Pero levántate ya! ¡Tenemos que irnos!-dijo tirando de mi pié para tirarme de la cama.
- Tranquilo, ya me levanto. ¿Enterarme de que? – le pregunté curioso por saber que podría poner de tan buen humor a él
Reik se calmó y dejó de tirar de mi pie.
-El capi quiere vernos a nosotros dos.-dijo mientras se sentaba en el suelo esperando a que me preparara para salir.
- Si es para hablar sobre esa timba de cartas que realizamos el otro día y que acabamos cargándonos a unos cuantos novatos por no querer pagar, yo no estaba - dije haciéndome el despistado.
Reik se echó a reír como un niño que recuerda una gran trastada.
-Dios que bien nos lo pasamos.. pero no, no es por eso.-dijo.-¿Sabes la fiesta esa que organizan los corrino cada año?
- Si algó me conto, Angela aquella que siempre se pasa a visitarme. ¿Que ocurre en esa fiesta?
-Que el capi quiere que unos cuantos soldados vayamos como guardia extra a la fiesta ¿y sabes a quienes a propuesto para ser los capitanes de la operación?
- ¡No jodas! ¿Me estás diciendo que tu y yo nos encargaremos de la guardia? - pregunté algo atónito
Reik se limitó a sonreír mientras se ponía de pie.
-Vamos a arrasar en el fiestorro amigo mío.
- Ya lo creo que sí, esta es la prueba para que nos reconozcan como soldados sardaukar. Pronto podremos abandonar el agujero y eso significa, juego chicas y alcohol sin parar - dije mientras reflejaba una sonrisa
-Solo te faltó decir Rock'n'Roll-bromeó Reik mientras me daba una palmada en el hombro.-Pero sólo podremos ir a esa fiesta ¡Si te vistes de una vez y nos vamos a hablar con el jefe!
- Eso está echo y en nada ya me había cambiado y corría tras de él en dirección al despacho del general.

Cuando llegamos, el general Folk nos saludó con una amplia sonrisa y nos ofreció asiento.
-Hola chicos ¿Como estáis?-preguntó amablemente.
- No podría estar mejor, ya me contó la noticia Reik. Puedes contar con nosotros - dije aún manteniendo la sonrisa de antes
-¡De rechupete capi!-dijo Reik tras de mí.
-Muy bien chavales, os he elegido porque han llegado a mis oídos que cuando peleáis juntos sois invencibles.
-Y por separado también ¿verdad Dereck?-dijo Reik dándome un codazo interrumpiendo al general.
- Jeje por supuesto que si -
El general Folk rió a carcajadas.
-Sois unos fenómenos chavales, los mejores novatos que he tenido nunca en el cuartel.-nos halagó.-Por eso quiero que organicéis a unos 15 soldados y os los llevéis a la fiesta, disponedlos en las puertas y los pasillos del palacio imperial y vigilad que todo esté en orden. No quiero ni escándalos ni disputas durante la fiesta. ¿Entendido?
- De acuerdo. ¿Intervenimos si la cosa se pone tensa?
-Sí, pero con mucha discreción, prefiero que vosotros dos actuéis como si fuerais dos invitados más, mezclaos con los invitados, y si ocurre algún incidente ocupaos de ello, pero sin armar escándalo.
-Ok capi, nos encargaremos de todo.
-dijo Reik con una sonrisa.
- No se enterarán de nuestra presencia
-Muy bien chicos.-El General se levantó de su asiento y nos tendió la mano sujetando dos tarjetas.-Ésas son vuestras invitaciones. ¡Poneos guapos eh!.
-Nosotros siempre estamos guapos.-Alardeó Reik bromeando con una sonrisa.
- Es posible que caiga alguna de la invitadas jeje
-O algunas.-dijo reik sonriéndome y guiñándome un ojo.
-Largaos ya de aquí, os quiero listos mañana por la tarde para salir hacia kaitan.-ordenó el General.
- Si señor - respondimos los dos a la vez

Y los dos nos dirigimos en dirección a nuestras habitaciones, pero Reik me comentó que antes quería ir a hablar con su padrastro, así que quedamos en que nos veríamos el día siguiente en los hangares de despeje ya con los soldados preparados.

*OUT * Pues aquí el post de Dereck, con la ayuda de Reik los cuales unidos pueden con todos los que se les pongan delante jeje. Pues ya están los que se encargan de la seguridad de la fiesta. *OUT*




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